Durante varios años se habló de la falta de tributación de las empresas mineras extranjeras, hecho que fue confirmado por informes oficiales tanto de la Tesorería General de la República como del S.I.I. Esa ausencia de tributación fue precisamente la que despertó en la opinión pública la necesidad de legislar para que estas empresas tributaran […]
Durante varios años se habló de la falta de tributación de las empresas mineras extranjeras, hecho que fue confirmado por informes oficiales tanto de la Tesorería General de la República como del S.I.I.
Esa ausencia de tributación fue precisamente la que despertó en la opinión pública la necesidad de legislar para que estas empresas tributaran y pagaran también la regalía minera o royalty. Ante el clamor popular por una mayor tributación de las mineras extranjeras, lo lógico era atenderse a que el gobierno legislara para aumentar esa tributación, pero en ningún caso para disminuirla, como fue lo que en los hechos ocurrió con la Ley 20.026 de Impuesto Específico a la Minería, conocida publicitariamente como royalty 2, que aprobó el gobierno del Sr. Ricardo Lagos en mayo de 2005. Antes de esta ley, las mineras extranjeras, salvo Escondida y Mantos Blancos, estaban acogidas a la invariabilidad tributaria del art. 11 bis del DL 600, que contemplaba un impuesto adicional a la renta de 42 %, mientras que ahora, con la Ley 20.026, el impuesto adicional que deben pagar las mineras extranjeras es de 35 % solamente, a lo cual se debe agregar el nuevo impuesto específico de la ley 20.026 que va de 3 a 5 %.
Esto quiere decir que estas empresas van a pagar ahora un máximo de 40 % de impuesto a las utilidades, siendo que antes tenían que pagar 42 %. Pero eso no es todo, durante los años 2006 y 2007, el 50 % del impuesto específico es además un crédito del impuesto de primera categoría, por lo que el año 2006 y 2007, las mineras extranjeras pagarán en total alrededor de 37,5 % de impuesto a las utilidades, es decir 4,5 % menos de lo que habrían pagado si no se hubiera aprobado esta ley de impuesto específico o royalty 2. A partir del año 2006 en adelante, el Fisco recibirá globalmente menos impuestos de las mineras extranjeras, que los que hubiera recibido si no se hubiera aprobado la Ley 20.026 de Impuesto Específico a la Minería, llamado ostentosamente royalty dos. Y lo que resulta abismante y difícil de creer, es la cantidad de tinta que se ha derramado en la prensa y horas de reportaje en la televisión, explicándonos que este royalty 2 aportaría enormes recursos al Estado, cuando en la realidad, se trata una rebaja tributaria más, de las muchas que desde 1990 la Concertación, y no la dictadura, le ha entregado a las transnacionales mineras. Resulta increíble hasta que punto los medios de comunicación de masas pueden engañar impunemente a los chilenos, a menos que ellos mismos se hayan autoengañados. Pero lo que raya en lo grotesco es lo siguiente.
Para estudiar la forma como parte de estos nuevos recursos se entregarían a la innovación tecnológica, la Presidenta Bachelet designó al Sr. Nicolás Eyzaguirre, quien fue precisamente el Ministro que propició esta rebaja los impuestos a las utilidades de las mineras extranjeras, pero además planificó lo siguiente. Cuando en mayo de 2005, el gobierno llegó a un acuerdo con los senadores de la Democracia Cristiana, sobre los cambios que el PDC solicitaba para dejara fuera a la mediana minería nacional de este impuesto específico, en ningún momento se habló que se incluiría además una modificación de la nueva invariabilidad tributaria ya aprobada de este proyecto de ley. Sin embargo, las modificaciones que ingresó el ejecutivo efectivamente permitieron dejar fuera de este impuesto a una gran parte de los medianos mineros chilenos, pero aprovechándose de esta modificación, el gobierno introduce además una nueva indicación que no existía en el proyecto original de esta ley, y que consiste en agregar a la nueva invariabilidad tributaria de este proyecto: LAS REGALIAS (ROYALTY) Y LAS PATENTES MINERAS.
Esto quiere decir que, la Ley 20.026 de Impuesto Específico a la Minería, contiene también una disposición que permite que durante 15 años, es decir, en el gobierno de la Presidenta Bachelet y los próximos 3 Presidentes de la República, no podrán legislar para aplicar un verdadero royalty a estas empresas, ni les podrán aumentar las patentes mineras, porque esta ley permite que estas empresas además de la invariabilidad de los impuestos, tengan también invariabilidad de patentes y regalías mineras. Esto ocurrió de la siguiente manera. Como faltaban pocos días para el 21 de mayo, con el pretexto que era necesario que el Presidente incluyera este proyecto en su cuenta del 21 de mayo de 2005, se le dio extrema urgencia al proyecto, y gracias a esta extrema urgencia, los senadores y posteriormente los diputados, no tuvieran el tiempo necesario para estudiar estas modificaciones. Fue una verdadera puñalada por la espalda, que el ex Presidente Lagos y su Ministro de Hacienda Nicolás Eyzaguirre le dieron a la minería chilena, porque no solo rebajaron la tributación de las mineras extranjeras, si no que impidieron que los 4 Presidentes de la República que le siguieran, pudieran legislar para aumentar los tributos, las patentes y establecer un verdadero royalty.
Pero esta extrema urgencia, no exculpa a los senadores y diputados que aprobaron esta indicación, y no verificaran lo que aprobaban en el último minuto. No es aceptable que a los parlamentarios se les pueda engañar como niños chicos, e hipotequen nuestro cobre y nuestra soberanía legislativa, en favor exclusivo de empresas mineras extranjeras. Si el gobierno de Lagos y/o el Sr. Eyzaguirre lograron engañar a los parlamentarios, quizás eso pueda exculpar a los medios de comunicación de presentar una rebaja tributaria como una alza de impuestos. Pero este engaño es tan maquiavélico, que no tiene «pinta» de ser chileno, y seguramente fue elaborado fuera de nuestras fronteras y en Chile sólo se ejecutó. Y tal vez, hasta los Srs. Lagos y Eyzaguirre pecaron de ingenuos. Quien sabe, hay gente que dice que ha visto el chupacabras, otros han visto al diablo, y otros creen que ahora tenemos royalty.
El autor es economista y miembro del Comité de Defensa y Recuperación del Cobre