La idea de la Colección A Fondo (Akal) surgió a finales de 2013 y de inmediato se comenzó a trabajar en posibles títulos. De momento, pueden encontrarse en las librerías los títulos «Argentina contra Franco. El gran desafío a la impunidad de la dictadura», de Mario Amorós; «Drones. La muerte por control remoto», de Roberto […]
La idea de la Colección A Fondo (Akal) surgió a finales de 2013 y de inmediato se comenzó a trabajar en posibles títulos. De momento, pueden encontrarse en las librerías los títulos «Argentina contra Franco. El gran desafío a la impunidad de la dictadura», de Mario Amorós; «Drones. La muerte por control remoto», de Roberto Montoya; y «Crisis SA. El saqueo neoliberal», de Ana Tudela. La idea es sacar unos diez títulos cada año y, sobre todo, combatir la «jibarización» informativa, comenta el coordinador de la colección, el periodista Pascual Serrano. «Hay que pararse un momento en los temas en lugar de tanto surfeo por los medios, y después podremos comprender mejor las noticias», añade. Los libros, a cargo de periodistas especializados en cada materia, están escritos en dos meses de media, a la manera de largos reportajes (el «género noble» del periodismo). «Ya pocos medios le dedican dos meses a un reportaje. Nosotros sí».
P-¿Puede considerarse la colección «A Fondo» (Akal) una herramienta contra la «jibarización» informativa? ¿Por qué razón?
Totalmente. Mi preocupación, lo he escrito en muchas ocasiones, es que la dinámica cada vez más dominante de brevedad y rapidez de los medios está impidiendo que la ciudadanía comprenda las cuestiones complejas de la actualidad. No hay espacio ni tiempo para el contexto y antecedentes, y sin ello muchos temas no se pueden interpretar.
P-¿Qué criterios se han seguido para la selección de textos y autores? ¿Por qué se ha decidido que muchos de ellos sean periodistas?
El criterio de los temas es periodístico, es decir la actualidad. La idea es que lo que hoy es noticia nosotros lo vamos a explicar con profundidad y contexto. Esto permitirá entenderlo mejor y comprender las noticias de forma más adecuada.
P-La colección se inaugura con el título «Argentina contra Franco. El gran desafío a la impunidad de la dictadura», del periodista e historiador Mario Amorós….
Es un ejemplo de asunto de actualidad que necesitaba presentarse con unos antecedentes. Había que explicar quiénes eran los reclamados por la justicia argentina, cómo funcionaba el sistema de represión y tortura del franquismo y, por supuesto, preguntar a las víctimas. Eso es lo que ha hecho Mario Amorós en el libro.
P-También se ha publicado «Drones. La muerte por control remoto», de Roberto Montoya. ¿Qué perspectiva adopta el periodista en el libro?
Aquí Montoya, además de detallarnos el carácter criminal de esa muerte teledirigida, explica cómo se enmarcan los crímenes de los drones en la política exterior de Obama. Incluso aporta elementos muy sugerentes como la reacción mental de los militares que los guían.
P-Asimismo puede encontrarse en las librerías «Crisis SA, el saqueo neoliberal», de la periodista Ana Tudela. ¿No está dicho todo sobre la actual recesión?
Se ha explicado muy bien el origen de la crisis, por supuesto, por especialistas alejados del establishment, pero lo que no se había contado es como, en plena crisis, y mientras nos aplican recortes y nos exigen sacrificios, algunos se están forrando. Y no solamente eso, además están haciendo negocio con todos los servicios públicos que estamos perdiendo.
P-¿Puedes citar algunos de los textos que se publicarán próximamente?
Después del verano saldrá uno sobre cómo se enriquecen las empresas eléctricas del periodista Carlos Corominas y otro del director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, sobre medios audiovisuales y publicidad. La idea es sacar un libro cada mes y no dejar de abordar todos los temas de actualidad en los que se necesite profundizar.
P-«Estamos informados de todo, pero no nos enteramos de nada», afirma el periodista argentino Ezequiel Fernández-Moores. ¿Tiene esto algo que ver con la colección «A Fondo»?
Sin duda. Eso es lo que queremos superar. Creo que los medios ya no bastan. Nos tienen sepultados con información y al final no entendemos lo que sucede. Hay que pararse un momento en los temas en lugar de tanto surfeo por los medios, y después podremos comprender mejor las noticias.
P-Visto el actual panorama mediático, ¿Consideras que en algún periódico de papel (donde teóricamente cabe la profundidad) se podrían publicar los textos de la colección a modo de reportajes por entregas?
El formato de publicar grandes reportajes por entregas ha sido histórico en la prensa escrita. Desgraciadamente se está perdiendo, los ritmos actuales no favorecen un proyecto que suponga una fidelidad a un medio concreto y la paciencia para esperar el nuevo fascículo. No sabría decirte.
P-¿Qué valor añadido ofrece, a tu juicio, el soporte libro?
Muchos. Para empezar su vocación de perdurabilidad aporta mucho rigor. En internet todo es urgente y provisional, todo se puede rectificar y mejorar sobre la marcha, de modo que el autor no se preocupa mucho por contrastar y precisar. Ya lo cambiará luego si no está del todo correcto. Eso no sucede con el libro, el autor sabe que eso va a quedar ahí y que se juega su prestigio, se piensa mucho mejor lo que escribe.
Luego está la extensión. Quizás en el ebook se lean textos largos, pero en la pantalla luminosa de un ordenador o de una tableta no me creo que la gente se lea cosas de más de diez páginas. Y el mundo no se puede comprender en menos de diez páginas.
P-Por último, ¿Qué valores de lo que se llama «periodismo de calidad» pueden encontrarse en los textos de la colección «A Fondo»?
Creo que combinamos autores muy especializados en el tema del que escriben, con perfiles acostumbrados a divulgar entre la población general. De ahí que sean periodistas, pero no cualquier periodista. Son especializados en el asunto del que trata el libro. Por otro lado, el libro se escribe a lo largo de un par de meses de media. Es poco tiempo para un libro, pero es que lo nuestro yo lo compararía mejor con un reportaje. Y ya pocos medios le dedican dos meses a un reportaje. Nosotros sí.