Luis Vitale es un militante vivísimo y urgente de la causa de los trabajadores y el pueblo desde hace más de medio siglo. Rebelde que hace lo que dice y dice lo que piensa, hoy, pese a una enfermedad que lo tiene atado a la cama, no deja de producir y sintetizar su extraordinaria y […]
Luis Vitale es un militante vivísimo y urgente de la causa de los trabajadores y el pueblo desde hace más de medio siglo. Rebelde que hace lo que dice y dice lo que piensa, hoy, pese a una enfermedad que lo tiene atado a la cama, no deja de producir y sintetizar su extraordinaria y extensa trayectoria por los derroteros sinuosos de la construcción del socialismo.
Revolucionario, académico universitario, tanguero impenitente, nacido en Argentina y chileno por elección, sus innumerables obras publicadas abordan temáticas asociadas a la historia social comparada de los pueblos de América Latina; interpretación marxista de la historia de Chile; teoría de la historia; los pueblos originarios; el protagonismo social de la mujer; el deterioro ambiental; vida cotidiana; movimientos estudiantiles; teoría política, etc.
Entre 1952 y 1954 militó en el Partido Obrero Revolucionario -donde realizó sus aprendizajes primeros-; entre el 55 y 64 fue parte del POR chileno; del 64 al 70 integró las filas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR); y del 71 al 73 estuvo en el Partido Socialista Revolucionario. Ya en el exilio se incorporó a diversas secciones europeas de la IV Internacional (74 -75); en Venezuela militó en el Topo Obrero (80 – 85); y junto a su retorno a Chile, entre el 93 y el 95, tomó partido por un nuevo movimiento revolucionario (93 -95).
Luis Vitale fue dirigente nacional de la Central Única de Trabajadores «de los buenos tiempos de Clotario Blest» (58 -62), y en la actualidad se define como «marxista libertario» desde donde contribuye con organizaciones que luchan por una alternativa al capitalismo neoliberal, «que no tiene ni una pizca de liberal».
¿Cuáles son aspectos que considera esenciales en la caracterización de la presente fase de acumulación capitalista en Chile y el mundo?
«La llamada globalización es en realidad una mundialización del capital que tiene crisis cíclicas, como las de 1994 y 2008-2009. Para nuestra América, y en especial para Chile, las tendencias se resumen en la privatización de las empresas antes nacionalizadas (cobre); el aumento de la deuda externa; la desindustrialización y control de la economía por transnacionales que no representan a un imperialismo determinado. Este proceso nos plantea la necesidad de actualizar nuestro programa antiimperialista. Ahora se trata de luchar por la nacionalización sin pago de las corporaciones transnacionales.»
¿Qué sectores sociales, de acuerdo al período, deberían ser aquellos desde donde recomponer las fuerzas populares?
«Me permito sugerir que para recuperar la conciencia de clase trabajadora es necesario fortalecer las organizaciones locales, como la comuna, donde participen los sindicatos del territorio. Además deben estar los pobladores, profesores de escuelas primarias y liceos, grupos ecologistas, movimientos de mujeres y estudiantes de colegios de cada comuna. Esta proposición habría que aplicarla en los territorios, en cada provincia, de acuerdo a las especificidades regionales. Otro punto corresponde a realizar una propuesta para contribuir a solucionar los problemas de los pueblos originarios mapuche y aymara. Es el momento para aplicar en Chile la reciente resolución del Convenio 169 de la OIT de las Naciones Unidas sobre el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios. Al respecto, sugiero proponer para Chile el Estado pluri-étnico: no se trata sólo de recuperar las tierras de las comunidades, sino de reivindicar sus derechos a la vivienda, salud, educación y establecer la representación política de las comunidades originarias. Otro aspecto importante es proponer la recuperación de las riquezas nacionales, esencialmente del cobre. Hay que nacionalizar las empresas privadas que pertenecieron a la pública Corporación del Cobre (Codelco) y que fueron privatizadas.»
¿Qué claves de la historia de Chile y el mundo rescataría para impulsar una estrategia emancipadora y socialista en la actualidad?
«Por lo menos ya sabemos lo que no queremos del llamado «socialismo real» de la Unión Soviética, lo que nos permite pensar las bases de una sociedad alternativa al capitalismo. Un socialismo distinto al estalinismo burocrático de la URSS. Creo que es pertinente rescatar para Chile y América Latina las experiencias de la Revolución Boliviana de 1952 – 55 en su primera victoria popular, y derrota del ejército burgués. Así también su planteamiento resumido en «todo el poder a la Central Obrera Boliviana (COB)». Asimismo, los retos y bases de la Revolución Cubana. Para el caso específico de Chile, yo destaco la resolución de la Federación Obrera de Chile orientada por Luis Emilio Recabarren (padre de la clase trabajadora chilena), cuando dice que «derrocando el sistema capitalista, la Federación Obrera se hará cargo de la administración de la economía». Además, es preciso rescatar y superar las deficiencias del gobierno popular de Salvador Allende; la nacionalización del cobre, la reforma agraria, y la creación del área de propiedad social con autogestión y control obrero de la producción.»
¿Qué personalidades y liderazgos destacaría desde los intereses de los trabajadores y el pueblo chilenos?
«Sin ninguna duda a Luis Emilio Recabarren y a Clotario Blest (fundador de la anticapitalista Central Única de Trabajadores de 1953).»