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Declaración, frente al resultado de las elecciones nacionales

«¡Hay que prepararse para enfrentar al gobierno de la derecha y a la patronal!»

Fuentes: www.clasecontraclase.cl

1. El derechista y multimillonario Sebastián Piñera ha llegado a la presidencia, obteniendo en segunda vuelta, un 51,60% de los votos, contra el 48,39% del candidato concertacionista Eduardo Frei. Este triunfo no significa un fortalecimiento profundo de la derecha, aunque sí implica nuevas adversidades para el pueblo trabajador. En comparación a la segunda vuelta del […]

1. El derechista y multimillonario Sebastián Piñera ha llegado a la presidencia, obteniendo en segunda vuelta, un 51,60% de los votos, contra el 48,39% del candidato concertacionista Eduardo Frei. Este triunfo no significa un fortalecimiento profundo de la derecha, aunque sí implica nuevas adversidades para el pueblo trabajador. En comparación a la segunda vuelta del 2006 contra Bachelet, la votación piñerista creció en 346.406 votos y como es visible en los datos publicados luego del 17 de enero, el grueso de la votación se concentró en las comunas más ricas del país, donde residen los patrones y los profesionales a su servicio. En las comunas pobres -si bien incrementó su votación gracias a su discurso demagógico de la «protección social»- la tónica fue el triunfo de Frei. Y en ciudades de alta composición obrera, como Antofagasta, Piñera perdió por márgenes aun mayores. Por otro lado, en el parlamento, la relación de fuerzas entre la derecha, y el «progresismo» patronal, es más bien equilibrada. Esto lo saben los derechistas y por eso en sus discursos le han dado tanto peso a la «protección social», a la «política de los acuerdos» y al «gobierno de unidad nacional».

 

2. Pero sabemos quiénes son. Su objetivo no puede ser otro que profundizar los ataques neoliberales a la clase obrera y el pueblo oprimido. Y si bien esta vez llegan al poder por la vía del sufragio, y se posicionan como una derecha «moderna» y «democrática» -con la ayuda de sus aliados internacionales como Aznar del Partido Popular español o el escritor peruano Mario Vargas Llosa-, en sus filas hay muchos partícipes directos de la dictadura pinochetista, como Lavín, Novoa, Arancibia o Cardemil, conservadores y retrógrados que se niegan a otorgar los más mínimos derechos democráticos como el reparto gratuito de la píldora del día después, para las mujeres mayores de 14 años. Por eso la clase patronal ha recibido con regocijo el triunfo de Piñera, y el comité ejecutivo de la CPC ha comenzado a instalar en la discusión política, medidas antiobreras como la rebaja del salario mínimo para los jóvenes menores de 25 años, el fin de la indemnización por años de servicio y la flexibilidad laboral. El propio Piñera, muestra su futuro rol a favor de los negocios capitalistas, planteando que capitales privados deben ingresar a Codelco. Y atacando a los sindicatos y las diirgencias sindicales (sólo los trabajadores pueden discutir quiénes deben y quiénes no deben ser los dirigentes de sus organizaciones). Y Novoa, en una reciente intervención, ha insinuado un «punto final» a la hora de investigar a los genocidas de la dictadura. En el plano internacional, ya anuncian «nuevas alianzas», por ejemplo con el presidente colombiano, el derechista Álvaro Uribe que asesina a dirigentes sindicales y defiende acérrimamente los intereses imperialistas de los EEUU en Latinoamérica.

 

3. Es necesario prepararse para enfrentar activamente a la derecha. Algunos como el PC, para este cometido, eligieron la vía de llamar a votar por Eduardo Frei. Ahora comienzan a plantear la necesidad de unir al conjunto de fuerzas progresistas y de izquierda, para conformar una «oposición». Clase contra Clase, planteó y plantea que este camino es estéril, pues ha sido precisamente la Concertación la que le ha allanado el camino a la derecha. Además de mantener y profundizar la obra neoliberal de Pinochet, privatizando aun más el cobre, la salud y la educación, profundizando la subcontratación y el empleo precario; ha mantenido los «enclaves autoritarios» de la Constitución de 1980, con el binominal y la proscripción a los dirigentes sindicales del parlamento. Por ejemplo, Jovino Novoa, ya en dos ocasiones ha sido electo senador con tercera mayoría. Y el diputado UDI Rodrigo Álvarez, que al asumir la presidencia de la cámara planteó casi como primer punto su oposición al reparto de la «píldora del día después, obtuvo tal cargo gracias a los votos concertacionistas. Frei, jamás recibió en su anterior gobierno a los organismos de derechos humanos, dejó en la calle a los mineros del carbón de Lota y privatizó puertos y sanitarias. Recientemente votó contra el pago de la deuda histórica a los profesores. Ha sido esta actuación de la Concertación como defensora del neoliberalismo y de la «política de los acuerdos» la que le ha allanado el camino al derechista Piñera para asumir la presidencia. Si bien, efectivamente «no da lo mismo» que ahora vaya a gobernar la Coalición por el Cambio, fue y será un error creer que se puede enfrentar a los derechistas confiando en los mismos que les han posibilitado su llegada al gobierno. No hay que creer en sus palabras. Hay que observar sus actos. Ahora que la crisis de los concertacionistas se ha profundizado, haciendo muy posible el fin de la coalición y el surgimiento de nuevas alianzas del «progresismo patronal»; ahora que necesitan reencantar al pueblo trabajador, estas palabras -falsas- comenzarán a ser más comunes.

4. Es en parte por todo esto (y no por malas prácticas políticas) por lo que finalmente la Concertación ha perdido el gobierno, aunque lamentablemente con una salida por derecha y no por izquierda. El desgasta profundo que traía consigo, se ha acelerado. Ya se está fragmentando: unos quieren sólo un cosmético recambio generacional; otros actuar sólo como fuerza parlamentaria, y negociar con la derecha (ya lo hizo un sector del PRSD para obtener la presidencia de la Cámara de Diputados); otros apelan a conectar con la sociedad civil. Pero otros más, se reubicarán a izquierda: ya Camilo Escalona advierte que Piñera hará sufrir a los trabajadores y que viene el revanchismo patronal. Lo dice quien, desde el gobierno, profundizó la obra de la dictadura contra la clase trabajadora y todos los explotados y oprimidos. Pero es parte de su historia. Esta reubicación, encandilará a más de uno. Por más que se revistan con palabras de izquierda, la clase trabajadora y todos los explotados y oprimidos, debe organizarse y luchar con sus propias fuerzas, en forma independiente de toda variante patronal.

5. Esta fragmentación de la Concertación, que contenía y canalizaba todas las demandas justas de las luchas del pueblo trabajador, posando falsamente como amigos del pueblo, hará imposible que pueda seguir con esta pose, y logre fácilmente canalizar ahora la oposición que despierte el gobierno de la derecha. Empezarán a cobrar nuevo vigor y protagonismo las organizaciones de masas, la CUT, los sindicatos, las federaciones estudiantiles, las organizaciones poblacionales. Hay que luchar por construirlas, extenderlas, fortalecerlas, y, en su seno, luchar por una política de clase, independiente de toda variante patronal, sin confiar en los renovados, ahora con discursos más de izquierda, amigos del pueblo.

 

6. Existen otras organizaciones de izquierda que oscilan de acuerdo para donde sople el viento, entre una estrategia y una política del pueblo, es decir, no de clase, y una de los trabajadores; entre pactar acuerdos con la izquierda de la colaboración de clases como el PC, vía Juntos Podemos, y que quedan desplazados de estos acuerdos.

Sin el menor pudor, modifican sus políticas de acuerdo a vaivenes del momento. Su estrategia y su política de oscilación, o abiertamente de colaboración de clases pero más combativa en algunos casos, termina llevando siempre agua al molino de la izquierda de la colaboración de clases del PC. Un ejemplo es su caracterización de dos derechas: falso, aunque la derecha y la Concertación han defendido y profundizado juntas la herencia de la dictadura, la Concertación es una agrupación de partidos de centroizquierda, que puede desplazarse a un discurso más izquierdizado, como ya lo ha hecho Camilo Escalona: es que tampoco la centroizquierda es la salida, con o sin discurso a favor de los trabajadores. No llamar a las cosas por su nombre, les facilita el trabajo a los falsos amigos del pueblo. A pesar de todas las diferencias que nos separan, podemos y debemos impulsar unitariamente la lucha contra la derecha y sus ataques, por fortalecer las organizaciones de la clase trabajadora, y detrás de ella, de todo el resto de los explotados y oprimidos, construyendo una alianza de los trabajadores con el pueblo explotado y oprimido, la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la movilización de las masas.

 

7. Al profundizarse la crisis de la Concertación -que canalizó las expectativas de millones de trabajadores y oprimidos durante las últimas décadas- es muy probable que el proceso de recomposición de la lucha de los trabajadores y oprimidos, que se ha expresado durante los últimos años en importantes huelgas de obreros de sectores estratégicos como la minería, de sectores precarizados como los subcontratados de Codelco y las forestales, y en grandes procesos de movilización como la lucha secundaria del 2006; encuentre nuevos alientos. Ante el gobierno derechista y el muy probable envalentonamiento patronal, será necesario fortalecer las organizaciones de la clase obrera, extendiendo la sindicalización y fortaleciéndola desde las bases constituyendo cuerpos de delegados en cada lugar de trabajo, exigiendo el derecho a fuero para éstos, el derecho a negociar colectivamente por rama de trabajo y el derecho efectivo a huelga. Así como el fortalecimiento de todas las organizaciones de todo el pueblo explotado y oprimido: Será necesario también fortalecer las organizaciones estudiantiles, de las mujeres, poblacionales y mapuche, y soldar la unidad de los trabajadores con estos sectores oprimidos. Y que las organizaciones de izquierda, incluyendo al PC, al Juntos Podemos Más, y sus tres parlamentarios, impulsemos unitariamente, y sin ocultar nuestras diferencias, movilizaciones por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la movilización de los trabajadores y el pueblo pobre.

 

8. Por último, es necesario discutir qué izquierda necesitamos.

La centroizquierda de los patrones ha revelado ser una defensora del neoliberalismo, y la izquierda de la colaboración de clases, el PC y el JPM, han confiado permanentemente en aquélla, con pactos y alianzas estériles. El resto de las organizaciones, además de no basar su política y estrategia en la clase obrera -la única clase que cuenta con las fuerzas para enfrentar hasta el final a los capitalistas- les terminan haciendo el juego a estos últimos. En este marco se hace necesaria esta discusión. Para Clase contra Clase se trata de construir una Izquierda Obrera y Socialista, en lucha por un partido revolucionario de los trabajadores, que pelee por una República de Trabajadores y por la alianza con los obreros y pobres del mundo entero. Llamamos a los militantes de izquierda, a los dirigentes sindicales, a los trabajadores, estudiantes, mapuchey a l juventud explotada y oprimida, a iniciar esta discusión a nivel nacional. A nuestro modo de ver, de este modo, los explotados, nos podremos ir dotando de la herramienta necesaria para responder a los desafíos que nos abre el nuevo escenario político.

 

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