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Gustavo Moncayo, padre de un secuestrado por las FARC. Ha recorrido a pie los 1.500 kilómetros que separan Bogotá de Caracas atado a unas cadenas

«Hay quien cree que la paz se puede conquistar con la fuerza»

Fuentes: Público

Ha visitado España para participar en un congreso internacional de víctimas del terrorismo. Su hijo, Pablo Emilio, un suboficial colombiano, lleva diez años secuestrado por las FARC y está incluido en el lote de «canjeables» junto a Ingrid Betancourt. Durante meses, usted ha recorrido Colombia, casi 1.500 kilómetros a pie. ¿Cómo encontró su país?Colombia es […]

Ha visitado España para participar en un congreso internacional de víctimas del terrorismo. Su hijo, Pablo Emilio, un suboficial colombiano, lleva diez años secuestrado por las FARC y está incluido en el lote de «canjeables» junto a Ingrid Betancourt.

Durante meses, usted ha recorrido Colombia, casi 1.500 kilómetros a pie. ¿Cómo encontró su país?
Colombia es uno de los países más hermosos del mundo. Pero dentro de la inmensa riqueza y variedad que tenemos, existe una gran problemática social. Conjugamos mal la riqueza con la pobreza y la mendicidad.

Su hijo, cabo del Ejército colombiano, fue secuestrado por las FARC hace más de 10 años. ¿Tiene esperanzas de verle pronto en libertad?
Sí. Hay muchas personas que están trabajando para que lo liberen. Rezo por ello y lucho por ello. Mi voz pide un acuerdo humanitario.

¿Cree que este acuerdo puede abrir la puerta a una solución definitiva al problema de la violencia?
En Colombia, existe el grave problema de los secuestrados, pero también hay cientos de extorsionados, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales. Hay miles de desplazados y muchos exiliados. Todo esto emana de un conflicto con raíces muy profundas: la mala distribución de la propiedad de la tierra y de la riqueza. Ese es el germen.

El presidente, Álvaro Uribe, indica que la situación económica y social ha mejorado desde que llegó al cargo y que ya no se puede hablar de un conflicto armado.
En mi opinión, falta abrir un proceso de diálogo entre Gobierno y guerrilla. Es indudable que el primer paso es alcanzar un acuerdo humanitario para que las FARC liberen a los rehenes; entre ellos, a mi hijo. Para ello, es necesario convocar a las diferentes fuerzas del país para que firmen un pacto nacional. Aquí deben estar industriales, terratenientes, ganaderos, sindicalistas, guerrilleros, paramilitares, militares, Iglesia. Todos deben aportar su granito de arena. Colombia debe encontrarse y escucharse para iniciar su reconstrucción en armonía.

¿Hay mucho odio en Colombia?
Tenemos muchas heridas producidas por la violencia y creo que ha llegado la hora de sanarlas. Estamos obligados a buscar alternativas a lo que ahorita se practica en mi país. El objetivo es evitar que el odio entre colombianos siga avanzando.

Algunas víctimas en Colombia, en concreto usted, parecen encontrarse en medio de un clima político asfixiante. ¿Se sienten rehenes de la mala química existente entre Chávez y Uribe?
Lastimosamente, hay quien está convencido de que la paz en Colombia se puede conquistar a través de la fuerza, la arrogancia y el orgullo. Estas personas no se dan cuenta de que esas no son armas útiles para derrotar al enemigo.

¿Tiene dudas sobre las intenciones de los dirigentes?
Sí. A veces pienso que no les interesa que la guerrilla nos devuelva nuestros seres queridos o que la paz no llegue a Colombia. A veces, tengo la sensación de que les mueven intereses mayores.

Usted ha tenido la oportunidad de hablar con los presidentes Uribe y Chávez sobre el secuestro de su hijo. ¿Qué respuestas recibió?
Diferentes. Mientras el presidente Uribe me recibió con dos piedras en la mano, es decir, con una grosería que me hizo daño, el venezolano se ofreció a trabajar por la paz y a buscar alternativas para lograr la libertad de los secuestrados.

¿Tan diferentes son?
Son antagónicos. Uribe es arrogante. Chávez es idealista y luchador.

La imagen que se está difundiendo en Europa es justo la contraria.
El presidente Uribe hace un doble juego. Dice que quiere dialogar, pero luego incrementa los ataques o militariza zonas que imposibilita el encuentro. Es un hombre con dos caras.

Pero ahora ha presentado un plan para negociar la liberación de los rehenes, en el que ha incluido a España, Suiza y Francia, a la Cruz Roja y a la Iglesia Católica. Parece decidido.
Si dejara actuar estaría bien. En otros momentos, ya ha sucedido que da la imagen de que su intención es contribuir a la liberalización; pero cuando todo parece a punto de solucionarse, cuando el acuerdo parece más cercano que nunca, Uribe busca cualquier pretexto para romper las
negociaciones.

Tras el último capítulo, que concluyó con la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, ha quedado el poso en Europa de que Chávez ha intentado asumir un protagonismo que no le correspondía, de inmiscuirse en asuntos del Gobierno colombiano.
Uribe cultiva muy bien su imagen exterior. Y en Colombia parece que va ganando las encuestas. Pero ¿quién no va a ganar encuestas cuando coloca una venda en los ojos del mundo para impedir que se vea la verdad?

Pero las FARC no flexibilizan sus posturas. La situación de los secuestrados es inhumana.
Luchamos por la liberación. No queremos más derramamientos de sangre. No queremos más luto ni llantos. Y para alcanzarlo debe haber un entendimiento civilizado de las partes. Colombia necesita una salida política. Esto no se logra hablando de diálogo al mundo mientras se bombardea la selva. O estamos o no estamos.

Las FARC exigen el despeje de dos zonas para negociar y el Gobierno propone otra diferente. Así parece imposible entenderse.
Las FARC proponen el despeje militar de Florida y Pradera durante 30 días por razones logísticas. Creo que eso no es entregar el país a un grupo terrorista. Por su parte, el Gobierno dice que sólo se compromete a despejar una zona donde no hay población civil. Para mí, es una contradicción porque si no hay población civil, no hay nada que proteger y eso significa que la zona ya está despejada. ¿Cuál es el objetivo de Uribe?

¿Está de acuerdo con el estatus de beligerancia para las FARC solicitado por Chávez?
Yo entiendo que es una de las propuestas que puede hacer viable la negociación. Si eliminamos o flexibilizamos algunos elementos del trato hacia la otra parte, estaremos avanzando en la negociación. Por el contrario, si alguien pretende hablar con otra persona y lo hace a base de insultos, es muy difícil lograr el entendimiento. ¿Qué gana Uribe cuando dice que no les quitará el estatus de terrorista? Sin embargo, de ese calificativo depende que mi hijo salga vivo de la selva.

Buena parte de la comunidad internacional apoya a Uribe
La Cruz Roja Internacional acaba de emitir un comunicado en el que delimita con claridad lo que es terrorista de lo que es beligerante. No es el pensamiento ni de Álvaro Uribe ni de Gustavo Moncayo. Es un análisis independiente.

¿Desde cuándo no tiene noticias de su hijo Pablo Emilio?
Desde el 5 de julio de 2007, en un vídeo.

¿Qué le dice?
Una parte está dirigida a Uribe y le pide que si abrió una puerta para dialogar con los paramilitares y el ELN, abra una tercera puerta para negociar con las FARC porque su deseo es volver a abrazar a su papá y a su mamá. Me llena de orgullo.