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Entrevista a Manuel García-Carpintero sobre Relatar lo ocurrido como invención (y II)

«Hay verdades sobre nuestras emociones, sobre el bien y el mal, que se aprenden mucho mejor con el ejercicio de la imaginación»

Fuentes: El Viejo Topo

Manuel García-Carpintero es catedrático de Filosofía del lenguaje de la Universidad de Barcelona y autor de Las palabras, las ideas y las cosas y de reconocidos artículos publicados en revistas como Mind o Journal of Philosophy. Para consultar sus trabajos más recientes, http://www.ub.edu/grc_logos/manuel-garcia-carpintero Nos habíamos quedado en el cuarto capítulo del libro: «Referencia y ficción». […]

Manuel García-Carpintero es catedrático de Filosofía del lenguaje de la Universidad de Barcelona y autor de Las palabras, las ideas y las cosas y de reconocidos artículos publicados en revistas como Mind o Journal of Philosophy. Para consultar sus trabajos más recientes, http://www.ub.edu/grc_logos/manuel-garcia-carpintero

Nos habíamos quedado en el cuarto capítulo del libro: «Referencia y ficción». La distinción fregeana sobre sentido y referencia, ¿pueden ayudar también en este ámbito de la filosofía de la ficción? Frege, salvo error por mi parte, tenía interés en otras temáticas: filosofía de la lógica, filosofía del lenguaje en general, fundamentación de la matemática, etc. ¿Vale sus reflexiones también en este ámbito «artístico» o metaartístico?

Frege hizo algunas observaciones interesantes sobre la ficción. Pero en cualquier caso, la respuesta es sí, al menos a mi juicio; de hecho yo argumento que los sentidos fregeanos (y no sus referencias) son el elemento necesario para entender los contenidos de las ficciones, algo que está en la línea de esas observaciones del propio Frege. 

Estoy tentado, fuera de guión, de preguntarte sobre un «Frege esencial», editado por Salas Sánchez Bennasar. Pero no sé si es oportuno y no sé si lo has leído.

Pues la verdad es que no, aunque lo haré; desafortunadamente tengo descuidada la edición de filosofía reciente en castellano. 

Sobre el quinto capítulo, «Metáfora, imaginación y ficción». No sé quien dijo que todo, en el fondo, incluyendo el lenguaje de la ciencia, son metáforas. ¿Es así en tu opinión? ¿Las metáforas son parte esencial y constitutiva de todo lenguaje? ¿No son, a veces, ejemplo de imprecisión o de interpretación abierta?

Sí, el mundo es demasiado complejo para poder comunicarnos con expresiones con sentidos convencionales rígidos. Toda expresión puede usarse metonímicamente, metafóricamente … la comunicación por medio del lenguaje, como insistiera el segundo Wittgenstein, conlleva una buena dosis de «negociación» o acuerdo sobre la marcha. Esta es una cuestión fascinante que sólo ahora se está comenzando a estudiar seriamente en filosofía; el estudio de la ficción ciertamente puede contribuir a entenderla mejor. 

Otra más, rompiendo de nuevo el compromiso anterior. Aquí, en el quinto, hablas de «ficciones musicales y pictóricas». ¿Cabe una teoría general que abarca ficciones, temáticas tan diversas? ¿No se estará abarcando mucho y ya se sabe, con perdón, que quien mucho abarca poco aprieta?

Hay ciertamente diferencias muy sustanciales, que tiene mucho sentido estudiar. Pero, como dije antes, desde el punto de vista de la naturaleza de la ficción tiene también perfecto sentido, creo yo, defender que esencialmente el mismo contraste que hay entre un libro de historia y una novela histórica lo hay entre una biografía y una «biopic», y entre un retrato que pretende representar fidedignamente a una persona, un edificio o un acontecimiento, y un cuadro de un personaje, edificio o suceso mítico. 

Me ubico en el epílogo. Aquí hablas de ontología, temática que aparece también en varios momentos del libro. ¿Ontología es un término equivalente o afín a metafísica? Si fuera así, ¿no es algo extraño, por no decir paradójico, que una tendencia filosófica enlazada de algún modo con el Círculo de Viena, y con sus intentos de superación de la metafísica por el análisis del lenguaje, tenga interés en estas cosas? Curiosamente, el libro póstumo de Gyorgy. Lukács, un filósofo de una tradición alejada, creo que inacabado, se titula: Ontología del ser social.

Sí, en filosofía analítica contemporánea ontología y metafísica son casi sinónimos. Y los prejuicios antimetafísicos del Círculo de Viena se abandonaron por completo hace casi cincuenta años, con la obra de Putnam, Kripke, Lewis y otros. La metafísica es una de las subdisciplinas centrales de la filosofía analítica contemporánea. 

Hablas de disparidad ilocutiva. Casi parece un latinajo. ¿Nos puedes dar una explicación asequible de la noción? ¿Qué relación tiene con la noción de disparidad ontológica?

No tiene ningún sentido especial ‘disparidad’ en ese contexto. Me refiero a la diferencia entre una aseveración y una pregunta, que es compatible con que con una se pueda hacer también la otra («¿quién diablos quiere leer un libro así?»). En mi propia forma de entenderlo, la disparidad en cuestión es también una disparidad ontológica: las aseveraciones y las preguntas tienen naturalezas (ontológicas) diferentes, están constituidas por diferentes normas a las que se sujeta quien las hace. 

La pregunta del millón: si podemos aprender de las ficciones, ¿qué podemos aprender de ellas? ¿No nos sería más útil para nuestras vidas, e incluso para nuestro intento de buen vivir, la ciencia que no es ficción, la política que no debería serlo, la praxis en sentido general, la ópera, si me apuras, que es ficción pero que, ante todo, es goce, pasión, incluso divertimento si quieres?

En el libro me centro en casos simples, como los hechos que podemos aprender de las novelas históricas o las ficciones biográficas. Pero estos los podríamos aprender igualmente (o mejor, sin menos dudas epistémicas) de obras correspondientes de historia o biografía. A mi juicio, sin embargo, hay verdades sobre nuestras emociones y las de nuestros semejantes, sobre el ámbito de lo posible y de lo concebible, sobre el bien y el mal, que se aprenden mucho mejor mediante el ejercicio de la imaginación que es constitutivo de la ficción, que leyendo ensayos. En el libro intento ilustrarlo. 

Una pregunta general: ¿cómo aconsejas al lector/a que lea tu libro? ¿Cuáles serían las condiciones necesarias e incluso las suficientes? ¿Podemos leerte en el metro? ¿En una butaca cómoda? ¿Con una libreta o un archivo abierto para tomar notas y hacernos mil preguntas?

Soy consciente de que una apreciación cabal requiere la lectura atenta, en esos momentos en que uno puede dedicar toda su capacidad de concentración. Lo mismo sucede con Proust o con el último Henry James. Se puede leer en el metro, pero es muy fácil «perder el hilo» y apercibirse de que uno lleva un buen rato pasando los ojos por la página sin enterarse bien de qué está pasando. 

¿Has impartido alguna vez un seminario sobre el libro abierto no sólo a estudiantes sino a personas, a ciudadanos interesados? Algo así, como filosofía para el pueblo (lo mismo que se habla de ciencia en el ágora).

He dado charlas de esas características, sí; recientemente en el festival «Barcelona Pensa», pero también en un intercambio con la artista Mabel Palacín en àngelsTALKS de la Galeria Àngels, y en otras ocasiones similares. Muy interesante y enriquecedor para mí. 

Por cierto, citas mucho a Javier Marías. No es la primera vez en tus escritos. ¿Te interesa mucho su obra? ¿Por ser hijo de quién es, filósofo muy reconocido años atrás? ¿Qué te interesa más de ella?

Me parece el mejor escritor español contemporáneo, simplemente. No tiene que ver con su padre, a quien, como muchos de mis contemporáneos, siento que he tratado muy injustamente (como a Ortega, en realidad), asimilándolo siempre en lo profundo de mi mente a lo rancio y lo franquista, y por consiguiente no lo he leído nunca con ninguna atención. Es curioso, porque Javier Marías no me cae bien personalmente, en la medida de lo que uno puede juzgar a partir de sus columnas semanales en El País. Me sucede justamente lo contrario con otro coetáneo mío, este mucho más próximo en edad, Antonio Muñoz Molina; me encantan sus columnas semanales, frecuentemente me siento representado en ella (y no sólo porque los libros y las películas de su formación, que muchas veces trae a colación, sean exactamente los míos); a juzgar por ellas creo que me encantaría conocerle … pero sus novelas se me caen de las manos, y no las voy a utilizar nunca para dialogar con ellas como intento hacer con las de Marías. 

Te preguntaría lo mismo sobre Borges y Cortázar pero sé que sería un exceso. Si no lo es, tu obra preferida de Cortázar. ¿Y de Borges?

De Cortázar, El perseguidor. De Borges, todo, cuentos y poesía. 

Una observación pensando en futuras reediciones: ¿no convendría añadir un índice analítico y un glosario?

Sí, desde luego, desafortunadamente no lo pensé en su momento. Tenía el libro escrito hace varios años, se suspendió su publicación en otra editorial por causa de la crisis, y cuando desde Cátedra me preguntaron si me interesaría escribir un libro sobre filosofía y ficción, simplemente les di el material que tenía si pensar más en ello. 

¿Quieres añadir algo más?

Pues creo que ya he escrito mucho, pero encantado de recibir cualquier sugerencia de los lectores de El Viejo Topo.

***

Fuente: El Viejo Topo, enero de 2018

Primera parte: Entrevista a Manuel García-Carpintero sobre Relatar lo ocurrido como invención (I). «La filosofía tiene un carácter ‘holístico’. Se centra en el estudio de conceptos como saber, verdad, representar». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237570