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Heideggger: Nazismo y Política del Ser (III)

Fuentes: Rebelión

El llamado Fall Heidegger, el compromiso del filósofo Martin Heidegger, quizá el más influyente del siglo XX, con el Nacionalsocialismo, con el Führer Adolf Hitler y con el SS-Staat, fue, como estamos viendo a lo largo de estos artículos, casi inmediatamente un tema de acalorado debate y disputa a lo largo de la década de […]

El llamado Fall Heidegger, el compromiso del filósofo Martin Heidegger, quizá el más influyente del siglo XX, con el Nacionalsocialismo, con el Führer Adolf Hitler y con el SS-Staat, fue, como estamos viendo a lo largo de estos artículos, casi inmediatamente un tema de acalorado debate y disputa a lo largo de la década de 1930’s. Quizá el análisis más profundo proviene de alguien que había sido encandilado por su analítica existencial, que se había formado junto a él, una rara avis ya que poseía una sólida formación marxista.

El filósofo y teórico social Herbert Marcuse, su antiguo asistente que intentó sin éxito congeniar la Ontología del Ser heideggeriana con Hegel o con el joven Marx, en junio de 1934, en las páginas de la revista del Institüt für Sozialforschung, el Zentralorgan de la Escuela de Frankfurt, había escrito un punzante ensayo donde la analítica existencial de Heidegger se ubicaba naturalmente en la corriente antiliberal de la nueva derecha alemana.1 El Institut obviamente había abandonado Alemania en 1933, su situación se había hecho insostenible, y estaba afincado por el momento en París. Marcuse, que ya era marxista, luego de leer a poco de ser publicado Sein un Zeit, se trasladó a Freiburg para seguir sus clases, e intentó un sincretismo entre el método dialéctico de Marx y la analítica existencial de Heidegger. Creyó ver en Heidegger lo que le había fascinado también en el último Husserl: la posibilidad de un nuevo inicio de la Filosofía como tal, concreta y fundamentada en la existencia del Hombre, basado en la praxis radical, y no en principios académicos-abstractos. Heidegger podía ser un punto de partida, dentro del marco general esbozado por Marx, para superar tanto al Neokantismo como al Positivismo, es decir, a la Kathederphilosophie.2

En Freiburg trabajo en estrecho contacto con Heidegger desde el año académico de 1928 hasta diciembre de 1932, justo después de las elecciones que llevarían al poder a Hitler. Aunque su mirada más crítica comenzó luego de la adhesión de Heidegger al NSDAP en mayo de 1933, Marcuse confiesa que la «gran decepción» y desilusión con Heidegger, al que califica de anclado en una false concreteness, ya había comenzado alrededor de 1930.3 Heidegger ni siquiera se dignó a leer su Habilitationschrift: además bloqueó su posibilidades de habilitación aparentemente por su tendencia de izquierda y su hegeliano-marxismo.4 Analizando a posteriori su obra Sein und Zeit Marcuse afirmará que términos técnicos como Dasein, das Man, Sein, Seiendes, Existenz serían «malas abstracciones», abstractos defectuosos, en el sentido de que no son vehículos conceptuales adecuados para comprender la concreción real de la aparente. Heidegger habría construido un nuevo transcendental Idealism, más extremo, más alejado aún de la existencia que el mismo Husserl.

La pregunta de rigor que se hace Marcuse era: ¿existía antes de 1933 indicios en su filosofía de su futuro compromiso total con el Nacionalsocialismo? Para Marcuse, que no considera la adhesión de Heidegger ni un «error» infantil, ni una «confusión» apolítica, ciertos puntos de vista como el de Sein-im-Welt (Ser-en-el-Mundo), cierta interpretación reaccionaria del concepto de Das Man («Uno»), cierto fundamento represivo del Dasein, cierto signo ideológico völkische, sólo fue plenamente visible después de 1933, revelado contra el fondo de su compromiso personal con el NS-Staat y no antes.5 Las características esenciales de la existencia o Dasein, dirá Marcuse, anticipan los rasgos básico y primigenios del human material for the authoritarian personality. Sein und Zeit era, al mismo tiempo, una filosofía práctica latente, pro tempore (con afinidad y compatibilidad con la herradura ideológica de la nueva derecha) y, al mismo tiempo, una philosophy of abdication, una Filosofía de la Abdicación. En su artículo de 1934 Marcuse incorporará al completo la filosofía existencial de Heidegger dentro de una nuevo clivaje ideológico que denomina Weltanschauung des heroisch-völkischen Realismus, Visión del Mundo del Realismo heroico-racial.6 Una Weltanschauung indispensable para la Konstituierung des total-autoritären Staates. Una nueva recomposición de la herradura ideológica del capitalismo, un novísimo gemeinsame Front filosófico-político que paradójicamente enfrenta a su propia ideología primigenia, el Liberalismus en crisis. Este «Frente Común» ideológico incluye no sólo a Sein und Zeit, sino a una múltiple variedad de ideologías secundarias (los dos Jünger, Moeller van den Bruck, Heischler, Huber, Krieck, Sombart, Scheler, Schmitt, Spengler et altri) que lo conforman y le refuerzan.

El Liberalismo era sinónimo de las denostadas Ideen von 1789, que incluían el Humanismo genérico y el Pacifismo (Humanismus und Pazifismus), el Individualismo autocentrado (selbstsüchtigen Individualismus), toda forma de Igualitarismo abstracto (abstrakte Gleichmacherei), el sistema de partidos políticos (Parteiensystem), el corolario de la democracia liberal, la lucha de clases (Klassenkampf), la descomposición de la Técnica des-espiritualizada (zersetzenden Technizismus) y por supuesto, el odiado Materialismo (Materialismus).7 Tal como lo hace paradigmáticamente el propio Heidegger al nivel analítico en su concepto de Das Man, la Liberalismuskritik de la nueva derecha es para Marcuse de una abstracta generalidad y profundamente pre-histórica (Un-geschichtlichkeit).8 El origen de este nuevo pensamiento reaccionario, de este Gebäude ideológico, es externo a la Política misma: Marcuse lo detecta ya en la polémica filosófica-científica contra la Ilustración radical en la segunda mitad del siglo XIX. Específicamente (aunque en Heidegger convivirían en diferentes niveles y jerarquías la mayoría de estos componentes) la analítica existencial de Sein und Zeit es tratada dentro del capítulo «El Existencialismo»9.

Marcuse señala que no le interesa en absoluto la forma filosófica (philosophischen Form) del sino su Gestalt política, aspecto que considera un elemento decisivo de no sólo el Nacionalsocialismo, sino de toda teoría totalitaria del Estado. El politischer Existentialismus no intenta, pese a los reclamos de sus autores e ideólogos, en ningún caso describir desde los conceptos algún «existencial» (Existenzielle), haciendo juego irónico con la jerga heidéggerianne, sino nace como oposición a lo normativo, como algo que jamás puede reducirse o ser objeto de una norma heterónoma. Marcuse señala que el sentido del Existencialismo filosófico era recuperar frente al abstrakten «logischen» Subjekt, al sujeto «lógico» abstracto típico del Idealismo racional, «algún tipo de concreción plena del Sujeto histórico, es decir: suprimir el dominio inconmovible del ego cogito que se extiende de Descartes a Husserl.

La posición de Heidegger en su Sein und Zeit es el testimonio de la línea más avanzada de la Filosofía en esta dirección. Posteriormente se produjo la Reacción (Rückschlag).» Para enlazar con una tradición reaccionaria, sumarse a ese Front ideológico, Heidegger en Sein und Zeit ha debido evitar el examen de la facticidad material (materiale Faktizität) de la situación histórica del Dasein. La posibilidad de una traducción política de la analítica existencia dentro de un signo ideológico requiere, para Marcuse, que la concreción (Konkretion) se detenga, se autolimite o al menos que sea por motu propio una «mala concreción». La existenzialen Analytik se autolimita (para preparar su posterior salto a lo óntico) a hablar de «la vinculación del Destino de un Pueblo» (Schicksalsverbundenheit des Volkes), de la «Herencia» (Erbe) que cada uno tiene que aceptar, de la mítica Comunidad popular (Gemeinschaft) enfrentada a la formal Gesellschaft liberal, mientras que el resto de las otras dimensiones de la facticidad son subsumidas y tratadas bajo las categorías de Das Man (Uno, «Se»)10 como materia exclusiva de la Gerede (Charlatanería o Doxa!), etc., desplazadas sin remedio al plano de la existencia inauténtica, de la burguesa uneigentlichen Existieren.

Dirá Marcuse que Heidegger en Sein und Zeit no se preocupó «por el tipo de Herencia, por la Forma de Ser del Pueblo, por las Fuerzas y Poderes reales que constituyen la Historia.» Sein und Zeit renuncia (de manera consciente e ideológica) a toda posibilidad de poder concebir la facticidad real de las situaciones históricas en su verdadera materialidad. Detrás de la analítica existencial funge, aceptada de manera simplificada, una nueva Antropología que pseudo-fundamenta el ideal del hombre reaccionario esbozado por la Weltanschauung des heroisch-völkischen Realismus, Visión del Mundo del Realismo heroico-racial. Sein und Zeit sería imposible en todo su contenido filosófico-político sin esta activización, naturalización (racista), concretización (nacionalista) y politización (modernista-reaccionaria) de todas las dimensiones del Dasein.11 Marcuse pregunta a propósito de Heidegger: «¿a qué tipo de ‘Historicidad’ (Geschichtlichkeit) nos referimos, cuál es la forma del actuar político (politischen Handelns), y cuál es el tipo de praxis que se pretende lograr? ¿Cuál es el actuar que postula la nueva Antropología como praxis ‘auténtica’ del Hombre (‘eigentliche’ Praxis des Menschen)?»12

El pathos de la filosofía de Heidegger es mediado por una Antropología que obtiene su idea existencial de la radical desvalorización del Logos, en tanto que saber que devela y fundamenta toda decisión. Marcuse apunta al corazón mismo de Sein und Zeit: le discute a Heidegger su propia concepción/exégesis de Aristóteles y los enfrenta.13 Marcuse señala otra extraña paradoja filosófica de Heidegger: su concepto de Historicidad, la Geschichtlichkeit sólo es posible degradando la Historia real, reduciéndola a ser finalmente inoperante y sesgada a una lectura e interpretación realista-heroica: «Mientras que la auténtica Historicidad presupone una conducta consciente-cognoscitiva (wissend-erkennende Verhalten) del Dasein con respecto a los poderes históricos y la critica teórica y práctica a esos poderes», en el caso de Heidegger el comportamiento auténtico del Dasein «queda aquí limitado a la aceptación de una ‘Misión’ (Auftrag) impuesta por el ‘Pueblo’ (Volk) al Dasein14 Se hace y se acepta como evidencia incuestionable, como selbstverständlich, que es el Volk el que impone esta misión (y no por ejemplo ciertos intereses de grupo o facción).

Coincidiendo con la intuición de Vossler y el análisis de Ballmer, Marcuse encuentra en la concepción histórica de Heidegger un verdadera säkularisiert-theologisches Geschichtsbild (imagen de la Historia teológico-secularizada): cada Pueblo, con diferentes rangos y jerarquías dentro de la Weltgeschichte universal, tiene su propia tarea histórica como Sendung, como una comisión ontológica, que es, automáticamente, la primera y última obligación ilimitada del Dasein para ser auténtico. En un salto mortale, dirá Marcuse, que no puede ocultar que se arroje por la borda toda la tradición de la Ciencia tal como la conocemos desde la Ilustración, Heidegger subordina «la ‘Voluntad científica’ (Wille zur Wissenschaft) a esa supuesta misión milenaria y arcana del propio Volk. A su vez, dentro de la analítica existencial de Sein und Zeit, el Pueblo es considerado como una Unidad y Totalidad dentro de las esferas económicas y sociales, e introduce subrepticiamente dentro del catálogo de las potencias históricas «las fuerzas de la Tierra y la Sangre» (erd- und bluthaften Kräften).15

Marcuse señala que la gran existenzialistischen Strömungen, de la que forma parte la filosofía de Heidegger, se alimenta y toma mucho sustento del anterior y reaccionario depósito de ideas de la Naturphilosophie, del crisol vitalista que proviene del siglo XIX. Muchos conceptos de Heidegger tienen sentido si precisamente esas misteriosas y determinantes erd- und bluthaften Kräften de un Pueblo solo pueden realizarse en la Historia bajo formas políticas y cuando encima de ese Volk se ha establecido una verdadera estructura de Poder: el Estado. Sein und Zeit también necesita de una teoría de la forma-estado, de un particular doctrina del Estado Total, der Lehre vom totalen Staate. La analítica existencial hedieggeriana es un torso incompleto sin la posibilidad de proyectarse sobre el fondo de una Herrschaftsform, pero no de cualquier forma de domino sino de una peculiar: lo que Marcuse denomina das autoritäre Führertum und seine Gefolgschaft.16 De esta manera, dice Marcuse, podemos explicar cómo las categorías de Sein und Zeit pueden «auto-politizarse» (selbst politisiert) a sí mismas, sin contradicciones ni inflamaciones teóricas, siempre con una dirección óntica y una valencia ideológica de signo reaccionario. El philosophische Existenzialismus tiene la posibilidad y la estructura como sistema abstractamente filosófico de traducirse in-mediatamente en un politische Existenzialismus. ¿Cuál será entonces el destino dialéctico de Sein und Zeit y de la existenzialistischen Theorie en general?, se pregunta Marcuse.

En relación con el poder del estado totalitario asume una passive Dialektik, una Dialéctica pasiva que simplemente subsume, abdica la Aufhebung, se anula a sí misma en la propia realización del NS-Staat. Heidegger no tiene objeciones en inmolar en el nuevo despertar alemán toda su analítica existencial in toto. Si originariamente Sein und Zeit estaba basado en el carácter privado del Dasein, de la existencia individual, en lo que Heidegger denomina en el concepto de Jemeinigkeit17, en la cual el Dasein es «Ser-en-cada-caso-mío», que en cada caso es insuperable y personal. Paradójicamente el totale Staat asume ahora la responsabilidad absoluta y el control político de la Einzelexistenz, cuando antes de 1933 señala Marcuse «el Existencialismo había postulado la Autorresponsabilidad inalienable (Selbstverantwortlichkeit)» del Dasein. El Estado Total decide, en todas las dimensiones del Dasein, acerca de su existencia.» Heidegger había formulado como categoría fundamental existencial, como Grundkategorie der Existenz, la Decisión (Entschlossenheit)18, que cada individual tenía que tomar por sí mismo, pero ahora, dice Marcuse, el totalle Staat exige la obligación total (totale Inpflichtnahme) sin admitir que se cuestione la verdad y la legitimidad de tal obligación. La Grundverfassung de la Historicidad se va a basar en el Dasein y en un análisis detallado de la Temporalidad (Zeitlichtkeit).

La Temporalidad es condición y posibilidad de la misma Historicidad, es el fundamento ontológico original de la existencia del Dasein y de la Cura. La Temporalidad del Dasein desarrolla el «contar el tiempo», y el tiempo de que se tiene experiencia en este contar es el inmediato aspecto fenoménico que reviste la Temporalidad y de él brota la comprensión cotidianamente vulgar del tiempo. Es entonces posible, dirá Heidegger, que la exégesis (Interpretation) de la Historicidad del Dasein sea tan sólo un análisis superconcreto (konkretere Ausarbeitung) de la temporalidad, tal como lo esperaba Marcuse. Y la Temporalidad fue definida como el modo de existir propio en el «Estado-de-resuelto» (Entschlossenheit). Heidegger preguntará: ¿hasta qué punto en el Decisionismo del Dasein existe un gestarse propio y único del mismo Dasein? Es claro, aunque Marcuse no alcanza a verlo, que queda intencionadamente indeterminado en Heidegger con respecto a qué tiene lugar la in-decisión, pues ello sólo puede ser determinado por la misma Decisión, en tanto que consiste en un prever posibilidades fácticas. La Entscheidung es la llave maestra que encamina al Dasein hacia su posibilidad más auténtica, que es el aniquilamiento del «Uno», el das Man del mundo liberal ( y eventualmente del mismo Comunismo). El totalle Staat, con la legalidad filosófica de la filosofía de Heidegger, puede ahora «afirmar que ha superado la Libertad individual como postulado», señala Marcuse, «ahora el Hombre es facultado para la Libertad por una Comunidad Racial-Popular (Volksgemeinschaft) conducida autoritariamente.»19

Ya en Sein und Zeit estaría planteada una concepción de la Libertad antiliberal (en realidad un proceso de reducción ideológico que Marcuse denomina Ent-Privatisierung/Ent-Innerlichung, es decir: des-privatización y des-interiorización de la matriz liberal), dentro de la cual el Dasein está vinculado a la Volksgemeinschaft, a la Comunidad Racial-Popular a priori, con unos presupuestos basados exclusivamente en las obligaciones milenarias y naturalistas de la Sangre y la Tierra. Si en un primer momento Heidegger filosóficamente comenzó como una gran polémica con el Racionalismo y el Idealismo occidentales, con la aparente meta de salvar sus ideas en la auténtica concreción histórica del Dasein. Era una mera tactique en temps que buscaba la lucha mortal contra la Razón, presentándose como una radikalen Verleugnung, una negación radical del mismo origen de la Filosofía (del mismo Aristóteles a Hegel). ¿Sein und Zeit estaba construido sobre el sustrato de esta radikalen Verleugnung? Marcuse finaliza oponiendo Kant y Hegel a Heidegger: «Kant había vinculado el Hombre al Deber autónomo (selbstgegebene Pflicht), a la libre Autodeterminación (freie Selbstbestimmung) en tanto única Ley fundamental», ahora la analítica existencial de Heidegger la anula al ligar indisolublemente al Dasein auténtico «al Führer y a su absoluto e imprescriptible Movimiento.»20

Mientras que en el Anrede de su clase inaugural en la Universidad de Berlín en 1818 Hegel creía que «en la Vida es verdadero, grande y divino lo es por la Idea… todo lo que conserva y da sentido a la Vida humana, lo que tiene valor y vale, es de naturaleza espiritual y este Reino del Espíritu existe sólo por la Conciencia de la Verdad y del Derecho, por la Comprensión de las Ideas.»21, Heidegger le contrapone una pseudosabiduría práctica que va más allá de la Ilustración y el Modernismo, superándolos en cuanto momento reaccionario: «No permitan que ninguna proposición doctrinal e ideas («lehrsätze und ‘Ideen'») sean las reglas de vuestro Ser («Seins»). El Führer Adolf Hitler ‘es’ («ist») el presente y el futuro de la realidad alemana y su propia Ley («die heutige und künftige Wirklichkeit und ihr Gesetz»). Aprendan a conocer cada vez más profundamente lo siguiente: de ahora en adelante que cada cosa («Ding») exige Decisión («Entscheidung»), y cada Acción («Tun») responsabilidad.»22 Sein und Zeit tendría un objetivo concreto como filosofía práctica in nuce: poder actuar sin contradecirse en la práctica ni con sus presupuestos, como un eficaz existenziellen Opportunismus, un oportunismo existencial, que pude trasladarse de un aparente Idealismo crítico al mundo político völkische, a legitimar tanto a Nacionalsocialismo como al SS-Staat. Marcuse apesumbrado concluye que el ocaso de la Filosofía clásica alemana no se produjo con la muerte de Hegel, sino con la abdicación de la analítica existencial de Sein und Zeit en 1933.23
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Notas

1 Publicado en la revista oficial Zeitschrift für Sozialforschung, III, p. 1, 1934, Paris, con el título: «Der Kampf gegen den Liberalismus in der deutschen Staatsauffassung». Ahora reproducido sin modificaciones en: Marcuse, Herbert; Kultur und Gesellschaft I., Suhrkamp, Frankfurt, pp. 17-55. En la re-edición en alemán y en la española se editó con el título cambiado, desapareciendo misteriosamente la palabra «alemana»: «La lucha contra el Liberalismo en la concepción totalitaria del Estado», en: Cultura y Sociedad, Ediciones Sur, Buenos Aires, 1978, pp. 16-44.

2 Véase el reportaje de Frederick A. Olafson a Marcuse donde relata las implicancias políticas de la filosofía de Heidegger y su propio derrotero intelectual: «Heidegger’s Politics: An Interview», en: Graduate Faculty Philosophy Journal, 6, 1, 1977, pp. 28-40. Ahora re-editado en: Marcuse, Herbert; Heideggerian Marxism , Nebraska University Press, Lincoln and London, 2005, pp. 165-175. Sobre la relación Heidegger-Marcuse, véase el trabajo de Richard Wolin; Los hijos de Heidegger: Hannah Arendt, Karl. Löwit, Hans Jonas, y Herbert Marcuse, Ediciones Cátedra, Madrid, 2003, capítulo 6, «Herbert Marcuse: del Marxismo Occidental al Heideggerianismo de izquierdas», pp. 201-252. Marcuse escribió en la revista de Maximilian Beck, Philosophische Hefte, que ya había criticado en su momento a Sein und Zeit.

3 «I think it began in the early thirties. But we re-examined Heidegger thoroughly only after his association with Nazism had become known.», en: Marcuse, Herbert; ibidem , p. 166.

4 A mediados de 1930 Heidegger se negó aceptar su trabajo de habilitación sobre Hegel, Hegels Ontologie und die Theorie der Geschichtlichkeit, editado en 1932 y vuelto a re-editar en 198 por Klostermann de Frankfurt; en español: Ontología de Hegel y Teoría de la Historicidad; Ediciones Martínez Roca, Barcelona, 1968, traducido por el filósofo marxista Manuel Sacristán. Véase: Peter-Erwin Jansen, «Marcuses Habiltationsverfahren: Eine Odyssee,», en: Jansen, Peter-Ewin (ed.); Befreiung Denken: Ein politischer Imperativ , Verlag 2000,Offenbach, 1990, pp. 141-50. El bloqueo a Marcuse aparece en una carta de Husserl al rector de la Universidad de Frankfurt Kurt Riezler, descubierta por el historiador Rolf Wiggershaus, véase su libro The Frankfurt School: Its History, Theories, and Political Significance, Cambridge University Press, Cambridge, 1994, p. 104. No es extraña esta actitud de Heidegger, parece que era normal en él discriminar a sus alumnos o ayudantes de ideas progresistas: por ejemplo, consideraba a Karl Löwith «marxista extremista» ya en 1929, véase su testimonio en: Petzet, H. W.; Encounters and Dialogues with Martin Heidegger, University of Chicago Press, Chicago, 1993, p. 91; en español: Petzet, H. W.; Encuentros y diálogos con Martin Heidegger, 1929-1976, Katz Editores, Buenos Aires, 2007, p. 125, el traductor al español escribe «un marxista de los más rojos».

5 Dirá Marcuse sobre su desilusión con Heidegger en 1933: «Solamente mucho más tarde pudimos reconstruir las afinidades entre su Filosofía y su Política»; véase su artículo «Enttäuschung», en: Neske, Günther, (ed.); Erinnerung an Martin Heidegger, Neske, Pfullingen, 1977, p. 162.

6 Traducimos el término Völkisch como sinónimo de nacionalismo racial. El propio Marcuse sugería traducir el término por «Popular-Racial». Sobre la evolución léxica y etimológica de la palabra en la historia alemana, véase: Faye, Jean-Pierre; Los lenguajes totalitarios, Taurus, Madrid, 1974, sección III, capítulo «Völkisch: los racistas», p. 302 y ss. También véase la entrada «Völkisch» en: Schmitz-Berning, Cornelia; Vokabular des Nationalsozialismus, De Gruyter, Berlin, 2000, p. 645 y ss. Cuando se le recrimine su uso público durante el IIIº Reich, Heidegger dirá inocentemente que se refería al uso que hacía del término Völkische… ¡el idealista Fichte! Véase su descargo increíble en: Petzet, H. W.; Encuentros y diálogos con Martin Heidegger, 1929-1976, Katz Editores, Buenos Aires, 2007, p. 52.

7 Para un análisis más detallado del artículo de Marcuse y su contexto, véase: Sünker, Heinz; «Kritische Theorie und Analyse des Nationalsozialismus. Notate zu Herbert Marcuses ‘Der Kampf gegen den Liberalismus in der deutschen Staatsauffassung'», en: Heinz, M. / Gretic, G. (eds) Philosophie und Zeitgeist im Nationalsozialismus: Zur Sache des Denkens, Königshausen & Neumann, Würzburg, 2006, pp. 67-86. Marcuse enumera cuatro substratos (les llama wichtigsten Quellen) en el Ideologeme de la nueva derecha que cruzan transversalmente autores y obras: 1) Die Heroisierung des Menschen; 2) Die sogenannte Philosophie des Lebens.; 3) Ein irrationalistischen Naturalismus; 4) Den Holismus, die Lehre vom Vorrang des Ganzen.

8 Marcuse, Herbert; Kultur und Gesellschaft I ., «Der Kampf gegen den Liberalismus in der deutschen Staatsauffassung», Suhrkamp, Frankfurt, p. 27.

9 «Der Existenzialismus», en: Marcuse, Herbert; ibidem, p. 59; edición en español: p. 36.

10 Das Man, término clave en la filosofía política heideggeriana, puede traducirse como «uno», «ninguno», «todos y ninguno», «se». Fue introducido por primera vez por Heidegger en octubre de 1922 para especificar el sujeto pronominal de la mediocridad, de la medianía de lo público-liberal (no por casualidad Heidegger utiliza el concepto ilustrado de Öffenlichkeit), y transformado en sustantivo justamente en el curso del Sommer Semester 1923, «Ontologie. (Hermeneutik der Faktizität)», ahora en: Heidegger, Martin; Gesamtausgabe, GA 63, Klostermann, Frankfurt, 1995, p. 17 y 32; en español: Ontología. Hermeneútica de la facticidad, Alianza Editorial, Madrid, 1999. El traductor español utiliza «uno» y lo explica en una cita a pie de página, ya que lo más correcto sería el «se». Su aparición se da en la configuración del «haber previo», en la mirada heideggeriana a la cotidianeidad liberal (la Alltäglichkeit) y luego en el análisis del concepto de «Hombre» dentro del ámbito fáctico. Más adelante desarrollaremos un análisis crítico del concepto. Dentro de la críptica jerga filosófica de Heidegger es muy común el mecanismo retórico de convertir un pronombre en un sustantivo mediante la adición de un artículo definido neutro y la capitalización de la letra inicial: das Nichts, «La Nada»; das Was, «El Qué»; das Wer, «El Quién»; etc. Véase la entrada «the They, the One», en: Inwood, Michael; A Heidegger Dictionnary , Blacwell, Oxford, 1999, pp. 212-214.

11 Textualmente: «Eine totale Aktivierung, Konkretisierung und Politisierung aller Dimensionen des Daseins wird gefordert.», en: Marcuse, Herbert; ibidem , p. 61.

12 Marcuse, Herbert; ibidem, p. 63.

13 Cita la Politica de Aristóteles para oponerse al Dasein y su decisión vacía de «para qué». Su cita es de Pol. 1253 a 14 f., que dice: «el tener (el Hombre) él sólo, el sentido del Bien y del Mal, de lo Justo y lo Injusto, etc.», en: Aristóteles, Política, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1989, p. 4. Más adelante discutiremos la particular reconfiguración de Aristóteles en Sein und Zeit y su influencia en la filosofía práctica de Heidegger.

14 Marcuse, Herbert; ibidem, p. 64. Traducción propia.

15 Marcuse cita una frase del discurso de asunción al rectorado de Heidegger: Die Selbstbehauptung der deutschen Universität, Korn Verlag, Breslau, 1933, pp. 13-14. En la edición en español del discurso, el traductor Ramón Rodríguez escribe «las fuerzas de su Raza y su Tierra», que es incorrecto; véase: Heidegger, Martín: La autoafirmación de la Universidad alemana, Tecnos, Madrid, 1989, p. 13.

16 O sea un Caudillismo autoritario y su comunidad de seguidores, los Volksgenossen, los camaradas de raza; Marcuse, Herbert; ibidem, p. 67. No es otra cosa que el llamado Principio del Führer, Führerprinzip, que Heidegger aplicará de manera ejemplar y pionera en las diferente instituciones de la Universidad de Freiburg entre 1933 y 1934. El Führerprinzip era un elemento que jugaba un rol central y dinámico en el concepto nazi de «comunidad popular» (Volksgemeinschaft) y divisa distintiva de la gran mayoría de los grupos de la nueva derecha durante la república de Weimar. Adolf Hitler especificó su contenido capital y alcance institucional en el futuro estado racial precisamente en Mein Kampf, 29 Aufl., F. Eher, München, 1933, p. 637 y ss. Sobre la historia del concepto en Weimar y el IIIº Reich, véase: Schmitz-Berning, Cornelia; Vokabular des Nationalsozialismus, De Gruyter, Berlin, 2000, p. 246 y ss.; sobre su evolución y aplicación radical entre 1933 y 1936: Bracher, K.D. /Sauer, W./Schulz, G.; Die nationalsozialistische Machtergreifung, Westdeutscher Verlag, Berlín, 1960; sobre su uso en la dinámica racial-popular de movilización de las masas, véase el trabajo de Wiebe, Nils; Das Führerprinzip und die Mobilisierung der Massen (Hauptseminararbeit 2005), Grin Verlag, 2007, Kap. IV, p. 15 y ss. Podría rastrearse un nexo evolutivo entre el Übermensch de Nietzsche (con su comunidad de seguidores y el lazo misterioso líder-masa) y el Führerprinzip, tal como lo hace el filósofo Alfred Bäeumler por ejemplo.

17 Marcuse utiliza el término clave que Heidegger usa por primera vez en Sein und Zeit y que reemplaza al antiguo Jeweiligkeit. Un concepto desarrollado en el trasfondo de su trabajo de exégesis, traducción e interpretación de la filosofía práctica de Aristóteles sobre la intuición phronética, reflexión que aparece por primera vez liga al Da-Sein en el curso del Sommer Semester de 1923, «Ontologie. (Hermeneutik der Faktizität)», ahora en: Heidegger, Martin; Gesamtausgabe, GA 63, Klostermann, Frankfurt, 1995; en español: Ontología. Hermeneútica de la facticidad, Alianza Editorial, Madrid, 1999. Jemeinigkeit es traducido por José Gaos como «Lo-en-cada-caso-mío», véase: Heidegger, Martín; Ser y Tiempo, FCE, México 1951. En la edición en inglés se traduce generalmente como «in-each-case-mineness», por ejemplo: Being and Time, Blackwell, Oxford, 2005, p. 68. Véase: Griffiths, David B.; The keywords of Martin Heidegger: a philosophical-lexical analysis of ‘Sein und Zeit’ , Edwin Mellen Press, New York, 2006, p. 69.

18 Entschlossenheit como idea de resolución, resolver-algo, des-cerrajar algo clausurado, aparece por primera vez en Heidegger en 1922 relacionado con la habilidad de abrir algo clausurado o bloqueado (que es la etimología en alemán de la palabra). Como sich-entschliessen, traduce Heidegger el concepto de la filosofía práctica de Aristóteles προαιρεσις (proairesis), tal como aparece tanto en Ética a Eudemo (1228c) como en Ética a Nicómaco (libro VII, 8) como en Politica y en la Retorica, se trata del curso del Sommer Semester 1924, ahora en : Heidegger, Martin; Gesamtausgabe, GA 18, Grundbegriffe der aristotelischen Philosophie, ed. M. Michalski, Klostermann, Frankfurt, 2002. Heidegger relaciona el «Estado-de-Resuelto» con la autenticación de la Temporalidad no por medio de una «Conciencia», sino del «siendo-futuro» de la propia Decisión, entendido se estado como un descubrimiento abierto a la disposición de la angustia (Angst). Sobre la Entschlossenheit, el «Estado-de-resuelto», véase en Sein und Zeit, capítulo II, parágrafo 60. En Aristóteles es la capacidad de elección y de decidir por el Bien. Sobre la polémica relación de Heidegger con el concepto de proaireis de Aristóteles, véase el artículo de Francisco J. Gonzalez, «Beyond or Beneath Good and Evil? Heidegger’s Purification of Aristotle’s Ethics», pp. 127-156, especialmente p. 147 y ss., en: Hyland, Drew A./ Manoussakis, John Panteleimon, eds.; Heidegger and the Greeks .   Interpretive Essays, Indiana University Press, Bloomington and Indianapolis, 2006. Sobre la Entschlossenheit en la herradura ideológica del Nacionalsocialismo y el NS-Staat, véase la entrada «Entschlossenheit»en: Schmitz-Berning, Cornelia; Vokabular des Nationalsozialismus, De Gruyter, Berlin, 2000p. 208 y ss.

19 Marcuse, Herbert; ibidem, p. 70. Traducción propia.

20 Textualmente: «an den Führer und die ihm unbedingt verschriebene Bewegung»; Marcuse, ibidem, p. 73, citando el discurso de Heidegger «»Hombres y Mujeres Alemanes», aparecido en el diario de las juventudes nacionalsocialistas Freiburger Stutentenzeitung, vom 10. November 1933. Hemos corregido la traducción española. El texto original se reproduce en: Heidegger, Martin; Gesamtausgabe. GA 16. Reden und andere Zeugnisse eines Lebensweges, 1910-1976 , Klostermann, Frankfurt, 2000, p. 189. La frase completa de Heidegger es: «En escoger este futuro, el Pueblo no puede, sobre la base de consideraciones de las políticas así llamadas ‘exteriores’, votar ‘¡Sí!’ («¡Ja!») sin incluir en este ‘¡Sí!’ al propio Führer y a su absoluto e imprescriptible movimiento («den Führer und die ihm unbedingt verschriebene Bewegung») que ha empeñado todo incondicionalmente en él. Esto quiere decir que no hay políticas separadas en domésticas y extranjeras. Sólo hay una única Voluntad en la Existencia en el Estado («einen Willen zum vollen Dasein des Staates»)». Hemos hecho una propuesta traducción y estudio preliminar que puede consultarse on-line: http://fliegecojonera.blogspot.com/2008/10/heidegger-hitler-filosofa-y.html

21 La cita de Hegel de Marcuse es la siguiente: «Was im Leben wahr, groß und göttlich ist, ist es durch die Idee… Alles was das menschliche Leben zusammenhält, was Werth hat und gilt, ist geistiger Natur und dies Reich des Geistes existirt allein durch das Bewußtseyn von Wahrheit und Recht, durch das Erfassen der Ideen.», en: Hegel, G. W. F.; «Anrede an seine Zuhörer bei Eröffnung seiner Vorlesungen in Berlin 1818», en: Werke , VI , 2. Aufl., 1843, p. XL.

22 Discurso de Heidegger «Estudiantes alemanes», aparecido en el diario de las juventudes nacionalsocialistas Freiburger Studentenzeitung, vom 3. November 1933. Hemos corregido la traducción española. El texto original se reproduce en: Heidegger, Martin; Gesamtausgabe. GA 16. Reden und andere Zeugnisse eines Lebensweges, 1910-1976 , Klostermann, Frankfurt, 2000, p. 184 y ss. Hemos hecho una propuesta traducción y estudio preliminar que puede consultarse on-line: http://fliegecojonera.blogspot.com/2008/10/heidegger-hitler-filosofa-y.html

23 De manera sintomática aparece otra vez al lado de Heidegger y su evolución regresiva el jurista Carl Schmitt, del cual Marcuse cierra el razonamiento con un Diktum-slogan suyo que dice: «En este día (el 30 de enero de 1933, día del nombramiento como canciller de Adolf Hitler) por consiguiente podría decirse que ha muerto Hegel», en: Schmitt, Carl; Staat, Bewegung, Volk. Die Dreigliederung der politischen Einheit, Hanseatische Verlagsanstalt, Hamburg, 1933, p. 32. No por casualidad el libro de Schmitt está editado publicada en 1933 por una de las principales editoriales völkische, la Hanseatische Verlag, dentro de una colección titulada «Der deutsche Staat der Gegenwart» (El Estado alemán en la actualidad), dirigida por el mismo Schmitt. Schmitt llamaba a la toma de poder nacionalsocialista y a la Gleischthaltung racial, una auténtica deutsche Revolution que superaba la hipoteca del Liberalismo. En esta crítica a Hegel de Schmitt tiene muchos puntos de contacto con los argumentos de Nietzsche.

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