A esta altura del partido, parece incuestionable que en apenas unos pocos meses de campaña, la estatura política y el liderazgo de Tomás Hirsch experimentaron un crecimiento exponencial, que por el método del contraste, comprueban el ostracismo a que lo condenan los medios de comunicación, y el anatema de opinólogos de cortas entendedoras, en el […]
A esta altura del partido, parece incuestionable que en apenas unos pocos meses de campaña, la estatura política y el liderazgo de Tomás Hirsch experimentaron un crecimiento exponencial, que por el método del contraste, comprueban el ostracismo a que lo condenan los medios de comunicación, y el anatema de opinólogos de cortas entendedoras, en el sentido de que podrá ser hábil en la crítica, pero que carece de propuesta.
Es evidente que el posicionamiento de la candidatura de Tomás Hirsch obedece, en parte, al hecho de que en esta oportunidad no hubo dispersión de opciones menores en el espacio extra sistémico. Pero no lo es menos que aprovechó su oportunidad sobre la base de rasgos personales como prosapia, carisma y autoridad, que coexisten con otros de disímil naturaleza, tales como afabilidad y calidez.
Sin embargo, acaso entre sus principales méritos y atributos esté el hecho de haber sabido proyectar con propiedad y convicción el espíritu unitario que hasta la fecha predomina en la interna del pacto Juntos Podemos Más. Al menos, es el concepto que emerge de manera más recurrente en la siguiente entrevista concedida a El Siglo, en un alto de su apretada agenda de campaña.
Continuidad del proyecto
-¿Cómo se ve el 12 de diciembre? ¿celebrando una gran votación, desolado por no haber derrotado a la exclusión, o más allá de la contingencia electoral, satisfecho por el avance en la construcción del proyecto alternativo?
«El 12 de diciembre quisiera hacer lo que planteé desde el comienzo de mi campaña. Me veo evaluando cuánto avanzamos en votación y en organización, planificando las siguientes actividades. Esta elección es sólo una etapa de un proceso que involucra a cientos de miles de personas, a cientos de organizaciones políticas y sociales. Quisiera evaluar que cada una de esas organizaciones ha crecido y se ha fortalecido, que esta unidad de la izquierda ha sido buena para todos, que cada una ha sumado gente y avanzado en organización territorial, o en los temas que le compete. Sé que ese día vamos a estar celebrando, porque tendremos una muy buena votación. Pero quisiera que el tiempo de celebración sea breve, y que el centro sea el trabajo de planificación del futuro. Sin proyecto de organización y movilización, esta elección carecería de sentido. Si el esfuerzo fuera sólo para obtener un número bonito de votos e irnos para la casa, todo esto sería un absurdo. El sentido está dado por la continuidad de este proyecto».
-El día de su proclamación, usted evocó la presencia de Lautaro, Manuel Rodríguez, Recabarren, Neruda, Salvador Allende, Miguel Enríquez, el cardenal Silva Henríquez, Gladys Marín y Laura Rodríguez. ¿Siente que la unidad ha avanzado y hecho camino, en el marco de Juntos Podemos Más?
«Esta candidatura representa un proyecto de futuro, un proyecto de sociedad democrática con justicia social. La construimos mirando el futuro, pero recogiendo lo mejor de la experiencia de nuestra historia. Cada día me siento inspirado por la lucha de nuestros mejores hombres y mujeres. Siento la presencia de algunos muy lejanos en el tiempo, Lautaro; de otros con quienes compartimos, Gladys Marín, Laura Rodríguez, y otros que cayeron en plena dictadura, Miguel Enríquez. La construcción del Juntos Podemos demuestra que el compromiso, la coherencia y la lucha de ellos tuvo mucho sentido. Lo que más valoro de esta construcción es su condición de proyecto unitario, amplio, que recoge lo mejor de las diversas organizaciones de la izquierda y el progresismo chileno. Acá estamos todos. Por ahí publican los diarios que esta es la candidatura del partido Comunista y el partido Humanista. No saben que aquí está el aporte de cristianos, de evangélicos, de ecologistas, de adultos mayores, de independientes. Es más, la mayoría de quienes están trabajando, es independiente, gente preocupada por el futuro del país que se puso a trabajar. Eso refleja el sentido que ha tenido construir el Juntos Podemos, y ampliarlo hacia el Juntos Podemos Más».
Piñerinas, bachelensias y girardios
-En momentos en que la campaña entra a sus tramos finales ¿siente que se ha logrado instalar la noción de la existencia de un proyecto de sociedad alternativo, más allá de la exclusión, que por lo demás sigue operando a pleno?
«Se avanzó tanto, que ya nadie puede negar la existencia de esta candidatura, y han tenido que invitarnos a los dos foros televisados a todo el país, y a los debates temáticos en universidades, juntas de vecinos, con alcaldes y concejales, de la educación y la salud, en los temas medioambientales, incluso en la Enade, donde jamás nos invitaban. Se ha roto el dique. La exclusión podrá seguir en el parlamento y los medios de comunicación, pero desapareció en el corazón del pueblo. Hoy ya nadie puede desconocer esta fuerza social, política y electoral. Vamos a tener un caudal de votos muy importante, pero más allá si es de un cinco, un siete o un doce por ciento, lo claro es que esta tremenda fuerza social se ha puesto de pie. Eso es lo relevante. Claro, tenemos tarea por delante, pero justificar el sistema binominal y la exclusión de un sector tan amplio, ya es imposible. La derecha y la Concertación ya no tienen argumentos. La exclusión va a seguir; no somos tan ingenuos para creer que van a cambiar las leyes. Por eso es tan importante que sigamos con la movilización y mantengamos la acción permanente. Vamos a ser oposición el próximo gobierno, pero una oposición activa, preactiva, que va a estar mostrando siempre una alternativa más justa, incluyente y democrática».
-Por lo que se ve en las calles y los medios de comunicación, la ley que supuestamente limita el gasto electoral es una burla. No sólo no limita gasto alguno, sino al contrario, lo que hace es entregarle recursos públicos a las candidaturas que ya los tenían en abundancia, cuestión que profundiza la binominalización del sistema. ¿Comparte esa impresión?
«Eso es exactamente así. A los millones de dólares que ellos gastaban, obtenidos de la ordeña del aparato del Estado, o del soborno de los grandes grupos económicos, se agregan ahora los recursos que obtienen por la ley de financiamiento de campañas presidenciales y parlamentarias. No es que hayan dejado de recibir el aporte de esos grupos, que después les pasan la cuenta, exigiéndoles determinados proyectos de ley. A esos tremendos aportes se agregan ahora recursos provenientes de todos los chilenos. Lo que he visto en estos días es una vergüenza, sobretodo en un país con carencias tan grandes. Donde hay cientos de miles de cesantes, millones de trabajadores en condiciones precarias, más de un millón de adultos mayores recibiendo pensiones de hambre, ver que los candidatos de la derecha y la Concertación se gasten estas millonadas y que además lo hagan con recursos de todos los chilenos, me parece francamente ofensivo. A mí al menos me daría vergüenza este despilfarro. De Chacalluta a Cabo de Hornos, no han dejado un metro sin tapar. Si es para la risa ver estas nuevas flores en parques y plazas, bastante feas por lo demás, piñerinas, bachelensias y girardios, con las que han tapizado Chile. Además, son unos ignorantes en materia publicitaria, porque cualquiera que conoce un poquito de marketing y publicidad sabe que con esa sobresaturación no obtienen un solo voto más, sino al contrario, el rechazo de mucha gente».
Operación política
-La encuesta CEP instaló la noción de que habrá segunda vuelta por el crecimiento de la votación de Piñera, mientras minimiza la suya. En el foro televisivo, usted la calificó de operación política. ¿Qué antecedentes tiene?
«Esta encuesta es hecha por la institución de los grupos económicos más poderosos del país. En su directorio está gente como Eliodoro Matte, Andrónico y Guillermo Luksic, Anacleto Angelini, Juan Claro, Bruno Phillipi, Eugenio Heiremans y Juan Obach, hombre de bajo perfil, pero uno de los más poderosos. En ese directorio hay considerable parte del PIB. Ellos no están en la pelea chica. Ellos están diciendo, mire, usted va a ser la próxima presidenta de Chile, pero cuidado, aquí los que mandamos somos nosotros. La izquierda es irrelevante, así que usted no ande mirando para allá ni popularizando su discurso, porque usted será presidenta con el mínimo necesario, pero nosotros tenemos el poder y el control. La operación consiste en que ningunean a la izquierda, manipulando las cifras, instalan a la Concertación ganando en segunda vuelta, pero con lo mínimo, y dejan como factor de oposición en este esquema de binominalismo acentuado, a la derecha política, marioneta de la derecha económica. Esta operación lleva inmediatamente a la Concertación a decir que va a mantener el modelo económico, que no va a subir los impuestos, que va a seguir liberalizando los mercados, que la salud y educación van a seguir siendo negocios, que no va a modificar las políticas de degradación ambiental, que va a mantener la permisividad para que las grandes transnacionales sigan sin tributar, como sucede en el cobre, en el sector forestal y en la pesca. Eso es lo que les interesa. Para la derecha económica llegar a La Moneda no es relevante; para ella está muy bien que siga la Concertación, mientras siga administrando y profundizando el modelo, que es lo que realmente le interesa. Esa es la señal: sigan ustedes en La Moneda, señores de la Concertación, pero no se vayan a izquierdizar. Como buena alumna que es, la Concertación entendió rapidito».
Doble estándar
-¿Y qué le parece el doble estándar del discurso de las candidaturas del sistema, que hablan de pobreza, desigualdad y desempleo, pero que sólo ofrecen sonrisas, jingles, banderas, eslóganes y todo tipo de técnicas de marketing político?
«Primero, la irrupción de esta candidatura de izquierda los ha obligado a asumir el fracaso del modelo, en términos de superación de la pobreza y la inequidad. Después del primer debate tuvieron que reconocer que hay inequidad, injusticia social, problemas en la salud, la educación, la previsión, etc. Somos nosotros los que pusimos estos temas, lo que valoriza y le da mucho sentido a la acción que hemos desarrollado. Luego empezaron a aparecer, desesperados, los defensores del modelo. Tuvieron que salir un José Piñera a defender un sistema de AFP que se cae a pedazos, y otras voces, como los señores Rolf Lüders, Bruno Phillipi y Hernán Somerville, diciendo, señor presidente, los empresarios lo aplaudimos de pie. Está claro a quién ha favorecido este modelo. Entonces, nos encontramos con la incoherencia de un discurso que rasga vestiduras por la pobreza, la mala distribución del ingreso, la falta de trabajo, etc., pero mientras sus diputados y senadores legislan la profundización del modelo. En sus programas de gobierno no tienen una sola propuesta concreta que modifique este modelo. Por el contrario, a la hora de las propuestas, hablan de flexibilidad laboral, en vez de fortalecer la legislación laboral para proteger a los trabajadores de la voracidad del capital; hablan de seguir industrializando Chile, pero sin incorporar la sustentabilidad de los proyectos y la protección de los recursos naturales; hablan de seguir dejando la inversión extranjera operar libremente en Chile, sin incluir royalty por la extracción de los recursos naturales e impuestos a las grandes transnacionales. O sea, sus campañas reflejan la incoherencia entre un discurso, entre comillas, progresista, y una acción de profundización del modelo neoliberal».
Si estas no son propuestas…
-Sobre su candidatura, dicen que se limita a la crítica, pero que carece de propuesta…
«Ese es un discurso predefinido desde el inicio de la campaña. Si fueran un mínimo de responsables y se hubiesen tomado unos minutos para leer nuestro programa, verían nuestras propuestas, sólidas y fundamentadas. En cada tema hemos planteado la denuncia del modelo actual, con su correspondiente propuesta alternativa. Cada propuesta está fundamentada en su financiamiento, en su implementación y en las leyes que se requieren para llevarla adelante. Ellos no lo quieren ver porque no les conviene. No les conviene ver que la educación puede ser un derecho garantizado, de buena calidad; prefieren verla como negocio. No quieren ver el colapso del sistema de salud; no quieren ver nuestra propuesta de sistema de previsión social donde el Estado garantiza una pensión base de cien mil pesos, con aporte tripartito; donde los recursos de las AFP se invierten en Chile y no en el extranjero, donde los trabajadores tienen participación en la administración de los fondos que les pertenecen, donde cada trabajador pueda optar entre estar en una AFP o volver al INP, donde se incorpora a las FF.AA. al mismo régimen provisional de todos los chilenos. Lo mismo en cualquier área o campo sectorial. En regionalización, hemos dicho elección democrática de intendentes y gobernadores, y que los recursos generados en regiones queden allá. En materia de participación, impulsamos una constitución surgida de una asamblea constituyente, la iniciativa popular de ley, la revocación de mandato, el plebiscito, la elegibilidad de dirigentes sindicales al parlamento, el término del sistema binominal. Lo mismo sucede en el cobre, donde proponemos terminar con el 10% que va a las Fuerzas Armadas, incorporar un 10% de royalty a las empresas privadas, cobrarles impuestos como pagamos todos los chilenos; o en materia ambiental, donde planteamos una contraloría del medioambiente, autónoma del gobierno de turno, que fije normas, fiscalice y sanciones; o en relaciones exteriores, donde planteamos integración de Chile en América Latina, con tratados que vinculen a la pequeña y mediana empresa, que busquen loa reducción de los presupuestos bélicos de la región. Si esas no son propuestas, no sé qué son. Si no las ven, es porque no quieren».
El único voto útil
-Como subproducto de la encuesta CEP, la Concertación empezó a agitar el fantasma del voto útil. En el foro televisado, usted dijo que el único voto útil, es el que va a su candidatura. ¿Puede precisar el concepto?
«En primer lugar, las elecciones presidenciales no son carreras de caballos. Votar por el candidato ganador es perder el voto, si ese candidato no resuelve los problemas de las familias chilenas. Lo que la Concertación llama el voto útil es el voto perdedor, puesto que nada va a cambiar. El único voto ganador es el que permite construir una alternativa que resuelva esos problemas. Es el único voto que le permite ganar al trabajador, al cesante, al pensionado, a la mujer, al integrante de un pueblo originario. El único voto útil es el que permite construir un contrapeso al poder ilimitado de la derecha y la Concertación, dos caras de una misma moneda, de un mismo proyecto económico y social. Por tanto, darle los votos a esta candidatura presidencial y a nuestros candidatos a diputados y senadores, es ayudar a tener la fuerza para levantar la voz, para continuar movilizándonos y trabajando para que Chile sea un país más democrático y más justo».
-¿Cree que hay una competencia por proyectos distintos al interior de la derecha, y que Piñera representa una opción amigable, como pretende hacer creer, o cree que es tan fáctico y autoritario como el resto?
«El señor Piñera es el dueño de uno de los grupos económicos más grandes del país. Pretende vestirse de demócrata al decir que votó no en el plebiscito de 1988, cosa que está por verse, porque ha mentido tanto, pero mientras tanto, se dedicó a enriquecerse al alero de la dictadura, utilizando las leyes, los decretos, los cargos, los ministerios, el poder que tenía el entorno de Pinochet, para acumular millones de dólares. Este señor, que hoy pretende aparecer como un demócrata, representa lo más duro de la derecha económica. La derecha es una sola. Por táctica electoral, calculó que podía ganar más con dos candidatos presidenciales, pero manteniéndola posicionada como un todo».
-¿Cree, como el Ministro Dockendorf, que esta es la última elección con el sistema binominal, o piensa que va a terminar cuando deje de servirle a la derecha?
«Antes de cada elección, le he escuchado decir a la Concertación que va a terminar con el sistema binominal. Y después de cada elección, los he visto guardar el proyecto de ley en el cajón del escritorio. A la hora de legislar, sacan la calculadora y les queda claro que les conviene mantenerlo. Por eso, no le creo en lo más mínimo al ministro que anda diciendo eso. Si fuera la última elección binominal, sería gracias a una votación tan grande nuestra, que hiciera insostenible este sistema. No me cabe duda de que si estamos sobre el millón de votos, este sistema colapsa. Por eso, quisiera insistir en que la votación que obtengamos incide directamente en la posibilidad de una democratización real del país».
Pinochet a la cárcel
-¿Qué le parece el hecho de que los otros candidatos no se hayan presentado en dos foros sobre el tema de los derechos humanos?
«Eso revela el absoluto desinterés y desprecio de los otros candidatos por este crucial problema. Esa ausencia refleja lo que harían en caso de llegar al gobierno. Para ninguno de ellos es un tema prioritario, ni siquiera de interés. Mandan cartas excusándose de asistir, pero no me cabe duda de que a la Enade, sede de los grupos económicos, no van a faltar. El problema de los derechos humanos no es un tema de pasado, sino de futuro. Construir un Chile como el que queremos, donde nunca más se violen los derechos humanos, requiere necesariamente verdad, justicia, reparación y memoria histórica. Sin esos cuatro elementos, nunca podremos decir que estamos en Estado de derecho, que estamos en un régimen democrático y que la transición ha terminado».
-¿Qué comentario le merece el procesamiento de Pinochet por el Ministro Cerda?
«La verdad es que debería haber sido procesado y condenado hace ya muchos años. La justicia está avanzando a paso de tortuga en lo que sabemos desde hace 32 años, dos meses y diez días. Desde el 11 de septiembre de 1973 hemos sabido que las violaciones de los derechos humanos las ordenaba Pinochet y que era el superior jerárquico de la DINA y la CNI. Por lo tanto, en cualquier estado de derecho, no cabe otra posibilidad que condenarlo y encarcelarlo. Por ahí dicen, la edad y todo eso. Pero es muy curiosa la salud de este señor. Cuando estaba en Londres, decían que gozaba de buena salud y que podía ser juzgado en Chile. Cuando llegó a Chile, resultó que estaba muy enfermo de diabetes, microinfartos, y qué sé yo. Ahora ha quedado claro cómo simula enfermedades. Demente ha estado siempre. Solo un demente organiza una maquinaria de la muerte y la atrocidad como la que generó, implementó, desarrolló y ocultó el general Pinochet».
-¿No le llama la atención el exceso de información sobre Pinochet, como si se buscase concentrar la responsabilidad sobre él, y exculpar al modelo?
«Sucede que en Chile operan poderes fácticos muy potentes, y uno no sabe hasta qué punto van transando una cosa por otra. Cuando Lagos libera al degollador de un dirigente sindical, evidentemente hay un acuerdo secreto con los sectores más duros del militarismo. Cuando se hacen estos careos, y se distribuye toda la información, uno se da cuenta que ahí hay operaciones activas, buscando tal vez desviar la atención, sabiendo que Pinochet no irá a la cárcel, mientras avanzan en el tema que les interesa, o sea, la profundización del modelo económico. Los grupos económicos tienen un poder que la gente no imagina, y desde luego controlan los medios de comunicación, como El Mercurio y Copesa. De hecho, el señor Edwards ha pasado piola, y encima, recibe el premio El Emprendedor del Año, siendo, como es, uno de los principales promotores de la dictadura y la violación de los derechos humanos. Me llama la atención cómo estos civiles, o sea, los señores Fernández, Novoa, Cardemil, Cuadra y tantos otros, que estuvieron involucrados en la violación de los derechos humanos, se las han arreglado para quedar al margen. Pero no me cabe duda que en algún momento de nuestra historia van a tener que dar cuenta de su responsabilidad en la violación de los derechos humanos y en el robo patrimonial que se realizó contra todos los chilenos».
El brillo de la esperanza
-Hace seis años usted también fue candidato presidencial y obtuvo un 0,51%. ¿Qué cambió en el país? ¿qué cambió en lo personal? ¿qué diferencias ve entre ambas campañas?
«Hay tantas diferencias que darían para otra entrevista. Hoy el país es otro. Hay mucha gente que se aburrió del maltrato. Hay diferencias a nivel mundial. Hoy está claro el fracaso del modelo neoliberal, en términos de resolver los problemas de las grandes mayorías. Hay una diferencia en la izquierda y el progresismo chileno. Nos hemos unido. Hemos construido el acuerdo más amplio en los últimos treinta años. Estoy convencido de que el Chile que soñamos no lo construye ninguno de nosotros solos; ni humanistas, ni comunistas, ni ecologistas, ni cristianos de izquierda, ni nadie por sí solo. Este acuerdo, esta unidad, es la única respuesta posible. En lo personal, esta campaña ha sido maravillosa, y no encuentro otra palabra. He dado todo, he caminado todo Chile, he estado con centenas de miles de personas, pero de verdad, es mucho más lo que he recibido que lo que he dado. Para mí, lo más grande de esta campaña ha sido la cantidad de gente anónima que he ido conociendo, que está trabajando en sus barrios, en sus calles, día a día. Son ellos los que han llevado adelante este proyecto. Es con ellos con los que me siento más comprometido. Lo han pasado muy mal, pero los miro a los ojos, y veo brillar la esperanza».