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Historia de un breve match con Piñera

Fuentes: El Ciudadano

Un pinponeo sobre el diálogo con los estudiantes, el Fondo de Medios para apoyar prensa alternativa, el saqueo al país, la Ley contra las tomas y el porcentaje de financiamiento de la educación. No había sido invitado. Pero el convite mal extendido desde el Gobierno llegaba a mi correo. Me la rebotaba el editor de […]

Un pinponeo sobre el diálogo con los estudiantes, el Fondo de Medios para apoyar prensa alternativa, el saqueo al país, la Ley contra las tomas y el porcentaje de financiamiento de la educación.

No había sido invitado. Pero el convite mal extendido desde el Gobierno llegaba a mi correo. Me la rebotaba el editor de Unión del Ranco, Mauricio San Cristóbal, indicando una reunión con el Presidente de Chile: Sebastián Piñera.

Discutimos entonces horas antes si sería pertinente ir, y concluí que era una oportunidad ineludible para hablar cara a cara. De alguna forma había que romper el cerco.

Al llegar, nos encontramos con una casa que lucía unos globos negros. Desde lo alto llegaba el sonido de un helicóptero que sobrevolaba el lugar y en tierra se desplegaba un contingente policial en un bus.

-Sus nombres- nos pregunta de civil un sargento de la Guardia Presidencial.

Bruno Sommer y Mauricio San Cristóbal -señalamos.

-El señor está en la lista pero usted no, por lo que no lo puedo dejar pasar.

-Hubo una equivocación en la extensión de la invitación- le digo.

-Entienda mi trabajo, puede pasar su otro colega, pero usted no.

Llamamos entonces al Palacio de Gobierno y pedimos hablar con Prensa. Nos dicen que verán el problema y nos dan el fono del encargado del tema en Valdivia. A él, mi colega le explica que soy el Director de El Ciudadano -medio a quien no invitaron siendo oriundo de la Región de Los Ríos– y a la vez de la Unión del Ranco, nuestra trinchera local que reza en su slogan, «Hágase la voluntad popular».

Comprendido el error -causal o intencional- pasamos el primer control, luego el segundo.

-Pueden esperar por acá, el Presidente está comiendo en el salón contiguo, les traeremos café y galletas mientras esperan-, nos explica un anfitrión.

Nos sentamos con hambre. Eran casi las tres de la tarde y no habíamos almorzado. Llegó café y galletas para la mesa de enfrente. Nosotros aguardamos junto a Miguel Ángel, colega de valdivianoticias.cl, preguntándonos el motivo de la invitación.

En eso hace su llegada Verónica Moreno, directora del monopolio de la prensa diaria regional. Nos salud muy amable. Contra ella nada, respeto con respeto, pero inevitable la crítica contra lo que representa la línea Edwards: el «status quo» a favor del dominador.

-Pasen al salón -nos señalan – y nos encaminamos al punto de la reunión.

Unos jarrones con agua y hielos nos reciben, enfriando aún más el ambiente. Veo una servilleta solitaria sobre la mesa e intuyo que es el puesto reservado para Sebastián Piñera. Voy entonces y me siento enfrente, esperando su llegada.

-Sólo tres minutos más, se trata de una conversación en off, abierta y libre, así que sin grabar, luego si quieren editorializan o escriben al respecto- señala un miembro de su comitiva.

Quedaba claro, esta vez el Presidente no pautearía ni consultaría previamente a los periodistas cuáles eran las preguntas para luego seleccionar qué contesta, como le he visto hacer. Esta era la segunda vez que le veía, él posiblemente no me recordaba.

El Presidente comenzó dando algunas cifras a escasos dos metros de mi persona y repasó las obras de infraestructura comprometidas para la «región piloto», cuando se dio cuenta que ya eran muchas y, tal vez por ello, se detuvo.

Recordé entonces cuando cantando rancheras en la plaza de La Unión, él intentaba convencer a las personas para que le dieran el voto. Comprometía un hospital nuevo para la ciudad si era electo. Escuché entonces, como dijo ahora, que habría otro para Río Bueno. Cuando ya casi terminaba de leer, ante mi atenta mirada, me dije:

-Excelente, ¿pero será verdad?

-Preguntas-, dijo entonces el mandamás.

Un colega del periódico En Acción, que más tarde junto a su socia aprovecharían de entregar antecedentes de una licitación a su juicio ‘cuchufleta’, causando el sonrojo de las autoridades locales, rompía el hielo consultando sobre el Fondo de Medios, lo bajo de los montos asignados y si éste se aumentaría.

-Así será dijo Piñera- y anunció la creación de una asignación extra para el 2012, complementaria al actual Fondo de Medios y que apuntará a los medios regionales para la compra de infraestructura y capacitación de los equipos humanos de los medios.

Era mi turno.

-Le felicito, pero junto a ello me gustaría que fiscalice mejor a quién se le entregan estos fondos. Resulta que este año y anteriores, los brazos regionales de El Mercurio se llevan parte de esta plata, siendo que ellos se comen casi el total del porcentaje de avisaje de la torta publicitaria que maneja el Estado. Esos fondos deben ser para los medios pequeños, defendí.

-¿Eso es así?-, dijo Piñera.

-Por lo menos en esta región no ha sido así, dijo el intendente Varas.

-Este año no ha sido así aquí, pero sí en anteriores y para ejemplo este año en el norte de Chile, La Estrella de Arica, El Mercurio de Calama, se lo llevaron nuevamente, respondí.

-Bueno, tendremos el nuevo fondo que he señalado, veremos que lo que dices no se repita más, pues el enfoque de estos dineros es que deben ser para las pequeñas y medianas empresas y junto a ello veremos que del avisaje exista un mínimo garantizado para los medios regionales.

-Golazo -me dije en silencio y seguí, antes que se me fuera el hilo-. Siendo que estamos hablando de comunicaciones, quiero preguntarle sobre el rol de TV pública en Chile. Me parece bien que se haya dado cobertura especial al tema de los 33 mineros y a lo sucedido en Juan Fernández, pero por qué no se ha hecho lo mismo con los estudiantes. Una TVN abriendo el debate durante dos días en profundidad sobre el futuro de la educación en Chile, y ¿por qué usted se ha negado a televisar la mesa de diálogo con los estudiantes?

-TVN no es un canal del Estado. Me gustaría que la TV transmitiera también otro tipo de contenidos, pero esto no es así. Respecto a televisar el diálogo con los estudiantes, creo que no, pues esta es una mesa de trabajo y las cámaras entorpecerían los avances.

¿Por qué?, me pregunté. Pero Piñera no se detenía y decidí no interrumpir.

-Además -indicó el Mandatario- como en la Confech no permiten que se graben sus asambleas, nosotros tampoco tenemos porqué hacerlo-.

-Pero, ¿usted televisa las reuniones con sus ministros? Esto es diferente, es un diálogo entre la ciudadanía y el gobierno, en el que todos queremos participar o, por último, ver por televisión.

-La ciudadanía es mucho más que los estudiantes-, me respondió.

Pero en las calles también hay padres y apoderados, profesores, trabajadores. Han sido capaces de levantar un plebiscito nacional, y si eso no es ciudadanía qué es, me cuestionaba sin posibilidad de retrucar.

-Además, debes ver, por ejemplo, en el Senado y la Cámara de Diputados, que tienen sus canales de televisión y tú puedes ver las discusiones en vivo. Pero también hay sesiones privadas que no son trasmitidas- continuó el Presidente.

Para ese entonces ya tiritaba; en mi cabeza no cabía cómo la discusión de lo público puede seguir desarrollándose en comisiones secretas y la toma de decisiones a la espalda de la ciudadanía. Me sentía molesto, iba a explotar, pero un cuidadoso «calma» de mi colega editor, me llevó a guardar la compostura.

Vino entonces la pregunta de una colega y compañera de estudios que no veía hace muchos años y a quien siempre he admirado por su talento periodístico. Era Bárbara Cox, hoy en Radio Bío-Bío.

-Presidente, ¿cree que haya sido prudente, en medio de la efervescencia social del momento, hacer el anuncio de una Ley contra los saqueos?

Piñera comenzó entonces a dar una larga justificación sobre dar más protección, de la que ya tienen, a los privados y a Carabineros. Entonces Bárbara lo espetó y éste continúo dando argumentos y repitiendo la palabra saqueo. Gracias Barbariña, dije para mis adentros, era la ocasión para retomar el escrutinio público a la autoridad.

-¿Pero y qué pasa con el saqueo de nuestros recursos naturales? ¿Qué pasa con el descabezamiento de la Cordillera de los Andes y trasnacionales llevándose todo el cobre y el oro con gran perjuicio para el Fisco de Chile?

-El concepto de saqueo no se puede igualar a lo que dices, aquí ellos pagan un tributo -me responde Piñera.

-Pero muy bajo en comparación a países como Australia donde las mineras pagan al Estado sobre un 40%.

-En Chile, con los nuevos ajustes -y comienza a dar cifras que no logro retener- llegamos a un impuesto de un 47%.

¡Chucha!, me hubiese gustado tener al lado entonces a un Alcayaga, Lavandero o Caputo para que me ayudaran. No entendía cómo cresta llegó a sumar tanto, me tenía contra las cuerdas.

-Pero igualmente evaden -le digo.

-Eso ya no se puede hacer, hay organismos reguladores. Además, lo que existe en relación a las concesiones mineras viene en mayoría desde el gobierno de Frei -sacándome del cuadrilátero, como cuando suena la campana.

El vende patria de Frei, pienso, tratado de complementación minera, el País Virtual…

SEGUNDO TIEMPO Y FINAL

A esa altura sus tics se habían multiplicado. Piñera se acomodó, con un nuevo movimiento de cuello y brazo que se repetiría en el diálogo, y arrancamos nuevamente.

-El gobierno ha dicho que el aumento en presupuesto de educación es el más grande de los últimos años, con un 7,7%. No obstante, si uno ve los números de la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda -recordando el informe de Orlando Caputo– vemos que el 2011 creció en un 13,8 % y el 2010% en un 15,5%.

El mandatario hizo nuevamente un par de operaciones numéricas y me dice algo como que finalmente es proporcionalmente mayor.

-Entonces está mal comunicado -le digo-, pero igualmente quiero darle un dato. A modo de ejemplo, el proyecto hoy en manos de una trasnacional, Barrick Gold, Pascua Lama, al precio actual del oro, tiene ocho y más veces el presupuesto que usted está destinando a educación. Junto a eso, este es el Estado con las Arcas Fiscales más grandes de la historia, plata hay.

-Pero se acuerda usted del ministro Eyzaguirre, durante el gobierno de Ricardo Lagos, que nos ha dejado el desafío del superávit estructural y también hay mucha plata que tenemos invertida fuera del país.

-Sí -le respondo-, perdiendo millones y apostando con el dinero del futuro de los chilenos.

-Es que debemos estar atentos, el panorama internacional está turbulento- me contesta.

-Un consejo, no siga sosteniendo esa gran mentira que tarde o temprano se desplomará. Regrese y apueste por lo local.

Al parecer me entendió, por su rostro un tanto preocupado. Pero sus compromisos e intereses más profundos los desconozco.

Así, Chile el país con casi mayor cantidad de tratados de libre comercio en el mundo, sigue siendo un país netamente exportador de materias primas. Si no invierte fuertemente en la educación, así como ya vinieron los españoles, luego ingleses y yanquis a meternos el dedo en la boca, seguirán viniendo chinos y otros tantos, por los bosques, montañas y ríos. Apoderándose de nuestra tierra, financiando candidaturas, raptando a nuestros políticos, degradando aún más este sistema en vencimiento.

-Se acaba el tiempo- digo al Mandatario. Pronto se terminará de privatizar Essal, la sanitaria que lucra cobrando el agua a los habitantes de las regiones de Los Ríos y Los Lagos. Y me responde una canallada que no había escuchado en mi vida.

-Ahhh, pero haremos un ‘Golden Share’… nos quedaremos con el 5%.

Caí entonces en cuenta que es eso lo que está haciendo en muchas partes para desmantelar lo poco y nada que queda del Estado de Chile.

Piñera ya se marchó. Quedaron tantas preguntas por hacerle, y compromisos que me hubiese gustado asumiera para con los pueblos, pero comprendí que yo era nadie para él y él un duro muy hábil. Un hombre que entendió la vida como un negocio, un especulador que no da fácilmente su brazo a torcer, pero a la vez, un tipo preocupado por la imagen que proyecta y al que para que ceda y entienda el interés popular, hay que llevar al debate público.

Ya está, me dije, misión cumplida; es hora de retirarnos. Y comprender que para que fundemos la ansiada Segunda República para Chile, queda aún camino por recorrer. Que aún no tenemos un Presidente con los cojones para ello y que la tarea de los ciudadanos decididos a hacer cambios mucho más profundos en esta faja de tierra es también de largo aliento.

Bruno Sommer Catalán, director de El Ciudadano.

www.elciudadano.cl