SchoolofFeminism.org presentó los carteles que dan portada a estas líneas y me hicieron plantearme: ¿y los hombres… no le deben nada al feminismo?
En esta época convulsa en la que vivimos, cuando las fuerzas políticas conservadoras del más rancio calado misógino-homófobo-racista se empeñan en distribuir un mensaje de odio que pone en cuestión las luchas por los derechos en igualdad de los colectivos históricamente discriminados, hace falta recordar también que el Feminismo -o los múltiples feminismos- han beneficiado a los hombres en menor o mayor grado. Basta ya del ridículo y trasnochado discurso del «ni feminista ni machista» o del «no soy feminista, soy femenina». Ser feminista no es un insulto, significa tener conciencia social y ser capaz de ver la desigualdad que intercala todas las esferas de la vida, denunciarla y poner tu granito de arena para cambiarla, por ínfimo que sea. Por eso, cada vez hay más hombres feministas porque entienden que el Feminismo no es una guerra entre hombres y mujeres, ni un discurso de supremacía de género, sino un alegato a favor de la igualdad.
Es todo lo que pedimos, ser iguales en número y en responsabilidades dentro de los círculos de poder para no dejar nuestro futuro, nuestros intereses, nuestras decisiones, nuestras experiencias y nuestro comprender fuera de esas puertas que encierran reuniones solo de hombres gobernando sobre la forma en que gira el mundo. Queremos un mundo mejor y queremos ser parte activa del cambio, que quede constancia de nuestra huella en la historia de la humanidad (porque hasta ahora nos han robado y silenciado todas las aportaciones históricas por el simple hecho de ser mujer).
«Pensar que el feminismo es una cosa solamente de mujeres. Esa es la excusa para no hablar del tema. Precisamente porque los hombres hemos sido responsables por el machismo que tanto daño causa, nos corresponde dar un paso hacia adelante y exponernos a esta discusión. Si no damos este primer paso seguiremos reproduciendo un sistema opresivo. «
Jorge Farinacci Fernós
La incorporación de la mujer al mundo laboral tuvo un impacto enorme en el crecimiento del PIB, en el aumento de la productividad y, por lo tanto, en la mejora del bienestar de hombres y mujeres. La calidad de vida de las familias mejoró gracias al doble salario. La seguridad y el ahorro son, sin duda, garantes de la felicidad. En época de crisis económica, el segundo salario sirve como airbag ante la caída de la economía familiar: si un miembro pierde el empleo, siempre quedará el otro (o no, pero la posibilidad es oportunidad). Las mujeres ocupando espacios tradicionalmente reservados a los hombres permite también la normalización del acceso de los hombres a los menospreciados «trabajos de mujeres», adquiriendo estas labores un nuevo prestigio (pensemos en la evolución de «cocinera» a «chef» o de «costurera» o «modista»).
Los partidos políticos también encontraron en la mujer a aliadas para aumentar el número de apoyos sociales y de votos. El voto femenino no tiene un sesgo ideológico homogéneo. Por ser mujer o por ser feminista no votarás a la izquierda forzosamente, por mucho que algunos se empeñen en que la igualdad de derechos solo puede ser proclamada desde la izquierda. Lo cierto es que hay tantas mujeres y tantas feministas como visión y estrategias políticas. Es cierto que la derecha es más conservadora y, en consecuencia, más reacia al cambio. Pero también hay mujeres que prefieren los cambios lentos frente a los revolucionarios.
Las mujeres han logrado el derecho a decidir sobre su propia vida (aunque aún hay retrocesos y tarea pendiente en muchas partes del mundo desarrollado). Los anticonceptivos sirvieron a la cultura de la libertad sexual y de la experimentación desde fin del siglo pasado. ¿O los hombres no se han beneficiado de eso tampoco? Los programas de salud reproductiva benefician a hombres y mujeres contra las enfermedades de transmisión sexual. Y el derecho al aborto garantiza que, ni hombres ni mujeres, tengan que condenar su futuro a una vida que les pilla desprevenidos, mal preparados y sin el soporte material para hacerle frente.
También le debemos al Feminismo la ampliación de la definición de violencia sexual y de violación, que incluye a los hombres. Hasta hace no mucho la penetración sexual no consentida se criminalizaba cuando cometida contra la mujer. En contextos de guerra, entre grupos militarizados y en cárceles, los hombres son también víctimas de esta violencia y, gracias al Feminismo, tienen ahora las herramientas para reclamar justicia y reparación.
Las mujeres hemos sido tradicionalmente las cuidadoras de nuestros hogares, de nuestras familias y de la crianza. Hoy en día, las Feministas han logrado una mayor implicación por parte de los hombres en estas tareas mediante la concienciación y la educación cívica en valores. La paternidad no solo es un derecho, es un honor y una bendición de la vida. Que los hombres puedan gozar de los mismos derechos y permisos laborales para cuidar a sus seres queridos cuando se enferman, para proteger a sus recién nacidos y para estar presentes en la vida de sus criaturas, es una labor que el Feminismo ha apoyado desde el comienzo. Queremos padres entregados, con los mismos derechos a convertirse en una parte esencial de la vida familiar. Las mujeres no somos más, no somos mejores ni estamos más predispuestas biológicamente para los cuidados. En igualdad, somos más fuertes.
La crítica feminista a los roles y estereotipos sexuales abre la puerta a que los hombres abracen sus propias emociones en todo su rango y esplendor. La represión emocional ligada a la masculinidad hegemónica condena a los hombres a un sentir de la vida incompleto.
«Men, their rights and nothing more.
Women, their rights and nothing less».
Susan B. Anthony
No pretendo con esta entrada de mi blog feminista realizar un listado exhaustivo de todas las formas en que los feminismos han impactado positivamente la vida de los hombres, sino invitar a la reflexión en un día tan importante como hoy porque es necesario que los hombres entiendan y perciban los privilegios de los que disfrutan por el mero hecho de haber nacido hombres y porque necesitamos más hombres feministas para lograr vivir en un mundo mejor, un mundo más igualitario, más justo, más equitativo, más respetuoso y más amable.
Os dejo a continuación, el medidor de privilegios masculinos realizado por Ritxar Baete en su libro «Nuevos hombres buenos», esperando os sirva para cuestionaros la importancia del Feminismo en una causa que es de todas y de todas.
- ¿Crees que las mujeres de tu entorno (madres, parejas, hermanas, abuelas…) te han cuidado más a ti que tú a ellas?
- Pensando en tu deporte favorito, ¿crees que en la práctica profesional de este deporte tendrías más posibilidades de triunfar socialmente u obtener éxito, reconocimiento y dinero si fueses mujer?
- ¿Trabajas de forma confortable sin miedo a sufrir acoso sexual?
- En el caso de decidir ser padre, ¿crees que en tu trabajo continuarían confiando en tu capacidad profesional?
- ¿Te has sentido alguna vez excluido en el trabajo porque se refirieran al conjunto de trabajadores y trabajadoras en femenino?
- En los puestos de responsabilidad en tu trabajo o en tu entorno, ¿tienes un montón de profesionales de referencia de tu mismo género?
- ¿Caminas seguro por la calle sin miedo a sufrir acoso o una agresión sexual?
- Si tienes hijos y una carrera, nadie pensará que eres egoísta por no quedarte en casa a cuidarlos
- En el caso de que convivas en pareja con una mujer, ¿consideras que asumes menos responsabilidades en los trabajos de cuidado que ella?
- Si eres padre en una pareja heterosexual, ¿dedica tu pareja más tiempo que tu al cuidado de tus criaturas?
Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2019/03/hombres-den-las-gracias-al-feminismo/