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A dos años de la masacre en la comunidad de San José de Apartadó

Hombres sagrados y vidas inocentes

Fuentes: Rebelión

«Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Estos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarle a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo […]


«Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Estos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarle a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Estos hombres son sagrados».

José Martí , Maestro de Nuestra América

La voz de Luis Eduardo Guerra señalando en los escenarios internacionales , desde la entereza insometible y con la palabra sencilla de la verdad la persecución oficial -paramilitar – judicial a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó en Colombia[1]; y señalando el progresivo hundimiento de estado colombiano en el fango sangriento del narcoparamilitarismo, les resultaba intolerable. No podían comprender ni aceptar su renuncia a exiliarse y su vida consagrada a la organización comunitaria y la labor con la tierra.

Hoy la Corte Suprema de Justicia de Colombia está ordenando la detención de múltiples congresistas por estos nexos y se está revelando a la opinión pública nacional e internacional que el paramilitarismo no solo fue una estrategia criminal del Estado, sino que fue impuesto en Colombia desde hace seis años como un proyecto autoritario de Estado y de sociedad [2] ( con presencia en las tres ramas del Estado); a la confrontación existente se le impuso desde fuera un pensamiento y un presupuesto descomunal dirigido a promover el odio fratricida y el exterminio de la diferencia.

Quienes autorizaron y ordenaron la masacre en un lugar bajo plena observación de la Corte Interamericana de justicia interamericana , y de organizaciones sociales de paz y derechos humanos de EEUU y Europa con acompañamiento internacional en el terreno , seguramente previeron que el crimen produciría una reacción internacional.

Pero probablemente creyeron poder ignorar las voces de solidaridad internacional que se levantarían pensando que se desvanecerían mas temprano que tarde , y en cambio podrían acabar por fin con la ejemplar resistencia no armada de la Comunidad de Paz en un territorio calificado como geoestratégico por la cercanía al Canal de Panamá y por los réditos que rinden las economías corporativas y las ilegales en la región del golfo de Uraba.

Erraron por completo. Ni pudieron desintegrar la Comunidad de Paz que en una elección tomada con fuerza sobrenatural decidió continuar hasta la ultima piedra si es preciso[3] , ni el clamor internacional menguo hasta agotarse. Hoy 21 de febrero , – cuando se cumplen dos años de impunidad sobre la inconcebible masacre en la que se torturo y arranco la vida de tres niños , una adolescente y cuatro adultos – hay acciones exigiendo verdad y justicia en Washington , Roma , Montreal , Madrid, Bruselas , Portugal, Barcelona , Zaragoza , Huesca , Burgos , Murcia , Pamplona , Vitoria , Oviedo , Alicante , Santander , Elche , Cartagena , Alburquerque , Cacauelos… Crece irrefrenable el clamor en diversos lugares del mundo exigiendo respeto hoy a la vida de la Comunidad y sus integrantes, y exigiendo verdad que ponga fin a la oprobiosa impunidad que cumple dos años y que no se puede comprender sin inferir el amparo de altas instancias del poder en el intento de tender un manto de olvido sobre la sangre inocente derramada.[4]

La inconcebible masacre ejecutada por seres en los que la condición monstruosa tomo el lugar de la humanidad , y la ausencia de verdad y justicia de todo este tiempo , constituyen un atentado contra la humanidad entera y una marca imborrable de ignominia sobre un gobierno que como el colombiano ha tenido el fraseo pronto para la pugnacidad y el patriotismo falso con el que se sacrifican millares de vidas humildes en una guerra evitable y careció de la voluntad y la entereza necesarias para hacer que la vida de Luis Eduardo Guerra , los niños y los otros cuatro integrantes de las Comunidad de Paz se respetara.

Falta aún que gobiernos que como el Español y el Alemán , que afirman tener los derechos humanos como principios que guían su acción exterior, y que tanto peso tienen en las instituciones europeas con relación a lo que acontece en América Latina , establezcan la exigencia de verdad y justicia sobre esta crimen contra todos como condición insoslayable para continuar suministrando la «cooperación» con el gobierno de una Colombia en la que sus inversiones tantos beneficios les arrojan y al mismo tiempo tantas dinámicas de sufrimiento han producido.

La Comisión de Alto Nivel que orienta y regula las relaciones entre el reino español y Colombia se reunió a comienzos de enero de este año y no hubo una sola mención sobre el esclarecimiento de esta masacre que horrorizó al mundo.Esperamos que para la reunión de la Comisión de Alto Nivel prevista en Colombia en 2.008 , el tejido solidario español haya sido escuchado , si no tanto como escucha al Consejo de Inversiones y a los estrategas de la ascendencia cultural , al menos lo suficiente para que la exigencia de verdad y la justicia sobre la masacre que segó la vida del líder campesino Luis Eduardo Guerra y de otros siete integrantes de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó , haya encontrado respuesta.

«Porque las comunidades no deben estar solas, como por ejemplo cuando empezó el Plan Colombia: se hizo mucha propaganda que era para el desarrollo, que iba a traer la paz al país y mucha gente se comió ese cuento, pero el hecho de que haya un acompañante internacional de nacionalidad americana a la comunidad, y la gente se de cuenta qué ha sido el Plan Colombia [5], la manera como están matando a las comunidades, para el mismo Estado es muy difícil poder manejar la cosa, porque nosotros lo hemos vivido con los acompañamientos que hemos tenido de voluntarios americanos; ellos mismos van a su embajada a decirles: «cómo es posible que estén apoyando un ejército que está matando campesinos». Eso va creando apoyo muy fuerte y se evitan acciones contra las comunidades. Vivamos o no vivamos en un conflicto, el acompañamiento internacional es muy importante para las comunidades;» (Fragmento de la entrevista a Luis Eduardo realizada por APDH Ecuador.)



[1] www.cdpsanjose.org

[2] Ver www.rebelion.org 19.02.07 / Colombia/ Declaraciones del Movimiento Nacional de victimas del terrorismo de estado y de justicia y paz

[3] Ver el valioso documental «Hasta la última Piedra» de Juan José Lozano , en donde se presenta el monumento que ha erigido la comunidad en memoria de las victimas , 165 , una piedra por cada uno de los hermanos que han caido.

[4] Ver Informe de los Jueces españoles , www.acompaz.org

[5] Puesto en marcha hace seis años por el gobierno Clinton y profundizado y refrendado en su II parte por la administración Bush.