Recomiendo:
0

Sobre islamofobia y racismo en Francia y Europa

Houellebecq no es Badiou

Fuentes: Noticias de Navarra

El ejército de Israel mató a 17 personas e hirió a 160 en Gaza, el 30 de julio del 2014, después de bombardear el mercado de Shayaía. Entre las víctimas mortales estaba Rami Rayan, fotógrafo y cámara de Palestine Network for Press and Media, asesinado cuando grababa el trabajo de las ambulancias, a pesar de […]

El ejército de Israel mató a 17 personas e hirió a 160 en Gaza, el 30 de julio del 2014, después de bombardear el mercado de Shayaía. Entre las víctimas mortales estaba Rami Rayan, fotógrafo y cámara de Palestine Network for Press and Media, asesinado cuando grababa el trabajo de las ambulancias, a pesar de vestir peto y casco de periodista. Aunque en el ataque de 51 días que el gobierno de Israel hizo contra Palestina en el 2014 murieron 16 periodistas, Europa y los Estados Unidos de América no apreciaron una gran amenaza contra los derechos humanos y la libertad de expresión.

En París, el 7 de enero del 2015, asesinaron a 12 personas en la sede de la revista Charlie Hebdo, incluidos varios dibujantes y columnistas de esta publicación. En esta ocasión Europa y todo Occidente vieron la mayor amenaza contra la libertad de expresión, desde la Francia republicana laica y lepenista hasta la España borbónica de Santiago Matamoros, pasando por el presidente de Israel. El teatro de la solidaridad que representó después la Europa oficial de los Estados ha sido un paso más de la sociedad del espectáculo con su nuevo clima antiterrorista.

La Fortaleza Europa vuelve a un debate viejo, mientras aflora ese racismo de marca blanca tan mesocrático y mediático, ese racismo que presume de no ser racista -como Michel Houellebecq, quien se atreve a asegurar que «la islamofobia no es un tipo de racismo»-. Frente a esa sumisión, tenemos aquella reflexión atinada que argumentó Alain Badiou hace tiempo: «democracia» quiere decir que «inmigrante», «francés», «árabe», «judío» no pueden ser, sin desastre, palabras de la política, porque estas palabras remiten la política al Estado, y el Estado mismo a su función más baja, a saber, el recuento desigualitario de los seres humanos.

Jacques Rancière ha dejado escrito que a la extrema derecha de Marine Le Pen no le hace falta desplegar ninguna estrategia xenófoba predeterminada, porque las propias medidas del Estado y ciertas campañas de intelectuales le facilitan y adelantan la labor. Al final, la maquinaria del miedo y la factoría del consenso han dado la razón a Jean-Luc Godard, quien recomendaba al presidente Hollande que nombrara ministra a Marine Le Pen, en lugar de andarse con rodeos. Europa está en peligro.

Publicado en: http://www.noticiasdenavarra.com/2015/01/18/sociedad/houellebecq-no-es-badiou