El largo proceso revolucionario vivido y conocido en el pasado y en el presente incita a rememorar aquellos inicios de la creación de las milicias en la ciudad de Baracoa, proceso desencadenado en toda Cuba bajo la dirección de Fidel y el Movimiento 26 de julio en 1959. ¿Verdad que vale la pena rememorar estos acontecimientos imbricados de cierta manera en este lapso histórico de 66 años?
En el inicio del discurso de Fidel al pueblo de Cuba en el Campamento militar de Columbia, La Habana, el 8 de enero de 1959, mientras se refería al triunfo de la Revolución, dejó afirmada esta verdad que aún hoy permanece tan vigente como entonces.
«Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. (…)».
Y continuó Fidel acentuando las ideas esenciales que serían el rumbo para los tiempos cercanos y lejanos futuros. Señalaba que nuestra mejor tropa y la única tropa que sería capaz de ganar sola la guerra, sería el pueblo. Que el crimen más grande que se podría cometer en Cuba sería un crimen contra la paz. Y que lo que no perdonaría nadie en Cuba sería un crimen contra la paz. Lo que nadie perdonaría sería que alguien conspirase contra la paz. Y que todo el que hiciera algo que pusiera en peligro la tranquilidad y la felicidad de millones de madres cubanas, sería un criminal y sería un traidor. Quien no estuviera dispuesto a renunciar a algo por la paz, quien no estuviera dispuesto a renunciarlo todo por la paz en esta hora, sería un criminal y un traidor. Por eso Fidel pedía de corazón al pueblo que le ayudase para desarmar a los ambiciosos, para condenar de antemano a los que desde entonces empezaban a asomar sus orejas. Y enfatizaba en el papel del Movimiento revolucionario 26 de Julio, sin quitar el mérito a las otras organizaciones revolucionarias, simplemente porque fue la primera que libró la batalla en el Moncada, la que desembarcó en el Granma, la que luchó en la Sierra y mantuvo enhiesta la bandera de la rebeldía en todas partes hasta ocupar prácticamente todo el territorio cubano, desde Oriente hasta Pinar del Río. Había, además, otra cuestión de hecho: el Movimiento 26 de Julio era la organización revolucionaria absolutamente mayoritaria. Y remataba con esta pregunta al pueblo: ¿era o no era verdad?, que todo el pueblo ratificaría con aplausos.
Pero a pesar de este llamado y alerta de Fidel, pronto, en apenas meses, se manifestaron las contradicciones entre la revolución y la contrarrevolución. Y como siempre se acentuó la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos de Cuba y su apoyo irrestricto a la contrarrevolución. Fue a finales de agosto de 1959 que una banda armada surgió en Pinar del Río, y ante tal hecho Fidel concibió que un pequeño destacamento de campesinos, luego conocido por Los Malagones, derrotara a los forajidos. Pronto, en unos tres meses, la banda fue capturada por los campesinos. Con este precedente y ante los presagios y hechos de las acciones violentas, Fidel anunció el 26 de Octubre de 1959 la preparación militar de todo el pueblo y el surgimiento de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), integradas por trabajadores, campesinos y estudiantes, que ya en marzo de 1960 contaba con un contingente de 500 mil hombres y mujeres.
Las milicias cubanas, en proceso de creación y entrenamiento desde 1959, jugaron un papel decisivo en la derrota fulminante de la invasión mercenaria por Playa Girón en 1961, así como, en periodos posteriores, de alzamientos armados de bandidos contra- revolucionarios prohijados por los Estados Unidos.
El proceso de la creación de las milicias a partir del anuncio de Fidel el citado 28 de Octubre de 1959 fue bastante rápido en todos los lugares del país. Específicamente en Baracoa fue acogido dicho llamamiento y tratado en una reunión efectuada por la dirección municipal del Movimiento 26 de julio el día 30 de octubre, a las 8 p.m., con los jóvenes miembros y simpatizantes del mismo. Al respecto se afirmó: «Ahora hay que tener presente que según el llamado de Fidel para crear las Milicias Revolucionarias en el país, nosotros somos la milicia de esta nueva etapa y debemos prepararnos para iniciar el entrenamiento militar. Así que pronto seremos soldados de la Revolución».
Fue de esta manera que se decidió crear un primer pelotón integrado por miembros de filas del movimiento, y se iniciaron los preparativos organizativos con marchas, manejo de armas y desplazamientos en el terreno. Unas fotos de dicho pelotón de fecha domingo 20 de enero de 1960 captó las imágenes de una veintena de sus miembros, cada uno armado con fusiles Springfield, mientras se entrenaban alrededor del Castillo Sanguily, a cargo del teniente Julio Mahy y un soldado pertenecientes al Ejército Rebelde.
Proceso paralelo ocurrió con el alistamiento de las milicias en el sector obrero, campesino y estudiantil de Baracoa. También se organizaron las guardias nocturnas con armas en los centros de trabajo.
Retomando el tema de las Milicias y su desarrollo por la Revolución bolivariana por decisión de su líder máximo Hugo Chávez, vale la pena apuntar que también surgió ante las tentativas de la contrarrevolución, y de ahí que se escogiera como fecha conmemorativa de su fundación el 13 de abril de 2002. El proceso de incorporación de las Milicias bolivarianas como componentes del Ejército de Venezuela en lo formal y real ha significado una fuerza de más de 4 millones de ciudadanos que participan en la defensa del país, y que recientemente, ante las agresivas maniobras de las fuerzas militares yanquis, han motivado el llamado del presidente Maduro a un alistamiento mayor y más rápido entrenamiento de la población venezolana. Este es un mecanismo disuasivo ante una posible agresión en marcha del imperialismo yanqui.
Y es que remedando las palabras de Fidel el 8 de enero de 1959 el crimen mayor que se podría cometer contra Venezuela y contra América Latina sería el crimen contra la paz, que nadie perdonaría por sus consecuencias. Y que, por lo tanto, todo el que hiciera algo que pusiera en peligro la tranquilidad y la felicidad de millones de madres venezolanas, sería un criminal y sería un traidor. Quien no estuviera dispuesto a renunciar a algo por la paz, quien no estuviera dispuesto a renunciarlo todo por la paz en esta hora, sería un criminal y un traidor.Y que por eso mismo, todo venezolano y latinoamericano tiene el deber de incorporarse a las filas de los verdaderos patriotas para la defensa de su territorio sagrado frente a la agresión alevosa del extranjero mal guiado por la nefasta doctrina Monroe.
¿Verdad que vale la pena rememorar estos acontecimientos imbricados de cierta manera en este lapso histórico de 66 años?
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor titular, consultante y emérito. Premio al Mérito Científico del Minsap por la obra de toda la vida.
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