Marcelo Schiling ha sido designado por la cúpula del PS como diputado, para reemplazar al fallecido Juan Bustos. Porque aunque parezca increíble, en Chile puede haber diputados no electos por votación popular. El oscuro personaje, ahora secretario general del PS, resulta particularmente impresentable. Al frente del servicio de inteligencia, conocido como ‘ La Oficina’, Marcelo […]
Marcelo Schiling ha sido designado por la cúpula del PS como diputado, para reemplazar al fallecido Juan Bustos. Porque aunque parezca increíble, en Chile puede haber diputados no electos por votación popular.
El oscuro personaje, ahora secretario general del PS, resulta particularmente impresentable. Al frente del servicio de inteligencia, conocido como ‘ La Oficina’, Marcelo Schilling traicionó a sus ex compañeros de lucha, usó el soborno, las presiones a sus familiares, las provocaciones y la delación compensada para desarticular a los grupos armados de la izquierda bajo el gobierno de Alwyn. Más tarde fue premiado por los servicios prestados con el apetecido cargo de Embajador en Francia. Al punto que otro diputado, declaró en la cámara ‘hoy tenemos a Judas en esta Cámara’ y ‘Quien traiciona una vez, traiciona mil veces’.
El diputado Escobar, independiente electo como PPD, declaró «Este señor que juró como diputado designado se refirió en su momento a la institución de los senadores designados y se opuso con un afán democrático que hoy es altamente cuestionable. Los parlamentarios designados todavía existen. Schilling tiene que ejercer el cargo con pudor y recato, pero que pudor y recato hay al momento de prestarse para legitimar una disposición que es abiertamente anti democrática».
Además hace dos meses, cuando en plenas movilizaciones de jóvenes contra la Ley General de Educación, los Universitarios de la Juventud Socialista ocuparon la sede del PS, para protestar contra el proyecto de ley y la crisis de la Universidades Públicas , – y tal vez no terminar absolutamente marginados del movimiento estudiantil – Marcelo Schilling llamó a los Carabineros para que desalojaran y detuvieran a los jóvenes de su propio partido. Una nueva muestra de la ‘lealtad’ con sus compañeros.
Marcelo Schilling, hoy Diputado designado a dedo y Secretario General del PS, es un símbolo vivo de la descomposición moral y política de este partido, pasado con camas y petacas a la gestión del capitalismo neo-liberal.
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Cuando M. Schilling fue nombrado embajador en Francia, la revista Mercado Negro, le dedicó dos artículos que reproducimos a continuación:
Marcello Schilling: ¿Embajador de Francia?
Por Cristina L´ homme (en París) y Oliver Bras (en Santiago)
Durante el mes de Julio se han realizado en Francia numerosas protestas por la designación de Marcelo Schilling como embajador de nuestro país en aquel país. Su prontuario como encargado de los trabajos de inteligencia y represión en los tiempos de democracia ha desembocado en que, como señaló el Periódico La Hora , la única forma de asegurarle su seguridad sea través de un ministerio, subsecretaria o enviarlo fuera del país cómo embajador.
A raíz de la importancia que tiene para nuestra memoria conocer este pasado reciente, y para variar, oculto de nuestra historia, es que Mercado Negro, cómo revista fiel a la verdad y a la historia, está preparando una investigación detallada de la historia subterránea de la transición que aparecerá en partes a partir del próximo número.
Cómo un adelanto entregamos a nuestros fieles lectores la traducción del artículo que publicara el periódico Liberation a raíz de estos hechos, y que poco o nada se ha difundido en nuestro país.
Ciertos grupos de la izquierda nunca aceptaron las negociaciones con la dictadura. Sus posiciones molestaban el «proceso histórico» en curso.
Estaban lejos los tiempos en que Chile enviaba de embajador en Francia personalidades de la vida cultural como Pablo Neruda. Marcelo Schilling, el nuevo representante chileno, que presentó el sus cartas de credencial a Jacques Chirac, no pertenece a esta categoría. Antiguo patrón de un servicio de información que luchó contra la izquierda chilena radical. Además, puesto en causa durante un proceso judicial que no prosperó.
Su llegada ha provocado la indignación de ciertos exiliados políticos chilenos en Francia, que no entienden esta elección de Ricardo Lagos, un primer presidente socialista.
A pesar de la pertenencia de Schilling al Partido Socialista, su nombramiento también sorprende a París en razón de la ausencia de todo lazo que lo vincule, incluyendo lo lingüístico, a Francia.
Contactado en varias oportunidades por Liberation, el embajador acepto un encuentro con un periodista, y luego anulo in extremis la cita.
Marcelo Schilling dirigió entre 1992 y 1993, periodo clave en Chile, el Consejo de Seguridad Publica, el cual tenia por objetivo desmantelar los grupos armados que estaban demasiado activos en la izquierda desde el fin de la dictadura: FPMR, MIR y el MAPU-LAUTARO.
Traición
La oficina fue creada por decreto en 1991 por el gobierno de coalición (DC-PS-PPD) formada para el fin de la dictadura, en 1989.
Los partidos democráticos habían aceptado entonces una transición negociada con los militares, permitiendo al antiguo dictador mantenerse como jefe del estado mayor de ejército, beneficiándose con ello de inmunidad.
¿Porque haber elegido Schilling ? Militante del PS, cercano Allende, ya trabajaba en los 70 en el ámbito de la inteligencia y la seguridad. Miembro de la escolta personal de Allende, exiliado en México después del golpe de estado, conocía perfectamente el funcionamiento, las estructuras, las motivaciones de los grupos que luchaban contra la dictadura.
Durante la «transición Democrática», una ley adoptada en 1992, creó un mecanismo que permitía a los presos políticos disminuir las penas a cambio de arrepentirse y entregar información sobre las actividades de sus movimientos.
Unos de los principales instrumentos de la Oficina fue la infiltración y Marcelo Schilling por su pasado estaba bien situado para organizarla.
Cínico
La Oficina se presentaba entonces como un medio para reintegrar a los militantes de la extrema izquierda en la sociedad. Así lo justifica hasta ahora el PS chileno. Una representación «cínica», juzgan aquellos que tuvieron que enfrentarla. Es el caso de Ricardo Campos del FPMR, refugiado en Francia desde 1991: «Con el voto de la ley de delación una política de seguridad se puso en marcha. La oficina reclutaba los prisioneros políticos al interior y fuera de las prisiones, era gente que estaba quebrada psicológicamente y que tenían problemas económicos. Se les ofrecía trabajo y dinero a cambio de información.»
Marcelo Mendoza, refugiado en Francia desde 1993, fue conectado por la oficina 1991, algunos meses después de su salida de prisión. Había militado hasta 1988 en el partido Mapu Lautaro y ligo amistad con numerosos presos políticos; «una red que les podía interesar» dice. Tres personas se le acercaron, los dos primeros son amigos, uno del PC y el otro del MIR, el tercero Lenin Guardia. «Querían información del grupo Lautaro porque decían que ‘los militares querían matarlos, mas vale que nosotros los ayudemos. En la cárcel estarán mejor que muertos’. Les respondí que no podía ayudarlos y tuve mucho miedo», cuenta hoy.
«El ambiente era detestable» agrega Javier L., ex militante del FPMR refugiado en Francia desde 1988: «Todo el mundo sospechaba que todo el mundo era sapo. Dividieron para gobernar». Numerosos militantes iban a caer, llenando las cárceles o partiendo al exilio.
Pero la derecha chilena apuntaba, no los métodos empleados, pero el hecho de que ciertos miembros de la Oficina estaban implicados en atentados. Schilling es puesto en acusación en 1996 por la jueza Raquel Campusano, encargada del caso del asesinato en 1991 de Jaime Guzmán, el ideólogo de la dictadura, autor de la constitución de 1980, todavía en vigor.
Se le acusa de haber obstaculizado la justicia, protegiendo personas que participaron en este atentado para trabajar en la Oficina a cambio de su impunidad. Pero los cargos fueron anulados por la Corte Suprema.
E l caso Guzmán resurgió hace dos anos, el juez Hugo Dolmestch, encargado del dossier, interrogó a Schilling a propósito de la muerte de un antiguo miembro del FPMR, Agdalin Valenzuela, que colaboró activamente con la Oficina antes de ser asesinado en 1995. Schilling podría estar todavía involucrado en este caso pero como testigo.
De hecho la principal acusación contra él que le hacen sus detractores es de orden «ético». Aceptó una misión poco digna, utilizando sus contactos anteriores para detener numerosas personas. Pero para la s autoridades chilenas lo hizo en nombre del interés supremo del Estado: Cuando la democracia retorno, el gobierno debía demostrar que controlaba la situación dotándose de un aparato de información independiente de los vinculados a las FF.AA. Una misión que Schilling supo cumplir.
Neutralizar
Pero ciertos grupos de la izquierda chilena nunca aceptaron las «negociaciones con la dictadura, como la salida de presos políticos mientras Pinochet quedaba impune», explica Cecilia Ortíz del MIR. Sus posiciones obstaculizaban el «proceso histórico» en curso, se defiende Oscar Vallespir, presidente del PS chileno en Francia: «Había que neutralizar la acción de grupos que no operaban en el marco de la ley, hacerlo de manera civilizada. Para estar a la cabeza de un organismo así, cualquier cuadro del PS habría aceptado.»
«Toda democracia debe tener un servicio secreto: no hay nada sorprendente en esto. Pero el fin no justifica todos los medios», agrega Ricardo Graf, un antiguo del MIR.
«En lugar de utilizar agentes de Estado, ellos utilizaron prisioneros políticos y sus familias», dice Carlos García, ex prisionero político que cumple pena de extrañamiento por 40 años.
En el centro de este debate entre lo «moral» y lo «realista» se encuentra el itinerario de Marcelo Schilling, un embajador que desembarca en París con un equipaje bien cargado.
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La rabia de los exiliados en París: «Un hombre de izquierda que traiciona la izquierda»
Por Cristina L’ Homme
La nominación de Marcelo Schilling provocó un remezón entre los exiliados chilenos en Francia. Muchos no entienden que significa la llegada de «un hombre de izquierda que traiciona la izquierda mermando desde el interior toda la izquierda no socialista, dice Patricio P. (refugiado en Francia hace ocho anos). A la cabeza de una embajada como la de Francia que simboliza para los ojos de los chilenos, no solo el país de los Derechos Humanos, sino además una importante fuente de ayuda financiera».
¿Un regalo por los buenos servicios prestados? ¿Un mensaje dirigido a cierto número de militantes (FPMR, MIR) que quisieran retornar un día? Preguntas que quedan aun sin respuesta.
Aquellos que no saben de su pasado dicen «Si es un militante del PS está bien». Varios de sus amigos y simpatizantes prefieren no pronunciarse al respecto o solo dicen que fue él quien se encargó de la «difícil y sucia pega», según un chileno anónimo cercano a Schilling y que no pertenece a ningún partido. Margarita Young, presidenta de la asociación de amistad franco-chilena, muy activa contra la dictadura, estima que «él desmanteló todos los aparatos de los partidos de izquierda y extrema izquierda y que gracias a él no hubo terrorismo en Chile».
En ese sentido pareciera que hizo «buen trabajo», dicen los militantes de PS en Francia.