«El Cobre por el Cielo» se escuchaba en boca de los 28.000 mineros contratistas de Codelco que durante el mes de Enero llevaron adelante una huelga heroica. «El Cobre por el Cielo» se escuchaba también en boca de los estudiantes secundarios, que levantando una Asamblea Nacional basada en los métodos de la democracia directa estudiantil […]
«El Cobre por el Cielo» se escuchaba en boca de los 28.000 mineros contratistas de Codelco que durante el mes de Enero llevaron adelante una huelga heroica. «El Cobre por el Cielo» se escuchaba también en boca de los estudiantes secundarios, que levantando una Asamblea Nacional basada en los métodos de la democracia directa estudiantil cuestionaron la educación mercantilizada. Y «El Cobre por el Cielo» ruge hoy con la lucha de los más de 2.000 mineros de la Escondida que le declararon la huelga a la minera privada más grande del mundo. Y es que del precio histórico del Cobre nada perciben ni los mineros, ni contratados ni contratistas, ni los estudiantes secundarios. Sólo los empresarios y sus políticos patronales continúan enriqueciéndose a costa del pueblo trabajador, quien con su trabajo es el que logra que el cobre esté por el cielo…
Las multimillonarias ganancias de Minera Escondida, la empresa privada más grande del mundo
Se espera que durante el año 2006 el promedio del precio del cobre se mantenga en los US$ 3 la libra. Expertos vaticinan que los altos precios han venido para quedarse por un largo tiempo, entre otros motivos, por la sostenida demanda china. Es una fuente de riquezas fabulosas que se transforma en ganancias millonarias que se apropian los propietarios transnacionales y nacionales de las minas chilenas. Fuente de riqueza fabulosas que se ven aseguradas entre otras razones porque sólo Chile representa el 37% de la producción mundial del cobre. También la estatal Codelco recibe ganancias elevadas: sólo durante el 1° Trimestre de 2006, obtuvo utilidades de US$ 1.679 millones, es decir un 55% más en comparación con igual trimestre del año anterior.
La Minera Escondida, que representa el 23,5% de la producción nacional de Cobre, y nada más y nada menos que el 8% de la producción mundial, obtuvo utilidades de US$ 1.136 millones, lo que significa un 153% más de ganancias en comparación al mismo trimestre del año anterior. Con una producción diaria de 3.546 toneladas de concentrado de cobre, Escondida y su principal inversionista la transnacional angloaustraliana BHP Billiton, representa el 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) chileno, realizando exportaciones a Japón, Alemania, Canadá, China, Suecia, Francia, entre otros.
Del proceso de negociación colectiva a la huelga
Pero mientras los dueños de Escondida se enriquecen a costa de las enormes utilidades del precio del cobre, son los trabajadores del mineral los que producen el concentrado del cobre, sin obtener a cambio lo que merecen. Es por ello, que de manera justa, los 2.000 trabajadores de Escondida afiliados al sindicato N° 1, presentaron durante la negociación colectiva, la exigencia de un reajuste de un 13% en los salarios, más un bono de $8.000.000 por el alto precio del cobre y otro bono por la misma suma por término de conflicto, sumando en total unos $16.000.000. La empresa en cambio, no aceptó esta exigencia, y propuso a cambio un reajuste de sólo un 3%, más un total (entre bono por término de conflicto, y bono por el precio del cobre) de $8.000.000. Pero esta suma con relación a sus ganancias, es una mezquindad. No sólo eso: según aclaran en el sindicato, en realidad representa una rebaja de salarios, pues se pasa una parte a bonos variables: «Si aceptáramos esta oferta, nuestras liquidaciones mensuales se verían disminuidas entre un 10% y un 20% mensual, porque son dineros que ya tenemos y que ahora pretenden transformar en bonos de riesgo o de cumplimiento, y si no los cumplimos perdemos nuestra plata» (Mercurio de Antofagasta, 3/8).
De esta manera, la empresa empujó a la huelga. Por ello los trabajadores de Escondida declararon la huelga este Lunes 7 de Agosto. El 60% de la producción se paralizó. Un 40% sigue en funcionamiento, y la empresa cuenta con 2.000 trabajadores contratistas entre el personal que trabaja en la mina. Se generó expectación en los mercados mundiales, aunque los precios no se vieron alterados significativamente (apenas 1,63% al alza) porque ya habían sido internalizados.
Todas las instituciones patronales están comenzando a salir, aún con cuidado, a sostener los intereses de la patronal de La Escondida. Los Carabineros rondan alrededor de las manifestaciones. Los medios de comunicación se encargan de difundir que «los salarios de sus casi tres mil trabajadores son considerados de los más altos de Chile» (Mercurio, 9/8). La Iglesia a través de sus medios de comunicación sermonea con lo mismo. La empresa declara que los salarios de los trabajadores sobrepasarían el millón y medio de pesos. Los trabajadores responden que sus salarios alcanzan los $550.000, y que con bonos e incentivos- que son variables, y a costa de mayores sacrificios- sobrepasan el millón. De conjunto, la demanda de los trabajadores apenas alcanza al 1% de las ganancias de la empresa en 2005 y 2006. Pero por sobre todo, es lo justo. Los que son bajos, insultantemente bajos, son los salarios del resto de la clase trabajadores. La empresa, además, ya viene anunciando que recurriría a la contratación de reemplazantes y trabajadores contratistas.
Pero no sólo las instituciones patronales salieron en defensa de sus intereses. La justeza de la demanda obrera, el proceso de negociaciones colectivas que se abre de aquí a fin de año en muchas otras minas del país, y otros sectores de trabajadores, ayudó a que se expresara la solidaridad. Así lo hicieron la Federación de Trabajadores del Cobre, que expresó su solidaridad. También la Federación Minera de Chile, que denunció que el Código de Trabajo está «hecho a la medida de las grandes empresas y no en protección para el sector más débil que representan los trabajadores. Así lo demuestran los hechos, Chile es el único lugar en el mundo en que se justifican los reemplazos llamados legales desde el primer día de huelga, restándole la relevancia que merece» (La Estrella del Norte, 10/9). La Coordinadora Nacional de Trabajadores Contratistas, en una declaración solidarizó y llamó a evitar la represión. Por otra parte, trabajadores de las mineras Collahuasi y El Abra realizaron paralizaciones de 5 minutos en solidaridad.
Pero no sólo se trata del petitorio. Hay más cosas en juego.
La intransigencia patronal, y la fuerza obrera
También está en juego el fortalecimiento de la clase trabajadora, o su debilitamiento por la intransigencia patronal en defensa de sus ganancias. Porque todo el resto de la clase trabajadora está mirando el curso de esta lucha y sus resultados: marcaría una pauta para las próximas negociaciones. Se quiera o no, es parte objetiva de lo que está en juego.
La patronal de La Escondida no sólo empujó a la huelga. También se muestra intransigente. Según denunció el vocero del sindicato Pedro Marin, ya en la primera reunión con la empresa tras declararse la huelga, realizada el mismo martes 8, «no transaron temas que no tienen que ver con dineros, sino con voluntad. No es posible que se nieguen a formar una mesa tripartita para tratar las enfermedades» (La Nación, 9/8). Evidentemente, se trata de mostrarse intransigentes, y tratar de debilitar las posiciones obreras.
Pero la lucha obrera es fuerte. Y en primer lugar reside en su fuerza objetiva: aunque de la riqueza se apropien los patrones, son los trabajadores los únicos que producen la riqueza, los que pueden poner en funcionamiento una empresa o paralizarla. Y esto en un sector estratégico de la economía, lo que multiplica su fuerza. Por paralización, las pérdidas de la empresa son más de 15 millones de dólares diarios. La empresa no quiere dar a conocer sus reservas, de las que haría uso de extenderse la huelga, pero ya se ha visto obligada a plantearse renegociaciones con sus clientes: «La empresa, en tanto, informó que ya invocó ante sus clientes causas de ‘fuerza mayor’ en los contratos de venta de concentrado como una forma de mitigar el impacto que la huelga ha tenido en sus procesos productivos». (La Segunda, 9/8).
En segundo lugar, su fuerza está en su decisión y organización para la lucha. La huelga fue aprobada por casi la unanimidad de los trabajadores socios del sindicato, que a su vez representan más del 70% de los trabajadores de la mina. Aunque medios de prensa digan que la fuerza estaría en una preparación que habría constado de un préstamo que se gestionaría para sostener la huelga por hasta dos meses, o en el asesoramiento por expertos en finanzas, la realidad está en que la fuerza principal está en esta decisión unánime de llevar adelante una huelga indefinida. La huelga es una de las principales herramientas de lucha de la clase trabajadora, que le ha sido arrebatada al permitirse la contratación de reemplazantes.
Para sostener esta huelga, los trabajadores han montado un centro de operaciones que permita llevarla adelante en el Complejo Deportivo de la empresa, ubicado en las afueras de Antofagasta. El lunes, día de inicio de la huelga, alrededor de 20 buses con los trabajadores del último turno al momento de iniciarse la huelga bajaban desde el campamento San Lorenzo hacia el Complejo Deportivo, donde fueron recibidos por más de mil trabajadores. Desde allí comenzó una marcha hacia Antofagasta. Una columna de 2.500 mineros se extendía por más de 5 cuadras, dirigiéndose al Edificio Corporativo de la Empresa, donde 500 trabajadores más los estaban esperando. Una marcha organizada donde «estaban los trabajadores que hacían de enlace entre la masa y los dirigentes, ellos contaban con una gorra roja. También estaban los trabajadores que se encargaban de la seguridad. Ellos portaban una gorra naranja. El resto de los sindicalizados mantenían sus cascos o gorro negro» (La Estrella del Norte, 8/8). Tras la marcha, se realizó una asamblea en la Plaza Sotomayor, y a la noche una nueva asamblea en el Complejo Deportivo, preparándose para la negociación del martes 9 a las 16.00 hs.
La reunión fue una burla. La empresa se mantiene intransigente. Y a la noche hubo una nueva asamblea. Allí, el ánimo es combativo: «las bases están descontentas. Anoche en la Asamblea posterior a la reunión con la empresa se escucharon con fuerza voces para ‘salir a la calle’ y radicalizar el conflicto» (La Segunda, 9/8). Dicho y hecho: al mediodía del miércoles 10/8, al momento de escribirse esta nota, los trabajadores levantaron barricadas en la ruta B 745, conocida como «Camino de la Minería», donde se trasladan los camiones que se dirigen a los yacimientos. Y los buses con los reemplazantes…
La intransigencia patronal: llevar todo a un callejón sin salida
Con esta intransigencia patronal, se pretende llevar todo a un callejón sin salida. Un callejón sin salida que, entre otras cosas, vaya desgastando. Que les permita ganar tiempo para aislar a los trabajadores acusándolos falsamente, -¡los mismos que tienen ganancias multimillonarias!- de lo abultado de sus demandas. También, que cree un cerco para ahogar a los trabajadores con todas las instituciones de la clase patronal: los medios de comunicación masivos, la Iglesia, la policía, los gremios patronales, etc.
Es necesario discutir cómo evitar la encerrona del callejón sin salida que están preparando los patrones contra los trabajadores.
Paralizar un 100% la mina. Recuperar las huelgas de solidaridad. Unirse con los contratistas
La huelga afectó al 60% de la producción. Y ya así, la patronal, muestra que la afecta, muestra que la fuerza la tienen los trabajadores mineros. Pero es insuficiente. Porque igualmente le permite mantenerse a flote, renegociar con sus clientes, le permite ganar tiempo.
Es necesario plantearse la necesidad de que se paralice el 100% de la mina. Hay que formar delegaciones de convencimiento para sumar a la huelga al resto de los trabajadores.
Ante la impunidad patronal que les permite contratar más trabajadores contratistas y usarlos como reemplazantes, es necesario que las organizaciones de los contratistas, empezando por la Coordinadora Nacional, planteen que ningún sólo trabajador contratista labore durante la huelga en al empresa. Más todavía: el sindicato debería contemplar una ayuda financiera también para los trabajadores contratistas, para sumarlos efectivamente a su lucha. Y empezar a discutir incorporar al petitorio el pase a planta de los trabajadores contratistas, y la unidad sindical de los trabajadores de planta y los trabajadores contratistas.
El resto de los trabajadores de las otras empresas mineras, ya han demostrado con su paro de 5 minutos, que es posible volver a retomar el método histórico de las huelgas en solidaridad. Es necesario profundizar este paso adelante. Es necesario que la FTC y la Federación Minera, junto con la CUT, convoquen a un paro de 24 hs en solidaridad. Y comenzar a discutir realizar en forma simultánea todos los procesos de negociación colectiva para avanzar en los hechos a una negociación por rama que permita hacer pesar la fuerza de la clase trabajadora.
La intransigencia patronal se basa en gran medida en el saqueo del «sueldo de Chile» por los privados, tanto las grandes transnacionales como los empresarios nacionales. Es necesario también comenzar a discutir en las asambleas la necesidad de re-nacionalizar, pero bajo control de los trabajadores, todos los yacimientos.
Para llevar estas luchas adelante, es necesario fortalecer las organizaciones de los trabajadores. Ahora el sindicato está llevando adelante esta huelga. Hay que fortalecerlo. La mejor manera es reafirmar la asamblea como órgano máximo resolutivo. Y para asegurar este método de funcionamiento, que la asamblea envíe un delgado en representación de los trabajadores de base a las mesas de negociación, que sea rotativo y rinda cuentas en forma independiente a la asamblea.
Los ojos de la clase trabajadora están mirando esta huelga. Hay que preparar un nuevo despertar de los trabajadores.