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La piedra en el zapato

Hurgando en el sector agrícola

Fuentes: Progreso Semanal

(Desde La Habana)  La seguridad alimentaria –definida como estratégica– y la producción agropecuaria están íntimamente conectadas. A más de un año de haberse puesto en vigor la ley 259, que distribuye tierras en calidad de usufructo a los que estén dispuestos a ponerla a producir, ¿cómo ha discurrido el sector? Con esta pregunta en mente […]

(Desde La Habana)  La seguridad alimentaria –definida como estratégica– y la producción agropecuaria están íntimamente conectadas. A más de un año de haberse puesto en vigor la ley 259, que distribuye tierras en calidad de usufructo a los que estén dispuestos a ponerla a producir, ¿cómo ha discurrido el sector?

Con esta pregunta en mente tome el auto, viajé por algunos de los municipios habaneros claves en la producción. Hablé con campesinos y especialistas, visité agromercados y  visité en Internet el sitio de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). De todo fui tomando nota que ahora simplemente ordeno y doy la forma presentable de los datos crudos.

Hasta agosto de 2009, la producción agrícola y pecuaria prosigue su tendencia decreciente, una caída que nos persigue como mala sombra. El decrecimiento total registrado es del 7,7%, con relación a igual periodo del año anterior, donde la agricultura no cañera decrece en  4,7 % y la ganadería en 11 %.

La producción de viandas (tubérculos, raíces y plátano) decreció 10,7%, caída determinada por el plátano, que con una producción de 255 mil 800 toneladas registra una disminución del 38,4%, cifra que equivale a 159 mil 200 toneladas menos. Según los campesinos y especialistas, este descenso es consecuencia de los huracanes que sufrimos el pasado año. «El plátano demora en recuperarse», me afirmó un campesino de los alrededores de Artemisa, provincia Habana.

Pero no todo es desgracia. Los tubérculos crecen en 5,1%, particularmente el boniato con 42,2%, y la deliciosa papa en 50,7%, alza que ha permitido liberar su venta al precio de 1 peso moneda nacional la libra –el precio al que se vendía en el mercado negro. Sin embargo, a la vez que unas producciones suben otras bajan, como es el caso de la malanga, que  disminuyó un 25,6%, la yuca el 43,6% y los otros tubérculos un 10,5%.

En esta suerte de columpio de las producciones, las hortalizas, con una producción de un millón 253 mil 600 toneladas, creció 5,4%, dato que representa 64 mil 600 toneladas más que en igual período del año anterior. Los expertos anotan este salto favorable a la intensiva plantación de hortalizas de ciclo reproductivo corto para aminorar el déficit de otros productos agrícolas.

Los crecimientos en este rubro se localizan en el tomate 42,8%, ajo 8,1%, melón 2,6%; y disminuyeron la calabaza, la cebolla, el pimiento, el pepino, la col y otras hortalizas.

Un dato interesante lo representa el despegue del sector arrocero, especialmente el llamado de cáscara húmedo, que al arrojar unas casi 151 mil toneladas aumentó en un 47,2%. Lo mismo ocurre en el frijol, que hasta el momento acumula 48 mil toneladas y crece el 30,8%. Pero el codiciado maíz, rico para saborear un tamal en cazuela o envuelto en hoja, cayó un 22,2%. Solamente se produjeron 123 mil 400 toneladas.

«¿Qué pasa con la toronja?», es la pregunta repetida en los mercados de venta. ¿Solo la toronja? En general los cítricos han decrecido en 45,3%, debido, según algunos especialistas, a las afectaciones del greening en las plantaciones. El greening es un virus que ataca los cítricos para el que no hay antídoto y en Cuba existe el vector. La única solución consiste en quemar la planta, por lo que se aleja un abastecimiento adecuado y se aproxima el aumento en el precio de la que aparezca.

¿Pero a qué y a quién anotar lo que ocurre con los frutales, que con solo 258 700 toneladas han disminuido en 6%? ¿Se trata de los precios a los agricultores? ¿O al derribo de árboles generados por los huracanes del pasado año? Como en todo no hay causas únicas; se trata de confluencias causales, aunque algunas influyen más que otras.

¿Cuáles sectores se revelan como los más productivos?

El sector no estatal, que la ONE identifica como privado, compuesto por las Cooperativas de Créditos y Servicios y los Pequeños Agricultores, produjeron hasta finales de agosto: 47% de las viandas, 44,4% de los tubérculos y raíces, 53,5% del plátano, casi 60% de las hortalizas, 48% del arroz, 68% del tomate, 88% del ajo, 62% del pimiento, 71,5% del maíz, 72% del frijol y 67% de las frutas. Para ello solamente utilizan el 24% de la tierra cultivada del país y han respondido eficaz y rápidamente a los reclamos oficiales con el incremento de producciones tales como el arroz, cereal del que nos urge reducir importaciones, y los frijoles.

Los números son más elocuentes que las palabras, y si la práctica es el criterio de la verdad, no hay que revertir el socialismo para encontrar soluciones que no son esencialmente contradictorias con el sistema. Más aún, el propio Lenin en uno de sus últimos artículos publicado en el diario Pravda, apreció a las cooperativas como la forma más cercana al socialismo pretendido en la convulsa tierra soviética de los años 20 del pasado siglo.

La cita leninista viene bien no solo para resaltar la eficacia de determinadas formas de producción, sino para extenderla a otras áreas de la economía y en el caso concreto de la producción agrícola a otra rueda dentada de la misma.

La comercialización de los productos agrícolas

Todo ciclo productivo consiste en producir-recolectar-comercializar, que es el último eslabón con el consumidor. Y este último eslabón de la cadena padece de un palo en la rueda. Me refiero al monopolio estatal de la Empresa de Acopio. El primero de agosto del presente año la actividad comercializadora Estatal de Acopio pasó una vez más bajo la dependencia del Ministerio de Comercio Interior (en 1976 se tomó igual decisión y diez años después, en 1986, retornó al Ministerio de Agricultura, ya que los problemas no encontraron solución). Ha estado de aquí para allá y viceversa y a menudo da la impresión de estar cambiando de posición a un pelotero que al final no da la talla en ninguna base.

Resulta que en mi recorrido por campos de Alquízar, Guira de Melena, San Antonio de los Baños y Quivicán, aprecié que buena parte de la exitosa producción de boniato confrontaba serios problemas para comercializarla debido a diferentes motivos.

«No hay sacos y el transporte de Acopio no llega», me dijo un campesino con su mirada puesta en la tierra. La situación ha llegado al punto de que los propios productores han comenzado a utilizar sus tractores y carretas para trasladar el boniato a los puntos de embarque.

«Una buena parte va por tren para oriente», comentó un alquicereño. Pero el tren demora.

«Mire, mire», me dijo otro señalando que el boniato aún permanece en el surco, donde no debe estar más de 5 meses «en algunas tierras lleva 7», lo cual trae varias consecuencias: encarecimiento de los costos, afectaciones en la calidad por la presencia de plagas como el tetuán y demora en la rotación de los nuevos cultivos, especialmente la nueva cosecha de papa, que se siembra en la tierra donde hay boniato pudriéndose.

Un administrador de granja estatal, que prefirió no identificarse, me dijo que «a veces pasan 48 horas de recogido el producto» y éste no encuentra su destino definitivo, así que también influye en la calidad con que «llega a la población».

Esta piedra en el zapato no es una novedad. Según fuentes no oficiales durante la campaña de tomate del pasado año se perdió el 30% de la producción por dificultades a lo largo del ciclo producción-distribución-cambio-consumo con los envases, transporte, combustible y la obsolescencia de varias de las industrias alimentarias.

Algunos especialistas en el tema consideran que, no obstante las medidas adoptadas, las fuerzas productivas aún se encuentra detenidas en el sector agropecuario, y se requiere liberarlas a lo largo del ciclo producción-distribución-cambio-consumo. Añaden que necesariamente hay que analizar el tema de la realización de la propiedad, de su efectivo ejercicio, y la importancia de tener presente la existencia real y objetiva del mercado, utilizarlo como herramienta en beneficio de los intereses sociales. Y demás decir que son partidarios de  diversificar las formas de comercialización y eliminar el actual monopolio ejercido por la Empresa Estatal de Acopio.

¿Por qué no permitir la existencia de cooperativas de comercialización? Puede que por ahí se quite la piedra en los zapatos o quebremos el palo en la rueda.

Manuel Alberto Ramy es jefe de la corresponsalía de Radio Progreso Alternativa en La Habana y editor de la versión en español de Progreso Weekly/Semanal.

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=1630:hurgando-en-el-sector-agricola&catid=2:ultima-edicion&Itemid=7