Cientos de camisas blancas con una rosa amarilla en el pecho crearon un monumento a la memoria y contra el olvido de miles de luchadores populares víctimas del genocidio contra la UP, adelantado por el estado colombiano con apoyo de fuerzas paramilitares. Camisas blancas juntas, en comunión, en grupo, en solidaridad. Cada una con identidad […]
Cientos de camisas blancas con una rosa amarilla en el pecho crearon un monumento a la memoria y contra el olvido de miles de luchadores populares víctimas del genocidio contra la UP, adelantado por el estado colombiano con apoyo de fuerzas paramilitares. Camisas blancas juntas, en comunión, en grupo, en solidaridad. Cada una con identidad propia recordando que los que mueren por la vida no podrán llamarse muertos ni perderse en el olvido. La memoria de la UP, es parte esencial en la construcción de paz y su monumento una puesta en escena real en la que confluyen la ética y la estética negadas por el conflicto, la guerra, la barbarie y las instituciones.
La Plaza de Bolívar de Bogotá, cercada por el palacio presidencial del lado sur y del palacio de justicia del lado norte, se llenó de vida con el recuerdo concreto del genocidio de la UP, que para el sentido común no tiene discusión de que efectivamente es un genocidio por la sistematicidad de unas practicas de muerte, planificadas y desarrolladas como parte de una discreta política de terror, fundada en el odio y la intolerancia que enseñan, promueven y practican hace doscientos años los centros de poder de la unificada clase política que controla el estado en beneficio propio y dispara contra sus oponentes políticos. El genocidio contra la UP fue real, existió como plan coordinado compuesto por diferentes acciones que produjeron la matanza y destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de constructores de paz y provocaron la destrucción de una agrupación política y social que entró en la disputa de poder.
Genocidio es la Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos. Contra la UP a lo largo de varios años no pasó un solo día en el que no cayeran asesinados sus militantes, familiares y simpatizantes hasta superar la cifra de cinco mil. El monumento configura una señal estética a la memoria y con las miles de camisas blancas visibiliza que el genocidio claramente estructurado en su metodología y modos de acción contra la UP que resultó de un preliminar acuerdo de paz entre insurgencia y estado en 1986.
El genocidio es el mas grave y extenso crimen, campeón entre todas las barbaries. Es condenable por la sevicia y ejemplarizante aniquilación de opositores y adversarios políticos y sociales. Es un crimen de lesa humanidad, matan para negar al otro en su vida y dignidad, lo sustraen del colectivo y lo condenan a morir por pensar y actuar distinto o por negarse a aceptar las tiranías y los sometimientos. La UP fue conformada como una plataforma plural, con mas forma de movimiento que de partido que rápidamente mostró su potencia para ejercer poder popular y asumir el control político nacional en el corto plazo. En su primera participación el candidato presidencial posteriormente asesinado alcanzó mas del 10% de votos. El agravante de este genocidio -y que tendrá que ser el muro de contención de la impunidad-, está en que los asesinados no hacían parte directa del conflicto armado, fueron eliminados con premeditación y calculo perverso, asesinados con crueldad, no eran combatientes, todos y todas las víctimas eran población civil desarmada, inerme, indefensa ante la brutalidad del exterminio ejecutado por agentes del estado y paramilitares, lo que hace mas repudiable el hecho y convoca para que los genocidas determinadores y materiales no entren a la historia en las paginas de la impunidad, si no en las de la crueldad castigada.
El genocidio contra la Unión Patriótica hace parte del cuadro de ignominia y desprecio por la vida humana ejercido por quienes solo se reconocen a sí mismos y aun creen en su pureza y don de salvación para marcar, estigmatizar y justificar el dolor causado y están junto a los genocidas de Ruanda (1994), Armenia (1915 a 1917) y el Holocausto Nazi organizado por el Furher de quien quedan seguidores silenciosamente incrustados en las instituciones desde donde dan ordenes, cambian la ruta de las investigaciones, usurpan discursos para crear confusión y olvido o aducen como en los tribunales de Núremberg que el genocidio es apenas un termino descriptivo y no legal, para completar la tarea de negación y ocultamiento de los responsables.
Miles de militantes formados en el tiempo largo del compromiso político y social enseñaron con su sacrificio el valor de los principios y valores de la solidaridad humana y con la altura ética están en el recuerdo, memoria y sentimiento nacional, en espera que la Agenda de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se ocupe de la demanda inicial presentada por Genocidio contra la UP en razón de su filiación política con documentación completa del listado preliminar de 1.163 asesinatos, 123 desapariciones forzadas y 43 atentados.
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