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¿Cuál Es el Currículo Oculto de la Des-Civilización Occidental?

Indígenas y Afrodescendientes

Fuentes: Aporrea.org

No Habrá Propuesta Curricular Indígena O Afrodescendiente Sin Identificar Los Proyectos Históricos De La Dominación Y Sin Salida Intercultural Y Ecohumanista Hacia Una Sociedad Socialista. Saúl Rivas-Rivas Vamos a borrar el pasado. Hagamos una de borrón y cuenta nueva, proponía Obama a Chávez al estrechar su mano en Trinidad. Y Chávez respondió: -No señor Obama. […]

No Habrá Propuesta Curricular Indígena O Afrodescendiente Sin Identificar Los Proyectos Históricos De La Dominación Y Sin Salida Intercultural Y Ecohumanista Hacia Una Sociedad Socialista. Saúl Rivas-Rivas

Vamos a borrar el pasado. Hagamos una de borrón y cuenta nueva, proponía Obama a Chávez al estrechar su mano en Trinidad. Y Chávez respondió:

-No señor Obama. Si dejamos atrás la historia, dejamos atrás a nuestros pueblos. Sabemos aprender del pasado. Tome este libro de Eduardo Galeano. Y le entregó en sus manos «Las venas abiertas de América Latina». Por allí podrá comenzar a conocernos.

Unos meses después el señor Obama recibía «El premio nóbel de la paz» para desenterrar el hacha de las viejas doctrinas de «la justa guerra». Y agrediendo al África y al Medio Oriente, escupe el espejo y se agrede a sí mismo. Al mismo pueblo negro que salió a las calles en África y otros continentes a celebrar su triunfo como nuevo presidente de los Estados Unidos.

EXIGENCIAS CURRICULARES DESDE LA AFRODESCENDENCIA

Nos piden ustedes una posición clara en torno al diseño curricular afrodescendiente para nuestra América y el Caribe. Incluso para la misma África como continente con sus originalidades y especificidades. Es necesario apuntar de antemano que ya no es posible insertar contenidos desvestidos de su sentido integral en su unidad y diversidad, desde el ámbito filosófico, ideológico y político; pareciera que nos negáramos a abrir el proceso educativo formal, vivencial y convivencial como un libro desgajado de su sentido de unidad y totalidad, más tratándose de sujetos históricos, de poblamientos y culturas en contextos pluriculturales, plurinacionales, interculturales, inter-civilizatorios. Hay que restablecer el continuo humano intercultural, entre oralidad y escritura, entre trabajo manual y trabajo intelectual y espiritual, trabajo y juego, campo y ciudad, entre hombre y mujer, el continuo humano entre una generación y otra, sin negar las especificidades etarias y en especial el hecho de que cada generación quiere imprimirle su huella digital a cada presente, a cada coyuntura histórica, pero sin perder de vista toda la carga del pasado, instrumentada desde el presente, interpretando y participando activamente en los nuevos tiempos que vendrán. Para ello es fundamental restablecer el diálogo intracultural, intercultural e inter-generacional, de la juventud con sus mayores. Diálogo que interrumpió el advenimiento de la ideología tecnocrática a partir de los finales de la década del cincuenta del siglo pasado, con el capitalismo monopólico y transnacional. Y que llevó a su climax la globalización capitalista neoliberal. Una juventud sin historia, hundida en el vacío cultural y espiritual.

En definitiva hay que restablecer el continuo de la historia de la humanidad dentro de la historia de la tierra y de toda la historia de la naturaleza si queremos construir vías de acceso a eso que llamamos las filosofías del Buen Vivir.

En la construcción curricular no debe perderse de vista el entramado familia, comunidad y estado docente frente al zarpazo expropiador del proceso educativo por parte del neoliberalismo. Es necesario reafirmar, dentro de los cambios y transformaciones históricas la alianza cultura-naturaleza. Continuo humano-natural-cultural y espiritual. Personal y colectivo, entre el microcosmos y el macrocosmos. Vale decir, la posibilidad de garantizar el tiempo y la capacidad de autorreproducción de todo el entramado de la vida, distinto al tiempo de reproducción y ampliación del capital. De lo contrario, seguiremos marchando hacia el empobrecimiento y la imposibilidad del vivir. Iremos por el túnel con el topo ciego de la muerte. Y por eso todo esto se inserta en la urgencia irrenunciable de otro tipo de sociedad. De modalidades de socialismo en el siglo XXI.

Queremos decir, que no es posible insertar en ningún continente o sub continente, país o región una sumatoria de contenidos curriculares aislados, que permitan seguir fragmentando la visión de conjunto, la cosmovisión, visión del mundo o cosmovivencia de cada pueblo, de cada civilización. De cada continente o sub-continente. Por ejemplo, salir de los reduccionismos, sean economicismos, sociologismos, atajos folclóricos, que todavía pretendan encerrar el rico y complejo patrimonio humano, cultural y espiritual de los afrodescendientes a su música, la danza o a la gastronomía, por poner un ejemplo, perdiendo de vista la matriz colectiva de convivencia y el sentido holístico del enfoque, su lógica interna, su sentido del tiempo y del espacio, su modelo societario, sus poblamientos actuales, frente al tiempo y la lógica de la sociedad dominante y la disciplina del capital. Por supuesto, esto tampoco niega, que el punto de partida en un momento dado pueda ser la música, la gastronomía, la danza o el teatro. De lo que se trata es de no perder la visión de conjunto y el despliegue de la creatividad, dentro de la dinámica entre ancestralidad e innovación, resistencia y emancipación.

En ese sentido, es claro entender que lo indígena y lo intercultural, no se limita sólo a América o Abya Yala sino que comprende a todos los continentes. De allí que el 9 de agosto sea el «Día Internacional de los pueblos indígenas del mundo», declarado por la ONU. No es sólo de los indígenas de América o amerindios. Y así cuando planteamos el 12 de octubre como proyecto, propuesto como Día de la Resistencia Indígena Planetaria, estamos involucrando a todos los pueblos indígenas de la tierra, en todos los continentes. De igual forma que la Educación Intercultural, incluyendo la intercultural bilingüe no se limita ahora a los pueblos indios de América o amerindios. En Haití por ejemplo tiene plena validez y urgencia la educación intercultural bilingüe, en creole y en francés. Y hablamos de Haití porque Haití o Ayití es un símbolo vivo de la causa libertaria independentista de este continente donde tenemos que hacer causa común todas las causas libertarias e independentistas indígenas y afrodescendientes del mundo. El primer ensayo de democracia antiesclavista post independentista en América, que deja muy atrás aquella caricatura occidental de la llamada democracia griega. Esto sin perder de vista que tanto en América como en África, muchas microsociedades indígenas ya encarnaban ciertas formas y manifestaciones de participación democrática y de anti-esclavismo.

Es lógico entonces que cada una de estas regiones, países, sub-regiones, continentes, tengan un tratamiento muy específico. Pero debemos hacer un esfuerzo para construir un marco general, lo más amplio posible. Que permita no perder de vista la causa común y las causas comunes y específicas al mismo tiempo. Así como habría que diseñar un marco común para los países del ALBA o los del Mercosur, sin detrimento de especificidades. O para el diálogo entre los dos continentes, con dos grandes lazos. Por un lado El Caribe y los afroamericanos continentales y por otro lado, los pueblos ancestrales de ambos continentes. Todo sin perder de vista las realidades locales.

CONTRA EL ESCAMOTEO DE LA HISTORIA ANCESTRAL y SOBRE TODO, LA ORIGINARIA

Así como aquí se ha querido escamotear la historia, cortando en dos la historia antes y después de la conquista y declarar todo lo originario como pasado, así también s o s p e c h o que pasa lo mismo de alguna manera en África. Veamos lo que dice al respecto Marcos Andrade Jaramillo en su obra «De la trata a la esclavitud. Venezuela. Siglo XVIII»:

«Tomando en cuenta las diferencias tradicionales, idioma y cultura en general, algunos estudiosos han creído encontrar el origen de África Negra a partir de invasiones ajenas al continente. Estas oleadas habrían replegado a los grupos nativos ubicados en la cuenca superior del Nilo hacia el suroeste. Se sugiere que los invasores fueron grupos negros y que siendo mayoría absorvieron a los pigmeos, bosquimanes y hotentotes considerados los verdaderos autóctonos. Hoy día, las modernas investigaciones etnográficas hecha por tierra esta tesis; no obstante, ello no niega el conjunto de flujos y reflujos humanos que a través del tiempo acusó el continente gestando culturas diferenciadas por la acción del mestizaje y del intercambio tecnológico de producción interna y foránea.» Ob.cit. Fondo Editorial Ipasme. Caracas.2004.p.11.

Unos viejos amigos españoles me plantearon en la década del 80 que España no tenía nada que ver con íberos y celtas. Que España comenzaba con la dominación romana y con lo judeo-cristiano. Aquí vemos el mismo intento de negar a los aborígenes íberos y a los pueblos históricamente más arraigados, como los vascos o los mismos descendientes de celtas. Así como se desconocía y se desconoce aún el aporte de lo hispano-árabe.

¿LA HISTORIA DE USA COMIENZA CON EL MAYFLOWER?

Estados Unidos como pueblo europeo transplantado en América, pretende que la historia comienza con los peregrinos del Mayflower y luego anexan el genocidio nazi contra el pueblo judío, pero se oculta el genocidio con el ensayo de la bomba atómica en Japón y el exterminio en la Guerra de Vietnam, de donde por cierto salieran derrotados.

Detrás de toda esta manipulación mesiánica, no falta la aparición de Jesús en Norteamérica, quien al sentirse rechazado por los judíos, adoptó a USA, como Nuevo Pueblo Escogido de Dios, según la religión de Mormón que alimentara a la doctrina de Monroe de l823 y el Destino Manifiesto. Sin embargo, ese mismo mesianismo desde USA opera en el decir de Galeano como «la maldición blanca»: Haití hizo un pacto con el demonio para liberarse de la esclavitud de los franceses y por eso, hoy paga su karma, karma eterno, según la ideología.

De cualquier forma se ignora en la historia norteamericana el exterminio indígena, la brutal conquista del oeste, las reservaciones indias y la esclavización de grandes contingentes de africanos. Tener hoy en USA a los premios nóbel de la paz, los Obama, las Condolezzas, los Negro Ponte, es decir, negros de piel o de apellido en el poder imperial, no resuelve el problema de fondo. Es simplemente la máscara ideológica del imperio que ha inspirado todas las formas de apartheid del mundo moderno, como lo ha visto antes Roberto Fernández Retamar. Y la mejor manera de secuestrar la historia, los pueblos y culturas sometidos, con sus nacionalidades de primera, segunda, tercera y cuarta clase como pudo verlo el mismo Arnold Toynbee.

Estados Unidos pretende que la historia de Puerto Rico o la del archipiélago filipino comienzan con la dominación occidental, española y gringa (y al fin de cuentas, con la presencia norteamericana, la hegemonía del inglés y del modo americano de vida). La vida de Australia comenzaría hace 200 años con la consigna ¡civilizar es poblar de nuevo! Mucho más radical que ¡civilizar es poblar! De los racistas Sarmiento, Alberdi….y Gutiérrez en el Cono Sur (para formar «Los Estados Unidos de la América del Sur» a partir de 1850).

Parece esto un elemento constante en casi todos los continentes: La negación radical del indígena o aborigen y de aquellos pueblos históricamente más arraigados para negarlos como sujetos y actores en sus territorios de origen. Para convertir esos espacios en «Tierras de Nadie». Y explotar el suelo y el subsuelo.

La Democracia Anti-Esclavista De Haití Establece Continuidad Con La Resistencia Indígena A La Conquista Y La Primera Independencia

Contra toda esta tendencia contrasta el amargo desarraigo afro-antillano del Caribe. Es la democracia anti-esclavista de Haití y sus libertadores negros quienes reivindican el nombre aborigen de Haití o Ayití. Quien reivindica la herencia taína y caribe y el recuerdo imperecedero de sus mártires. No comienza la historia de Haití sólo con la diáspora africana, sino que establece una continuidad entre la resistencia y emancipación indígena y la naciente república antiesclavista afro-francesa en 1804. No termina la independencia de Haití con Haití sino que Petión y Bolívar le dan continuidad para todo el continente. No termina la Independencia en el siglo XIX sino que continúa 200 años después.

-Es la primera maestra de kindergarten en Haití, no recuerdo muy bien, creo que es de apellido Fonval quien denuncia al Departamento de Geografía e Historia de los Estados Unidos, por pretender reivindicar los nombres hispánicos de las islas para borrar los nombres indígenas y la memoria de los mártires taínos y caribes. Trataban los gringos de restablecer el nombre de La Española (para la isla de Haití y Santo Domingo, llamada por los aborígenes Quisqueya).

-Es José Martí desde Cuba, quien proclama que «América no caminará sin el indio». Y quien se declara contra los que sienten vergüenza de una madre india. Y quien además se declara contrario al culto a los conquistadores tanto hispánicos como norteamericanos.

Prioridad de prioridades: La identidad es una cuestión de dignidad. De dignidad humana, histórica, social y personal, cultural y espiritual. Superar el endorracismo, la vergüenza étnica, la vergüenza de clase, la vergüenza de género (vergüenza como madre de pueblos y culturas dominadas inducida por la dominación patriarcal), como condición fundamental para la resistencia y emancipación.- Reivindicando la Madre Tierra, la Madre África, como origen común de la humanidad y la Madre India como primera madre de Abya Yala. Asumiendo la diversidad cultural y la interculturalidad como caras distintas de un mismo cuerpo en una relación de complementariedad.

Sin embargo, aquí en Venezuela ocurrió hace algunos seis años un hecho curioso en la historia de la manipulación étnica y sociocultural. Un historiador endorracista de la Academia de la Historia, Guillermo Morón planteaba un 12 de octubre en un programa de La Tele, un canal privado lo siguiente:

-Si toda la humanidad viene de África, toda la humanidad es afrodescendiente. Entonces no tiene sentido de hablarse de afrodescendientes, lo cual sería una necedad. Es como llover sobre mojado. ¿Para qué hablar de eso? No distinguía entre la herencia afrodescendiente común a toda la humanidad (en sentido general) y la herencia histórica y social (específica) de su diáspora a la América como mano de obra esclavizada, arrancada a la fuerza de aquel continente a partir de los siglos XVI y XVII.

Luego remataba el racista Guillermo Morón:

-Si es verdad que la humanidad viene de África, entonces aquí no hay indígena, ni aborigen. Todos somos «mestizos».

Ya este racista empedernido nos decía desde sus textos de historia, -que fueron textos oficiales en la cuarta república-, que el indio dueño de estas tierras había desaparecido con el intenso mestizaje. Y que lo deseable era llegar a un futuro en que nadie hablara un idioma caribe o arahuaco sino solamente español. Vale decir, una clara incitación al etnocidio y al genocidio de los pueblos que reclaman sus tierras.

Esos textos eran estudiados por nuestros aspirantes a maestros en nuestras escuelas normales.

Muchas veces también se plantea la supuesta contradicción o incompatibilidad entre ser indígena (o afrodescendiente incluso) y ser al mismo tiempo venezolano, indoamericano o afroamericano. Es parte del currículo ideológico dominante.

Sin embargo, siempre se planteó la farsa de que en Venezuela nunca hubo racismo y éramos el país más igualitario del mundo. ¿Cómo lo ven? Es nuestra especificidad de la dominación. El racismo invisibilizado, hacía invisible a Indoamérica y Afroamérica. Todo se camuflaba en lo iberoamericano, hispanoamericano y latinoamericano.

De allí el reto de llevar al derecho positivo y a la penalización de una Ley contra el racismo y la discriminación, aprobada en primera discusión, introducida por el diputado Modesto Ruiz. Más allá de la ley, este currículo se consolida en la calle, en la escuela, en la fábrica y sobre todo en los medios de comunicación, sobre todo los privados. Porque el racismo, sea biologicista o cultural, no es un problema del afro (o del indígena) sino un problema global de toda la sociedad. Pero aquí se ha invisibilizado y hace necesario un enfoque curricular específico, que con la participación de los pueblos ponga sobre el tablero a los agredidos y a los agresores. Y se avance en el diálogo intra cultural e intercultural con la participación de todos los sectores involucrados.

Prioridad de prioridades: La interculturalidad empieza a construirse por los más excluidos, oprimidos y explotados. Pueblos indígenas y afrodescendientes. Y no al revés: por las élites patriarcales de los pueblos, culturas y clases dominantes. Ansiosos todavía de convencernos en que «debemos mejorar la raza» y en que debemos ser «civilizados».

Primera cuestión: Es necesario tener una toma de posición radical en torno a la anticonquista, como diría César Rengifo. Resistencia y emancipación como piernas distintas de un mismo cuerpo. Entendiendo que la historia y la cultura comienzan también con los poblamientos originarios, con los primeros poblamientos y con los históricamente más arraigados: pueblos indígenas y afrovenezolanos, en nuestro caso. No sólo con lo español.

Que el arte auténtico, como fruto de la anticonquista es el florecimiento de la vida cotidiana, mostrando su transcendencia en el quehacer personal y colectivo, con sus raíces sembradas en la ancestralidad, respirando el aire y el sol de cada día, de cada presente. Poniendo en claro que la historia y la cultura la hacen los mismos pueblos, pero que las élites oligárquicas buscan casi siempre expropiar el saber colectivo y personal de la resistencia y la emancipación. De indígenas, pasamos a ser por esa vía de conquista, indigentes, expropiados y empobrecidos material y espiritualmente.

La historia -por tanto- no comienza con la escritura, con la rueda, el arado, la pólvora y la imprenta. Ni con el Estado fuerte de Hégel, para quien nosotros, éramos simples «monos sin rabo» (en los tiempos de la primera Independencia). Y Bolívar, Miranda, Sucre, Artigas, O`Higgins y San Martín ya eran sudacas. En cambio, los europeos, no eran araguatos en evolución hasta que Darwin los puso frente al espejo y entonces, en su asombro, se espantaron de sí mismos. Sin embargo, Darwin no solo no alarmaría a los pueblos indígenas del mundo emparentando al hombre con el animal, sino que encontraría en ellos una fuente de inspiración, pero también de información y de investigación. Incluso en el marco de sus cosmovisiones y de sus etnociencias.

-En otro sentido, la belleza no puede ser un simple objeto de viejas y nuevas conquistas, ni es privilegio de algún tipo antropofísico dominante, sea el blanco europeo o el anglonorteamericano. Hay que promover la belleza donde quiera que esté, al margen de las pretensiones de toda ideología del colonialismo estético. Pero cada pueblo comienza por reivindicar su propia belleza antropofísica, cultural y espiritual.

Cualquier justificación social, política, moral o jurídica de la conquista de ayer y de hoy (de cualquier signo, con cualquier pretexto, sea el que sea) en base a las teorías unilineales del atraso y del progreso, conspira aceleradamente contra cualquier tentativa de descolonización, de liberación y de independencia definitiva. Así como de la integración participativa del Sur/Sur con el respeto a la dignidad de nuestros pueblos. Y de sus múltiples sujetos o actores.

Segunda cuestión: es fundamental romper con la clasificación arbitraria de razas, pueblos, culturas y civilizaciones superiores o inferiores. Reforzado por el mito entre «Altas, medias y bajas culturas» (sean estas americanas o africanas).

Tercera cuestión: es fundamental romper radicalmente con toda idea imperial o de imperio, como lo hizo Bolívar en su tiempo, aunque sin resolver el problema del colonialismo interno, cuya elaboración más acabada nos vino después de las políticas panamericanas desde México. El asimilacionismo a la cultura única mestiza, hispanocéntrica. De anexión de un pueblo a otro, disolviéndolo bajo pretexto de mejicanizar o integrar desintegrando (colonialismo interno). Sea cual sea la justificación política, ideológica, filosófica, étnica- nacional, racial o religiosa. Todo imperio nos niega como países en el derecho a vivir la unidad Latinoamericana y Caribeña con sentido de independencia, de libertad, de igualdad y de justicia. Y particularmente nuestro derecho a la diversidad cultural y humana desde el complejo entramado de la biodiversidad.

Cuarta cuestión: es fundamental romper con la unilinealidad del conocimiento. La idea peregrina de que unos pueblos son racionales y otros son irracionales. De que unos pueblos son científicos y otros pre-científicos. De que lo que no cabe en la cultura dominante es lo empírico, lo paracientífico, o en todo caso, lo sincrético, negando al dominado la posibilidad de toda creatividad trascendente, de todo despliegue que le permita asumir y reconstruir su personalidad individual y colectiva.

Que unos pueblos, supuestamente nacieron para mandar y otros para obedecer. Sobre ese etnocentrismo se han construido todas las dominaciones. Pero ha sido la civilización occidental cristiana, agnóstica o atea, teocéntrica, antropocéntrica o teoándrica, quien le ha dado a esta aberración el mayor alcance y profundidad histórica para negar a los pueblos diferentes e imponer y justificar su desarrollismo tecnoburocrático eco-etno-genocida.

Quinta cuestión: Hay que romper con la unilinealidad de la historia (el cuento de una periodización entre Salvajismo- Barbarie y Civilización. O la dicotomía «civilización o barbarie», columna vertebral de nuestra dominación cultural que atraviesa las venas abiertas de nuestra literatura hispanoamericana dominante. Desde Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, hasta 100 años de Soledad de García Márquez.

Sexta cuestión: Hay que identificar con claridad los distintos proyectos históricos de la dominación en América y África, con todas sus ideologías justificatorias:

a- La ideología del apartheid anglonorteamericano, como se quiso instrumentar con Sarmiento y Alberdi el siglo pasado aquí en Sur América. El apartheid sudafricano, enfrentado por Mandela. Y otras modalidades, sin excluir el Estado sionista de Israel. Pero diremos, que toda sociedad de castas, como la colonial de la América Nuestra, tiene bastante de apartheid. De vida separada entre unos hombres y otros, entre unas mujeres y otras. Entre unos pueblos y otros, entre unas castas y otras. Y donde la que está más arriba, no puede ver ni aceptar a la que pisa más abajo, a riesgo de convertirse en estatua de sal como la mujer de Lot: a riesgo de dejar de «mejorar la raza» y de acceder al blanqueamiento cultural exigido por la civilización occidental mediante el acceso al aparato educativo.

b- La ideología hispanocéntrica o en todo caso más abarcante, iberocentrista, de la supuesta «cultura única mestiza» (España o Portugal como el único ombligo de nuestra existencia histórica, cultural y espiritual). Lógica interna: niega y rechaza al que está por debajo de ti, cágalo y déjate cagar por los que están en los tramos de más arriba de la escalera, que algún día (o ninguno) llegarás a donde vas. ¿Y a dónde vas? ¡A ser alguien! (coño, algún otro, menos tu mismo). Este es el camino del asimilacionismo cultural de los pueblos y culturas nativas por parte del hispanocentrismo, el iberocentrismo y el latinismo tecnoburocrático y transnacional. Dejar atrás tu ser histórico, cultural y espiritual: ¿cabe alguna construcción curricular participativa y protagónica bajo ese andamiaje del hispanocentrismo, del iberocentrismo o del latinismo, tecnoburocrático tercermundano? De allí la necesidad del desmontaje de todo el andamiaje visible e invisible de esta unilateral dominación occidental. Grecorromana y judeo-cristiana. Alfa y omega de lo que es cultura y de lo que es y no es civilización, progreso, modernidad o desarrollo.

c-la ideología de los supuestos «pueblos nuevos», pueblos sin pasado del cual enorgullecerse, pueblos sin raíces o en todo caso, con las raíces en el aire. Ideología sustentada entre otros por Darcy Ribeiro, aunque retractado de ella al final de su vida. Aquí lo indio y lo afro pasa a ser como diría alguien alguna vez «lo fácilmente prescindible y sustituible, que se confunde con lo banal de la vida cotidiana». Esto pretende decir que lo indígena y lo afro en Venezuela o en América sería algo «no esencial». Algo «que no es» y que a lo mejor fue, pero en un pasado remoto. Y que carece de actualidad histórica.

d.- -La ideología de los llamados «pueblos emergentes».- Sostiene por ejemplo que el continente africano sufre una emergencia, que consiste en atravesar por un supuesto proceso de des-tribalización (forzada o voluntaria según los casos) para alcanzar el estatus de «Estados Nacionales».- Aunque esta configuración histórico-cultural asignada a los países africanos y en general al continente, no estuvo para Darcy Ribeiro ese propósito, su neoevolucionismo sociocultural le brindó en bandeja de oro y plata la oportunidad del asalto a todas las potencias y a las ideologías de conquista euronorteamericanas. Así como en el plano filosófico José Manuel Briceño Guerrero -tal y como lo observó Ludovico Silva- pudo hacerle el juego, entre otros a las invasiones imperialistas, bajo la justificación de la imposición de la «razón segunda» de Occidente, como la fase del conocimiento supuestamente más cónsona con la era tecnoburocrática y los discursos de los Estados, de los movimientos políticos modernos, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Todo esto es parte hoy de la justificación ideológica y política de las fuerzas imperialistas norteamericanas y europeas para intervenir sobre el norte de África, incluso en Libia, país visto como todavía como «tribal», «no maduro» para «la democracia» y sobre todo para la vida «civilizada», con un gobernante con mucho tiempo en el poder, pero sin preguntar por el tiempo del rey de España o de la reina de Inglaterra. Esto es el velo de humo para amparar ideológicamente el asalto a las reservas internacionales de Libia, el petróleo y el agua fósil. Y a la debilitación y destrucción progresiva de la OPEP.

e.- La supuesta «vida tribal» siempre revive el planteamiento de un viejo «problema indígena», como pasa con el pueblo palestino. Procesar como territorios vacios los espacios poblados por pueblos ancestrales que deban ser despojados por usurpación de conquista y colonización para apropiarse del suelo y del subsuelo.

e.1.- Esta «vida tribal» como supuesta fase globalmente superada por el presente histórico, ayuda a la justificación ideológica para el intervencionismo de las potencias occidentales, pero también para el bloqueo cultural y político hasta impedir la solidaridad de otros pueblos y culturas, que supuestamente -aunque también dominadas y oprimidas- se encontrarían en una fase de «civilización» o «desarrollo» por encima de esos «niveles tribales», de «primitivismo», de «salvajismo» o de «barbarie».

e.2.- Dentro de todo este cuadro, el espejo, espejismo o modelo estaría en el llamado «primer mundo», bajo el supuesto de superación global de todas las sociedades del llamado segundo mundo, tercero y hasta cuarto mundo. Sin embargo, se nos sigue ocultando la profundidad de la crisis estructural que sacude ese modelo llamado «países del primer mundo».

Séptima Cuestión: Para identificar los proyectos históricos de la dominación hay que ubicar la matriz ideológica de la dominación occidental, cómo opera, como se reacomoda en cada momento histórico, cuyo desarrollo terminal es el capitalismo neoliberal que amenaza el equilibrio del planeta, la continuidad de la vida y de la especie humana. Esta matriz se caracteriza por propiciar una conquista descomunal no sólo de los seres humanos, hombres y mujeres, sino también como una conquista avasallante de la naturaleza, de todos los seres vivos y de los elementos naturales que sostienen la vida: Sustituir la biósfera por una tecnósfera. Hasta romper toda relación de equilibrio con la madre Tierra y con el cosmos.

Esto ha llevado a los pueblos y movimientos indígenas de Bolivia y Ecuador a la luz del fortalecimiento de los nuevos Estados Plurinacionales, a lo más originario de su quehacer filosófico, ideológico y político, ahondando en las políticas comunales del sentido del Buen Vivir, reincorporando al proyecto a los afrobolivianos y afroecuatorianos, entre otros sujetos invisibilizados.- Y cuyas filosofías del buen vivir guardan relación de complementariedad con todos los pueblos indígenas del mundo y particularmente con los de África. Donde los derechos ya no son solo humanos sino de todos los seres vivos que sustentan la vida del planeta. Esto sería no otra cosa que una praxis de simultánea meditación/ reflexión/acción de anticonquista, en sentido particular y global. Vale decir, una búsqueda filosófica del Buen Vivir del Sur/Sur desde las originalidades y especificidades e intercambios socioculturales de cada pueblo. Y lo cual abriría unas posibilidades de diálogo de civilizaciones entre la América Profunda y África Profunda. El diálogo entre África y América no es ya sólo de gobiernos y países al margen de sus pueblos, comenzando por sus pueblos ancestrales de ambos continentes. Hablarían así nuestros continentes desde el fondo de los siglos y milenios desde sus propias ancestralidades pero con sentido preciso del momento histórico y de la coyuntura mundial. En sintonía con todos los tiempos históricos. Donde hablen los silenciados en todas las conquistas. Los colonizados en todas las ocupaciones de fuerzas extranjeras. Y las independencias de todas las latitudes y de todos los tiempos, como en «Esa espiga sembrada de Carabobo» de César Rengifo.

Finalmente me pregunto: ¿Cuál puede ser la medida de un currículo para afrodescendientes? ¿Un currículo que guarde alguna relación de continuidad con las filosofías indias del Vivir Bien o Buen Vivir. Entonces recordé el final de UN CANTO DE GUAICAIPURO POR HAITÍ, que un día terminé con unas palabras del poeta afroamericano Aimé Cesaire. Y así encontré la medida exacta del diseño curricular en una coyuntura de liberación y de nueva Independencia:

«Me hablan de «progreso», de realizaciones, de enfermedades curadas, de niveles de vida elevados por encima de sí mismos.

-Yo (en cambio) hablo de sociedades vaciadas de sí mismas, de culturas pisoteadas, de instituciones carcomidas, de tierras confiscadas, de religiones ultimadas, de magnificencias artísticas aniquiladas, de extraordinarias posibilidades suprimidas.

Me bombardean con hechos, estadísticas, kilómetros de carreteras, de canales y de vías férreas.

-Hablo en cambio de millones de hombres arrancados de sus dioses, de sus tierras, de sus costumbres, de sus vidas, de la vida de la danza, de la sapiencia.

-Hablo de millares de hombres a los que hábilmente se les ha inculcado el miedo, el complejo de inferioridad, el temblor, el arrodillamiento, la desesperación, el lacayismo.

Me ofrecen el dato exacto de toneladas de algodón o de cacao exportado, de hectáreas de olivo o de viñas plantadas.

-Yo hablo (en cambio) de economías naturales, de economías armoniosas y viables (sostenibles), plantadas a la medida del hombre. (Aimé Cesaire. Poesía. Casa de Las Américas.La Habana. 1969.)

Saúl Rivas-Rivas: Coordinador del Proyecto Intercultural Guaicaipuro. Asesor del Ministerio del poder popular para la educación. Dirección General de Educación Intercultural de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

(Ponencia para presentarla en las temáticas Afrodescendencia, Educación y Diversidad. Y Afrodescendencia en las perspectivas de los 200 años de las Independencias. Encuentro Internacional de los Afrodescendientes. Hotel Alba Caracas. 19 al 22 de junio de 2011.)

Fuente: http://encontrarte.aporrea.org/146/criticon/a12700.html