Sufriendo aun con el estigma de auxiliadores de la guerrilla, que operó muchos años en la Sierra Nevada de Santa Marta, lugar conocido por ser cautiverio de secuestrados, los indígenas Kankuamos continúan siendo el blanco preferido de los crímenes de los paramilitares colombianos. En los últimos dos años aproximadamente 100 Kankuamos han sido asesinados, la […]
Sufriendo aun con el estigma de auxiliadores de la guerrilla, que operó muchos años en la Sierra Nevada de Santa Marta, lugar conocido por ser cautiverio de secuestrados, los indígenas Kankuamos continúan siendo el blanco preferido de los crímenes de los paramilitares colombianos. En los últimos dos años aproximadamente 100 Kankuamos han sido asesinados, la mayoría en las manos de los paramilitares. En la última década este número sube para 200, pero la arremetida paramilitar a esta etnia sólo he empezado hace cuatro años.
El gobernador indígena, Jaime Arias, dijo a la prensa internacional que están buscando una manera pacífica y jurídica para poner fin al genocidio de Kankuamos y que haya reparación. El año pasado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos impuso medidas cautelares para acabar con los homicidios, pero después de esto, según Arias, ya se han presentado 15 casos de muertes.
De acuerdo a la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), su director para Colombia, Roberto Meier, dijo que el conflicto colombiano dejó muchos pueblos indígenas vulnerables, pero los Kankuamos son unas de las víctimas principales de la violencia política en el país contra los indios.
La militarización de la región de Sierra Nevada como medida del gobierno para contener los asesinatos, según los indígenas, no ha traído tranquilidad. Tanto así, que los desplazados continúan sin regresar a su pueblo con miedo de nuevos actos de violencia por parte de los paramilitares. De la etnia de 13 mil Kankuamos, 1.000 están desplazados de su tierra originaria. Muchos permanecen en sus tierras impedidos de salir de sus territorios para huir del conflicto.
En este año, 60 nativos han sido víctimas de muertes violentas. Se calcula que los indígenas en Colombia son alrededor de 800.000. En agosto último, el coordinador del programa de derechos humanos de la Organización Indígena Kankuama ha sido asesinado con arma de fuego en el caso urbano de Valledupar. Michael Frühling, de ACNUR, afirmó a la prensa que Arias se distinguía por su labor con los derechos humanos y era un conocido líder» de una población indígena a la que han sido otorgadas medidas provisionales por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que «el Estado colombiano adoptara de forma inmediata las medidas necesarias para proteger la vida y la integridad de los miembros de este pueblo indígena».