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Intervención chilena en Haití: crisis y fracaso de la política exterior del presidente Lagos

Fuentes: Prensa Latina

La masiva intervención chilena en Haití, principal apuesta en política exterior del presidente Ricardo Lagos, está hoy al borde del fracaso tras la agudización de la crisis que enfrenta el empobrecido país caribeño. Una delegación de alto nivel, encabezada por el canciller Ignacio Walker, y el ministro de Defensa, Jaime Ravinet, se preparaba para viajar […]

La masiva intervención chilena en Haití, principal apuesta en política exterior del presidente Ricardo Lagos, está hoy al borde del fracaso tras la agudización de la crisis que enfrenta el empobrecido país caribeño.

Una delegación de alto nivel, encabezada por el canciller Ignacio Walker, y el ministro de Defensa, Jaime Ravinet, se preparaba para viajar anoche a Puerto Príncipe, pero debió ser pospuesta por la muerte del general brasileño Urano Teixeira da Matta Bacellar. El comandante de las tropas de unos nueve mil efectivos que integran la denominada Misión de Estabilización de Naciones Unidas (MINUSTAH) fue encontrado muerto el viernes en su habitación de un hotel capitalino, en medio de una agudización de la crisis interna. Sólo horas antes el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) habían dado un ultimátum al gobierno interino del primer ministro haitiano, Gerard Latortue, para que celebre las postergadas elecciones antes del 7 de febrero. Chile fue el primer país de América Latina que acudió al llamado de la Casa Blanca para imponer el orden en Haití tras el derrocamiento y deportación por Estados Unidos del presidente constitucional Jean Beltran Aristide en marzo del pasado año. La decisión del presidente Lagos de enviar inicialmente unos 300 soldados sin consultar al Congreso produjo una fuerte reacción de protesta entre los legisladores, incluidos los del gobierno, y de la opinión pública nacional. La presencia y responsabilidad chilena en el conflicto, sin embargo, fue creciendo paulatinamente y hoy es aplastante. De los nueve mil efectivos militares de varios países que se encuentran hoy en Haití bajo la bandera de la ONU cerca de un millar son nacionales. El jefe de la misión del organismo internacional para el manejo de la crisis es el embajador chileno, Juan Gabriel Valdés, y ahora la jefatura interina de las tropas recayó en el también chileno, general Eduardo Aldunate, un ex miembro de los cuerpos represivos de la dictadura.

Por si fuera poco, el secretario general de la OEA, organismo regional que ha estado dando seguimiento a la crisis, es también un chileno: José Miguel Insulza, quien ha estado en los últimos días en comunicación permanente con Lagos. «Es más que una coincidencia que Aldunate sea el jefe interino de la fuerza militar y Juan Gabriel Valdés sea el jefe político de las MINUSTAH, entonces por supuesto que esto demuestra la responsabilidad y el compromiso que tiene Chile con Haití», admitió ayer Walker. Fuentes de La Moneda consultadas por Prensa Latina indicaron que la situación es en extrema grave y han estado en estrecho contacto con la secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice, así como los cancilleres de Francia, Canadá, Brasil y Argentina, entre otros. Confirmaron además que por instrucciones expresas del presidente Lagos, los secretarios del Exterior y Defensa viajarán a Puerto Príncipe en el curso de esta semana para evaluar sobre el terreno nuevas medidas para asegurar la realización de los comicios. Las fuentes subrayan que una de las preocupaciones fundamentales de la situación en la isla es la creciente tensión entre quienes quieren impedir las elecciones en ese país y la presión internacional para que los comicios se desarrollen en breve. Insulza, quien viajará también esta semana al país caribeño, declaró ayer a medios locales que «hay algunos grupos que evidentemente han visto que la elección no les va a reportar resultados y han entrado directamente a cuestionar la posibilidad de hacer la elección». En el plano interno, el ascenso de Aldunate, un controvertido general que formó parte de la Central Nacional de Información (CNI), policía política del ex dictador Augusto Pinochet, revivió la polémica sobre la composición del alto mando del Ejército chileno. De 36 generales que componen actualmente ese cuerpo, al menos 13 formaron parte siendo oficiales de los cuerpos represivos del régimen, que ejecutaron o desaparecieron a más de tres mil chilenos durante los 17 años de la dictadura (1973-1990).

El autor es corresponsal de Prensa Latina en Chile.