El Premio Nacional de Historia 2016 ha expresado públicamente su apoyo a la causa boliviana por obtener una salida soberana al Océano Pacífico. En entrevista con Radio Universidad de Chile, sostiene que, pese a la resolución de la Corte Internacional de Justicia, el conflicto entre ambas naciones vecinas seguirá, porque no se ha resuelto el […]
El Premio Nacional de Historia 2016 ha expresado públicamente su apoyo a la causa boliviana por obtener una salida soberana al Océano Pacífico. En entrevista con Radio Universidad de Chile, sostiene que, pese a la resolución de la Corte Internacional de Justicia, el conflicto entre ambas naciones vecinas seguirá, porque no se ha resuelto el problema de fondo, que es histórico, cultural y político, no solo judicial.
Este lunes, y por 12 votos contra tres, los jueces de La Haya decidieron que nuestro país no tiene la obligación de negociar con Bolivia una salida soberana al mar. Pese a las banderas chilenas que se repartieron en el Palacio de La Moneda para celebrar el fin del conflicto con el país vecino, hay quienes aseguran que el diferendo está muy lejos de acabar. Uno de ellos es el Premio Nacional de Historia 2016, Julio Pinto, quien, en entrevista con Radio Universidad de Chile, aseguró que el problema de fondo aún está sin resolver.
Y claro, para el académico de la Universidad de Santiago, el haber acudido a La Haya es solo una expresión judicial de un conflicto mucho más profundo y que rebasa los límites de la legalidad, ya que, en definitiva, es un diferendo mucho más complejo, de tintes históricos, culturales, y políticos.
Por lo mismo, el historiador cree que la sentencia de la Corte Internacional de Justicia es solo una solución relativa, pues aún la demanda histórica del país vecino sigue insatisfecha.
«El fallo tiene muy contento a nuestra cancillería y a todos los sectores más nacionalistas chilenos, que son bien numerosos, pero no resuelve el problema de fondo, o sea, con esto no es que la demanda boliviana se vaya a terminar ni que todos los ruidos que ha provocado hace tantos años se apaguen, yo creo que esto va a seguir pesándonos como un problema no resuelto en nuestras relaciones diplomáticas y de todo tipo con Bolivia, por tanto, es una solución relativa, porque no cierra el problema de fondo que es una demanda insatisfecha».
Julio Pinto, y a diferencia de lo que declararon muchas autoridades luego de que se conociera el fallo, ve lejos el punto final de esta tensión, pues hay una herida que sigue sin cicatrizar.
«Mientras no se llegue a una solución, la relación armónica de ambos países y los intereses de ambos países van a seguir siendo una herida abierta que va a reventar cada cierto tiempo y que seguirá envenenando nuestras relaciones. Sin entrar a pronunciarme sobre la validez jurídica del fallo, que yo creo que debe tenerla, pero sí creo que, en términos políticos e históricos, el veredicto no pondrá un punto final a esta situación».
Poco se ha hablado del tercer involucrado en esta disputa marítima, que es el Perú. Pues, el país incaico también tiene parte y voz en este conflicto, por tanto, para el Premio Nacional de Historia, se requiere del esfuerzo de los pueblos y gobiernos de estas tres naciones para, de una vez por todas, encontrar una solución definitiva el problema que azota a la región hace más de cien años.
«Si lo que nos interesa es llegar a un arreglo de verdad y definitivo de este diferendo, se va a requerir de muy buena voluntad de los gobernantes y de los pueblos de ambos países para buscar una solución que, efectivamente, cumpla con ese requisito. Además de Perú, porque recordemos que Perú también está involucrado en cualquier solución que se pueda producir en esto, por tanto, mientras no se cuente con la buena voluntad de los tres países involucrados, vamos a seguir empantanados con esto quizás cuánto tiempo más».
Apenas se supo la resolución de los jueces de La Haya, las bocinas de los automóviles se expandían por el centro de Santiago, a la par que en el mismísimo Palacio de La Moneda se entregaban banderas chilenas para festejar la victoria del país en su lucha por la soberanía.
En el norte se instalaron pantallas gigantes y se embanderaron casas con los tres colores patrios. Las autoridades hablaban de la patria como pocas veces se ha hecho antes.
Para Julio Pinto, esta actitud deja mucho que desear, pues el «chovinismo» practicado deriva, inevitablemente, en comportamientos racistas y xenófobos. Por lo demás, el historiador cuestionó que solo se defienda la soberanía nacional en este caso específico con Bolivia, pero no se defiende a la hora de otorgar los derechos de agua a empresas transnacionales.
«Tiene una actitud lamentable, porque en lugar de buscar una relación más armónica con ellos, desatan conductas que son de un chovinismo irracional y que fácilmente derivan en actitudes racistas que no pueden poner orgulloso a nadie. Me sorprende que este tipo de reacciones no se produzcan cuando, por ejemplo, se le entregan los derechos del agua a empresas extranjeras, que es algo que sí vulnera directamente nuestra soberanía».
Los políticos, las autoridades públicas y los líderes de opinión también tienen, para Pinto, gran responsabilidad en la actitud de los chilenos, pues son ellos, al contar con mayores plataformas de comunicación, los que en gran parte han incentivado el «patriotismo» que sale a flote, curiosamente, solo en algunas ocasiones.