«Manifestar cualquier muestra de apoyo al pueblo palestino se está convirtiendo en estos días en un acto susceptible de ser considerado delito en varios países europeos como Alemania, Francia y Reino Unido», informa el portal español Público
Los estrategas al servicio de Europa y de las grandes potencias europeas se proponen evitar que la acción palestina encabezada por Hamas ocurre tras 75 años de invasión, expulsión y numerosos actos de masacre.
El gobierno fascista de Benjamín Netanyahu y el propio Estado de Israel son asesinos de niños, de jóvenes, de mujeres y de civiles en sentido general. Basta consultar las estadísticas.
La prensa que ahora reduce la situación a un conflicto entre Israel y Hamas, desconociendo incluso la ascendencia popular de Hamas, presenta como episódica cada acción donde se derrama sangre palestina y ha desbordado los calificativos para la respuesta palestina. Eso es manipulación de la peor especie.
En términos reales, Estados Unidos mueve portaaviones y destructores para Israel e intenta controlar la llamada `opinión pública` y la acrisolada Europa alimenta la guerra y llega a violar sus propias leyes (difícil pronunciar en este escenario la palabra principios). Israel dispara también hacia el territorio de Siria. ¿Se puede medir la dimensión y el alcance del escenario de guerra?
Los sectores dominantes pueden distorsionar la narrativa, pero no pueden borrar la historia, que, en realidad, la hacen los pueblos.
En Alemania y Francia, al impedir manifestaciones y prohibir el uso de símbolos de identificación con la causa palestina, son violados los artículos 11 y 12 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. En Gran Bretaña, la violación a los acuerdos internacionales básicos sobre libertad de expresión y de asociación ha merecido varias veces la atención de la ACNUDH (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos).
Llama la atención la lenidad de los organismos internacionales ante las violaciones de derechos en los países desarrollados. ¿Cuáles sanciones han sido impuestas a Gran Bretaña por su controvertida Ley sobre Orden Público, que criminaliza la protesta? ¿Quedará impune la acción de ordenar a la Policía británica considerar delito la exhibición de la bandera palestina? No hubo sanciones por los cientos de detenciones en protestas contra la monarquía cuando se colocaba en el trono al rey Carlos III.
¿Qué harán la ONU y los organismos de dirección de la Unión Europea ante el impedimento en varios países de las expresiones de apoyo a la causa palestina? Puede producirse una declaración de algún organismo, pero no habrá sanción.
El viejo sistema político, decadente y podrido, sostenido en un liderazgo caduco y ridículo, proscribe la dignidad.
En ese marco se explica el apoyo de Estados Unidos a Israel. Los portaaviones en el Mediterráneo portando cazas y destructores, ¿no son, acaso, una muestra de que las armas de las grandes potencias son utilizadas en el intento de borrar del mapa a Palestina? Esas armas son para garantizar la continuidad del saqueo en la zona, para servir al sionismo racista y a las más burdas manifestaciones del neofascismo
Se han asociado para el asesinato selectivo y otros crímenes en cualquier zona del mundo la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el terrible Mossad (de Israel), por la relación entre las industrias de armamentos y las corporaciones de saqueo de ambos países y el papel de `lunar yanqui que desempeña Israel en Oriente Medio. Esto es inocultable.
Lo justo, aunque esté prohibido …
En América Latina, los gobiernos de México y Chile se han pronunciado intentando distanciarse de Hamas y haciendo concesiones a Israel. ¡Gabriel Boric y Andrés Manuel López Obrador olvidaron quién es el invasor! Eso da vergüenza. Los gobiernos de Ecuador y de Uruguay, como otros con el mismo sello, se han pronunciado en apoyo a Israel. Nada distinto podría esperarse de Luis Lacalle y de Guillermo Lasso, derechistas y serviles. Sobre Alberto Fernández, presidente de Argentina, hay que recordar su postura ante la operación militar rusa sobre Ucrania. Cabe la indignación mas no la sorpresa.
Tras el inicio de la jornada de resistencia palestina el 7 de octubre (Tormenta de Al Aqsa) gobiernos serviles y organizaciones financiadas por agencias imperialistas levantan la bandera de Israel como si fueran relatos de ficción las masacres en los territorios ocupados. De manera similar se han prestado a prohibir la difusión del arte ruso (plástica, pintura, música, literatura…) en apoyo a los grupos fascistas y fascistoides que controlan Ucrania y que tienen como representante ante el mundo a Volodímir Zelenski. ¿Hasta dónde llegarán en la obediencia?
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York, con 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones, aprobó la Resolución 181, que instala el Estado de Israel en tierras palestinas y despoja a Palestina de una parte importante de sus recursos hídricos.
En 1967, mediante la Guerra de los Seis Días, que en sus Memorias Lyndon B. Johnson relata al estilo de una jornada medieval de conquistas, Israel se adueñó de la península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja) y los Altos del Golán.
El poder hegemónico apadrinó esas conquistas y hoy envía portaaviones para preservarlas.
De ahí el compromiso del poder mediático en presentar como terrorista al grupo Hamas y como potencial invasor al invadido pueblo palestino, al cual el orden político vigente no le reconoce el derecho a recuperar sus territorios, a retomar sus recursos acuíferos y ni siquiera a defender a sus niños y al resto de su población.
Ese poder define como democráticos a los gobiernos que responden con represión a la solidaridad con el pueblo sometido, el pueblo al que el invasor impone restricciones para el acceso a bienes y servicios y hasta para el tránsito… Presenta también como sensatos a los dirigentes que recomiendan mantener una neutralidad que no es sino identificación con el invasor… La ilegitimidad del poder se ve de lejos y la razón de los pueblos se impone.
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