La juventud ha de ir a lo que nace, a crear, a levantar a los pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno… José Martí El 2018 no debe ser un año común y corriente. Si no hay novedades, por […]
La juventud ha de ir a lo que nace, a crear, a levantar a los pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno…
José Martí
El 2018 no debe ser un año común y corriente. Si no hay novedades, por primera vez en casi seis décadas una nueva generación, ya no de guerrilleros y veteranos luchadores clandestinos, sino de políticos formados dentro de nuestra revolución, tomará las riendas del país.
Nuevos y viejos retos interpelan a las juventudes cubanas en pos de construir un proyecto de nación antiimperialista, soberano y socialista, en momentos en los que todavía, y a casi dos décadas de entrar al siglo XXI, miles de adolescentes y jóvenes en el mundo mueren asesinados, desaparecidos, hambrientos o desplazados a cientos de kilómetros de sus regiones naturales, por conflictos armados.
Nuestra isla también dista de ser un paraíso. Lo vivimos todos los días. El modelo económico no acaba de despegar. Los salarios no satisfacen nuestras expectativas, y la terminación de estudios medios o superiores necesariamente tampoco asegura un futuro mejor. Digámoslo con responsabilidad: resulta muy difícil para un joven promedio de hoy pensar en Cuba como un lugar que nos hará felices en los próximos años. Dura verdad.
Sin embargo, algunos persistimos en ser optimistas y proponemos soluciones a los problemas cotidianos. Somos menos de lo que algunos quisieran, pero muchos más de lo que otros piensan. No nos sentamos a esperar y ya casi ni nos quejamos porque sabemos que sirve de muy poco. Cada vez somos más los que estudiamos y trabajamos, a medio tiempo, con la intención de avanzar económicamente, o emigramos buscando destinos más rentables o aceptamos responsabilidades para renovar con deseos e ideas los espacios aletargados. También ya fundamos.
Los hijos del período especial, como nos llamara la profe Graziella Pogolotti, solo conocemos, al contrario de nuestros padres, crisis y precariedades económicas, aunque no asesinatos ni represiones masivas. Nos reconocemos mucho más escépticos, tal vez por eso, más emprendedores.
El imperativo está en ver cómo, desde nuestros espacios, podemos renovar y construir un proyecto que satisfaga nuestras necesidades. Pero entendemos: nadie nos regalará nada. Ni lo queremos. Intuimos una posibilidad de hacer a Cuba un país que con trabajo, creatividad, visión, respeto, apertura y socialismo llegue a lo que siempre se propuso: un país donde los jóvenes, junto a los adultos, los niños, los adolescentes y los ancianos, cubanos todos, seamos felices sin necesidad de emigrar o sobrevivir. Un país mejor.
Esta revista, con más de cuarenta años de fundada, seguirá narrando las alegrías, tristezas, fracasos y éxitos de los jóvenes en Cuba y el mundo. Haremos periodismo responsable sin cortapisas. ¡Haremos periodismo! Conversaremos en actitud cómplice, sin sermones, pero con el valor que otorga el compromiso para emitir una opinión sincera sobre los temas que lo merezcan. Eso pensamos y eso haremos. Sentimos que, para muchos de nosotros, ya es la hora.
Fuente: http://medium.com/somos-j%C3%B3venes/juventud-y-periodismo-en-la-cuba-actual-81ed2f05d7af