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La acción del fascismo islámico sólo fortalece al fascismo europeo

Fuentes: https://encuentronortesur.wordpress.com

Con decenas de miles de personas yendo a las calles de Alemania manifestándose contra la «islamización de Europa» y la extrema-derecha francesa de Marine Le Pen creciendo electoralmente, los asesinos de París no sólo golpearon las vidas humanas y la libertad de expresión sino también contribuyeron a la polarización entre dos tipos de fundamentalismo: el […]

Con decenas de miles de personas yendo a las calles de Alemania manifestándose contra la «islamización de Europa» y la extrema-derecha francesa de Marine Le Pen creciendo electoralmente, los asesinos de París no sólo golpearon las vidas humanas y la libertad de expresión sino también contribuyeron a la polarización entre dos tipos de fundamentalismo: el islámico y el neofascista.

El fascismo es la forma contemporánea de la máxima opresión, explotación e intolerancia. Es un fenómeno económico expresado en los intereses del gran capital en disciplinar a hierro y fuego a la clase obrera. Es un fenómeno político que establece el totalitarismo, es decir, la represión estatal tecnológicamente perfeccionada para eliminar cualquier disidencia u oposición. Es un fenómeno cultural, en el sentido de crear odios con chivos expiatorios religiosos, étnicos o sexuales.

El fascismo es la expresión de la agudización de la crisis sistémica.

Él ha tomado formas ideológicas y religiosas diversas. Hay un fascismo católico, como fue el español y como es el del terrorista noruego Breivik (1). Hay un fascismo pagano e, incluso, de inspiración en una lectura sesgada del hinduismo, así como fue el de Hitler. Hay un fascismo evangélico. Hay un fascismo judío. Y hay un fascismo islámico, que se alimenta del descontento de los inmigrantes discriminados en Europa, y que tiene como financiadores fortunas multimillonarias del petróleo saudita o de otros lugares.

Hay un crecimiento global de neofascistas que se apoya en los fundamentalismos religiosos de distintos cultos.

Los mayores atentados terroristas en Europa fueron hechos por un fascista católico como Breivik en Noruega, por fascistas islámicos en España, y ahora en Francia, y por fascistas cristianos ortodoxos en el derrocamiento del avión holandés sobre Ucrania.

La xenofobia, la homofobia, la misoginia, el odio en lo referente a las libertades, el militarismo, el culto de la violencia, la defensa del Estado policial, la intolerancia a otras religiones, el odio al ateísmo y a los ateos, el mesianismo exterminador, y, sobre todo, la defensa de la riqueza y del privilegio como bendiciones divinas a pueblos o razas elegidas, son los rasgos comunes de esta degradación política que amenaza al mundo con una nueva adoración de masas de un proyecto de Estado totalitario bajo justificación religiosa.

Empieza mal el año 2015.

Que la posible victoria de Syriza (2) en Grecia, a pesar de todas las concesiones que prometen, sea una esperanza.

Notas

1- Anders Breivik: terrorista de extrema-derecha autor de los ataques de 22 de julio de 2011, en Noruega, donde 77 personas fueron asesinadas y más de un centenar quedaron heridas.

2 –  Syriza: principal partido de oposición en Grécia, defiende menos austeridad para el país y cuestiona la política pos-crisis en Unión Europea

Este artículo fue publicado en portugués en Opera Mundi. Las notas son nuestras. Traducción: Olga Benário Pinheiro.

Henrique Carneiro es profesor de historia de FFLCH-Universidad de Sao Paulo

Fuente original: https://encuentronortesur.wordpress.com/2015/01/08/accion-del-fascismo-islamico-solo-fortalece-al-fascismo-europeo/