Un país narco Nuestra ética a la colombiana tiene un criterio ambiguo: lo narco. Este adjetivo se usa para calificar negativamente nuestro gusto, nuestro exhibicionismo y la moral del todo vale, o sea para exhibir una superioridad moral sobre los otros. Pero al mismo tiempo que juzgamos, gozamos y nos comportamos como narcos. En nuestra […]
Un país narco
Nuestra ética a la colombiana tiene un criterio ambiguo: lo narco. Este adjetivo se usa para calificar negativamente nuestro gusto, nuestro exhibicionismo y la moral del todo vale, o sea para exhibir una superioridad moral sobre los otros.
Pero al mismo tiempo que juzgamos, gozamos y nos comportamos como narcos. En nuestra cultura del exceso, el billete se sube a la cabeza, las mujeres son para encamar, el poder se exhibe con armas, fiestas, mujeres, alcohol, drogas, autos, arquitectura y guarda-espaldas: una ética de una sociedad que no sabe quién es y por eso cada día grita «¿usted no sabe quién soy yo?». Un grito de auxilio, ya que no sabemos, de verdad, quiénes somos. La verdad es que somos Narcolombia.