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La burguesía pretende el olvido, pero el futuro está lleno de memoria

Fuentes: Rebelión

1. 12 mil trabajadores forestales han sido despedidos producto de la crisis de demanda de materias primas, sobre todo, del mercado norteamericano. A la fecha se han cerrado 42 aserradores en Santiago y al sur del país, y números cautelosos acusan una baja de las inversiones de alrededor de un 10 % y una contracción […]

1. 12 mil trabajadores forestales han sido despedidos producto de la crisis de demanda de materias primas, sobre todo, del mercado norteamericano. A la fecha se han cerrado 42 aserradores en Santiago y al sur del país, y números cautelosos acusan una baja de las inversiones de alrededor de un 10 % y una contracción de su PIB a un 1,8 % el 2009. De acuerdo a información del diario The New York Times, los problemas estructurales que atraviesa la industria constructora en Nueva York se han traducido en la cancelación o la suspensión de iniciativas económicas por un total de 50 mil millones de dólares. Madera chilena destinada a construcciones neoyorkinas yace apilada, muerta en la irrealización de su valor. La recesión muerde el corazón del modelo básicamente exportador de la economía chilena. La dependencia multidimensional del país respecto de los Estados corporativos centrales del mundo multiplica la mala vida de amplios sectores de los trabajadores y el pueblo. Del prólogo, los efectos de la crisis saltan rápidamente a los primeros capítulos de la debacle de la llamada «economía real».

Los pocos que efectivamente están ganando con la desaceleración en curso son las empresas que venden «asesorías laborales». Es decir, entidades que se ocupan de materias tan altruista como la reducción de personal, reestructuración de divisiones, cambios de contratos y consejos a la patronal para enfrentar las contadas negociaciones colectivas que existen en el plano del trabajo en el país (entre un 5 % y un 9 %). El objetivo es bajar los costos para mantener o dañar al mínimo la tasa de ganancia del capital a punta de desempleo, polifuncionalidad, fusiones departamentales, refrigeración remuneracional o recontratos de trabajo por menos precio y más horas de labor. El encargado del área de Capital Humano de Ernest & Young dice con soltura veraniega que una solución plausible sobre el tema «sería que los trabajadores llegaran a acuerdo con sus empleadores para disminuir los sueldos -en lugar de despedirlos- .» Flor de arreglo.

2. 7,3 millones de chilenos llegan malamente a fin de mes utilizando tarjetas no bancarias, esto es, plástico ligado al retail o tiendas minoristas que ofrecen créditos pequeños. Sólo a septiembre de 2008 ya era un 20,8 % de la cartera total que permanece morosa. Erik Haindl, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de San Sebastián declaró que el endeudamiento impago será la tendencia de 2009, «Esto está recién comenzando. Con una mayor tasa de desocupación y una economía más contraída, el porcentaje de personas con problemas aumenta.» La morosidad de 1 de cada 5 chilenos que emplea tarjetas no bancarias para sobrevivir ya acumula 942 millones de dólares. Todavía falta conocer los resultados del último trimestre de 2008 al respecto.

3. Ahora ocurre que la ultraderecha, a propósito de un puñado de casos inscritos en el Informe Rettig (documentación sobre las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar acopiada durante el primer gobierno civil post dictadura) que no serían «víctimas genuinas», pero cuyas familias habrían recibido ilegítimamente las compensaciones estatales, emplea toda su batería mediática para relativizar la violencia política que mató (oficialmente) a casi 3 mil chilenos durante los primeros años del régimen pinochetista, sin contar las decenas de miles de torturados y las centenas de miles de exiliados por razones políticas. Espectacularizando de 3 a 8 casos no auténticamente detenidos desaparecidos en las portadas y noticieros televisivos, la burguesía procura nuevamente reinstalar en el sentido común del chileno medio que la dictadura cometió «sólo algunos excesos», que, sumando y restando, resultarían una nimiedad ante los beneficios del «retorno del orden» al país.

La agresividad fascistoide y propagandística de la ultraderecha ha obligado incluso a la Presidenta Bachelet a encabezar una comisión destacada para revisar los antecedentes colectados durante largos años. Sin embargo, el monopolio de las armas histórico de la clase en el poder (sólo roto en los momentos más álgidos de la lucha antidictatorial durante los 80′ a través de destacamentos populares como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el MIR y otros), ha cobrado cifras bíblicas de crímenes contra los trabajadores y el pueblo mestizo y mapuche desde los inicios de Chile como Estado nacional. Como en el conjunto de América Latina, no existe la investigación fidedigna de los horrores perpetrados impunemente por la oligarquía contra los pobres en rebeldía y desarmados. Una de las metas de la embestida comunicacional por la derecha tiene por fin transformar en una suerte de «mito publicitario» de las agrupaciones de Derechos Humanos la realidad ominosa del asesinato de clase, el cual funcionó como condición necesaria para la imposición de la contrarrevolución capitalista luego del golpe de Estado de 1973.

Mientras los familiares de las víctimas acusan al gobierno de la Concertación de falta de rigurosidad en algunos casos particulares a la hora de confeccionar el listado doloroso de los militantes populares asesinados por manu militari, la burguesía persigue a través del monopolio de los medios de comunicación destruir la memoria de los trabajadores y el pueblo para obtener réditos electorales en el corto plazo y procurar torcer los hechos brutales de la violencia castrense al servicio de los intereses de la minoría en el poder en un plano estratégico. Es justo también apuntar nombres de jóvenes y trabajadores asesinados en protestas y huelgas durante los propios gobiernos civiles, como por ejemplo, Daniel Menco y el obrero forestal Rodrigo Cisternas, ambos luchadores sociales. Será preciso que el conjunto del pueblo organizado adopte rápidas medidas para detener la maquinaria del olvido.

Al respecto, resulta imperioso jamás bajar la guardia en momentos en que la memoria rebelde de los caídos para buena parte de la Concertación es apenas un tema «nostálgico» y «saldado», y las actividades y movimientos ligados a la lucha por la verdad y la justicia frente a los crímenes contra los de abajo más documentados de la historia chilena viene hace tiempo de capa caída, volviendo rutina sin contexto y pobres contenidos las conmemoraciones del 11 de septiembre y obrando mediante la pura judicialización de las violaciones a los derechos humanos que como consecuencia no deseada ha desactivado y restringido a gestos simbólicos esta lucha capilar. La burguesía, en este sentido, saca bien sus cuentas y sabe cómo y cuándo golpear. Sin embargo, el futuro de los pueblos está lleno de memoria.

4. Según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos, si la elección presidencial se realizará el domingo 4 de enero, el empresario ultraliberal Sebastián Piñera (Alianza por Chile) obtendría el 41 % de las preferencias, mientras el demócratacristiano Eduardo Frei Ruiz Tagle (Concertación) se quedaría con el 31 %. Si Piñera compitiera con el pre candidato socialista y actual Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, el primero concentraría el 44 % de las preferencias y el segundo un 28 %. La consulta contempla parte de noviembre y diciembre de 2008. En tanto, la Concertación, por las alturas, todavía no resuelve su candidato ni la forma de elegirlo. De todos modos, las promesas populistas de Frei -que jamás cumplió durante su gobierno entre 1994 y 2000- le han granjeado un aumento gradual en las encuestas pagadas por el poder. Vale recordar que en la última elección nacional de alcaldes y concejales sólo votó la mitad de chilenos en edad de hacerlo. La ilusión de la democracia sin pueblo imperante en Chile es predecible y reproductora autocomplaciente de los intereses del capital, independientemente de los respaldos cada vez más escasos del electorado.

5. El novelista Gustave Flaubert dijo por ahí que «Las perlas no forman el collar; el hilo es el que forma el collar.» La próxima construcción de un movimiento de los trabajadores y el pueblo camina organizando los diversos empeños político-sociales ya en constelación paulatina y empujada por el empeoramiento de las condiciones objetivas de existencia de las grandes mayorías provocado por la crisis económica mundial y a contrapelo de los mensajes analgésicos del jefe de propaganda del gobierno, el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, y su fábrica de paños fríos que ya no tranquilizan a nadie. El hilo del collar popular será la independencia política de los intereses de la clase trabajadora y el mapa multiexpresivo que emana de su situación objetiva en las relaciones de producción capitalista. Y su horizonte será el arribo difícil y necesario a un gobierno de asalariados, de pueblo, de mayorías. Muchos ya se han enterado que el desarrollo de las fuerzas productivas del propio capitalismo a escala planetaria ha tornado desde hace mucho tiempo, completamente prescindibles a los patrones cuando de organizar la vida en torno a la igualdad social y la libertad humana se trata. A través de un continente popular amplio, visible y en lucha, serán muchos más los notificados. La perlas no forman el collar; la clave está en el hilo que conduce su contenido, forma y eficacia.