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La caldera blindada de Colombia

Fuentes: Rebelión

Ante el fusilamiento sistemático, cotidiano y fríamente calculado de más de 500 líderes sociales y de 136 exguerrilleros en proceso de reinserción «dados de baja», la sociedad colombiana dominada por los medios de comunicación del régimen, ha ido pasando de la indiferencia promovida por el ministerio de defensa de que fueron líos de faldas, robos, […]

Ante el fusilamiento sistemático, cotidiano y fríamente calculado de más de 500 líderes sociales y de 136 exguerrilleros en proceso de reinserción «dados de baja», la sociedad colombiana dominada por los medios de comunicación del régimen, ha ido pasando de la indiferencia promovida por el ministerio de defensa de que fueron líos de faldas, robos, venganzas, etc, a una mayor toma de conciencia social motivada por las fuertes presiones internacionales (recordemos el ¡asesino! contra el subpresidente Duque en Londres) así como los diversos pronunciamientos de oficinas diplomáticas y organismos internacionales, que de una u otra forma le han aumentado la presión en la olla-de-vapor-a-punto-de estallar, que constituye la sociedad colombiana actual.

Ya, por lo menos, hay rasgamiento de vestiduras y despeluques mediáticos y espectaculares. Trinos van y vienen saturando el espectro, con llantos fingidos y plañideros, acompañando el conmovedor y desesperado llanto del hijo de María del Pilar en Tierralta Córdoba. Y los sofisticados «spinn doctors» o intoxicadores de opinión mediáticos del régimen, en especial lo de la revista Semana, deslizan hipótesis increíbles: que LOS están matando (a todos) porque no quieren recibir las millonarias sumas que les ofrecen los narcos para que trabajen para ellos; que puede haber (pero falta comprobarlas) motivaciones terrenales es decir por reclamar tierra expropiada y ya lavada para el capital financiero, y, hasta puede haber alguna muy criptica y profunda motivación política. En Colombia, ja, que es el mejor ejemplo de lo que dijera Lenin hace más de 100 años, «la política es la economía concentrada».

También los narcoparamilitares de la contrainsurgencia Estatal (autodenominados «gaitanistas» para corromper el nombre de JE Gaitán como lo aclaró la propia hija del otrora líder popular también asesinado en 1.948) conmovidos en lo más profundo de su humanitario ser, se pronuncian en contra del asesinato de María del Pilar en su territorio férreamente controlado donde no se mueve un muerto sin su consentimiento, en una típica maniobra de DESINFORMACIÓN: Ver https://twitter.com/RioNoticiasCo/status/1143908654300708864/photo/1

No viene al caso, en este escrito, ampliar hasta el exceso la aclaración histórica del surgimiento del Bloque de Poder Contrainsurgente en Colombia, al pacto de Sitges de 1.957, entre Laureano Gómez y Lleras Camargo, cuando como máximos representantes de sus respectivas fracciones de las clases dominantes en disputa militar por el botín del Estado; para concluir esa disputa de 9 años que ya llevaba 300 mil muertos degollados; ACORDARON FUSIONAR EN UN NUEVO ESTADO AMPLIADO (llamado Estado del Frente Nacional y del Estado de sitio permanente) el tradicional anticomunismo clerical y místico de fines del siglo XIX y comienzos del XX impulsado por el Vaticano y representado por Laureano, con el anticomunismo moderno tecnocrático de la contrainsurgencia perfeccionado en 1.945, al final de la segunda guerra mundial y propalado por todo el mundo o globo como «guerra fría contra el comunismo», representado por el Lleras Camargo del «panamericanismo de 1.947». Poniendo como garantes de la Coacción que iría a cubrir y blindar la Hegemonía pactada, a las fuerzas armadas reformadas y comandadas por la pléyade de «oficiales coreanos» que habían participado bajo órdenes de oficiales del US Army en la guerra anticomunista de Corea, en 1.951-54, con el batallón Colombia, tales como Ruiz Novoa, el fatídico trinomio de Landazábal, Valencia Tovar, Matallana, entre los más destacados propulsores de toda esa poderosa contrainsurgencia colombo-estadounidense. La nueva doctrina político-militar contenida en el conocido discurso del teatro Patria de Lleras Camargo, en mayo de 1.958, fue su refrendación oficial.

En la Colombia contemporánea, las vicisitudes de esta «revolución pasiva» de absorción gradual de la antítesis por parte de los grupos conservadores para consolidar su Hegemonía (al decir de Gramsci) de… «reformismo y restauraciones puesta en marcha por los grupos conservadores que han acogido una cierta parte las exigencias de los de abajo, introduciendo pequeñas dosis de lo nuevo para salvar lo viejo y evitar que las masas populares atravesaran un periodo de experiencias políticas como las que vivieron en Francia en los años del Jacobinismo, en 1.831, en 1.848. (T4: 129C)» … Desde el momento mencionado de su fundamentación en Colombia hasta la actualidad (1.957-2.019) a pesar de lo mucho que se ha escrito sobre denuncias puntuales y de la esclarecedora obra de Vilma Liliana Franco del 2.009, está esperando al historiador honesto que las escriba y desentrañe como la totalidad histórica compleja y contradictoria, es decir dialéctica que es y continuará siendo por muchos años más.

Hoy día, 62 años después de haberse hecho realidad aquel pacto oligárquico en las alturas del Poder de Colombia, de los cambios dialecticos que se han dado en la realidad colombiana tanto en la estructura económica como en la supraestructura jurídico-política e ideológica, permiten concluir que estamos ante dos hechos históricos gruesos, ya cumplidos:

Uno: la llamada resistencia colombiana a la Contrainsurgencia Estatal con sus organizaciones estratégicas larga y penosamente construidas y acumuladas en las bases populares, ha dejado de existir o está descabezada, y esa cabeza o liderazgo desde abajo es lo que se está evitando se vuelva a reconstruir, fusilando a los posibles dirigentes futuros. Esta estrategia, a todas luces, política, es lo que precisamente esconden, encubren y falsean los intoxicadores prepago del régimen.

Recordemos la estrategia contrainsurgente dominante: Unir y reforzar el bloque dominante, a la par que se intenta por todos los medios desestructurar, dividir y aniquilar el posible bloque popular alternativo emergente.

Dos: En estos momentos por las múltiples y atropelladas circunstancias y cambios acontecidos en la realidad colombiana a partir del Acuerdo de la Habana (2.016) una de ellas, que la lucha de masas y de resistencia al Estado (contrainsurgente) ha tomado la forma predominante de movilizaciones sociales de masas amplias y de variadas formas (mingas, paros estudiantiles, huelgas, motines …etc) la lucha de clases por construir un «consenso popular» en torno al cumplimiento por parte del Estado a este Acuerdo, no ha sido exitoso. No solo por la férrea, cruel e inhumana oposición practica del partido de Uribe/ Duque para reforzar y hacer avanzar su Hegemonía en el Bloque dominante, sino también por tres cosas reales y muy difíciles de remontar o superar:

1- Las falsedad y perfidia del grupo de Santos (partido de la U) y sus aliados (partido Liberal de Gaviria +partido de la mafia Vargas Llerista+ pequeños partidos satélites)

2- La Inconsecuencia anticomunista y la diletancia y vacilaciones de los llamados socialdemócratas+ verdes+ polistas+ progresistas+ humanistas+ etc.

3- Por el carácter de clase de la actual dirección del partido de la Rosa-farc, surgido de la liquidación de las estructuras organizativas y estratégicas de la resistencia armada a la contrainsurgencia Estatal ( tales como el partido clandestino, el movimiento amplio bolivariano, las milicias populares, etc) atrapado o entrampado como dijo míster yaramelow, en las redes ideológicas del Santismo cuando no en la mermelada del multimillonario ministerio del post conflicto de Pardo Rueda; ha convertido dicho partido en un pequeño partido socialdemócrata de bancada electoral que ha abandonado la función que antes tenía de guía estratégico, así como sus proyecciones propias o independientes y trasformadoras hacia el futuro; actualmente dirigido por un pequeño sector pequeñoburgués proveniente del llamado complejo rural-urbano (de las pequeñas ciudades colombianas) cuya característica más notable además de su provincialismo e incultura política es el arribismo social y la figuración mediática personal, y, quienes desconociendo o abandonando a su suerte a las bases de apoyo de los trabajadores del campo, a los campesinos pobres y colonos, como al pequeño sector obrero industrial y popular que siempre los soportaron, y marginando o excluyendo a los sectores autocríticos y trasformadores de dentro de la organización, se tomaron de manera arbitraria y a lo militar la dirección de dicho partido, dañando seriamente su credibilidad. Por esta razón nadie quiere hacer una alianza electoral con ellos, y menos votar por ellos.

En breve: Que, en el transcurso de esta larguísima y cruenta lucha de clases en Colombia de más de 6 millones de víctimas y 6 millones de hectáreas de tierra cultivable lavadas para los agronegocios y las finanzas neoliberales, en lugar de haberse debilitado dicho Bloque de Poder Contrainsurgente, y de haberse conformado un bloque popular alternativo que le disputase «aquella» Hegemonía; asistimos perplejos, sin fuerzas o impotentes, a su consolidación. A un fortalecimiento del Estado contrainsurgente con su Hegemonía contrainsurgente y su Coacción contrainsurgente (no me canso de repetirlo) y lo que es peor, a su ofensiva política y militar sostenida por Washington, ya no solo limitada al enemigo interior de su «nación», sino como amenaza geoestratégica sobre sus vecinos, especialmente su odiado e incompatible comunismo castro chavista existente en nuestramérica.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.