· El primero de septiembre de 2010, como parte de una evidente maniobra política de alto vuelo, fue revelado en Chilevisión (canal de Sebastián Piñera) un reportaje donde Mauricio Hernández Norambuena, el Comandante Ramiro, prisionero en el penal de Catanduvas en Brasil por el plagio de Washington Olivetto, se refiere a una serie de eventos […]
· El primero de septiembre de 2010, como parte de una evidente maniobra política de alto vuelo, fue revelado en Chilevisión (canal de Sebastián Piñera) un reportaje donde Mauricio Hernández Norambuena, el Comandante Ramiro, prisionero en el penal de Catanduvas en Brasil por el plagio de Washington Olivetto, se refiere a una serie de eventos asociados a la muerte del artífice de la Constitución del 80, Jaime Guzmán en 1991. En sus declaraciones, Mauricio Hernández involucra en el hecho a altos personeros del primer gobierno de la Concertación y a miembros de la Oficina de Seguridad Pública encargada de desarticular las organizaciones político-militares que enfrentaron la dictadura de Pinochet. A los días siguientes del reportaje, los líderes de la UDI pidieron a La Moneda la extradición de Hernández, mientras el ministro Mario Carroza reabrió de oficio el «caso Jaime Guzmán», comenzando de inmediato con los interrogatorios. Dos semanas después, el 14 de septiembre, la Corte Suprema de Argentina autorizó la extradición Galvarino Apablaza Guerra, el Comandante Salvador, ex líder del FPMR, también por el «caso Guzmán», quedando la decisión final de su retorno en manos de la presidenta trasandina, Cristina Fernández. Galvarivo Apablaza actualmente reside en Argentina en virtud de la Ley General de Reconocimiento y Protección al Refugiado de ese país. Más allá de la operación cuidadosamente urdida por la ultraderecha chilena, uno de los objetivos de la trama es convertir lo que significó históricamente el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en una vulgar banda de criminales. Todo lo contrario de lo que afirman sus ex combatientes.
Gerardo y Mariano eran militantes chilenos de las Juventudes Comunistas durante el gobierno de Salvador Allende y cuando se ejecutó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Ambos fueron parte de la fundación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Ambos lucharon como combatientes internacionalistas en la Revolución de Nicaragua. Ambos participaron en el destacamento político y militar más contundente contra el régimen pinochetista, que junto al MIR y al MAPU-Lautaro, enfrentaron con arrojo y audacia el horror de la tiranía. Ambos ofrecen sus testimonios y argumentos para explicar las razones profundas de la causa rodriguista.
-¿Qué te ocurrió cuando viste el reportaje de Chilevisión?
Mariano: «Hasta el 11 de septiembre de 1973 hubo un gobierno democrático que fue destruido a bombazos por la derecha y las FFAA, digitadas por los intereses del gobierno norteamericano. Y Salvador Allende, representante del pueblo, cumplió dramáticamente su palabra. Yo era muy joven. Y ahora que salga la derecha hablando de moral, me resulta contradictorio absolutamente.»
-¿Cómo surge el Frente?
Mariano: «El FPMR nace del Partido Comunista, pero inexplicablemente no lo reivindica. Yo me incorporé al Frente porque era militante del PC e ingresé a Chile hacia fines de 1984.»
-Gerardo: «EL FPMR está inserto dentro de una política del Partido Comunista, y muchos de nosotros éramos militantes de esa tienda. Estábamos en la denominada Política de Rebelión Popular de Masas. El FPMR comienza a tener una existencia propia sólo cuando se separa del partido. Y ocurre porque el PC se quiebra en dos posiciones en esa época: los que están dispuestos a negociar con la dictadura y los que no estábamos dispuestos a ello.»
-Es decir, el Partido Comunista tenía un quehacer militar…
M: «La política militar del PC tenía tres componentes: el trabajo militar de masas; el trabajo de inteligencia y propaganda hacia el Ejército; y la fuerza militar propia. El accionar original del Frente tenía como fin complementar la política general del PC. Y en las protestas contra la tiranía se combinaban todos esos esfuerzos. La dictadura cometió una infinidad de atrocidades y asesinatos que determinaron el contexto de la aparición del Frente. El comportamiento de la derecha y su aparato militar, las FFAA conducidas por su oficialidad perteneciente a la clase privilegiada, es criminal, asesina a miles, viola todos los derechos humanos. Sin mencionar el robo de la propiedad estatal y social. Por eso teníamos que luchar con todas las formas y fuerzas posibles.»
-El contexto es determinante…
G: «Durante la primera etapa de la dictadura, el pueblo es declarado «enemigo interno». Por eso, los primeros presos son prisioneros de guerra. La lógica de guerra impuesta por la tiranía hace que los trabajadores y el pueblo comiencen a reagruparse. A través de los sindicatos de la construcción, ferrocarriles, los portuarios, los metalúrgicos, las organizaciones políticas, se ofrecen los primeros hechos de resistencia en condiciones extraordinariamente adversas. En los grupos iniciales de resistencia, que en el caso del PC tomaron el nombre de Frente Cero, entre el 74 y el 76, evidentemente los jóvenes de entonces asumimos un papel sustantivo. Después aparece la figura del preso político y se institucionaliza el terrorismo de Estado. Ante esa situación, los partidos de izquierda, como los socialistas, el MIR, el MAPU, comienzan a crear formas de resistencia más de choque, de acción directa contra las fuerzas represivas. En el marco de esa dinámica se crea una estrategia para enfrentar a la dictadura por todos los medios, porque ya existía claridad de que Pinochet se quedaría para largo.»
M: «Paulatinamente, la violencia dictatorial fue agudizando las condiciones del enfrentamiento. El pueblo mismo comenzó a realizar barricadas, y luego sabotajes, atentados, coordinación de atentados. La lucha contra la tiranía se masificó.»
-¿Por qué enfrentar la violencia con violencia?
G: «Evidentemente el FPMR no inventó la violencia. Las clases dominantes, históricamente, han resuelto con violencia los avances populares. Desde la llamada «pacificación de La Araucanía», la formación del Estado portaliano, pasando por Balmaceda, las Escuela Santa María de Iquique, La Coruña, la Ley Maldita, etc. Cuando Allende triunfa en las urnas, inmediatamente se comete un atentado fascista contra el propio Comandante en Jefe del Ejército, René Schneider Chereau. El resguardo de los intereses económicos que representa la derecha en Chile son las causas de su violencia. Y en los primeros tiempos de la dictadura, Pinochet mata al General Carlos Prats en Argentina, oficial que había sido ministro del Interior de Allende. Por otra parte, la crisis económica de comienzos de los 80 («la crisis de la deuda») colabora con el empobrecimiento general provocado por la dictadura, y la certeza de que no habría una salida democrática a la tiranía.»
«ÉRAMOS MÁS QUE UN EQUIPO DE FÚTBOL»
-¿Cuál era la política del frente?
M: «Nosotros éramos combatientes. Como Frente recibíamos una orientación política asociada a la participación antidictatorial de todo el pueblo. La idea era contribuir con los levantamientos populares que obligarían a Pinochet a salir del poder. Junto con eso, el PC comienza a buscar alianzas con el fin de combinar esfuerzos de protestas poblacionales, sabotajes, ajusticiamientos de «connotados» asesinos que estaban impunes, huelgas, paros nacionales. Nosotros, el Frente, apoyábamos con sabotajes, pero lo mayoritario eran las barricadas populares, las marchas. Y estábamos dentro del pueblo. Éramos mucho más que un equipo de fútbol, como quiso mostrar Chilevisión. Nosotros peleábamos por una democracia con justicia, sin impunidad, por la devolución de las industrias robadas.»
G: «Internacionalmente, la dictadura estaba aislada; la propia Iglesia reconoce el derecho de los pueblos a la rebelión; nuestra lucha fue legal y legítima. Y no sólo el PC y el FPMR estaban luchando. Estaba el PS, el MIR, otras organizaciones. Es decir, entonces existe una correlación de fuerzas, incluso internacional, que es favorable a la lucha contra la dictadura.»
«EL FRENTE ERA EL AYUDISTA DEL PUEBLO, NO AL REVÉS»
-¿Cómo era la relación entre el pueblo y el rodriguismo?
M: «Cuando había un paro, la gente esperaba los apagones. Y esa era una responsabilidad rodriguista. Había una complicidad entre el pueblo y el Frente.»
G: «El Frente es parte del aprendizaje de la resistencia popular. Acompaña ese proceso de lucha. Es imposible imaginar una fuerza como el Frente sin un amplio apoyo de la gente. Ahora, mirado desde hoy, los ayudistas éramos los combatientes rodriguistas. Es decir, nosotros ayudábamos a la mayoría del pueblo.»
FPMR Y PC 1983-1987
-¿Qué pasó en 1986, cómo se fue gestando la división?
M: «Con el tiempo se van produciendo dos morales entre el Frente y el PC. Los compañeros destinados al Frente tenían una serie de reglas. Por ejemplo, como militante rodriguista no se podía caer preso. Si se caía preso, no se debía hablar, y se debía hacer cuanto estuviera a mano para fugarse. Eso es propio de organizaciones que están en una lucha permanente. En el Frente hubo compañeros que prefirieron morir antes que entregarse. Compañeros presos que no hablaron nunca, y compañeros que se fugaron de la cárcel. Por su parte, el PC, en la lucha en el plano legal, totalmente válida, fue creando otras normas y otra ética. Si algún militante era llamado a declarar, debía presentarse a los tribunales, por ejemplo. La experiencia política práctica va produciendo diferencias. Yo creo que el Frente nunca debió ser aparato del PC, el frente debió haber sido el propio PC. Luego ocurre que la dirección del partido comienza a ver la salida a través del acuerdo político.»
G: «Aquí, primero esta el tema de la internación de armas en Carrizal (localidad ubicada en el norte de Chile) en mayo de 1986. Ahí pasan situaciones que van aclarando cuál era la verdadera actitud del partido. De hecho, mucha gente del PC se siente sorprendida con la llegada del armamento y se da cuenta que la cosa va en serio. Ya en 1985 comienzan a darse esos «tirones». Hay salidas del PC también por la derecha. En 1986 se declara «el año decisivo», pero fue decisivo para el quiebre del PC. Queda claro que al interior del partido hay quienes están por las negociaciones y otro sector que está dispuesto a seguir luchando contra la dictadura. La ruptura está latente. Ya en ese año me tocó participar independientemente de la dirección del PC, con política propia. Y con el intento de ajusticiar a Pinochet el 7 de septiembre de 1986, se evidenció que el partido no quería seguir adelante con la Rebelión Popular.»
-¿Por qué?
G: «En el atentado se da un vacío de poder durante horas y, según los planes de la Rebelión Popular, era el momento en que debería organizarse un levantamiento general. Pero no ocurrió nada de ello.»
-Hubo gente que no creyó en la realidad del atentado…
G: «Ello fue resultado también de la ambigüedad con que el PC asumía su relación con nosotros. Eso repercute en una falta de confianza de lo que el propio pueblo es capaz de hacer. Y la verdad es que los pueblos, cuando lo deciden, están en condiciones de realizar proezas sorprendentes. Porque las condiciones que generan las acciones no surgen de un grupo de iluminados. Son resultado del calor y la necesidad de llevar adelante una lucha. Y cuando las direcciones políticas no se sostienen, comienzan a titubear, y emplean la fuerza propia únicamente para situarse en un mejor puesto en la mesa de negociaciones, los pueblos se desaniman rápidamente.»
EL QUIEBRE
-En 1987 se produce la fractura entre el Frente y el PC…
G: «Ya en esa época, a escala internacional, se está consolidando una nueva fase del imperialismo. Está cayendo el bloque socialista. Hay una fuerte ofensiva ideológica del capitalismo. Comienza a aparecer el eurocomunismo y una etapa de renunciamiento que va desmoralizando a las fuerzas revolucionarias a nivel mundial. Y para Estados Unidos, la dictadura ya había cumplido su tarea histórica que era refundar el capitalismo en Chile. En ese contexto se quiebra el PC. Aquí comienza un proceso de descomposición. Y entonces el Frente intenta una obra ya de orden político, como construcción e instrumento político propio.»
M: «La dirección del Frente enfrentó una encrucijada colectiva. El partido nos conminó a abandonar nuestra misión. Y ahí se produce la ruptura.»
-¿Qué ocurre con el Frente sin el PC?
G: «El Frente, ya autónomo, resuelve que la salida de la dictadura debe ser con justicia, que no aceptaríamos un fraude a la hora del plebiscito y teníamos la convicción de que la nueva etapa política, si no era producto de la lucha, sería puro continuismo de otra forma, nada más. Y así pasó. Se consolidó un modelo de dominación capitalista, fraguado mucho antes. Y Piñera hoy, por lo demás, no es otra cosa que un producto político de ello.»
-Pero ganó el «No» en el plebiscito…
G: «Sin embargo, la lectura colectiva es que, entonces, el nuevo período estará marcado por la continuidad. Esa era nuestra convicción y la del Comandante Raúl Pellegrín, líder del Frente.»
M: «Raúl encabeza la partida a Los Queñes en 1988 por razones no vinculadas al plebiscito, sino más bien, por una determinación rodriguista de cruzarse al paso de una salida política negociada con la dictadura.»
-En Chilevisión, Mauricio Hernández habló de «voluntarismo»…
M: «Cuando las cosas resultan es un acierto, y cuando es un fracaso se le llama voluntarismo. Raúl (Pellegrín) tomó la decisión por convencimiento político, no por compromisos con nadie o vergüenza.»
¿Cómo evalúan el período luego de la caída de Raúl Pellegrín?
G: «Hay que entender que el proceso de descomposición de las luchas y sus organizaciones políticas, les ocurre a todos. Ahora bien, la labor de refundar un nuevo proyecto de emancipación social por superar el capitalismo precisa de una nueva dirección política y un nuevo instrumento. Y todavía es una tarea vigente.»
M: «Yo creo que el Frente se justificó plenamente durante la dictadura y tiempo después, contra los remanentes de la dictadura. Es decir, un grupo de jóvenes se tomó la tarea de no permitir la injusticia. Y hasta el día de hoy, esa justicia todavía no existe. Los autores de la destrucción de la democracia dirigida por Allende hasta el 73, jamás pagaron. Los crímenes quedaron impunes. Pero una organización no sólo puede dedicarse a hacer justicia. Y llegó un momento en que Manuel Rodríguez se fue para quedarse en el pueblo. Esa generación de revolucionarios entregó todo de sí. Soy un convencido que siempre en Chile habrán jóvenes que se levantarán contra las dictaduras y las injusticias que, en nuestro tiempo, tomó la forma del FPMR, y fue una expresión de respuesta ante la violencia en un momento histórico determinado. El Frente demostró que el empleo de las armas no es patrimonio de la derecha.»
G: «Lo grave es que las situaciones de injusticia no acaban con la Concertación. Ella continuó una nueva fase de guerra sucia contra los luchadores antidictatoriales, mantuvo la impunidad vigente y las injusticias sociales. Y eso es responsabilidad de la Concertación, no del Frente.»
M: «Aquí a los pocos asesinos que están presos en cárceles que más parecen hoteles, el Estado les paga hasta su pensión.»
-¿Y cómo ven la actualidad?
G: «Ahora la persecución contra la juventud rebelde, los mapuche, los estudiantes secundarios, no tiene nada de distinto que la dictadura y la política sucia de la Concertación y la derecha.»
M: «Y la actual violencia del Estado sigue aplicándose para que los poderosos continúen manteniendo sus prebendas y privilegios.»
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