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Entrevista a Costas Lapavitsas, profesor de economía de la Universidad de Londres

«La clase trabajadora no tiene país, pero debe luchar por su emancipación dentro de su nación»

Fuentes: Red Pepper

Calderbank: ¿Tu último libro se titula «La Izquierda contra la Unión Europea» ¿No te parece provocativo ? Costas Lapavitsas: El libro es obviamente una crítica a la Unión Europea tal como es realmente. Es una evaluación de la UE, en qué se ha convertido y cúal es su dirección más probable. Explica porque es un […]

Calderbank: ¿Tu último libro se titula «La Izquierda contra la Unión Europea» ¿No te parece provocativo ?

Costas Lapavitsas: El libro es obviamente una crítica a la Unión Europea tal como es realmente. Es una evaluación de la UE, en qué se ha convertido y cúal es su dirección más probable. Explica porque es un error defender las actuales instituciones europeas. Creo que la izquierda no sólo debe asumir una posición crítica, debe ser muy clara en su reprobación. Estoy afirmando que esta es la única forma para poder desarrollar una política radical en Europa, un programa económico-social internacionalista.

Calderbank: Por por el momento las fuerzas que amenazan con destruir la Unión Europea son los populistas de Italia o la AfD de Alemania, ambos partidos anti-inmigrantes y de derecha ¿Es la ultraderecha la que se beneficie si la UE se desintegra? ¿Qué respondes a esto?

Lapavitsas: Como debes tener claro ,permíteme desde el comienzo reafirmar que nadie de izquierda debería tener nada que ver con estas fuerzas reaccionarias y racistas. Debemos combatirlos en todos los ámbitos. Pero, debemos comprender por qué se han vuelto tan poderosos . Para entender qué debemos hacer, debemos comenzar por la propia UE. La aparición de estas fuerzas no es accidental. Tiene que ver con lo que se ha convertido la UE. Solo a partir de esa perspectiva podemos entender lo que debe hacer la izquierda.

Entonces, ¿por qué la extrema derecha es tan poderosa con una UE en este momento? Lo primero que hay que apreciar es que la UE se enfrenta a una crisis existencial como ninguna otra en el pasado. La crisis va directo al corazón de lo que es, lo que hace y lo que le interesa. Es una crisis que es el resultado de la profunda transformación que ha sufrido desde Maastricht.

Maastricht fue un momento clave. Lo que ha ocurrido desde entonces es que la UE se ha convertido en un defensor intransigente del capital contra el trabajo, un promotor del neoliberalismo, con un conjunto de mecanismos muy rígidos que se abren camino pasando por encima de cualquier tipo de oposición.

La UE no es la alianza de naciones. No es la asociación de pueblos y otras palabras elegantes que la gente sigue imaginando en la izquierda en Gran Bretaña, idea que se remonta a finales de los años 80 con Jacques Delors. La UE de hoy solo tiene una débil conexión con esa época . La UE ha secuestrado la democracia en Europa. Ha eliminado la soberanía popular y ha golpeado a los pobres y la clase trabajadora, un país tras otro. El resultado político es lo que ves. Es una reacción visceral, desde abajo, que va hacia la derecha porque la izquierda no ofrece una perspectiva alternativa.

Calderbank: En Gran Bretaña las direcciones sindicales reclaman un piso muy limitado de protecciones sociales, económicas o ambientales. Sostienen que aunque han estado bajo un fuerte ataque hoy existe el peligro de ultra-neoliberales anglófilos al estilo Trump, y por tanto hay que mantener una relación económica con Europa, como el mercado único, para proteger el empleo. ¿Qué responderías a la cúpulas sindicales?

Lapavitsas: Hay varias cuestiones en tu pregunta. Una tiene que ver con los derechos y condiciones laborales. La otra tiene que ver con la capacidad de comerciar con Europa. Obviamente, el mercado único tiene algo que ver con ambos asuntos.

Primero, quiero decir que la reacción de la izquierda y el movimiento sindical en Gran Bretaña me asombran. Es como si el movimiento sindical se hubiera quedado a fines de los años 80 cuando Jacques Delors se reunió con TUC y vino a vender todas las cosas maravillosas que iban a pasar en Europa. Ese discurso no tiene nada que ver con la UE de hoy.

La lógica de la UE desde Maastricht, que surgió poco después, ha sido la lógica del mercado único. El mercado único es un mecanismo de homogeneización que promueve el neoliberalismo. Es un conjunto de principios y acuerdos impuestos sistemáticamente por los neoliberales a favor del capital.

El mercado único es un poderosos mecanismo del capitalismo y, uno de los motores clave que lo hace funcionar es el Tribunal de Justicia Europeo (TJCE). La gente no entiende la importancia del TECJ. Para que funcionen los mercados tiene que haber un marco legal. En Europa este marco legal se ha creado de manera metódica durante las últimas décadas. Ha sido creado por el Consejo de Ministros, que proponen la mayoría de las leyes, y por el Tribunal de Justicia, que los interpreta y crea jurisprudencia.

Este mecanismo es neoliberal desde principio a fin. Los intereses populares no están recogidos en esta densa legislación ​​. Las leyes nacionales , aprobadas en cada país, están obligadas a cumplir a rajatabla con el enorme caudal de leyes europeas. Mientras esto ocurra , la izquierda puede olvidarse de programas de cambio en la relación entre capital y trabajo. Si la izquierda acepta el mercado único, está terminada.

Calderbank: Si Corbyn fuera elegido ¿de qué manera podría enfrentar las restricciones que impone el mercado único europeo?

Lapavitsas: El marco legal y las prácticas del mercado único europeo son fuertemente restrictivas. Me explico. Recientemente he hecho algunos trabajos sobre ayudas estatales. Un gobierno de izquierda, un gobierno radical como el que necesita el Reino Unido, debe utilizar las ayudas estatales para apoyar a la industria, crear puestos de trabajo y desarrollar las infraestructuras.

El actual mercado único europeo está diseñado de tal manera que impide la intervención en estos campos, por parte del gobierno. Es posible otorgar ayuda estatal o utilizar la contratación pública, pero dentro de límites muy estrechos. Estos límites son absolutamente restringidos para un gobierno como el que Jeremy Corbyn quiere dirigir.

Calderbank: ¿Qué efecto se produciría si el comercio del Reino Unido volviera a las reglas de la OMC? ¿Sería tan malo como algunos pregonan?

Lapavitsas: Déjame decirte dos cosas sobre eso. Primero, me parece asombroso que un país capitalista tan poderoso como Gran Bretaña – con la historia que tiene – tenga un gobierno conservador incapaz de manejar asuntos elementales para el estado.¡ Es increíble! Este gobierno tiene personas incapaces de negociar nada. Así que no tomemos como ejemplo los últimos dos años de este gobierno, porque un gobierno de izquierda, con los pies apoyados sobre la tierra y con el respaldado del movimiento popular, habría negociado el Brexit de otra manera.

Sin embargo, cuando se analiza la situación de manera más general, hay dos cuestiones que son muy importantes : ¿qué tipo de acuerdo comercial necesita el país con la UE? ¿qué significa abandonar el mercado único y la aplicación de aranceles ?

Obviamente, el mercado único es más que aranceles y condiciones de compra y venta. Para que cualquier mercado funcione, necesita un marco, normas, reglamentos, medidas, estándares, prácticas, enfoques comunes, mejores prácticas. Gran Bretaña claramente necesita un acuerdo con la UE en lo que se refiere a estas cosas. Necesitamos operar los puertos y aeropuertos, necesitamos tener estándares de práctica común para que los productos se muevan y todo lo demás.

No hay nada que diga que un gobierno de izquierda no podría manejar esto después de salirse del mercado único. Gran Bretaña seguirá siendo parte de Europa; es un país europeo. Tendremos que negociar todo esto con la UE. Es cuestión de sentarnos y elaborar el mejor acuerdo.

El segundo tema tiene que ver con los aranceles y las condiciones vinculadas a cualquier acuerdo comercial. Aquí, el «ogro» que espanta es la OMC: salir del mercado único y luego operar en las condiciones de la OMC, lo que aparentemente sería horrible. ¿Por qué?

Primero, la izquierda nunca ha estado a favor del libre comercio. No somos partidario de libre comercio. Creemos en los controles. En segundo lugar, cuando se mira el marco dentro del cual se ejercerán estos controles de la OMC, hay que decir que esta organización internacional en muchos sentidos, es más permisiva que la UE, incluso sobre cuestiones de ayuda estatal. Esto es algo que un gobierno de Corbyn puede aprovechar. Entonces, incluso si Gran Bretaña tuviera que recurrir , en ciertas áreas, a las reglas de la OMC, en realidad esto crearía más espacio para un gobierno de izquierda radical.

Calderbank: el argumento utilizado por compañías como Airbus (que en parte es propiedad de los gobiernos de la UE) es que su cadena de suministros se basa en que no hay trabas aduaneras en la UE y que por lo tanto tendrían que trasladar la fabricación fuera de Gran Bretaña. ¿Es esto solo una amenaza?

Lapavitsas: No hay duda que es una amenaza. Visiblemente, los grandes negocios en Gran Bretaña no quieren un cambio del status quo. Está claro que la columna vertebral del capital británico quiere permanecer en la UE y luchará por ello. La UE es un entorno neoliberal perfecto para las grandes empresas. Pueden obtener los beneficios que buscan. Pueden operar de la manera sin controles. No quieren ningún cambio, incluida la «City» de Londres. La llamada «City» de Londres , la capital del mundo de las finanzas, está muy, pero muy interesada en que las condiciones actuales no cambien.

Entonces, durante los últimos meses, hemos tenido una campaña sostenida por parte de las grandes empresas para convencernos que si las condiciones cambian, sucederá un desastre. No debemos creer estas campañas. Hay que mantener la calma y la lucidez . Gran Bretaña puede vivir fuera de las condiciones impuestas por la UE, siempre y cuando tenga un gobierno que sepa de qué manera formular la política económica.

No hay ninguna razón por la que no podamos establecer acuerdos sobre la regulación de mercados y permitir que las cadenas de valor continúen y los bienes se trasladen alrededor del mundo. Hay cadenas de valor en todas partes, desde China a los EE. UU., Japón, Alemania, etc. No tienen que existir mercado único para poder producir.

Calderbank: Volviendo a las negociaciones, ¿ Está la UE cobrando un precio muy alto como elemento disuasivo para que el resto de Europa no cuestione su autoridad?

Lapavitsas: No necesitamos especular sobre esto. La postura de UE hacia Gran Bretaña, en los últimos dos años, ha sido hostil, inútil, ha creado problemas a la izquierda, a la derecha y al centro. No ha dado ningún margen de maniobra en absoluto. Por supuesto, la izquierda debe estar preparada para una fuerte oposición de la UE, que sin duda hará una alianza con las grandes empresas de Gran Bretaña. Deberíamos esperar un esfuerzo concertado para socavar un posible gobierno de Corbyn.

Calderbank: Podría ser una alianza potencialmente formidable, ¿Cómo enfrentaríamos estos poderosos intereses?

Lapavitsas: ¿Creemos en nuestra propia fuerza o no? ¿Creemos en la fuerza de los trabajadores, en el poder de la clase trabajadora y de las capas más pobres de la sociedad británica? Si no lo hacemos, podríamos empacar e irnos para casa.

Si la magnitud de la tarea nos asusta, no tiene sentido hablar de socialismo y de lo que debe hacer la izquierda. Podemos confrontar a esta gente y derrotarlos, por supuesto que podemos. Debemos oponernos a la UE y a las grandes empresas y debemos derrotarlas. Debemos confiar en la fuerza de la clase trabajadora , confiar en su hostilidad hacia el régimen y su irritación con el estado actual de los asuntos sociales. Hay una indignación muy intensa. Hay que confiar en el anhelo de cambio de la gente común . Hay que confiar en la soberanía popular.

Las personas quieren sentirse al mando del lugar donde viven. Quieren saber cúal es su futuro y el futuro de sus hijos. Podemos confiar en eso, y debemos crear un gran movimiento detrás de un programa radical. Hay mucha fuerza en Gran Bretaña, que se puede movilizar. No tengo ninguna duda.

Un gobierno con un programa radical ; que nacionalice los recursos claves, que se haga cargo de ciertos bancos, que regule el sistema bancario, que tenga una política industrial que cambie los actuales desequilibrios.Un gobierno así tendrá un gran margen de éxito. La UE haría una tenaz oposición a un gobierno de este tipo : estaría en contra de un gobierno británico de izquierda porque demostraría que hay otra manera de hacer las cosas . Ellos temen que esto llegue a pasar.

Calderbank: Es posible que el poder de la City de Londres y el capital financiera traten de hacer colapsar la economía del Reino Unido ¿ Tenemos una posición estratégica lo suficientemente fuerte como para librar una guerra con la clase dominante?

Lapavitsas: Hay que ser claro. El programa del Partido Laborista de hace dos años era básicamente un programa socialdemócrata y no más. Gran Bretaña ahora necesita un programa más radical, un programa de un keynesianismo radical con algunos fundamentos marxistas. No estamos hablando de una revolución bolchevique. No nos asustemos por el cambio antes de que comience. Estamos hablando de confrontar el status quo con un conjunto de políticas que se han implementado en muchos países , pero que está vez deberán ser más radicales.

Calderbank: ¿ Podrá la izquierda británica depender de sus propios recursos en esa lucha? ¿Qué papel esperas de la solidaridad internacional y paneuropea?

Lapavitsas: La izquierda siempre ha sido internacionalista. El nuestro No es el globalismo del gran capital, este internacionalismo significa que el capital puede ir a donde le convenga y que la mano de obra deba trasladarse donde el capital la necesite. La izquierda es internacionalista en un sentido profundo. Karl Marx definió esta idea hace muchas lunas, dijo básicamente que la clase obrera debe ser internacionalista. La clase trabajadora no tiene país, pero debe luchar por su emancipación dentro de su nación. En otras palabras, debe convertirse en el poder dominante en la nación donde viven , pero nunca desde la perspectiva de la clase capitalista.

Para mí, esto significa, que cuando pensamos en la transformación social y en las políticas económicas que necesitamos, el primer punto de apoyo es la fuerza que tengamos en casa: debemos comandar las palancas del poder donde vivimos, donde estamos empleados, donde estamos activos.

Ahí es donde comienza todo. No buscando poder e influencia en París, Lisboa, Roma o en cualquier otro lugar. Primero, lo debemos encontrarlo en Londres, en Glasgow, en Newcastle, etc. De ahí viene nuestra verdadera fuerza, sin embargo, siempre hay que trabajar con una perspectiva internacional en sintonía con los trabajadores del mundo.

Nuestra fortaleza deberá garantizarse mediante el restablecimiento de la soberanía popular. El pueblo británico quiere la soberanía popular. Quieren sentir que están al mando, en lugar de que sucedan cosas sobre las que no tienen ningún control. De esta manera tendremos el apoyo que necesitamos a nivel nacional.

Creando bases sólidas para lo que vamos a hacer donde vivimos, tendremos el apoyo internacional que necesitamos. Será un arma adicional si los trabajadores alemanes y españoles ven lo que estamos haciendo y nos apoyan. Intentaremos promocionar el cambio desarrollando un movimiento en toda Europa.

Tenemos todas las posibilidades de tener éxito. Por eso la Unión Europea está tan asustada por una victoria de Corbyn. Saben que si funciona, sería un modelo para otros países. El internacionalismo empieza en casa.

Calderbank: Hay algunos en la izquierda, incluso en la izquierda griega, que sostienen que el mundo se está internacionalizando cada vez más, y que la única forma de enfrentar a las fuerzas del mercado son los estados que trabajan en colaboración con una autoridad supranacional. Por lo tanto, en lugar de un retorno al Estado-nación hay que construir autoridades internacionales que tengan cierto grado de control popular. En resumen, proponen reformar las instituciones de la UE, en lugar de salirse de ellas.

Lapavitsas: Diría, que este argumento, que por supuesto se escucha en parte importante de la izquierda, resume muy bien la profunda enfermedad que ha afectado a la izquierda europea. Es un punto de vista que afirma que el estado nacional ha sido trascendido, que las fronteras son insignificantes, sostiene que hay que mirar más allá del estado nacional, porque el espacio nacional es malsano, destructivo es la causa de las guerras.

En términos teóricos, estas ideas son un disparate sin sentido. No es así como el mundo se está desarrollando. Por supuesto que el capital se ha internacionalizado. Hoy las cadenas de valor se extienden por todo el mundo y existe lo que se llama globalización, es decir, la difusión del comercio en aquellas regiones que no habían sido tocadas por el capitalismo.

Por supuesto, que hay una parte del capital que instala la producción en los países donde obtienen mayores beneficios y que hay un capital monetario que se mueve por todo el mundo creando lo que se denomina financiarización. Todos estos son fenómenos fáciles de reconocer.

Pero otra cosa es la idea que el estado nación está en vías de extinción. Esa concepción es simplemente una tontería. En realidad, la dirección del movimiento en la economía global está determinada por los mecanismos estatales. China nunca hubiera hecho lo que ha hecho sin una Estado ( y sin el Partido Comunista, que, no es un verdadero Partido Comunista sino una máquina paraestatal de aproximadamente 80 a 90 millones de personas). Los Estados Unidos nunca serían lo que son sin un poderoso estado que sostiene el capitalismo. Lo vimos en la crisis de 2007-2008, cuando todos los profetas de la globalización pidieron intervención del Estado para salvar la piel.

El Estado nunca se fue, es fundamental para el capitalismo. Es fundamental para la forma en que se desarrolla el capitalismo. Hoy el estado lo que hace es intervenir para promover la globalización y la financiarización. La globalización no sería posible sin el papel activo de los mecanismos estatales.

En Europa hay una diversidad de estados, según los estándares globales algunos son poderosos, otros son medianos y otros pequeños. Si uno observa la dirección histórica que tomó la unidad política en Europa, después de la segunda guerra mundial, se caracterizó por la intervención de los Estados Unidos que quería crear una fuerza de contención contra la URSS. Entonces lo primero que se creó fue del mercado único con estrictas normas capitalistas.

Desde su origen la Unión Europea tiene una marca completamente neoliberal. Pero es más que eso. Cuando la miras desde la perspectiva de los Estados, vés que no se parece en nada al cuento chino internacionalista que algunos en la izquierda suscriben. Lo que ves es una jerarquía de estados que es tan implacable como cualquier otra jerarquía.

Esta jerarquía se caracteriza por un núcleo dominado por Alemania y Francia. Italia está en medio del núcleo. Hay varias periferias, la periferia sur – Grecia, España, Portugal- está formada por economías con una frágil base industrial y un gran sector público. La periferia de Europa central incluye Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia y otros países que están básicamente unidos a la estructura industrial alemana. La periferia del Báltico es un mixtura de países con intereses diferentes.

En pocas palabras, lo que vemos en UE es una jerarquía y discrepancias entre los estados que la conforman. En la parte superior se encuentra Alemania. Berlín es el centro del poder. Berlín toma las decisiones reales. Francia ha perdido en esta lucha, no importa lo que piense Emmanuel Macron. Esta es la realidad de Europa. En la parte inferior se encuentran los países periféricos y los países débiles que están dominados por el núcleo duro.

Tenemos relaciones de dominación. El imperialismo en Europa se manifiesta con estas nuevas formas de dominio. Esta es la realidad de Europa, no el cuento de chino que habla de una alianza de naciones, que superan las fronteras nacionales y que son una gran familia. Estas ideas pueden existir en los sueños de algunas personas o en la propaganda de los políticos que apoyan a la UE, pero esa no es la realidad. En este contexto, las ideas de soberanía popular y nacional son temas centrales de la lucha política. Esa es la forma en que el mundo se moverá en el futuro cercano o que ya se está moviendo.

Ahora, si esta es la situación, ¿ puede la izquierda intentar cambiar la UE? Sería fácil poner en ridículo ese sueño , bastaría observar el funcionamiento de la UE, pero ni siquiera necesitamos hacerlo. Hay una evidencia histórica ante nuestros ojos , y esa evidencia histórica se llama Syriza.

Syriza estaba dominada por la idea que ganando las elecciones, ganaría legitimidad y podría ir a la Unión Europea con cierta autoridad . Syriza creía que en la UE obtendría el apoyo de la izquierda europea y de otros países. Estos apoyos le permitirían cambiar la correlación de fuerzas. Entonces emergería la comprensión y la indulgencia de Europa y todo iría sobre rieles.

Nada de esto se acercó a la realidad. La UE a la que se enfrentó fue una poder hostil y arrogante que básicamente le dijo a Syriza lo qué debía hacer en el gobierno. La UE chantajeó sin piedad a un gobierno iluso .

Esto es exactamente lo que ocurrirá con un frente de izquierda que quiera cambiar la UE desde adentro. No es una política realista. La política realista comienza en casa. Comience cambiando las cosas en casa. El verdadero internacionalismo debe tener una fuerte base en casa.

Traducción de Emilio Pizocaro.

Fuente original: https://kritica.info/lapavitsas-el-socialismo-empieza-en-casa/