La sociología positivista, tomó del idioma alemán lo que se denomina las «W frage» (preguntas W) para construir su «estructura explicativa básica o rasa» de los fenómenos: Was= qué, Wer=quien, Wann=cuando, Wo=donde, Warum=Porqué, Wieviel=cuánto, Welche=cual, Womit= conqué, Wofür =paraqué, Wozu= con cual fin, Wem=para quien, Wohin= hacia donde, Wieviel=cuánto, y al final el Wie= o […]
La sociología positivista, tomó del idioma alemán lo que se denomina las «W frage» (preguntas W) para construir su «estructura explicativa básica o rasa» de los fenómenos: Was= qué, Wer=quien, Wann=cuando, Wo=donde, Warum=Porqué, Wieviel=cuánto, Welche=cual, Womit= conqué, Wofür =paraqué, Wozu= con cual fin, Wem=para quien, Wohin= hacia donde, Wieviel=cuánto, y al final el Wie= o de qué manera sucedió el fenómeno, pero sin pasar de ahí.
Fue mucho más tarde, en 1937, cuando el biólogo austriaco de habla alemana Bertalanffy, interpretando de una manera diferente los últimos logros de las ciencias incluida la dialéctica materialista planteada por Marx y el marxismo revolucionario, tomó el aspecto dinámico, complejo y contradictorio contenido en esta última pregunta («el cómo»). Lo independizó como una fase diferente y posterior que llamó Proceso (siempre dialectico) al cual le agregó el Resultado observable y las correcciones o servomecanismo de retroalimentación (positivo o negativo) del fenómeno, dejando establecido el nuevo método orgánico o sistémico con el cual se pudo avanzar espectacularmente en el proceso del conocimiento humano, incluida la ciencia política, donde su aplicación ha permitido indudables logros.
Uno de estos logros actuales ha sido pej, la elaboración del concepto IMPERIALISMO HUMANITARIO, planteado originalmente en 2008 por el profesor de física de la Universidad de Lovaina Jean Bricmont, en un libro con este título (1) donde con una lucidez notable desentraña la arbitraria «ideología que soporta las intervenciones humanitarias» desarrolladas a nivel global por el Imperialismo de EEUU-Europa (OTAN) a partir del derrumbe de la Unión Soviética. Tomando como Insumos las llamadas «guerras humanitarias» en Yugoslavia, Kosovo, Afganistán e Irak (a las que se le debe agregar los más recientes casos de Libia, Siria, Somalia , Yemen, etc, o la que se está organizando hoy día desde Colombia contra Venezuela) y, analizando los Procesos de todas estas guerras enmascaradas en una supuesta defensa de los Derechos Humanos y la evitación de víctimas humanas y que como Resultado han dejado un escenario catastrófico con Efectos muy negativos de depredación e inhumanidad y más víctimas de todo tipo de las que se pretendió evitar.
Guerras que se han sustentado teóricamente en la llamada ideología humanitaria y en la ficción idealista y burguesa dominante de la esencia humana que soporta el concepto de «Hombre». Hombre fraccionado en los diferentes aspectos de su actividad como «homo oeconomicus» o satisfacedor de sus necesidades, «homo rationalis» de sus pensamientos, homo moralis» de sus actos, «homo juridicus» de sus pleitos, «homo politicus» de sus luchas consientes.
Ficción burguesa en toda su expresión, que Marx en su gran obra dejó sin piso, al demostrar palmariamente que la tal esencia humana no es «un algo» abstracto inherente a cada individuo que se encuentre fuera de él; sino que es el conjunto de las relaciones humanas en su contexto Histórico.
Y al haber demostrado (también palmariamente) que los hombres concretos, aquellos de carne y hueso que trasforman la naturaleza y se trasforman a sí mismos en este proceso de producción, son determinados y marcados por las múltiples determinaciones de las relaciones en las que se hallan involucrados, toman parte y luchan; los unos defendiendo la propiedad privada de los medios de producción que poseen, y los otros, sufriendo la crueldad de haber sido desposeídos de ellos y haber sido convertidos obligatoriamente en la «mercancía fuerza de trabajo alienada», luchando indefinidamente hasta liberarse de esta enajenación y de la explotación que le produce ser mercancías, es decir luchando por ser un verdadero Hombre, pero Nuevo.
Una imagen vale más que mil palabras. Así, viene en mi ayuda de lo anterior, esta esta foto tomada el viernes 14 de septiembre del 2018, en el puente internacional que une a Colombia con Venezuela desde el lado colombiano, en donde se pueden ver los «cruzados de la intervención humanitaria» que se está organizando desde Colombia/OTAN contra la hermana república de Venezuela:
En ella se puede ver de izquierda a derecha a Almagro, el marchito y envejecido secretario del llamado por Fidel Castro ministerio de colonias yanqui de la OEA. Tiene un caluroso, ajado y escurrido traje azul de paño. La mirada lejana, alzada, talvez hacia Venezuela, y parece meditar en el alcance de la inhumana mentira que va a decir: «No descartará ninguna opción, incluida la militar, para ahorrarle sufrimientos al pueblo venezolano». Entrecruza sus brazos atrás para no irse de bruces y, en su boca hay un rictus de desprecio. A su izquierda está el fanático y corrupto ex procurador de Colombia, monseñor Ordoñez, con el gesto de pastor engordado, inofensivo al cruzar delante de su vientre los brazos como sosteniendo sus calzones, pero mirando con desprecio a los asistentes del lado derecho del escenario. Mas hacia adelante y a su Izquierda está Holmes Trujillo, el ex liberal comisionado de paz del presidente Samper, convertido luego en «furibista de la línea dura» una vez AUV con su panoplia lumpen se tomó el poder definitivamente en Colombia. Mira con su cara pétrea la mesa trasparente, y parece concentrado en lo que va a decir a continuación para no meter la pata o poner en apuros a su fotogénico presidente Duque. A su Izquierda un poco atrás hay un personaje con gorra militar desconocido e intrascendente, que parece ser una «autoridad» representante de la mafia que gobierna en Cúcuta.
Y, quien lo creyera: echando por la borda todo su trabajo sobre la atrocidad continental de los Falsos Positivos del dúo Uribe-Santos al figurar con semejantes personajes de la política actual de Colombia, cierra la escena, a la Izquierda, el abogado chileno José Miguel Vivanco, director de la división de las Américas de la reconocida ONG internacional humanitaria con sede en New York, Human Rights Watch (HRW). Luce un elegante traje tipo blazer inglés de chaqueta azul y pantalón caqui de paño, que desentona con el calor de Cúcuta y con las «mangas de camisa campechanas» de sus compañeros colombianos de coalición humanitaria. Habla en ese momento al micrófono, lo que pronto todo el aparato mediático global del imperialismo y la diplomacia del departamento de Estado (de la cual al parecer forma parte) reproducirán a lo largo del globo terrestre. Su intervención ha sido breve y concisa: Insiste en la artificiosa crisis humanitaria que vive Venezuela, desbordada al resto de países suramericanos en forma de en una crisis migratoria; la que es necesaria «solucionar de manera unificada y con criterios unificados». No dice cuales, pero sus compañeros de atril sí lo dijeron y lo han repetido: Formar una coalición humanitaria internacional para resolver la llamada crisis venezolana, sin descartar la opción militar, la que él, Vivanco, con su presencia comparte ostensiblemente.
Lo dicho: Toda una puesta en escena de la justificación humanitaria para llevar más sufrimiento, sangre, dolor y victimización al hermano pueblo venezolano, con el pretexto de evitarle el dolor y el sufrimiento. Toda la ficción develada por Marx, con la cual actualmente se arropa o se enmascara el Imperialismo Humanitario, para repartirse y depredar el mundo.
Fuente Imagen: http://www.pacocol.org/index.
Nota
(1) Jean Bricmont. Imperialismo Humanitario. El Uso de los derechos Humanos para vender la guerra. Editorial el Viejo Topo. Septiembre 2008. 240 páginas.