El máximo jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Alfonso Cano, aseguró que la aprobación por parte del Congreso de la Ley de Víctimas y la Ley de Restitución de Tierras es clave para acabar con el conflicto armado y alcanzar la paz. «De la multiplicidad de aspectos de primer orden que deberá […]
El máximo jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Alfonso Cano, aseguró que la aprobación por parte del Congreso de la Ley de Víctimas y la Ley de Restitución de Tierras es clave para acabar con el conflicto armado y alcanzar la paz.
«De la multiplicidad de aspectos de primer orden que deberá avocar Colombia en el 2011 reclamo especialmente atención alrededor de dos proyectos de ley que hacen trámites en el Parlamento, relacionados uno con la reparación de las víctimas de la violencia que sufre el país desde hace más de 62 años y el segundo alrededor de la propiedad y usufructo de la tierra», afirmó Cano en un video publicado en la página de Internet Anncol.
Agregó que ambos proyecto de ley son esenciales si se busca cimentar un futuro de reconciliación y democracia, «los dos temas necesitan bases ciertas y manejos serios si se pretende contribuir de verdad a la solución del conflicto», sostuvo el máximo jefe de las FARC.
Destacó que en el proyecto de Ley de Víctimas es fundamental en el reconocimiento de la responsabilidad de los partidos políticos tradicionales y del Estado en el inicio de la confrontación que comenzó hace más de 60 años.
«Un reconocimiento tal, desataría vertigionasamente un proceso de reconcialiacion basado en la verdad», sostuvo el jefe rebelde.
En cuanto al proyecto de Ley de Restitución de Tierras, Cano calificó como «un proceso inocuo si no se tiene como sustento liquidar el latifundio».
Puntualizó que «una ley de tierra moderna y con visión estratégica y sembradora de paz deberá incluir inexorablemente ayudas económicas y tecnológicas, pero ante todo y necesariamente armonizar en ella lo social, lo territorial , lo cultural, lo ambiental y los espacial en todos sus considerandos y prospecciones».
Resaltó que estos dos proyectos de ley tienen un condicional esencial, en su análisis, aprobación y concreción, en el que es fundamental la participación protagónica y decisoria de los sectores afectados.
«Sería iluso pensar que un parlamento como el actual, de tanta y reconocida herencia y representación narcoparamilitar va a sacar una ley de tierra y una reparación de víctimas que favorezca en justicia a los sectores populares», expresó el jefe de las FARC.
Insistió en la necesidad de un escenario democrático y representativo, donde las FARC tengan voz y voto, que proyecte una solución definitiva a los problemas que más afectan al país latinoamericano.
Durante el video publicado en el portal web, el primer mensaje de las FARC en 2011, Cano también envió un mensaje de solidaridad a los millones de colombianos que se vieron afectados por las intensas lluvias que azotan Colombia desde finales del 2010.
Transcripción íntegra del mensaje del Comandante Alfonso Cano, jefe del Estado Mayor Central de las FARC-EP:
Camaradas del Secretariado, del Estado Mayor Central; Estados Mayores de Bloques y Frentes; Comandos Conjuntos; Mandos de Columnas, Compañías, Guerrilla y Escuadras; Guerrilleras y guerrilleros, integrantes de las Milicias Bolivarianas, Compañeros del PC3 y del Movimiento Bolivariano:
Reciban un cálido saludo revolucionario, colmado de mis mejores deseos, por un año nuevo colmado de éxitos. Al despedir el año que termina y saludar al 2011, envío a través de todos ustedes un mensaje solidario a los millones de colombianos que en estas épocas de intensas lluvias han sido víctimas de inundaciones y derrumbes como consecuencia directa de la inclemente, desmedida e irracional explotación capitalista de nuestras riquezas naturales, del aumento incontrolado de las áreas destinadas a grandes potreros ganaderos que aceleran la erosión del suelo patrio y consecuencia también de la imprevisión, el desgreño y la corrupción que caracterizan la gestión de la administración pública en Colombia.
Saludo al pueblo que aguanta sobre sus hombros el peso de la crisis secular de nuestra sociedad, generada por la dependencia neocolonial de Washington, por el terror del Estado, por las estrategias neoliberales del régimen, por la estructura latifundista de nuestros campos y la corrupción que envenena las costumbres políticas, paraliza el progreso y acrecienta las grietas sociales. De la multiplicidad de aspectos de primer orden que deberá avocar Colombia en el 2011 reclamo especial atención alrededor de dos proyectos de ley que hacen trámite en el Parlamento, relacionados, uno con la reparación de las víctimas de la violencia que sufre el país desde hace más de 62 años; y el segundo alrededor de la propiedad y usufructo de la tierra.
Temas interdependientes uno del otro, dos caras de la misma moneda, vertebrales en la historia reciente de Colombia, muy densos para su tratamiento, pero esenciales si se busca cimentar un futuro de reconciliación y democracia. Los dos temas necesitan -y eso lo debemos luchar- bases ciertas y manejos serios, si se pretende contribuir de verdad a la solución del conflicto.
En el primero (reparación de víctimas de la violencia), el punto de partida debe ser el reconocimiento taxativo de los partidos tradicionales y del Estado de su responsabilidad en el inicio de esta fase de la confrontación que nos azota desde 1948, dinamizada posteriormente durante la Guerra Fría, con la inserción de la doctrina de la Seguridad Nacional como concepción de Estado en Colombia. Un reconocimiento tal desataría vertiginosamente un proceso de reconciliación basado en la verdad.
En el segundo (reforma agraria), es inaplazable regresar las tierras usurpadas en todos estos años a sus verdaderos dueños, a colonos y campesinos, así como restituir las suyas a las comunidades indígenas y entregar las que les pertenecen a las comunidades negras.
Esto es imperioso, pero todo el proceso sería un esfuerzo inocuo si no se tiene como sustento la decisión de liquidar el latifundio, que crece como un cáncer. Según un estudio del Instituto Geográfico Agustín Codazzi y de CORPOICA, del año 2001, las fincas de más de 500 Has correspondían al 0,4% de los propietarios, que controlaban el 61,2% de la superficie agrícola, en un proceso de progresiva e infame concentración, que viene de años atrás y que no para.
Una Ley de Tierras moderna, y condición estratégica, sembradora de paz, deberá incluir inexorablemente ayudas económicas y tecnológicas, facilidades para el mercadeo, vías; pero, ante todo y necesariamente, armonizar en ella lo social, lo territorial, lo cultural, lo ambiental y lo espacial en todos sus considerandos y prospecciones. Estos dos proyectos de ley tienen un condicionante esencial en su elaboración, análisis, discusión, aprobación y concreción deben participar protagónica y decisoriamente los sectores afectados, el pueblo que ha sufrido en carne propia la violencia del Estado, del paramilitarismo y del latifundio.
Sería iluso pensar que un Parlamento como el actual, de tanta y tan reconocida herencia y representación narco-paramilitar, va a sacar adelante una Ley de Tierras y una de Reparación de Víctimas que favorezca, en justicia, a los sectores populares.
Haciendo parte estos dos aspectos de la raíz del conflicto colombiano, es evidente que se requiere de un escenario realmente democrático y representativo, que agarre el toro por los cachos y proyecte una solución definitiva.
Con estos dos, otros temas reclamarán en el 2011 prioridad en el debate nacional, como el inexorable desenmascaramiento del régimen delincuencial, mafioso y zipayo de Álvaro Uribe, el terrorismo de Estado, las concesiones mineras a las grandes transnacionales, el recalentamiento global, el TLC, la decreciente calidad de vida de los trabajadores colombianos bajo la estrategia neoliberal en curso. El desempleo, la inestabilidad laboral, la humillante precariedad de los salarios, la corrupción, la reconstrucción de las viviendas, economías y poblados arrasados por las lluvias en estos meses. Aspectos todos atravesados por el debate electoral para alcaldías y gobernaciones.
En todos esos análisis, movilizaciones y briegas participaremos vigorosamente, con la Plataforma Bolivariana como faro, buscando que la unidad y organización del pueblo afiance sus luchas reivindicativas, las potencie, les posibilite ganar confianza en su fuerza independiente, al mismo tiempo que aprende de su propia experiencia.
En todas esas jornadas seremos referentes o protagonistas, desde la clandestinidad o desde la trinchera. No cejaremos un solo instante de luchar por la solución política del conflicto, por principios, por las certezas que nos motivan; porque somos revolucionarios; porque amamos la paz.
Las condiciones para lograr la justicia social, la democracia, la soberanía y el Socialismo, nos las impuso el Estado, no las escogimos nosotros. Entendemos que nuestra dura cotidianidad hace parte de nuestro compromiso y concepción de la vida; de nuestros ideales políticos, de nuestra ética y convicciones. No nos quejamos.
Por ello, y mientras no encontremos entre todos los caminos de la reconciliación y la convivencia democrática, continuaremos desarrollando la guerra de guerrillas, intensamente, para resistir la agresión, participar dinámicamente en las luchas políticas y sociales y para abrirle caminos al poder popular y a la Nueva Colombia.
No en vano hemos resistido en los últimos doce años la más grande ofensiva imperial en Latinoamérica contra una fuerza revolucionaria. Con más razones, realidades sociopolíticas, ideología, moral revolucionaria y esfuerzos que recursos económicos, así les duela a nuestros detractores.
Con las banderas del canje en alto, saludo a todos los prisioneros de guerra, a los presos políticos.
Mi abrazo solidario y combativo a todos ellos, y a ese símbolo de la dignidad fariana que es Simón Trinidad, extraditado por un bandido mafioso y condenado en un juicio político amañado en los Estados Unidos. Nuestro afecto colectivo a Simón Trinidad, que mostró ante el mundo la solidez de la moral que nos cimenta.
Saludo a las camaradas prisioneras que enfrentan con dignidad y altivez revolucionaria las continuas provocaciones y humillaciones de que son objeto por no ceder ni al asqueroso chantaje oficial ni a las ofertas rastreras de algunas ONG de gruesas chequeras y reaccionarios pensamientos.
La condición de guerrillera fariana no tiene precio. Sólo genera compromisos, orgullo, y la inmensa satisfacción de vivir de pie, con la frente en alto, desbordando transparencia y entrega en la lucha por la nueva sociedad.
Saludo a los familiares de nuestros presos, tan olvidados por los medios de comunicación. Saludo a los guerrilleros, a los milicianos, a los combatientes bolivarianos y luchadores populares que se reponen de sus heridas o que han sido mutilados o dejados inválidos, producto de los impactos de los sofisticados arsenales oficiales de última tecnología, que sí están aprobados por el Derecho Internacional Humanitario.
En el 2011 redoblaremos actividades en todo sentido. Con la fuerza que nos proporcionan nuestras convicciones, el cuidado que nos impone la experiencia y el enorme aliento de todos los camaradas caídos, y el de Manuel, Jacobo, Raúl, Iván, el de Jorge Briceño, ese huracán de verdades y compromiso revolucionario, ese titán pleno de consecuencia en su pensamiento y práctica como combatiente bolivariano.
A todos, el saludo convocante de las FARC-EP por avanzar el año que inicia en la solución política del conflicto, la justicia social, la soberanía nacional y la plena participación democrática del pueblo en la forjación de su destino.
Éxitos en el 2011, fuerte apretón de manos y hasta la victoria.
rCR