Recomiendo:
0

Estrategia Uribe-farándula

La complicidad de socialdemócratas y escribanos funcionales con el régimen de Santos

Fuentes:

¿Hasta cuando con la falsedad macabra de Santos el bueno? ¿No oyen los gritos de los asesinados?

Parece increíble que nos vuelvan a servir el mismo plato envenenado y nos lo comamos con gusto.

Cada tanto hay «elecciones» en Colombia. Tras cada «elección» renuevan la cara del gestor de masacres que viabiliza los negocios de la oligarquía y multinacionales, que llaman presidente.

¿Y por qué ponemos «elecciones» entre comillas? Pues porque no son elecciones reales, son una pantomima macabra de elecciones, cuya única finalidad es legitimar el horror. Todos saben del «voto con pistola», del fraude, y del exterminio político que ejerce el estado colombiano contra la oposición política. El caso más inocultable siendo el exterminio de todo un partido político, la Unión Patriótica, con 5000 militantes asesinados por las herramientas del régimen. Y el exterminio de opositores es continuo: sólo en los 90 primeros días de la presidencia de Santos, 50 opositores políticos han sido asesinados (cifra del Polo democrático Alternativo, PDA). Las elecciones en Colombia son una farsa macabra cuya función real es legitimar que el genocidio continúe, y engañar a unos cuantos incautos. Dar a los escribanos del régimen y los socialdemócratas el material para basar sus nuevos engaños y propaganda.

Ahora nos dicen que Santos es «diferente de Uribe», y como los hechos muestran que NO es diferente, sino que es igual de genocida, quieren convencernos de su supuesta «diferencia» a golpe de propaganda (Santos es dueño de un imperio mediático). Los escribanos del régimen y algunos de los que se dicen de ‘izquierda’, pero que en realidad son socialdemócratas empedernidos vienen a escribir sus panfletos en los que buscan crear esa «diferencia»… todo es virtual.

En cuanto a los gobiernos y oligarquías de la región, que mucho comercian con la sanguinaria oligarquía colombiana, también les conviene Borrar el carácter genocida de Santos.

Y así, una mentira tras otra, una complicidad tras otra, un socialdemócrata tras otro, hacen que se eternice el genocidio.

La estrategia Uribe-farándula

Ahora utilizan las pataletas twitteras del antiguo presidente genocida colombiano, Uribe, para realzar al actual presidente genocida de Colombia, Santos. Es algo así como el policía bueno y el policía malo, estrategia que conocen y han aplicado hasta la saciedad los torturadores contra sus torturados. Obviamente que Santos y Uribe obedecen ambos al mismo gran capital transnacional, y su «desencuentros» son auténticas puestas en escena Goebbelianas que sirven al régimen con su rostro actual.

Obviamente los medios de la familia Santos, CNN, y otros medios de la derecha emplean estas puestas en escena del ya inocultable genocida Uribe, para realzar la figura del aún ultra-maquillado genocida Santos. La cosa es tan grave que las violaciones que comete el gobierno de Santos son todas ocultadas por una nueva noticia farándula del ex-pequeño déspota Uribe: se ha convertido ese circo macabro en algo así como el retrato de Dorian Grey: en esta metáfora el retrato que carga con las señales de los crímenes es Uribe, y el liso rostro de Don Juan que esconde al asesino es el rostro de Santos. Es evidente que es una estrategia de la derecha en su amplia totalidad, y que lo que algunos presentan como «diferencias», «fracturas» o «fisuras», no es otra cosa que la lograda estrategia de la oligarquía del torturador bueno versus el torturador malo. En definitiva trabajan juntos, no lo olvidemos.

Los medios derechistas emplean así las pataletas de Uribe para tapar las políticas criminales de Santos. Lo triste es que también acepten hacerlo medios que estaban en la esfera de los medios progresistas, como tristemente lo ha hecho también Telesur. Basta con ver la cobertura que le dio Telesur a las declaraciones de Lula en agosto 2011, según las cuales Santos ha convertido a Colombia en un remanso de tranquilidad: pues Telesur no reseña ni una sola de las cifras que evidencian que eso es totalmente falso, no, lo que se limita a hacer Telesur es comentar lo que Uribe escribió en su Twitter. Con medios alternativos así, vamos mal. Y ni qué decir de los escribanos socialdemócratas con ropaje disfraz de ‘izquierda’, un disfraz tan malogrado si uno los lee con un mínimo de sentido crítico, que parece de piñata.

A modo de noticia farandulera con las pataletas de Uribe, hacen pasar con purpurina y globitos festivos el apoyo de los gobiernos de la región al régimen genocida de Colombia. Ni una sola alusión a la responsabilidad humana que cargan esos gobiernos haciéndose cómplices de un genocidio: por su silencio, alabanzas, comercio propaganda y hasta colaboración militar con el régimen genocida…

Para sustentar que el actual presidente y su mandato es igual o peor de genocida que el anterior, sobran las denuncias de comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes, del MOVICE (Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado), de los familiares de los sindicalistas asesinados; pero los ‘todólogos’ y socialdemócratas escribanos funcionales al régimen hacen oídos sordos a los gritos de las víctimas, y continúan repitiendo que qué tranquilidad que se respira con Santos. Algunos de esos escribanos funcionales al régimen hasta se cuelan, disfrazados, en medios alternativos. Son hipócritas con las manos y el alma manchada de sangre.

Ya va casi 1 año de posesión del presidente actual de Colombia: Juan Manuel Santos. Las violaciones a los derechos humanos continúan incrementándose y sigue la agresión sistemática desde las herramientas legales (fuerza pública) e ilegales (herramienta paramilitar) del estado y multinacionales contra la población.

Desde el 7 de agosto 2010 han sido asesinados impunemente 34 defensores/as de los derechos humanos, 15 dirigentes agrarios que exigían la restitución de las tierras usurpadas con violencia a los campesinos y 27 sindicalistas la mayoría de la Central Unitaria de Trabajadores CUT , miles más han sido amenazados de muerte. Crece el drama del desplazamiento y la desaparición forzada de personas, continúa la práctica de las ejecuciones extrajudiciales con 29 nuevos casos en el último año, sigue siendo crítica la situación en las cárceles donde literalmente se pudren más de 7 mil prisioneros civiles por razones políticas, además de los más de 500 presos políticos guerrilleros, los cuales también sufren condiciones aberrantes de reclusión. Hay en realidad más de 7.500 presos políticos en las cárceles del régimen colombiano lo que hace del régimen colombiano un ‘record’ en presos políticos. Alta cuota de responsabilidad en esta crisis de los derechos humanos le cabe a los grupos narco paramilitares cuya existencia es negada ante las cámaras por el gobierno recurriendo a la coartada de cambiarles el nombre por el de «bandas criminales emergentes», mientras siguen su accionar criminal en contubernio con la fuerza pública en casi todo el país.

ALGUNAS CIFRAS DEL TERRORISMO DE ESTADO EN COLOMBIA:

El Estado colombiano tiene el ejército más armado del mundo por los gringos, junto con Israel y Egipto: un ejército genocida, ese mismo ejército que detrás del batallón de la Fuerza Omega del Plan Colombia, tiene la mayor fosa común del continente: 2000 (2mil) cadáveres de desaparecidos.

En Colombia son asesinados el 60% de todos los sindicalistas asesinados en el mundo, por la fuerza pública o la herramienta paramilitar de multinacionales y estado.

Colombia es ‘record’ en presos políticos: 7.500 hombres y mujeres, en su inmensa mayoría civiles enjaulados bajo burdos montajes judiciales.

El crimen de Estado de la desaparición forzada es otro ‘record’ horrendo, la «democracia» colombiana supera las cifras de tortura y desaparición forzada de las dictaduras del Cono Sur: ONU reconoce al menos 57.200 desaparecidos, las víctimas reclaman unas 250.000 personas desaparecidas, en sólo 3 años las herramientas represivas del estado colombiano desaparecieron a 38.255 personas (informe Medicina Legal).

Otro ‘record’ que hace de Colombia el país con más desplazados del mundo, junto con Sudán:

5,2 millones de personas desplazas forzadamente por la herramienta paramilitar y sus masacres, con la finalidad de ofertar las tierras así despojadas al gran latifundio y las multinacionales: el 40% del territorio colombiano está pedido en concesión por multinacionales mineras.

Es inhumano colaborar con el régimen de Santos: hacerlo es apoyar el genocidio más dramático de la historia contemporánea del continente americano, es colaborar con el imperialismo estadounidense.

Ya es hora de llamar las cosas por su nombre: el gobierno que hay en Colombia es una dictadura camuflada, o en todo caso una «democratadura» paramilitar, en la que la farsa de las elecciones es una pantomima macabra cuando se sabe que los opositores políticos son asesinados, que partidos enteros han sido exterminados por el estado colombiano, como lo hizo con la UP (5000 asesinados por las herramientas del estado colombiano, el genocidio político consta ante la CIDH) ; cuando el mismo PDA actual denunció 50 asesinados sólo en los 3 primeros meses de Santos, cuando se sabe del «voto con pistola» y del fraude y amedrentamiento que ejerce la terrorífica herramienta paramilitar. Herramienta paramilitar que, impune, y con armamento del mismo ejército, se encarga de asesinar opositores políticos, y de masacrar para desplazar ingentes cantidades de personas de las zonas codiciadas por multinacionales y latifundio.

Urge ya solidaridad internacional en la denuncia del régimen colombiano, y que cese la complacencia con dicho régimen del terror.

La hipocresía al súmmum de la complicidad con un genocidio se evidencia en el caso colombiano y las relaciones que unos y otros quieren ahora mantener en impunidad moral, aderezando al Sr. Santos de un aura que no tiene, dado que los asesinados gritan la verdad.

Lo mismo hicieron con Uribe al inicio de su mandato; y costó sangre sudor, lágrimas y fosas comunes hacerle abrir un poco los ojos al mundo. Y cuando ya empezaban a aceptar vislumbrar la realidad, ¡zas! nos ponen a Santos, con su manejo mediático. Y entonces los gobiernos de la región sufren de amnesia histórica olvidando que Santos fue comanditario de la invasión a Ecuador, de patrañas múltiples, de 3200 asesinatos de civiles en Colombia… y no sólo sufren de amnesia histórica, sino que sufren de autismo total en el presente: no ven el genocidio, no lo quieren ver, quieren hacer jugosos negocios, ¡que esos colombianos torturados no molesten!»

Como dice un amigo: «sabemos en qué termina este cuento. Sería comedia este deja vu histórico si no fuera por ese poco de muertos que dejan regados».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.