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La conciencia social despeja el horizonte

Fuentes: Rebelión

10 de Noviembre de 1837.   Muy estimado padre:   Hay momentos en la vida que son como jalones colocados a lo largo del camino que lleva del pasado al futuro. En esos momentos de transición, uno siente la necesidad de mirar el pasado y el presente con la mirada de águila del pensamiento para […]

10 de Noviembre de 1837.

 

Muy estimado padre:

 

Hay momentos en la vida que son como jalones colocados a lo largo del camino que lleva del pasado al futuro. En esos momentos de transición, uno siente la necesidad de mirar el pasado y el presente con la mirada de águila del pensamiento para darse cuenta de dónde está.

Karl Marx, carta a su padre. (Antología. Marx el arma de la crítica. Edit. Catarata).

Durante tanto tiempo nos han manoseado la conciencia que cuando los dueños del capitalismo destrozan las condiciones de vida de las clases trabajadoras una buena parte de éstas resulta conforme. Y es que han hecho que durante largos años perdamos la comunicación entre nosotros, con lo que hemos perdido nuestra identidad. Han conseguido nuestra sumisión porque nos han despojado de nuestra cultura, y nos desconocen, nos desprecian, porque no nos reconocen, nos roban y nos empujan a suicidarnos.

Primero han terminado con la conciencia propia, con la conciencia de lo que somos, si no tenemos conciencia no podemos comunicar nada propio, no tenemos identidad, no sabemos nuestra fuerza social, somos marginados.

Durante tanto tiempo hemos comido y dormido admirando a los ladrones, que como quien duerme bajo el frío, hoy resulta que mucha gente se hace un ovillo para aguantar.

Durante tanto tiempo hemos servido a sus propósitos …

Están en la forja los tiempos venideros, que no son los mismos de antes, ni de hoy, no los vemos llegar, pero se oyen algunas voces de repudio, son nuestras, son de nosotros los comunes, piden que se arranque de raíz a los ladrones, los arrancaremos de raíz, ¿no lo oís los que aún no gritáis?, lo gritamos en la calle y en su parlamento (sí, con minúscula), en los centros de trabajo y en los centros de enseñanza, en los transportes, en los centros sanitarios, en los barrios y en los pueblos, … El modelo que los banqueros implantan a marchas forzadas augura días feroces; en estos momentos hay tirones, hay desgarros, hay gritos insultantes, no es bastante, el robo de la burguesía se acelera.

Sus gobiernos, partidos y sindicatos cómplices ¿qué pretenden ante el conflicto que amenaza sino hacer otra transición, dicen también regenerar, reformar, ley hipotecaria, ley bancaria, ley electoral, leyes laborales, … cambiar la imagen para que nada en el fondo cambie, borrón y cuenta nueva, lo pasado pasado está. Mientras hablan siguen haciendo, no decae el sabotaje de la burguesía a los bienes sociales y a los derechos de la clase obrera; todos los días la patronal y su gobierno, con el silencio, el juego de la discusión sobre superficialidades, la verborrea que es apoyo de sus segundos o terceros, nos sobrevuelan arrojando bombas desde sus emisoras para desanimarnos, desorientarnos, siembran el aire de amenazas, y aplican su violencia que llaman ley para cometer atropellos que son crímenes en los centros de trabajo y en las casas.

En estos momentos manosean nuestra conciencia para meternos en otra horma que nos deforme la mente por generaciones; pero despertamos nuestro lenguaje tanto tiempo dormido, respondemos con indignación, en las puertas, en las ventanas y escaparates de los bancos ya se lee «ladrones», «criminales», «asesinos», y parte de las clases trabajadoras, aún es una parte, dice eso mismo sin miedo en la calle, en el trabajo, en sus casas; hagamos nuestro trabajo para que crezca el número de conciencias que se sacuden a los manoseadores y su mentira; la conciencia social crece, las condiciones subjetivas despiertan, y se despeja el horizonte, si miramos con la mirada de águila del pensamiento vemos que hay futuro para los derechos sociales, para el verdadero cambio social.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.