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La continuidad del uribismo se impone

Fuentes: Diagonal

El sillón presidencial colombiano tiene un nuevo ocupante virtual. Juan Manuel Santos dio la vuelta a las encuestas con promesas de empleo y garantizando el continuismo en la política interior.

Los más de 6.750.000 votos a su favor del 30 de mayo hacen que Juan Manuel Santos sea el virtual ganador de la segunda vuelta de las elecciones colombianas, que tendrá lugar el próximo 20 de junio. Por lo tanto será el futuro poseedor de la banda presidencial que tanto le obsesiona. Santos consiguió el 46,56% de los votos emitidos en la primera vuelta, frente al 21,49 % de Antanas Mockus, lo que supuso una diferencia algo mayor a 3.600.000 votos.

Santos forma parte de una familia históricamente influyente de Colombia. Su abuelo fue el prestigioso periodista liberal Enrique Santos Montejo, fundador de La Linterna y, posteriormente, director del diario El Tiempo. Este periódico había sido comprado en 1913 por el hermano de éste, Eduardo Santos Montejo, quien fuera presidente de Colombia entre 1938 y 1942. Desde entonces, el principal periódico del país está en manos de la familia Santos. El primo hermano de Juan Manuel, Francisco Santos Calderón, es el actual vicepresidente de Colombia. Juan Manuel Santos ya había participado en los gobiernos de César Gaviria, como ministro de Comercio Exterior, y de Andrés Pastrana, como titular de Hacienda, aunque se dio a conocer sobre todo en el Gobierno del presidente Álvaro Uribe desde la cartera de Defensa, que ostentó entre 2006 y 2009. Desde este ministerio empezó a construir su plataforma presidencial ante el desgaste de Uribe en Washington, que ha significado la paralización del acuerdo de TLC entre Colombia y los Estados Unidos.

El papel de Rendón

Tras los holgados resultados a favor de Santos en la primera vuelta del proceso electoral colombiano, Santos expresó su «agradecimiento especial a mi asesor, el venezolano Juan José Rendón, y a todos mis asesores».

J.J. Rendón, experto en campañas sucias, llegó a primeros de mayo a la campaña e inmediatamente dio un giro en la estrategia política de Santos. Cuando llegó Rendón, Antanas Mockus subía notablemente en intención de voto. Rendón planteó el empate técnico y Santos empezó a ofrecer empleo al 13% de parados y al 50% de subempleados. También garantizó la continuidad de la «seguridad democrática» de Uribe, agradeciéndole al presidente tantas veces como pudo el trabajo realizado en este sentido, vinculando así su imagen a la del presidente, quien tiene una aceptación de más del 70%. Santos también hizo la promesa de no subir el impuesto para la guerra. Los últimos tres debates en TV nos presentaron a un Santos calculador y seguro, que se ha amparado en la imagen de Álvaro Uribe.

Las aspiraciones presidenciales de Santos vienen de lejos. En 1997, encabezó una trama que pretendía sacar de la presidencia, a través de un golpe de Estado, a Ernesto Samper, desprestigiado por las acusaciones de haber recibido dinero del narcotráfico en su campaña. Santos se reunió con grupos armados, paramilitares y la insurgencia con la finalidad de llegar a un acuerdo que permitiese llamar a una Asamblea Constituyente para poner fin al Gobierno de Samper; sin embargo la trama fracasó.

Santos pasó de las filas del liberalismo al uribismo cuando fue consciente de que la partidocracia tradicional colombiana no tenía ya opciones de futuro. En su ejercicio como ministro de Defensa, fue baluarte de la política de Seguridad Democrática implantada por Uribe. En 2008 aplicó la de extraterritorialidad, atacando territorio ecuatoriano para dar muerte a Raúl Reyes, quien era el número dos de las FARC. De igual manera, protagonizó el rescate de tres estadounidenses junto a Ingrid Betancourt, hechos que fortalecieron su imagen. Se le considera el autor intelectual de los «falsos positivos» (el Ejército recluta jóvenes pobres que luego asesina para hacerlos pasar como guerrilleros y cobrar la recompensa).

Por su parte, Antanas Mockus no ha comprendido que, para ganar al oficialismo, debe convertirse en una alternativa clara al uribismo. Mockus, quien se disputa una franja importante de votos en el electorado uribista, es reacio a la confrontación total con el uribismo y se ha mantenido tibio en sus críticas tanto al modelo económico como al modelo militar y de seguridad interna desarrollado por Uribe. Esta situación ha llevado al Partido Verde de Mockus a volver a ignorar para la segunda vuelta un acuerdo programático con el Polo Democrático Alternativo, que en estos momentos reflexiona sobre llamar a la abstención en la segunda vuelta, situación que dejaría al aspirante presidencial sin más de un millón de votos procedentes de la izquierda.

LOS DOCE APÓSTOLES DE URIBE

Según denunció el mayor de la Policía, Juan Carlos Meneses, al diario The Washington Post, el hermano del presidente de Colombia, Santiago Uribe, encabezó un grupo paramilitar en los años ’90 en la zona del Yarumal. Meneses, que fue director de la Policía en esa zona, miembro del grupo paramilitar Los Doce Apóstoles y que vive hoy en el extranjero, afirmó que esta organización asesinó a criminales de poca monta, simpatizantes de las FARC y supuestos subversivos.

Santiago Uribe lideró a un grupo de ganaderos y les organizó para que crearan un grupo de autoprotección contra las acciones de la guerrilla, según Meneses, quien también indicó, que Santiago le dijo que su hermano Álvaro, que en los ’90 era senador y en 2002 fue elegido presidente, conocía esas actividades.

http://www.diagonalperiodico.net/La-continuidad-del-uribismo-se.html