Los Gobierno discursivamente «progresista» de la Concertación (Lagos Escobar y Bachelet Jeria) son parte de la Contradicción de Chile. Son regimenes de izquierda y de derecha, esta inconsistencia política se da porque la izquierda ha perdida su norte producto de la influencia de la derecha, esto es un síntoma que un segmento de ella fue […]
Los Gobierno discursivamente «progresista» de la Concertación (Lagos Escobar y Bachelet Jeria) son parte de la Contradicción de Chile. Son regimenes de izquierda y de derecha, esta inconsistencia política se da porque la izquierda ha perdida su norte producto de la influencia de la derecha, esto es un síntoma que un segmento de ella fue vencida.
Para poder remediar esta situación primero se debe constatar, luego recapacitar y finalmente cambiar el rumbo. Esta tarea la emprenden los sectores de izquierda que buscan reducir la contradicción, buscan una práctica política que sea coherente mostrando que ellos no han sido vencidos.
Al no reconocer la contradicción la inconsistencia se agudiza y los sectores discusivamente progresista, en este caso renovados (Lagos) y socialistas vencidos (Bachelet) terminaran resolviendo la contradicción hacia la derecha, y se transformaran en una burguesía modernizadora y progresista si no enmiendan su rumbo, pasan de derrotados a vencidos, de vencidos a protectores del Capitalismo.
Esta situación no es nueva en Chile, ya se dio bajo los Gobiernos del Partido Radical, donde este partido terminó incorporándose a la Burguesía y reprimiendo a la izquierda, aunque dramáticamente esto fue un elemento para que se constituyera una izquierda sin contradicciones, la cual asumió como rumbo el socialismo.
Detengámonos un poco más en la similitud planteada entre el Partido Radical (1938-1952) y los Gobiernos «progresistas» de la Concertación. (2000-2007)
El concepto de contradicción expresado en ser a la vez de izquierda y de derecha, es parte de la reflexión política del Partido Socialista de 1944, que distan mucho del Partido Socialista actual (2007), profundicemos en ellas:
Ese Partido (1944) había apoyado al gobierno de Pedro Aguirre Cerda y fue capaz de reconocer su error de seguir apoyando a Juan Antonio Ríos, ellos sostenían: «hemos querido destruir el propio error por nosotros cometido, hemos querido terminar con la farsa que supone que la izquierda chilena ha manejado la economía del país» (Salvador Allende, Caupolican, 1944).
Su rectificación política se basaba en lo siguiente: «la economía del país ha estado y sigue estando en manos de la derecha; ha sido manejada hasta ahora por economistas liberales. (…) han sido Ministros liberales los que han dirigido y siguen dirigiendo la política de Hacienda» (Salvador Allende, Caupolican, 1944).
Esta generó un gobierno que se caracteriza por «el temor de hacer una política definida de intervención estatal, adoptando sólo medidas aisladas e inconexas, que, sin solucionar nada en forma seria»(Salvador Allende, Caupolican, 1944).
Esta contradicción e incoherencia lleva a la siguiente situación: «se han hecho públicos los escándalos en las exportaciones de cobre, en el alza de la movilización colectiva, en la venta del acero del Prat, de los neumáticos, de las divisas, en la venta de terrenos en Quintero, la venta de salitre, los desfalcos en el Departamento de Minas y Petróleos» (Salvador Allende, Caupolican, 1944).
La situación global de ese momento era la siguiente: «He aquí el panorama de la realidad actual: un Gobierno sin base política; una derecha que, usufructuando de él, lo critica; una izquierda que ha comprendido que debe aglutinarse en torno a un programa; un sector que conspira contra el Gobierno y un descontento general por un fenómeno que es la conspiración más efectiva, como ya lo hemos dicho: la de la vida cara» (Salvador Allende, Caupolican, 1944)
El Partido Socialista desde 1944 hasta la década de los años 1980′ se debate entre tendencias que desean mantener la incoherencia y las que emprenden el camino de superar la contradicción a favor de la izquierda. Este proceso afecta al conjunto de la izquierda.
En la coyuntura actual el Partido Socialista (1989-2007) esta embarcado en consolidar, mantener y administrar la contradicción entre ser a la vez de izquierda y de derecha. Por ahora la tendencia de la cultura de incoherencia afecta al conjunto de la izquierda y tiene más fuerza que la cultura de la coherencia.
La corrupción o los escándalos en la Concertacionista y en izquierda en general son propios de una lógica del lumpen burguesía, que expresa como la contracción es resulta hacia la derecha. Resúmanos esta situación:
i) No se puede desde el sector público ser de izquierda mientras se potencia al empresariado y su lógica de la desigualdad social.
ii) No se puede desde el sector privado, corporaciones, fundaciones actuar con lógica empresarial y ser parte de la izquierda.
Hay que abandonar el camino de la incoherencia. Hay que crear el camino de la coherencia. Ese que construyeran Allende y Miguel Enríquez, cuando fue necesario dentro y fuera de la izquierda tradicional, en el caso de Allende y el Partido Socialista del Pueblo (PSP), o en el caso de Miguel Enríquez y el MIR, de Bosco Parra y la Izquierda Cristiana, de Ambrosio Rodríguez y el MAPU, lo mismo sucedió en el Partido Comunista.
Esta en gestación una izquierda coherente, que más temprano que tarde resolverá la contradicción de Chile hacia la izquierda, hacia el socialismo.