Destacó que corresponde a la cultura la función de ser el «espíritu crítico de la Revolución, la revolución de la Revolución»
Con el agradecimiento por la más reciente entrega de la revista Casa de las Américas, dedicada a las letras y el pensamiento ecuatorianos, e impresa con el apoyo del Ministerio de Cultura en esa nación, inició su más reciente visita a la institución cubana el dirigente de esa esfera en el país sudamericano, Ramiro Noriega.
El miembro del gabinete de gobierno ecuatoriano se refirió a los complejos tiempos que vive Ecuador, exacerbado por tensiones en diferentes ramas, y destacó su convicción de que corresponde a la cultura la función de ser el «espíritu crítico de la Revolución, la revolución de la Revolución».
Tras explicar los elementos que caracterizaban a la política cultural de su país antes del mandato de Rafael Correa, Noriega recordó que al haber sido gobernados por la derecha durante alrededor de doscientos años, se ha producido un acomodamiento, incluso en los representantes de la izquierda dentro del ámbito cultural, lo que obliga a la Revolución ecuatoriana a estar en constante lucha contra el statu quo, la «partidocracia», lo establecido en materia política.
Afirmó que la defensa del statu quo en la cultura está en todas partes, pues se trata de uno de los espacios más conservadores en cualquier país capitalista. Subrayó además el hecho de que enfrenten cada día una lucha muy dura por la recuperación del interés nacional.
A propósito de su visita a Cuba, Noriega expresó su impresión por lo que el pueblo es capaz de hacer con recursos tan limitados. Dijo que nuestros países y en particular Ecuador enfrentan el desafío de ponerse en el siglo XXI, pues la filosofía del XX no comprendió cabalmente lo que significaba la irrupción de ese nuevo período.
En un momento dedicado a la alfabetización, el Ministro de Cultura ecuatoriano explicó que en su nación existe un 7% de analfabetismo, pero que el índice de analfabetos «prácticos» es más alto.
Se refirió a la primera encuesta que realizaron desde la entidad que dirige a finales del año pasado, en la cual destacan respuestas como que el público prefiere realizar actividad física en el tiempo libre y se revela la afición nacional por «contarse historias y conservar cosas», lo que ofrece una visión menos convencional de la Cultura.
«Ecuador se quiso blanco-mestizo, en desmedro de la diversidad cultural», apuntó Noriega, y expresó su voluntad de poblar el país de libros, para fomentar un interés que revierta la actual tendencia de los ecuatorianos, también evidenciada en la citada encuesta, de comprar si acaso dos ejemplares cada año.
En otro momento de su diálogo con el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa de las Américas, y otros directivos de la institución cultural cubana, el ministro ecuatoriano dijo que en su país todavía estaba instalada una noción colonial, que tiene como eje la «cultura de aprender» y la convicción de que «solo los europeos nos pueden salvar», mientras que en los textos procedentes del viejo continente nuestros seres autóctonos aparecen folclorizados.
Acerca del tema del bicentenario, al cual la Casa de las Américas está dedicando todo el año desde varios de sus programas de trabajo, Noriega se interesó por la muestra Políticas de la memoria, que se expondrá en octubre en la instalación habanera.
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