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Opinion de la organizacion "Clase contra clase"

La CUT y su política para el año electoral 2005 y más allá

Fuentes: www.clasecontraclase.cl

La CUT avanzó en su Consejo Nacional Ampliado del 13 de abril en definir su «Programa político sindical 2005». El objetivo abierto y declarado es posicionar a la CUT como un actor importante en la vida política nacional. La clase trabajadora, explotada y oprimida, también ha sido completamente marginada de la vida política nacional. No […]

La CUT avanzó en su Consejo Nacional Ampliado del 13 de abril en definir su «Programa político sindical 2005». El objetivo abierto y declarado es posicionar a la CUT como un actor importante en la vida política nacional.

La clase trabajadora, explotada y oprimida, también ha sido completamente marginada de la vida política nacional.

No hay mejor ejemplo de esto que la abusivamente reaccionaria disposición constitucional que impide que dirigentes de los trabajadores accedan a cargos parlamentarios mientras que está lleno de diputados y senadores que son empresarios. Tanto en la Concertación como en la derecha. O el mismo sistema binominal que impide la representación de alguna organización que no sean los dos bloques patronales dominantes, al Concertación y la derecha, impidiendo que accedan partidos o hasta coaliciones de partidos que los trabajadores reconozcan como propios.

Plantearse estos problemas, plantear que la clase trabajadora no es sólo un animal de carga para realizar labores para el enriquecimiento del patrón, sino que debe intervenir en la vida política nacional, para que no hagan política sólo los patrones y sus políticos patronales, es necesario.

La dirigencia actual de la CUT viene girando a izquierda. De criticar solamente a los empresarios (en los actos, pues después se sentaba a negociar bajo su política de diálogo social), está comenzando a criticar a la Concertación y la derecha también. Está reflejando un nuevo estado de ánimo que se va incubando y acumulando en la base de la clase trabajadora. También se adelanta ante el declive- lento y controlado- del neoliberalismo en Chile, y las tendencias a la pérdida de base social de la Concertación como principal sostén de la democracia para ricos (por eso es importante que la Concertación en las últimas reformas laborales aliente la sindicalización, sin mediar grandes luchas de los trabajadores al respecto).

Pero este giro a izquierda, parece querer buscar fortalecer, precisamente por izquierda, la democracia para ricos, haciéndola más democrática, más progresista, y de esta manera, aceptable a los trabajadores y el pueblo pobre.

Ante la necesidad de reformar la Constitución, en vez de plantear la necesidad de que la clase trabajadora se prepare para luchar por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, realmente democrática, sostenida en la organización y movilización del pueblo trabajador, para discutir los problemas de fondo que nos aquejan a los trabajadores, y plantear una política independiente como clase, (como por ejemplo, desconocer los tratados de libre comercio que nos atan al imperialismo, re- nacionalizar bajo control obrero nuestra riqueza, asegurar la gratuidad de la educación, la salud y la vivienda), la CUT propone terminar con el binominalismo para acceder como diputados y reformar la constitución «desde adentro».

Y esta palabrita es la llave mágica de todo el discurso de la CUT: «desde adentro», pidiendo un lugar dentro de la democracia para ricos.

Un ejemplo más claro: la CUT quiere que estas demandas «sean parte del debate» de la campaña presidencial, en lugar de lanzar una denuncia de los tres candidatos por inclinarse ante los patrones (más allá de declaraciones periodísticas de Arturo Martínez). Obtener nuevas promesas electorales en este 2005, lleva a los trabajadores a depositar su confianza en sus verdugos- al contrario de lo que se declara en el «Programa…»: «no es posible esperar nada sino de nuestra propia fuerza».

Y es que el trabajador debe ver los medios que se proponen para alcanzar los fines planteados.

(También hay una contradicción en las consideraciones más generales del programa. Por un lado, afirma el carácter del trabajo como «la fuente de todo valor humano»- afirmación que compartimos-, y por otro lado hace una afirmación sobre el «derecho de propiedad» sobre su salario por parte del trabajador, introduciendo conceptos burgueses).

No dice ni una sola palabra sobre la política de diálogo social que viene practicando los últimos años, y que la llevó a sentarse con los patrones y el gobierno con pobres resultados para la clase trabajadora, que sigue sin siquiera el elemental derecho a la huelga como herramienta de lucha en defensa de sus derechos e intereses. Y aquí, en una política tan importante de los últimos años, el que calla otorga.

Por último, plantea una serie de demandas sentidas por los trabajadores. Pero, una vez más, las plantea dentro de lo que la democracia para ricos podría permitir. Por ejemplo, ante la tercerización, no exige el derecho a un trabajo estable y bien remunerado para todos, sino que sea regulada. ¿Se puedes regular las condiciones de esclavitud, abuso y sobreexplotación, o es necesario organizarse y preparar a la clase trabajadora para terminar con ellas?

Ante el declive- lento y controlado- del neoliberalismo en Chile, ante las tendencias al desgaste de la Concertación como principal pilar de la democracia para ricos hoy, ¿debe la CUT plantearse reformas, mejoras a esta democracia para ricos, o debe comenzar a prepararse y preparar a la clase trabajadora para que comience a avanzar hacia la lucha por una república de trabajadores basada en al democracia directa de la clase trabajadora? Esta es la gran pregunta y el gran debate que los trabajadores deben comenzar a ir abriendo en cada lugar de trabajo, mientras luchamos por construir Tendencias Clasistas de Trabajadores de Base para desplazar a las direcciones oficiales tradicionales del diálogo social y recuperar a la CUT como una herramienta para la defensa de los derechos y los intereses de la clase trabajadora, y de esta forma fortalecemos esta organización de los trabajadores ante los ataques patronales y los intentos de dividirla por derecha con centrales, como la UNT, que rechazan directamente toda forma de movilización y de lucha.