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La decisión del Tribunal acerca de los 5 cubanos tiene mayores implicaciones en Miami

Fuentes: Progreso Semanal

Los medios son las entidades más poderosas de la Tierra. Tienen el poder de convertir al inocente en culpable y al culpable en inocente, y eso sí es poder. Porque controlan la mente de las masas.» Malcom X Me alegré cuando supe de la decisión del Tribunal del 11no. Circuito de Apelaciones que ordenaba un […]

Los medios son las entidades más poderosas de la Tierra. Tienen el poder de convertir al inocente en culpable y al culpable en inocente, y eso sí es poder. Porque controlan la mente de las masas.»
Malcom X

Me alegré cuando supe de la decisión del Tribunal del 11no. Circuito de Apelaciones que ordenaba un nuevo juicio en el caso de los cinco cubanos que en el 2001 fueron declarados culpables de espionaje y de poner en peligro la seguridad nacional de EEUU. El tribunal federal se refirió al prejuicio de la comunidad y la publicidad amplia como los principales factores para revocar la decisión del tribunal que los juzgó.

Los Cinco Cubanos ya han pasado siete años en prisión. Una verdadera justicia ya los hubiera puesto en libertad en espera de un nuevo juicio. ¿O es que ya no es válido el principio de ser inocente hasta que se demuestre la culpabilidad? De todas formas, si se les declara culpable de cualquier hecho, el tiempo que han cumplido debe ser más que suficiente por sus supuestos delitos.

Perdida en el discurso relacionado con los supuestos espías cubanos estaba la implicación más amplia de la decisión del tribunal.

Hace sólo unas semanas Progreso Semanal publicó una decisión del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas para Detenciones Arbitrarias (Comisión de Derechos Humanos) que decía que «tres elementos combinados son de tal gravedad que confieren a la privación de libertad de estas cinco personas…» en relación con los Cinco Cubanos presos por espionaje. Uno de los tres elementos señalaba claramente que «el juicio no tuvo lugar en un clima de objetividad e imparcialidad…» y que «el gobierno (de Estados Unidos) no ha negado que el clima de predisposición y prejuicio en Miami en contra de los acusados persistió y ayudó a presentar a los acusados como culpables desde el inicio».

Por supuesto, como casi todo lo que sucede en Miami que esté relacionado con Cuba, aunque sea remotamente, cuando las decisiones no son favorables para un selecto grupo de exiliados del Sur de la Florida, la respuesta inmediata es culpar a las maniobras del gobierno cubano. Y así fue. El gobierno norteamericano se refirió a la decisión como «motivada políticamente» y señaló al gobierno cubano.

En cuanto a la decisión del Tribunal del 11no. Circuito, he escuchado todo tipo de tonterías, incluyendo a la de un comentarista radial que dijo: «Por supuesto (en cuanto a la decisión), ninguno de los jueces (del Tribunal de Apelaciones) era cubano.»

Puedo comprender perfectamente el comentario, y tiene que ver con la implicación más amplia que mencioné en esta columna. También es significativo que The Miami Herald, que es muy consciente de lo que sucede realmente en Miami, renunciara a tratar el asunto cuando publicó un editorial en su número del 11 de agosto acerca de la decisión del tribunal.

Los que hace tiempo vivimos en Miami no necesitamos las 93 páginas de decisión de un tribunal para saber que cuando se trata de estar del lado «equivocado» de una discusión acerca de Cuba uno está rodeado de un «prejuicio predominante de la comunidad». Si alguien duda, pregunte a cualquiera que haya experimentado la violencia, la muerte por medio de la violencia, la pérdida del trabajo y sus ingresos, y mucho más, sencillamente por estar del lado «equivocado» de una discusión que dura ya más de cuatro décadas.

¿Quieren más prueba que el caso de Luis Posada Carriles? He aquí a un hombre que ha admitido haber realizado numerosos actos de terrorismo y es responsable de varias muertes, setenta y tanta de ellas en un avión que estalló en el aire, y que decidió que ya se cansó. Así que se aparece ilegalmente en Miami, lee libros y pinta en la casa de un amigo, y luego realiza una conferencia de prensa.

Estamos hablando de entrada ilegal al país de un conocido terrorista. Pero en Miami, sencillamente es un héroe. Y el gobierno norteamericano y otros temen enfrentarse a las consecuencias cuando se trata de él. Así que manejan el asunto de manera tan delicada que no rompen un plato.

En definitiva es típico de Miami. Como escribí en una oportunidad, no todos los terroristas son creados iguales. Compárese el caso con los hombres mantenidos en prisión en Guantánamo -algunos sin haber sido acusados de nada…

Pero regresemos a Miami. En su editorial del 11 de agosto, The Miami Herald publicó que «una lectura cuidadosa de la decisión de 93 páginas del tribunal sugiere que esto no es tanto una crítica a la comunidad como una reafirmación del principio de que la imparcialidad es el ingrediente principal del sistema norteamericano de justicia».

En primer lugar, si el sistema norteamericano fuera imparcial, los Cinco Cubanos estarían libres hoy. Segundo, en mi opinión la decisión sí es una crítica a una comunidad que necesita mucho más que un buen manotazo.

Que yo recuerde, siempre que se trate del tema de Cuba nunca ha habido verdadera justicia en Miami. Y como demostró el juicio de los Cinco, hay personas en esta comunidad con el poder para intimidar y crear un temor real en aquellos que se atreven a oponerse a su forma de pensar.

Me alegro del editorial de The Miami Herald. Estoy de acuerdo, un juicio imparcial exigía un cambio de lugar. Pero como es usual, The Herald jugó a Humpty Dumpty en el tema de la «critica» al quedarse sentado en la conocida cerca.

Los dejo con este pensamiento. La semana pasada vi en paredes de La Pequeña Habana varios carteles que pedían la libertad de Posada Carriles. Ellos tienen derecho a expresar sus sentimientos, pensé. Ahora les pido que piensen, ¿qué me sucedería si yo colocara carteles por toda La Pequeña Habana pidiendo la libertad de los Cinco Cubanos?

Y The Herald sigue insistiendo que vivimos en una ciudad donde la justicia y todas las posiciones en una discusión son respetadas.