El sociólogo Felipe Portales (1953) -autor de Chile: una democracia tutelada (2000) y Manifiesto contra la guerra (1986)- anuncia en exclusiva para los lectores de Clarín.cl que ya prepara el segundo tomo de Los mitos de la democracia chilena (2004) distinguido en septiembre de 2005 por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura como […]
El sociólogo Felipe Portales (1953) -autor de Chile: una democracia tutelada (2000) y Manifiesto contra la guerra (1986)- anuncia en exclusiva para los lectores de Clarín.cl que ya prepara el segundo tomo de Los mitos de la democracia chilena (2004) distinguido en septiembre de 2005 por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura como Mejor obra editada en la categoría ensayo, el jurado lo integraron: José Bengoa, Leónidas Morales, Leopoldo Sáez, Rafael Otano y Faride Zerán (entonces directora de la revista Rocinante). Sin duda, el galardón más significativo se lo otorgó la Vicaría de la Solidaridad -en 1978- a su ensayo ¿Qué son los derechos humanos?
Es una voz autorizada en el análisis sociológico, político e histórico de Chile, cada que ocurre un suceso paradigmático en su país, de inmediato es solicitado para emitir una opinión; por ejemplo, cuando se hicieron públicas las cuentas de Pinochet en el Riggs Bank, Faride Zerán entrevistó a Felipe Portales (Rocinante, agosto de 2004); cuando se denunció la corrupción dentro del PPD de la Concertación, Paul Walder entrevistó a Felipe Portales (Punto Final, diciembre de 2006); el periodista Juan Pablo Cárdenas lo invitó a Radio Universidad de Chile, allí forjó -contra la ingenuidad de algunos entusiastas- una frase célebre: «La derecha chilena nunca ha asumido valores democráticos» (24 de agosto de 2004). Columnista de El Mostrador.cl y colaborador de Clarín.cl Felipe Portales afirma sobre la querella presentada por Joan Garcés y Víctor Pey -indemnización de una expropiación ilegal del Estado (1973) contra el periódico El Clarín- que tendrá respuesta en mayo de 2008: «El gobierno utilizaría todos los medios imaginables para bloquear un fallo favorable a los dueños de los bienes de Clarín»
MC.- ¿Cómo se pasó de una «pulcra» dictadura a la democracia «tutelada»?
FP.- En realidad, la «democracia tutelada» constituía el proyecto de largo plazo de la dictadura. No hay que olvidar que la Constitución del 80 estableció dos períodos: uno de «transición» entre 1980 y 1989; y otro permanente posterior, donde tendrían aplicación todos los dispositivos de aquella. Lo paradójico fue que la derrota de Pinochet en el plebiscito de 1988 complementado con el giro copernicano en los postulados del liderazgo concertacionista que la llevaron a «converger» con la derecha (giro reconocido por la propia eminencia gris de la «transición», Edgardo Boeninger) hicieron posible la consolidación de la democracia tutelada. Si Pinochet hubiera ganado el plebiscito del 88, su posterior gobierno -aunque hubiere contado con numerosas disposiciones constitucionales y legales más restrictivas- habría sido una virtual continuación de su dictadura, dada la permanencia de la CNI y de que habría contado con un Congreso adicto (por los senadores designados y el sistema binominal) que le habría facilitado facultades extraordinarias permanentes.
MC.- Usted es autor de Los mitos de la democracia chilena (2004), pero ¿Sería más apropiado hablar de los mitómanos políticos de la Concertación y la derecha?
FP.- Sin duda que en el mundo contemporáneo todas las sociedades -en la medida que heredan un fuerte pasado autoritario- se perciben autoengañadas con una serie de mitos. Pero en el caso de Chile creo que esto llega a un extremo, porque hemos desarrollado una gigantesca disociación entre nuestra percepción histórica -una supuesta «democracia ejemplar» desde la Independencia- y una realidad de profundo autoritarismo, clasismo y racismo, que se ha mantenido en el tiempo con diversas variantes. Por cierto, esta disociación es particularmente reforzada por nuestro liderazgo político, social y cultural; sea de derecha, centro o izquierda.
MC.- El 6 de abril de 2008, compartió páginas -en Clarín.cl- con Ximena Póo durante la entrevista a Juan Pablo Cárdenas, la última vez que sucedió fue en la revista Rocinante -agosto 2004-, Ximena conversó con José Emilio Pacheco y usted hizo lo propio con Faride Zerán ¿La Concertación dejó morir por inanición a Rocinante? ¿La denuncia de Juan Pablo Cárdenas tiene secuelas a largo plazo?
FP.- Lo que Juan Pablo Cárdenas tan informadamente describe respecto de la política de exterminio de medios por parte de los gobiernos de la Concertación durante la década de los 90, se aplica también hasta la actualidad. Así, la discriminación del avisaje estatal ha sido uno de los factores decisivos en estos últimos años, no solo de la desaparición de Rocinante, sino también de la revista Plan B, del diario Siete; y de los diarios electrónicos El Portal del Pluralismo y Granvalparaíso. Además, el mismo Juan Pablo Cárdenas relata como los gobiernos concertacionistas -en función de su pacto tácito con el duopolio El Mercurio y Copesa- han puesto diversos obstáculos que han impedido que proyectos de nuevos diarios -promovidos por diarios extranjeros como El País y Le Monde– se hayan concretado en nuestro país.
MC.- Usted suele ceder solidariamente sus textos a Clarín.cl ¿Qué reacción espera de Copesa, El Mercurio y la Concertación cuando salga el fallo a favor de Clarín.cl en Washington?
FP.- Lamentablemente, todo indica que en función de ese mismo pacto tácito, el gobierno utilizaría todos los medios imaginables para bloquear un fallo favorable a los dueños de los bienes de Clarín. Y, por supuesto, con el fervoroso aplauso del duopolio.
MC.- Hay una tendencia mundial por el respeto y difusión de los derechos de los pueblos indígenas a raíz del movimiento zapatista del EZLN y ahora -en Bolivia- con el gobierno de Evo Morales; usted habla de una Gigantesca deuda histórica con el pueblo mapuche (El Mostrador 18.01.2008), sin embargo ¿El gobierno de Chile vive bajo una cláusula de atemporalidad?
FP.- Debemos reconocer positivamente que los gobiernos de la Concertación hayan revertido la tendencia histórica de la sociedad y la clase política chilena de asimilar por todos los medios a nuestros pueblos indígenas a la «chilenidad». Fruto especial de ello ha sido la Ley Indígena aprobada a comienzos de los 90. Sin embargo -como lo reconoció la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato de los Pueblos Indígenas, establecida por Ricardo Lagos- estamos recién empezando un camino que permita saldar tan gigantesca deuda histórica y respetar efectivamente los derechos de estos pueblos. Es más, el propio Lagos «archivó» el contundente conjunto de propuestas de dicha Comisión; lo que indica que todavía en el ámbito de la Concertación predomina un discurso indigenista que no se traduce consecuentemente en la práctica. Esperemos que el anuncio del gobierno de Bachelet de buscar establecer un distrito indígena no geográfico -que permita que los pueblos indígenas estén debidamente representados en el Congreso Nacional- se haga efectivo lo antes posible.
MC.- Para la Concertación ¿No basta la exclusión? ¿Sino el marco jurídico antiterrorista de la dictadura contra los mapuches? ¿Conoce el primer caso de Ley Antiterrorista en democracia aplicado por el presidente de la Fundación Neruda en 2003?
FP.- Como lo ha señalado el conjunto de organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, la aplicación de la Ley Antiterrorista a los mapuches que desesperadamente han recurrido a la violencia -con el objeto de recuperar la tierra de que han sido despojados- significa una grave conculcación de su derecho a la justicia, dado lo aberrante de esa legislación. No sabía que el político radical, Juan Agustín Figueroa, haya sido el primero en recurrir a dicha legislación. Por cierto, lo encuentro especialmente lamentable.
MC.- ¿La sociedad civil ha roto su codependencia con el gobierno? ¿Existen cada vez más indicadores de la inconformidad social?
FP.- Durante el actual gobierno ha habido indicios de que la sociedad civil está iniciando un lento despertar. Muestra de ello fue el movimiento de 2006 de los estudiantes secundarios destinado a sustituir la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE) impuesta por la dictadura y consolidada -como la generalidad de las estructuras económico-sociales heredadas de ella- por la Concertación. Sin embargo, este mismo ejemplo demuestra que la capacidad neutralizadora del cambio social de los gobiernos de la Concertación se mantiene efectiva. De este modo, el proyecto de reforma de la LOCE, que en definitiva presentó Bachelet al Congreso, conserva los elementos esenciales del sistema de educación neoliberal impuesto por Pinochet. Y esto no ha generado una reacción condigna del movimiento estudiantil.
MC.- En promedio con el resto de Latinoamérica ¿Chile es un país fascinante para un sociólogo? o estudiando las consecuencias de los gobiernos progresistas de la región ¿Chile es un tanto fome?
FP.- Yo diría que como caso de estudio Chile es un país muy fascinante, dada la tremenda opacidad de su sistema social y político; y la gigantesca disociación que sufre su población en la percepción de su realidad. Ciertamente que todo ello, a la vez, lo convierte en un país muy desmoralizador para quienes formamos parte de él.
MC.- ¿Seguirá con atención el adelantado proceso electoral a la Presidencia de Chile? o a estas alturas ¿ya es irrelevante ante la falta de nuevos proyectos políticos entre la Concertación y la derecha chilena?
FP.- Todo indica que las propuestas futuras de la Concertación y la Alianza por Chile (UDI y RN) van a seguir siendo muy neoliberales. La incógnita es -independientemente que cualquiera de las dos derechas alcance la presidencia- cuánto más va a resistir la sociedad chilena este modelo económico, social y cultural que ubica a nuestro país entre los más desiguales e injustos del planeta.
MC.- ¿Qué nuevo libro prepara? ¿Alguna tesis ya anda dando vueltas?
FP.-Está pendiente el segundo tomo de Los mitos de la democracia chilena, que espero constituya un aporte para el Bicentenario (1810-2010).