Nota del director: El legado del filósofo marxista György Lukács ha sido en Budapest objeto de ataques. En 2016, comenzaron las protestas contra el cierre del Archivo Lukács, ubicado en la antigua vivienda del filósofo. En marzo de 2017 se retiró la estatua de Lukács del Parque de Szent Istvan [San Esteban], después de que […]
Nota del director: El legado del filósofo marxista György Lukács ha sido en Budapest objeto de ataques. En 2016, comenzaron las protestas contra el cierre del Archivo Lukács, ubicado en la antigua vivienda del filósofo. En marzo de 2017 se retiró la estatua de Lukács del Parque de Szent Istvan [San Esteban], después de que el Ayuntamiento de Budapest, controlado por Fidesz, aceptara la propuesta del partido Jobbik. La retirada de la estatua y el cierre de los archivos son hechos que se ajustan a la ideología oficial del régimen autoritario de Orbán, que denuncia el liberalismo, el antifascismo y el socialismo como algo subversivo y dañino para la nación húngara. La presentación de Lukács como un «asesino comunista» y un intelectual «cosmopolita» judío trata de describirlo, igual que sus ideas, como algo «ajeno al espíritu húngaro».
Esas afirmaciones forman parte de una Kulturkampf más amplia que comenzó tras el cambio de régimen en 1989 y se ha acelerado y adoptado nuevas y peligrosas formas bajo el régimen de Orbán, sin descontar ataques a medios informativos y ONGs no alineadas con los intereses del gobierno, y a la Universidad de Europa Central [CEU – CenTRAL European University]. A medida que queda claro que el capitalismo semiperiférico ya no se puede gestionar con los métodos de la democracia burguesa tradicional, el régimen de Orbán sigue trabajando intensamente para clausurar cualquier otra alternativa. Un extendido revisionismo tiene el efecto de aislar la historia húngara del presente en el momento en que los ciudadanos húngaros más necesitan acceder a otras alternativas.