En octubre del 2004,fui invitado a la localidad de San Cugat (Cataluña) por los directores de la Escuela de Cultura de Paz de Barcelona, a un muy importante seminario sobre «lecciones aprendidas en procesos de paz de Colombia», y por disposición de los asientos me correspondió estar al lado derecho de Ricardo Cannelli, miembro destacado […]
En octubre del 2004,fui invitado a la localidad de San Cugat (Cataluña) por los directores de la Escuela de Cultura de Paz de Barcelona, a un muy importante seminario sobre «lecciones aprendidas en procesos de paz de Colombia», y por disposición de los asientos me correspondió estar al lado derecho de Ricardo Cannelli, miembro destacado de la Comunidad de San Egidio, que ayuda y apoya a la diplomacia vaticana en la resolución de conflictos internos de los países. Tuvimos oportunidad de intercambiar y ampliar opiniones sobre el conflicto interno colombiano y al final del seminario me dejó su tarjeta de presentación.
Volvimos a comunicarnos a mediados del 20011, para retomar el intercambio de opiniones sobre la desgarradora realidad de la guerra colombiana. Ricardo con su castellano matizado con acento romano, me invitó a la ciudad del Vaticano, donde la comunidad de San Egidio tiene su sede, a que ampliáramos visiones y perspectivas en la búsqueda de la paz para Colombia. El Papa Benedicto XVI anhelaba sinceramente un futuro pacífico para nuestro país.
Viajé a Roma en dos oportunidades en julio y noviembre del 2011, invitado por la Comunidad de Paz de San Egidio, donde pude intercambiar positivamente ideas y opiniones sobre el conflicto interno colombiano junto con las posibilidades de conseguirle una Salida Política. Hablé largamente con el profesor de historia Gianni La Bella y con el eclesiástico de la comunidad don Matteo Zuppi, hombre de paz, con diversas experiencias de acercamiento e inter-mediación de conflictos internos como los de Mozambique, País Vasco, Sri Lanka, Uganda , Congo y Colombia.
Luego se hizo realidad la famosa sentencia de JM Santos de que «él y solo él, tenía la llave de la paz de Colombia en el bolsillo» y, nuestro enriquecedor intercambio de opiniones se debió suspender. Pero no todo fue perdido.
Hoy me entero de que el jefe de la delegación negociadora de las Farc en la Habana Iván Márquez, agradece personalmente al Papa Benedicto XVI su apoyo diplomático y espiritual a los actuales diálogos de la Habana para encontrar una Salida Política y finalizar el conflicto social y armado de Colombia, lo que ha resonado positivamente en la Conferencia Episcopal de Colombia y su director Monseñor Salazar , que han convocado al pueblo católico colombiano de base, a movilizarse activamente por calles y carreteras en apoyo a los diálogos de la Habana.
No toda Colombia está con las ideas medioevales y regresivas de la religión-política del procurador Ordoñez. Por el contrario, se percibe una creciente esperanza renovadora y secular, en el espíritu católico de los colombianos.
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano
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