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La doble crisis de Colombia

Fuentes: Rebelión

Estamos en un momento histórico en que la prolongada y profunda crisis general del sistema global del imperialismo, con sus intentos desesperados por superarla por parte del actual gobierno del hegemón único, lo que ha hecho es acelerar vertiginosamente el tiempo histórico en todo el planeta. Para ver lo que está sucediendo contra la vecina […]

Estamos en un momento histórico en que la prolongada y profunda crisis general del sistema global del imperialismo, con sus intentos desesperados por superarla por parte del actual gobierno del hegemón único, lo que ha hecho es acelerar vertiginosamente el tiempo histórico en todo el planeta.

Para ver lo que está sucediendo contra la vecina Venezuela, o contra Cuba y Nicaragua en nuestramerica, en Brasil, en Argentina o más lejos en Irán, o en Siria y el medio oriente, en el norte de África, en Ucrania, o en el mar de China, o contra la economía china, etc., no se necesita ser un leninista «termocéfalo» o cabeza caliente como lo señala en su carta a Iván Márquez Timoleón Londoño, quien por estar arrodillado recogiendo las trizas del Acuerdo de la Habana y la de sus excompañeros torturados y asesinados, así como recogiendo aplausos fingidos en pro de la paz que le tiran los partidos institucionales de Colombia, no alcanza a alzar la mirada para ver un poco más lejos del pequeño espacio que le da su estatura y usar el intelecto para además de mirar, analizar y sacar conclusiones practicas (Ver https://www.lafm.com.co/politica/partidos-respaldan-timochenko-en-su-decision-sobre-ivan-marquez)

Los quietistas y escolásticos dominantes que siempre creyeron que la sociedad colombiana permanecería por los siglos de los siglos estática, paralizada por el largo terror del Estado y sin movimiento. Uncida con fuertes cadenas de dominación y sometimiento a la embajada de los EEUU y a su apoyo el obispado Vaticano, hoy empiezan a comprobar que no es así. Que la sociedad colombiana también se mueve, y lo peor, en sentido señalado por la tradición marxista hacia su concientización y hacia su emancipación y que, ese movimiento va sacando a flote las profundas e insalvables contradicciones internas que durante tantos años permanecieron tapadas o maquilladas por el trabajo asiduo de la falsimedia del régimen. Que hay una doble crisis en la sociedad colombiana tanto en las alturas del Estado, de las instituciones y del gobierno, como entre los de abajo, en las clases subalternas y explotadas. Veamos:

I.- El Estado contrainsurgente de Colombia, sus instituciones y su gobierno, en esta aceleración histórica está siendo sometido a tres presiones insoportables por parte del gobierno y de la embajada de los EEUU:

1) Servir de punta de lanza y plataforma diplomática, política y militar para la guerra en desarrollo de «todas las opciones sobre la mesa» contra la revolución bolivariana en Venezuela.

2) Reforzar la ofensiva militar y de guerra química contra el narcotráfico, de donde se desprende la «directriz para duplicar resultados de mi general Nicasio».

3) Reforzar el viejo vínculo cipayo y de dominación neocolonial de república bananera, de extraditar a sus ciudadanos para que sean juzgados por desconocidas cortes estadounidenses en idioma inglés. Exigencias perentorias que cada día chocan con más resistencias tanto dentro y como fuera de Colombia, como lo demuestra el desplome de la imagen del presidente de todos los colombianos.

A lo cual, se le debe sumar lo aprobado en el VII congreso de la Central Única de Trabajadores de Colombia CUT realizado entre 6 y 10 de mayo pasado. Ver http://ail.ens.org.co/mundo-sindical/convergencia-por-la-paz-y-contra-politicas-de-duque-declaracion-final-del-vii-congreso-de-la-cut/

Así como en buen balance general, a la fecha, de la «gobernanza» del gobierno Duque/ AUV hecho por el Partido Polo Democrático. Ver https://www.polodemocratico.net/nuestras-noticias/102-titulares/13389-se-desploma-el-mal-gobierno-de-duque .

En breve: Pacto entre las cúpulas contrainsurgentes para cementar por medio de medidas excepcionales (mini constituyente para la justicia o conmoción interior) su unidad corrupta e impune. Fortalecer la desprotección social, la criminalización de la protesta social y el genocidio de líderes sociales (700) y exguerrilleros de civil (135). Endurecer la economía extractivista y los agronegocios (Plan de desarrollo y ley tributaria). Militarismo contrainsurgente desbordado nuevamente y desplegado contra Venezuela y exacerbación de la manipulación mediática.

II.- Pero en los de abajo, dentro de las varias clases subordinadas, sometidas y explotadas, también hay una crisis que ha salido a flote a raíz de la perfidia (conejo) del Estado al Acuerdo de paz de la Habana alcanzado en 2016. Es una crisis fundamentalmente de liderazgo y de la confusión largamente introducida dentro de la conciencia social de los subordinados por la falsimedia del régimen, de múltiples conceptos científicos políticos que ha producido un verdadero embrollo teórico.

Por ejemplo, se ha confundido el Estado con el gobierno, y las instituciones con el poder. También, el Acuerdo de la Habana con el concepto general de la «paz», de tal suerte que quien haga alguna observación critica a la «implementación» real por parte del Estado de dicho Acuerdo o del genocidio de guerrilleros vestidos de civil (135) o se pronuncie enérgicamente contra los montajes judiciales hechos por el Fiscal NHM y la embajada de EEUU contra el excomandante Santrich, inmediatamente es llamado «guerrerista» por la cúpula que se apoderó autoritariamente de la dirección de las trizas que quedaron de la otrora Farc-EP, empeñada en tirarle cada día que pasa más carne a los lobos, con la engañosa idea de que mientras más conceda arrodillado, le van a perdonar su «errores de guerra».

Igualmente, por ejemplo, al haberse firmado y pactado el desmantelamiento de la Farc-EP y haberse presentado un escenario social y político más favorable a la organización y «movilización social» como en efecto se ha visto, no se ha sabido entender y mucho menos explicar por parte de sus dirigentes autodenominados «alternativos y revolucionarios», lo que ha sucedido en la práctica social con «la lucha armada revolucionaria en Colombia», que había sido englobada en un embaucador concepto de «guerra civil campesina», etc.

Lo que ha quedado demostrado no es que la lucha armada revolucionaria haya dejado de existir. Todo lo contrario. En Colombia, lugar propicio para todo tipo de enfrentamientos armados, sigue habiendo lucha armada también revolucionaria como lo muestran los casos de las «disidencias» de las Farc, o el ELN, o incluso el EPL que asimismo reclama su carácter antiimperialista y antioligárquico y, querámoslo o no, coexisten en el país del sagrado corazón con una forma creciente de movilización social múltiple y variada que exige, por ejemplo, la solución política al conflicto con estas organizaciones.

Lo que se ha demostrado la práctica social de todos estos años en Colombia es, que el viejo dogma sectario de que la «lucha armada revolucionaria» era la única vía hacia la revolución y la vía «fundamental» de ella, ha sido desmentido. La lucha armada revolucionaria en Colombia sigue existiendo realmente y con su propio desarrollo y su propia organización independientemente de nosotros; pero ha quedado reducida a su tamaño y a su lugar como UNA FORMA MÁS dentro de las múltiples y variadas formas de la lucha de masas existentes hoy en la práctica social de Colombia. Dándole una vez más la razón a los clásicos del marxismo y como ellos insistieron, sujeta a las vicisitudes y desarrollos políticos y organizativos de la sempiterna lucha de clases.

Ha quedado claro también que el viejo artificio contrainsurgente de que había un monstruo subversivo con un brazo armado y otro político que COMBINABA, INDISTINTAMENTE, LAS FORMAS DE LUCHA REVOLUCIONARIA según lo dictaba la pequeña cabeza comunista del basilisco diseñado por el falangista y anticomunista clerical Laureano Gómez (argumento con el que se adelantó el extermino contrainsurgente de la Unión Patriótica, A Luchar, o el Frente Popular en los 90 del siglo pasado), era eso: un artificio. Cada organización de la movilización social responde autónomamente por los suyo como se está viendo y los pantallazos del senador del partido la Rosa, Lozada, recriminando como delincuentes a susex camaradas de armas, o las crónicas del excomandante Gabriel Ángel en las 2 Orillas, no los va a detener, ni a hacer desaparecer una realidad social colombina tan tozuda.

Pero la crisis de liderazgo también ha llegado a las clases subordinadas que se disputan la dirección de la llamada «oposición a Duque» y esperan ganarle las próximas elecciones presidenciales al bloque contrainsurgente en el poder. Es así como aprovechando el impacto mediático producido por la renuncia del corrupto fiscal NHM, que se debió indudablemente a la confluencia de varios factores, uno de ellos las denuncias antiguas y constantes que ha venido haciendo valientemente el senador del Polo Democrático Robledo sobre la trama corrupta de Odebrecht-Sarmiento Angulo, y otro a la lucha digna del preso político torturado y excomandante Santrich contra el montaje Martínez-Whitaker para extraditarlo y que ha logrado una creciente solidaridad tanto nacional como internacional, varios de los excandidatos de la pasadas elecciones como por ejemplo Gustavo Petro, para ganar imagen electoral presidencial, ha logrado aglutinar detrás de un podio parecido al de Duque a un grupo muy variado de dirigentes de la llamada izquierda, entre quienes se encuentran conocidos comandantes guerrilleros de las ex-Farc-EP hoy en la dirección del partido de la Rosa, para que apoyen su versión sesgada de tal renuncia que opaca y niega deliberadamente la tenaz y digna lucha de su camarada Santrich, pero lo más sintomático y llamativo es lograr el apoyo de estos excomandantes guerrilleros del partido la Rosa, allí presentes con cara muy solemne, a la Constitución del 91, que ellos combatieron con tanto ahínco durante 25 años porque era la carta magna que permitió la consolidación neoliberal en Colombia, junto con la implementación violenta del contrainsurgente Plan Colombia con el que se produjeron 8 millones de víctimas y 8 millones de hectáreas de tierra despojadas. ¡Lo que hay que ver Sancho! (Ver https://twitter.com/i/status/1131379469841764352

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.