En Colombia la denominación de la letra W, también está en cuestión: Unos la llaman doble Ve, otros la llaman doble U y hay también posmoderno chic, aficionados al spanglish gringo de Miami que la llaman Güe y por ejemplo, escriben Wevo en lugar de Huevo. En el mundo mediático adicto al régimen, existe con […]
En Colombia la denominación de la letra W, también está en cuestión: Unos la llaman doble Ve, otros la llaman doble U y hay también posmoderno chic, aficionados al spanglish gringo de Miami que la llaman Güe y por ejemplo, escriben Wevo en lugar de Huevo. En el mundo mediático adicto al régimen, existe con esa letra una emisora empalagosa de gran audiencia e influencia en las clases medias bogotanas. Y en el mundo de la política, existe un partido político llamado de la U, creado en plena luna de miel (2005) para impulsar la re-elección de Uribe Vélez, con la característica mazamorra de la oligarquía colombiana (vuelta y dale con la elite) de juntar liberales y conservadores, sin ningún principio ideológico diferente del reparto del botín del Estado, efectuado durante los últimos 200 años y que ahora ellos mismos denominan «La mermelada» ; pero que debido a la hiel de la profunda contradicción de intereses por la tierra entre Uribe Vélez y JM Santos, ha convertido a este partido de gobierno en una «doble U» de rosca doble.
¿Qué demuestra la profunda crisis política y moral del partido de gobierno de JM Santos? Varias cosas: Primero que todo, confirma finalmente y en la practica real, la afirmación de los marxistas colombianos que hemos sostenido y denunciado desde hace muchos años; que en Colombia no hay verdaderos partidos políticos sino monopolios oligárquicos de la comunicación (los más notorios e influyentes los diarios El Tiempo, el Colombiano, Vanguardia Liberal, RCN, El País y Caracol ) que hacen las veces de partidos políticos y entre otras cosas, fue la apariencia que sirvió de base al teólogo del Fascismo greco-quimbaya o Paisa para elaborar el neo-concepto de «Estado de opinión» en el octienio de Uribe Vélez.
Segundo. El inicio de los diálogos entre el gobierno de Santos y el Estado colombiano para finalizar el histórico conflicto social y armado, ojo, ha generado una nueva situación que no ha sido adecuadamente valorada ni contextualizada. En consecuencia, los tan conocidos «enemigos de la paz» en Colombia, debidamente aleccionados desde el complejo militar industrial y financiero Estadounidense (constructor de drones y radares ultra sofisticados y que tiene profundos intereses en continuar la guerra geoestratégica de Colombia) han tomado la iniciativa política para crear una matriz mediática de gran profundidad, que consiste en ignorar o negar el hecho concreto de que SI las Farc estuviesen derrotadas, el Poder de Colombia no estaría sentado en una mesa de diálogos de Paz, para enervar el debate público y la reflexión realista sobre el significado de la paz no solo para Colombia, sino para toda la Patria Grande, centrando el asunto en una discusión inane (ya resuelta en la práctica con el acuerdo firmado en la Habana y ratificado internacionalmente en Oslo) de si las Farc están derrotadas, o, siguen siendo «todavía» una amenaza al Poder oligárquico en crisis. Apología de la derrota va. Encomio omnipotente del triunfo viene con Fuero Militar para la impunidad y pena de muerte incluida: «Los negociadores de las Farc seguirán vivos mientras sigan en la mesa», sentencia a muerte León Riaño, el general de la policía remplazo del general Naranjo quien se encuentra en Méjico (http://www.rcnradio.com/noticias/negociadores-de-las-farc-seguiran-vivos-mientras-sigan-en-la-mesa-leon-riano-29634)
Tercero. ¿Cuáles son las razones morales o religiosas o si se quiere éticas, para que el reciente y nuevo cardenal de Colombia, Salazar, representante del Partido Político de la Iglesia Católica romana en Colombia, soporte ideológico durante 500 años de la espada exterminadora del Estado, pida ayer una tregua navideña «unilateral» a las Farc y, no exija a las dos partes sentadas dialogando, tal como la Humanidad y la ética lo reclaman; una Tregua Bilateral? El sonriente y saludable monseñor (¿quien será su dentista?) con toda la vocería del Palacio Arzobispal y del procurador Ordoñez, además del respaldo del Poder terrenal del Estado Vaticano no da ninguna razón religiosa o espiritual, porque no la tiene o no existe. Su solicitud a todas luces política, surge como remplazo y a falta de un partido de gobierno, enfrascado en la riña trapera de maleantes de esquina, que protagonizan Uribe Vélez y Santos por mostrar quien le ha dado más golpes a las Farc, y entre Roy Barreras y Angelino Lapa por ver quien se queda con la vicepresidencia de la república o quien hace aprobar el Fuero Militar y para qué.
Y cuarto. Vacío ideo-político usado por los electoreros de todos los pelambres para iniciar la polarización «inducida» desde las alturas del Poder y que conducirá al falso debate sobre la reeleción presidencial: Si hay paz, Santos será re-elegido, si no, será Uribe Vélez quien gane la reeleción. Falso debate porque la nueva situación (que no se quiere ver) ha estimulado una creciente y enorme movilización social amplia y unitaria, que ya venía en alza y está cuestionando positivamente en calles, plazas y carreteras de toda Colombia, el modelo socioeconómico neo-liberal de guerra de rapiña imperante en Colombia y que de continuar acertadamente combinada con los acuerdos en la Habana, cambiarán como el Quimbo el curso del rio Magdalena.
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.