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"La realidad actual confirma las tesis fundamentales del materialismo histórico"

La educación, motor para la liberación de los pueblos: entrevista a Adolfo Sánchez Vázquez

Fuentes: Al Filo

«Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo.» Carlos Marx «Desde que el socialismo se ha convertido en ciencia, exige que se le trate como tal» F. Engels «La presente obra aspira a elevar nuestra conciencia de la praxis como actividad material del […]

«Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos;

de lo que se trata es de transformarlo.»

Carlos Marx

«Desde que el socialismo se ha convertido en ciencia,

exige que se le trate como tal»

F. Engels

«La presente obra aspira a elevar nuestra conciencia de la praxis como actividad material del hombre que transforma el mundo natural y social para hacer de él un mundo más humano», sentencia el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez en la introducción De la conciencia ordinaria a la conciencia filosófica de la praxis en su obra monumental Filosofía de la Praxis.

En estas líneas, que introducen el vasto andamiaje teórico de la praxis como la capacidad de transformar mediante la acción reflexiva de los sujetos histórico-sociales, Sánchez Vázquez sintetiza el estudio en torno al concepto desde Hegel hasta Marx para explicar la unidad entre la teoría y la práctica.

Con el fin de redimensionar el pensamiento de este filósofo, representante del marxismo, accedió a una entrevista para aportar pistas en torno a la interpretación de la actual realidad económico-social y su motor transformador.

–En el contexto de la llamada globalización, ¿resultan viables las tesis del materialismo histórico para entender las causas de la actual diversificación de la producción, su reproducción y eventual enajenación?

–Habría que precisar. El materialismo histórico es una interpretación de la historia de la sociedad y, por tanto, lo que habría que considerar es hasta qué punto sus tesis fundamentales se mantienen en el proceso de la globalización.

Si una tesis fundamental del materialismo histórico es el papel importante de la economía en la explicación de la estructura social, hoy se confirma; creo que el peso de los factores económicos que llegan, incluso, hoy a dictar la política de los Estados nacionales, y su proyección en las instituciones, afirman que la base del conglomerado social recae en sus relaciones económico-sociales.

En cuanto que la historia es una historia de lucha de clases, esto sigue siendo válido, aunque naturalmente es necesario subrayar que la lucha hoy no se reduce a una lucha de clases entre dos de ellas fundamentales, el proletariado y la burguesía, sino es necesario tomar en cuenta también otros sectores sociales. La división en clases y sectores de clase a mi juicio se mantienen también.

Otra tesis fundamental del materialismo histórico es de que la historia no es un caos irracional, sino que evidencia determinados factores a una determinada causalidad, lo cual sigue siendo vigente, aunque ciertas interpretaciones pseudomarxistas insisten en que la historia ya está por decirlo así prevista en su finalidad, en cuanto que habría leyes de la historia inmutables, creo que estos puntos de vista no se sostienen.

En síntesis considero que las tesis fundamentales del materialismo histórico siguen siendo válidas.

–Si efectivamente los planteamientos son válidos al día de hoy, ¿Por qué el discurso marxista no ha podido derrotar en esencia al discurso predominante que hoy adquiere un andamiaje ideológico doctrinal neoliberal?

–Bueno, yo creo que no se trata del problema de la lucha de vencedores y derrotados en cuanto a interpretaciones o funciones del pensamiento. Creo que, en cuento al marxismo, considero, verdad, que su importancia ha sido fundamental para inspirar desde hace siglo y medio las luchas de emancipación de los trabajadores; creo que, en este sentido, no podría desconocer la influencia del marxismo, la historia universal no podría hoy escribirse sin reconocer esta influencia, pero esto no quiere decir que la influencia del marxismo tengamos sólo que reconocerla como una victoria. Se han logrado avances importantes, pero naturalmente el objetivo fundamental de una doctrina como el marxismo, que es construir una sociedad emancipada, desenajenada, sigue siendo un objetivo por lograr, pero la historia no está escrita, hemos visto que este objetivo sigue siendo válido, como válidos son los esfuerzos para realizarla.

–Tenemos las experiencias de los llamados países del socialismo real que colapsaron ¿Qué ventajas y desventajas existen en haberse edificado estas sociedades?

–El problema del socialismo real es el problema que no se puede despachar con dos o tres formulaciones. Evidentemente, el proyecto de emancipación socialista históricamente por primera vez se planteó como un objetivo posible a realizar, en la revolución rusa, pero esta experiencia, por las condiciones históricas de darse en un país insuficientemente desarrollado, que apenas comenzaba a impulsar su proceso socialista, obviamente no reunía las condiciones necesarias para iniciar la construcción del socialismo; entonces, esta falta de condiciones para construir la nueva sociedad fueron en definitiva lo que determinó que esta experiencia no pudiera realizarse.

Por otro lado, al no darse estas condiciones y, por tanto, no darse la condición fundamental de la existencia de un desarrollo capitalista en los países donde se planteara esta posibilidad de construir el socialismo, este nuevo régimen, tuvo que hacerse frente desde el primer momento al acoso del capitalismo y obviamente a la desigualdad en el desarrollo de ambos sistemas que no permitió al final que esta experiencia triunfara, es decir, en definitiva lo que se construyó en nombre del socialismo no era propiamente el socialismo, aunque durante décadas se ha identificado el falso socialismo construido en la Unión Soviética con el verdadero socialismo que a mi juicio está todavía por construirse.

–Sin embargo, evidentemente estas sociedades aportaron muchos elementos que plateaba el socialismo, por ejemplo, los derechos sociales…

–Estas sociedades, con todas sus limitaciones y fallas, representaron un reto al capitalismo, incluso en las condiciones más difíciles. El capitalismo se vio obligado a hacer concesiones, es decir, los progresos alcanzados en materia social en el seno mismo del capitalismo, con los llamados Estados de Bienestar, hubieran sido inconcebibles sin este reto que al capitalismo representó la revolución rusa.

–Y entonces es vigente que estas experiencias ya vividas sirvan también como un referente crítico para poder construir o rectificar a aquél proyecto que todavía se plantea en idea…

— Bueno, este es el problema: si sigue siendo válido hoy la utopía, el objetivo o el ideal del socialismo. A mi juicio lo es hoy más necesario que nunca, porque si la razón del socialismo es justamente ofrecer una alternativa al capitalismo y si el capitalismo en nuestros días es mucho más injusto, mucho más explotador, más amenazador porque afecta mucho a los intereses no solamente de una clase, la clase más explotada y oprimida, el proletariado, sino a amplios sectores de la sociedad; si el capitalismo hoy con su desarrollo tecnológico orientado por un afán de lucro amenaza la supervivencia de la humanidad, quiere decir que esta alternativa al capitalismo es más necesaria que nunca y de allí por tanto que piense yo, no obstante la enormes dificultades y limitadas perspectivas que ofrece hoy esta alternativa, sigue siendo hoy más necesaria y válida que nunca.

–Uno de los planteamientos de los clásicos del marxismo era hacerse del poder político, el poder del Estado, para impulsar el cambio social, no obstante la realidad histórica nos indica que no necesariamente es correcta esta aseveración en todo momento, incluso hay sujetos que lo niegan, ¿Existe una razón filosófica, esencial para poder interpretar esto de otra forma?

–Yo pienso, verdad, que el poder como un instrumento, un medio, sigue siendo necesario para la construcción de una nueva sociedad.

Naturalmente este no ha de convertirse como se convirtió en el pasado en un fin en sí. El poder es un medio que puede servir para la liberación o para la opresión, pero esto no quiere decir por otra parte que el proceso de emancipación solamente debe ejercerse desde el poder, tiene que ejercerse con la participación de toda la sociedad, en este sentido, los partidos políticos de izquierda o de una izquierda emancipatoria y los movimientos sociales son importantes mientras no se dispone del poder como medio para acceder a esa nueva sociedad.

— Interpretemos, desde la perspectiva del poder como dominación, las declaraciones de los funcionarios del poder imperial en los Estados Unidos. ¿Cómo explica, por ejemplo, la aseveración que hizo la semana pasada el secretario de Defensa de la Unión Americana, Donald Rumsfeld, luego de la pregunta de una periodista del New Herald en el sentido de cómo veía el desenvolvimiento de sociedades encabezadas por gobiernos progresistas en Latinoamérica. Rumsfeld sentenció: ‘No todo es eterno’.

— No todo es eterno y, afortunadamente, Rumsfeld tampoco será eterno. Es un halcón despreciable, uno de los diseñadores y ejecutores de la política agresiva de Bush, por tanto, sus palabras tienen que ser tomadas como son, es decir, por provenir de un halcón y, en este sentido, me parece que sus palabras son absolutamente equivocadas, verdad, generalmente lo que él propugna es justamente la eternización del capitalismo más voraz, más opresivo, que es el que representa hoy el gobierno del imperialismo yanqui con el presidente George W. Bush.

–Algunos analistas dicen que los gobiernos de Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina sientan un buen precedente en América Latina y son un ejemplo en la búsqueda de independencia económica y política regional para el resto del mundo…

–Yo creo que sí, afortunadamente se ha producido un cambio favorable en estos dos o tres últimos años en América Latina con el acceso al poder de gobiernos más democráticos, sobre todo, más preocupados con los intereses del pueblo, como el caso de Argentina, Brasil con Lula, Venezuela con Chávez y sumando a esto naturalmente la aportación de Cuba.

Me parece que el panorama hoy en América Latina es más favorable y no digamos ante el triste periodo de las dictaduras militares que fueron verdaderamente una etapa horrorosa en el continente.

— Hablando ya del poder en el sentido de la capacidad de hacer ¿Qué papel juega la educación en un proceso de emancipación?

— La educación siempre ha desempeñado un papel importante. Desde el punto de vista de un proceso de emancipación, de liberación, se tiene que pasar por la conciencia de la situación a la comprensión de que el cambio es necesario, de que hay que organizarse para actuar, por ello, y eso implica un cambio en la conciencia del hombre, es necesario educarse y luchar. Eso implica que el papel de la educación es decisivo e importante para provocar este cambio en la conciencia de los hombres.

–Podría citarnos, en la amplia experiencia que tiene, algunos ejemplos…

La educación hay que verla en un sentido amplio. No solamente la educación es la que se da en las instituciones adecuadas para esto, sino que la educación tiene que estar también formando parte diríamos de la literatura, el arte mismo, de todo aquello que pueda contribuir, cambiar e influir en las conciencias, pero claro está un proceso educativo de este género empieza con el obstáculo fundamental de que hoy la educación en gran parte obedece a los medios masivos la comunicación que en lugar de formar las conciencias, a esclarecer las dudas de los problemas, sus inquietudes, contribuye precisamente a deformarlas o envenenarlas, entonces la educación hoy que se ejerce o que puede ejercerse positivamente fuera o en las instituciones de enseñanza de diferentes niveles, en la prensa, en diferentes programas, en la literatura, etc., tiene que buscar vencer el obstáculo fundamental de los medios masivos de comunicación, sobre todo los que están en manos de propietarios privados.

Adolfo Sánchez Vázquez es filósofo, profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Ricardo Martínez es periodista de Radio Educación.