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¡En la maravilla del cielo!

La elección presidencial en Colombia: bombardeos, amenazas y paramilitarismo

Fuentes: Rebelión

Mucho se dice sobre las elecciones presidenciales en Colombia a realizarse a finales del mes de mayo. Candidatos que suben y bajan de acuerdo con sus relaciones con el poder mediático y político que le interesa a la oligarquía, los sectores de clase, los estamentos económicos internacionales y al paramilitarismo de Estado. Unos y otros, reclaman […]

Mucho se dice sobre las elecciones presidenciales en Colombia a realizarse a finales del mes de mayo. Candidatos que suben y bajan de acuerdo con sus relaciones con el poder mediático y político que le interesa a la oligarquía, los sectores de clase, los estamentos económicos internacionales y al paramilitarismo de Estado. Unos y otros, reclaman ante los candidatos presidenciales el tema de laseguridad democrática. Es el negocio de la propuesta política. Los propósitos políticos internacionales y el servilismo nacional como simbiosis política se juntan. Por una parte,  los candidatos presidenciales se inflan almibaradamente por los medios de comunicación y, por otra, la senda de la seguridad democrática se instala en los discursos bajo un solo tono, preparándose como cuervos para el botín mayor: la presidencia de la república. 

Ninguno de los candidatos es serio y honesto con las propuestas. Los acuerdos internacionales de la política exterior y el plan de seguridad democrática nacional de Álvaro UribeVélez durante su presidencialismo en 8 años, recorren a todos los candidatos: El autoritarismo imperante. Las propuestas para el pueblo colombiano por parte de estos candidatos presidenciales, se atraviesa en forma unísona como proyecto político que acontece y se mira bajo el lente de la seguridad democrática de Álvaro Uribe Vélez: el discurso es condena al terrorismo y al secuestro contra los movimientos  insurgentes FARC-EP y ELN. Las propuestas de los candidatos presidenciales es bi-nominal, con ello quieren apostar a seguir la política uribista. No hay propuestas de estructura que dignifiquen un cambio serio en materia económica y senda política. Sólo son propuestas reformistas de silla presidencial, lineal…

El gran nudo como la tierra y su adjudicación siguen siendo el escollo sangriento en Colombia y la violación de los derechos humanos. Hay silencio absoluto por los postulantes hacia el poder sobre lo que acontece actualmente en los territorios. Los candidatos se callan porque les conviene electoralmente. 

El poder es un atisbo egocéntrico, almibarado, un objetivo en sí mismo, sin la menor condición ética. Las ideas hegemónicas por un Estado autoritarito, se atisban en sus discursos. Estas propuestas no pasan de ser una política tradicional que no irrumpe, ni traza cambios estructurales en materia social y económica. Solo reformitas tibias.

¡Qué maravilla de cielo¡

Ante esto, la sordera es total, una desmemoria vergonzosa por parte de una sociedad ante un pueblo masacrado y llevado por otros a contener odio, discriminación, miseria y abandono generando una bipolaridad social. En Colombia no hay un conflicto. Es una guerra y, conlleva la extrema violación de los derechos humanos. La cara genocida del patriarca Álvaro Uribe Vélez desea perpetuarse en la propuesta política del país.

Lamentablemente, todos los candidatos aparecen y se enriquecen políticamente con un ladino retórico que gobernó bajo el trazo de la cooperación internacional y la protección de los sectores nacionalistas, dejando una estela de muerte, a través de asesinatos de campesinos y ciudadanos: una población humillada, despojada, llamada desplazada…

El muro de la vergüenza internacional…

La violación de los derechos humanos por parte del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y sus colaboradores de gobierno, entre muchos  como su actual candidato presidencial Juan Manuel Santos los envuelven ácidamente. La vergüenza esta allí y en otra parte. La guerra y la ofensiva militar continúan en algunas regiones geográficas en Colombia, donde la población es el centro del terrorismo militar de las Fuerzas Armadas del Estado. En otro extremo, existe una población que se detiene en la ensoñación populachera de quién será el próximo Presidente para ocupar la silla y así continuar la administración neo-colonizadora de Colombia. 

Los candidatos se instalan en el discurso de condena sobre el terrorismo y el secuestro, instalando la seguridad democrática como objetivo político, pero nada de propuestas serias de diálogo de paz y de democracia social. Es la estela guerrerista del patriarca Uribe, para no perder los voticos electoreros hacia  la nueva silla presidencial, la cual  hará parte del plan estratégico internacional del imperialismo para América Latina y que toma como espacio político y económico a Colombia. Hoy continúa la guerra con la ayuda del paramilitarismo. 

Esto ya no es una explicación por parte de académicos, intelectuales, políticos y pensadores como acontecimiento del pasado. El paramilitarismo y la ofensiva militar en la campaña presidencial están vivos y coleando como política nacional. Actualmente ante la ofensiva militar en diversas regiones de Colombia, se continúa el carácter estratégico de la guerra y las alianzas para-estatales para acomodar bien en la silla presidencial al candidato que responda a ese trazo hegemónico.

·Los bombardeos en diversas zonas geográficas de Colombia 

En el plan del marco de la elección presidencial durante los meses de abril y mayo, los bombardeos por parte del ejército se han evidenciado en diversas zonas del país: espacios locales de los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Tolima, Vichada, Guaviare y gran parte del Suroccidente del país. 

En medio de los bombardeos hay una respuesta militar, pero esta no se halla en el debate político por parte de ningún candidato. Las zonas rurales están afectadas territorialmente por la presencia guerrerista del ejército, numerosa población campesina está atemorizada y afectada de manera grave.

Hoy, el Estado colombiano en cabeza del ministro de defensa, asegura la guerra mediante el Plan Democraciaque obedece a la estrategia militar que se rige durante la actual campaña presidencial. Se bombardea a una población rural llevada a la miseria e indefensión. Este plan se realiza bajo la aplicación de diversos combates contra el movimiento insurgente FARC-EP, bombardeos locales que, sin el menor reparo, el ejército colombiano ejecuta hacia la población campesina.

Los candidatos presidenciales hacen caso omiso a los bombardeos actuales y a la agudización de la guerra que se desarrolla en todo el territorio colombiano. El plan democracia, está bajo la cooperación mediática de la prensa escrita, la radio y la televisión al servicio de la política guerrerista del gobierno de Álvaro Uribe Vélez. En este sentido, la campaña presidencial, se perpetúa de parte de los postulantes presidenciales hacia un silencio absoluto. Mientras tanto, en algunas profundidades de los territorios rurales y urbanos el país se embelesa con la ensoñación electoral….

·Continúa la guerra y se reafirma el paramilitarismo

En este albor electorero para la silla presidencial se sostiene la guerra, mientras el paramilitarismo se refirma.

Se atisba, la presencia de los intereses de las transnacionales en las regiones y los propósitos de sectores económicos que cooperan con la guerra. En este sentido, es relevante decir que no sólo la economía del narcotráfico es la que tiene el país en guerra. Más allá de esto, son las alianzas siniestras del Estado con las fuerzas militares, la policía y los paramilitares. Se recurre a lo que sea para despojar a los campesinos y etnias de sus tierras por el proyecto económico. 

Las alianzas militares, entre unos y otros grupos como «los Rastrojos» se mezclan con la AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), amparadas por fuerzas militares para cooperar con los delitos. Los Rastrojos están organizados con más de 3000 hombres, representados en pequeños grupos, bajo una estructura militar,económica,y regional. Este número de grupos se abalanza sobre los territorios campesinos y urbanos, sin contar con los acuerdos y alianzas que tienen con otros de igual dimensión y estructura como los Paisas y los Machos.  

No es secreto que unos y otros, se establecen como una simbiosis bajo el Modelo de Terrorismo de Estado (MTE). Amenazas y asesinatos por parte de la banda los Rastrojos y las ÁguilasNegras ( AUC), durante los meses de mayo y abril a líderes, a o nG´s, sindicatos de trabajadores se han evidenciado en Cali, Popayán, Bogotá, Tolima, Barranquilla.

Es un grupo agregativo en convivencia para la ejecución de asesinatos y amenazas. De otro lado, es  claro la protección de parte de estas fuerzas a las multinacionales en las localidades donde se halla la explotación minera y de recursos ambientales.

Sobre este tema, no existe una propuesta de los candidatos: es sabido que el gobierno de Colombia da en concesión la legitimidad de la explotación y los territorios a unos particulares y de otro lado,  vehicula los acuerdos comerciales para la apropiación de los recursos por parte de las multinacionales extranjeras. Multinacionales como la surafricana Anglo Ashanti y la canadiense C. Resources en la explotación del oro en nuestro país. En este sentido, los gobiernos de Colombia y Canadá avanzan hacia un tratado de libre comercio TLC. Es un propósito internacional y de otros países con intereses eminentemente coloniales.

Un claro ejemplo es el interés por la explotación de oro en la región de Suárez, departamento del Cauca, donde el gobierno a través del Ministerio de Minas y energía INGEOMINAS ha dado en el 2002 en concesión la explotación de oro a un particular, dejando a más de 500 familias sin sustento y con una orden de desalojo que se estipuló para el 12 de mayo. La guerra está allí, por los intereses económicos de la explotación minera.

Los Territorios afro-colombianos y las poblaciones que tradicionalmente han vivido de la minería están siendo despojados de sus tierras.  Allá se gesta una violación sistemática de los derechos de las comunidades negras y todo realizado bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, en su consonada «seguridad democrática». Se ejecuta, intimida, asesina y amenaza a la población.

En Suárez, departamento del Cauca,  está la presencia de las Autodefensas en cooperación con las fuerzas militares y policivas del Estado. Paralelamente,  en otras    regiones  como en los departamentos del Tolima, Cesar, Antioquia, Valle del Cauca están seriamente amenazados por los intereses de las multinacionales. Es visible la explotación de los recursos mineros y con ello la guerra por la apropiación de estos territorios. Particulares, paramilitares y el Estado se conjugan en toda la violación sistemática de los derechos ciudadanos. De ello, los candidatos no debaten. 

La población embelesada ante la propuesta de los candidatos presidenciales, se permiten endulzarse: ante un candidato con un pasado reciente y profundamente escabroso, otro sospechosamente que confunde al elector entre la realidad y la ficción, una feminidad como salón de té, algunos otros con la voz tibia de lo que ya no fue. La silla presidencial como está continuará: estática, inmóvil, silenciosa, sinuosa. 

Mientras tanto, el pueblo resiste ante los bombardeos y actúa para la defensa de sus territorios, su cultura y por la pervivencia de sus derechos con inclusión. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.