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No obstante las "disculpas" de Uribe

La estrategia para desestabilizar al gobierno de Correa se ejecuta desde Bogotá

Fuentes: cronicon.net

Presionado por varios empresarios colombianos que cuentan con inversiones en Ecuador y que han sido un sólido apoyo a su gestión, el presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez trató recientemente de tranquilizarlos al presentar «disculpas» al pueblo ecuatoriano y al presidente Rafael Correa Delgado por la violación a su soberanía y por la manera como ha […]

Presionado por varios empresarios colombianos que cuentan con inversiones en Ecuador y que han sido un sólido apoyo a su gestión, el presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez trató recientemente de tranquilizarlos al presentar «disculpas» al pueblo ecuatoriano y al presidente Rafael Correa Delgado por la violación a su soberanía y por la manera como ha generado desde la Casa de Nariño toda una matriz política y mediática para desprestigiar y desestabilizar a su gobierno.

No hay que olvidar que Uribe Vélez ha venido haciendo suya la táctica según la cual «es mejor pedir perdón que pedir permiso» y las «disculpas» que presentó al gobierno del presidente Correa no son más que la consecuencia de los efectos que a corto plazo deberá enfrentar Colombia por el rompimiento de relaciones con Ecuador, su tercer socio comercial.

Lo que salta a la vista es que desde la Casa de Nariño en Bogotá se ha elaborado todo un plan para desestabilizar políticamente al gobierno ecuatoriano, comenzando por satanizar mediáticamente al presidente Correa.

Gutiérrez ficha de la estrategia uribista

Para ello, el equipo uribista cuenta con un gran aliado que es el ex presidente Lucio Gutiérrez y su partido Sociedad Patriótica, para lo cual vienen trabajando desde hace algunos meses en forma coordinada y sistemática.

No es mera coincidencia que cuando se urde un mentís desde la Casa de Nariño en contra del mandatario ecuatoriano, el que le hace eco inmediatamente en el ámbito interno es Gutiérrez.

Analistas ecuatorianos consultados por CRONICON.NET hicieron énfasis en denunciar que el ex presidente Gutiérrez derrocado por escándalos de corrupción en abril de 2005 y sindicado de haber financiado su campaña electoral con dinero del narcotráfico, tras la detención del presunto traficante César Fernández, quien respaldó su aspiración presidencial a finales de 2002, se ha convertido en alfil del gobierno de Uribe Vélez para contribuir a la estrategia mediática de desprestigio orquestada desde Bogotá contra Correa y generar las condiciones para un golpe de Estado de nuevo tipo.

El periodista y escritor uruguayo-ecuatoriano Kintto Lucas, corresponsal en Quito de la agencia Inter Press Service (IPS), explica que es demasiado coincidente que cuando el gobierno de Uribe saca todo su arsenal como el burdo montaje del video del guerrillero alias «Mono Jojoy» para desprestigiar al presidente Correa, precisamente el día en que el Comando Sur de los Estados Unidos desalojó la base de Manta, Gutiérrez salga a hacerle eco en Ecuador a esa propaganda negra.

Afortunadamente, agrega el periodista de IPS, el gobierno de Correa, aunque reaccionó tarde, ahora es consciente de que la administración Uribe Vélez está buscando por todos los medios «desestabilizar» políticamente a Ecuador y para ello tiene un aliado de la catadura del coronel Gutiérrez, de triste recordación para el pueblo ecuatoriano.

De lo que se trata, dijo Lucas, un analista del conflicto colombiano y su incidencia en el Ecuador, quien ha escrito algunos libros sobre el tema, es de generar las condiciones desde Bogotá para protagonizar un «golpe de nuevo tipo» contra Correa con la ayuda de Gutiérrez y varios ex militares que no solo reciben apoyo de Bogotá sino del Comando Sur.

En concepto del ex ministro y ex presidente de la Asamblea Constituyente , Alberto Acosta, «Lucio Gutiérrez es el embajador en Ecuador del gobierno guerrerista de Álvaro Uribe», al tiempo que denunció que «ex oficiales de las Fuerzas Armadas ecuatorianas vienen sirviendo de agregados militares de la embajada colombiana, pero no del pueblo colombiano, sino del inquilino de la Casa de Nariño».

Ha quedado demostrado, dijo Acosta, que el gobierno de Bogotá le pasa información y le da instrucciones a Gutiérrez para que éste las replique en los medios de comunicación adversos al gobierno de Correa.

Finalmente, Alexis Ponce, directivo de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos del Ecuador, sostuvo que «Uribe Vélez debería darle la medalla al mérito a Lucio Gutiérrez como militar de inteligencia por los servicios prestados», quien además de ser «consentido» del gobierno de Bogotá tiene estrechos vínculos de amistad con el controvertido general (r) colombiano Harold Bedoya y con círculos de la ultraderecha colombiana liderados por el ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Diplomacia ciudadana

Si se quiere avanzar en la recomposición de las relaciones colombo-ecuatorianas afectadas por el atropello y la actitud guerrerista de Uribe Vélez, sectores progresistas ecuatorianos consideran necesario iniciar un proceso de «diplomacia ciudadana» entre algunas organizaciones sociales y partidos de izquierda de Colombia con el Palacio de Carondelet.

Una fuerza política progresista como el Polo Democrático Alternativo (PDA) de Colombia está llamada a jugar un papel preponderante en la superación de la crisis diplomática en las relaciones bilaterales, dado su espíritu integracionista en el ámbito latinoamericano. Esta es una de las percepciones que tienen analistas ecuatorianos consultados respecto de la necesidad de que ese partido de izquierda juegue un rol determinante en el restablecimiento de los vínculos entre estas dos naciones andinas.

En efecto, en Ecuador dirigentes y sectores afectos al gobierno de Correa confian en que el PDA se consolide como verdadera opción de poder porque, según manifestaron, es la única posibilidad para restablecer la confianza entre ambos Estados, luego del rompimiento de relaciones diplomáticas como consecuencia de la violación de la soberanía territorial del Ecuador el 1 de marzo de 2008 cuando se atacó el campamento transitorio del guerrillero Raúl Reyes.

Para Alberto Acosta, el PDA puede liderar un proceso de «diplomacia ciudadana» con gobiernos regionales, intelectuales progresistas y centros universitarios colombianos con miras a generar las condiciones para restablecer los canales de interlocución, dada la circunstancia, agregó, que «los Uribes son transitorios mientras que los pueblos sufren las consecuencias de los estilos autoritarios y guerreristas».

Por su parte, Alexis Ponce, fue enfático en afirmar que en el mediano plazo una buena posibilidad para ponerle fin a esta crisis «es que el PDA gane y tome el poder en Colombia para terminar esta actitud belicista de Uribe, dándole además la oportunidad a este país hoy gobernado por la ultraderecha de hacer parte de la ola de gobiernos progresistas de América Latina».

«El Polo -agregó Ponce- tiene el reto de fortalecerse en el nivel interno colombiano porque de esta forma tendrá incidencia regional y para las relaciones con Ecuador, ello es prioritario».

Entre tanto, Kintto Lucas se mostró confiado en que una fuerza progresista y de izquierda como el Polo Democrático Alternativo genere espacios de entendimiento y comunicación con los diversos canales institucionales de Ecuador.