Es apenas lógico, que el acuerdo guerrerista entre los gobiernos de EE.UU y Colombia, motivara el repudio de los pueblos y gobiernos del Continente, que observan cómo, de manera cínica y prepotente, se les coloca una bomba de tiempo de impredecibles consecuencias. Del imperio mundial, no sorprenden sus ansias guerreristas, ni son sorpresa las conductas […]
Es apenas lógico, que el acuerdo guerrerista entre los gobiernos de EE.UU y Colombia, motivara el repudio de los pueblos y gobiernos del Continente, que observan cómo, de manera cínica y prepotente, se les coloca una bomba de tiempo de impredecibles consecuencias.
Del imperio mundial, no sorprenden sus ansias guerreristas, ni son sorpresa las conductas anti patria y sumisas de las oligarquías criollas, que venden el destino de los pueblos a una potencia foránea, porque no les asiste un ápice de vergüenza, mucho menos sentimientos de patria; en su mentalidad capitalista solo existen dos objetivos: el poder y el dinero, eso define su conducta.
El destino de los pueblos está en sí mismos y en sus auténticos dirigentes, que en esta confrontación, han sabido expresar y advertir con dignidad lo que tal acuerdo significa, para el futuro de la gran patria que soñó el libertador Simón Bolívar y que asumimos los revolucionarios como herencia política y de dignidad.
Ante la respuesta popular y de los gobiernos del continente, la contra respuesta mediática del dueto oligárquico imperialista no se hizo esperar, porque esa es otra de las partes del plan, la llamada acción psicológica.
Según dicha matriz, lo dañino, lo guerrerista, lo terrorista y lo peligroso para la región, no es el acuerdo militar colombo-gringo, sino la respuestas digna de los pueblos y gobiernos más amenazados.
En el Presidente venezolano, se ha personificado la andanada mediática reaccionaria y el gobierno colombiano asume el papel de espadachín a través de los grandes medios de información colombianos.
Llama la atención de la campaña mediática que olvida que el origen del problema lo creó el Acuerdo militar colombo-gringo y lo que ahora resalta es que la pobre víctima es el gobierno colombiano y la gran amenaza es el gobierno de Venezuela, convertir esa falacia en «la verdad», es el propósito.
Pero la tozuda realidad habla por sí sola en la siguiente síntesis del Acuerdo:
«El acuerdo militar entre Washington y Colombia autoriza el acceso y uso de las instalaciones militares en Palanquero, Malambo, Tolemaida, Larandia, Apíay, Cartagena y Málaga.
El acuerdo permite el acceso y uso de las demás instalaciones y ubicaciones por todo el territorio colombiano, sin restricciones, junto a la inmunidad que este acuerdo otorga a los militares, civiles y contratistas estadounidenses que entrarán a territorio colombiano en el marco del convenio. El acuerdo permite la autorización para que EEUU utilice cualquier instalación en el país, incluyendo los aeropuertos comerciales.
El documento destaca la importancia de la base militar de Palanquero y la necesidad de invertir 46 millones de dólares para acondicionar la pista aérea, las rampas y varias otras instalaciones de la base para convertirla en una Localidad de Cooperación en Seguridad (CSL) de EE.UU. que apoyará la Estrategia de Postura del Teatro del Comando Combatiente (COCOM) y demostrará nuestro compromiso en la relación con Colombia.
El desarrollo de este CSL nos da una oportunidad única para las operaciones de espectro completo en una sub-región crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante de las insurgencias terroristas financiadas por el narcotráfico, los gobiernos anti-estadounidenses, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales».
No hay duda de la tensión que se vive en la frontera colombo-venezolana, penetrada por el impacto del narcotráfico que fluye desde Colombia, así como por las bandas paramilitares con planes desestabilizadores en el hermano país, junto al drama de alto número de desplazados por el conflicto social y armado que el gobierno es incapaz de asumir.
En ese grave caldo de cultivo, el más interesado en generar incidentes es el gobierno colombiano a través de los medios de comunicación, encargados de exacerbar el ambiente que se complementa con un doble juego de Uribe, invocar la diplomacia y echarle leña a la hoguera porque al fin de cuentas sabe que su triste misión es prestarse para que los pueblos de los dos países hermanos paguen las consecuencias en una confrontación para la que él tiene listo un acuerdo militar con la potencia más sanguinaria del planeta, el imperio norteamericano.
El ELN expresa con toda claridad que los únicos gananciosos en una confrontación entre Colombia y Venezuela son en su orden los señores de la guerra y sus agenciadores desde el Pentágono, así como los oligarcas latinoamericanos capitaneados por Uribe y seguidos por la oposición venezolana de esencia guerrerista, deseosa de someterse a los dictados del gobierno estadounidense, antes que permitir que el pueblo venezolano siga construyendo de manera soberana su destino.
Por ello nuestro llamado a los colombianos humildes, a no dejarse confundir y luchar por incrementar los lazos fraternos con el hermano pueblo venezolano. De igual manera respetar su gobierno y comprender el legítimo derecho a prepararse ante la inocultable amenaza que representa para el continente y en particular para la Venezuela bolivariana, el acuerdo militar colombo-estadounidense.
«El ELN ha construido una estructurapolítico-militar que irradia todo el país con capacidad operativa,acompañando las expresiones de las luchas sociales, con un mandocentralizado, elegido democráticamente, con fundamento ideológico dedignificar la vida y la humanidad y con propuestas de transformacionesen favor de las mayorías.
(…) El ELN es una Fuerza Beligerante que acoge el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho de La Haya;que ha planteando concertar una Solución política de paz y justiciasocial para superar el conflicto colombiano y desde la década delochenta del siglo pasado, ha insistido en llegar a acuerdos sobre lahumanización de la guerra para evitar la barbarie que adelanta elEstado colombiano y como insurgentes corregir errores cometidos.»
Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN)
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