Recomiendo:
0

La FAES y el sexo

Fuentes: Público

Preguntada por la paternidad de la criatura que está gestando, la ministra francesa de Justicia, Rachida Dati, de estado civil soltera, ha declarado que no tiene por qué hablar con los medios de comunicación sobre asuntos personales. Y tiene razón (la tendría, todavía más, si acto seguido no hubiera añadido que su vida privada es […]

Preguntada por la paternidad de la criatura que está gestando, la ministra francesa de Justicia, Rachida Dati, de estado civil soltera, ha declarado que no tiene por qué hablar con los medios de comunicación sobre asuntos personales. Y tiene razón (la tendría, todavía más, si acto seguido no hubiera añadido que su vida privada es «complicada», porque, si uno no quiere hablar de algo, lo mejor que puede hacer es no menearlo).

Una publicación marroquí aseguró anteayer que José María Aznar es el padre del nasciturus de la ministra, y la fundación Faes, que preside el ex jefe de Gobierno español, hizo público de inmediato un comunicado desmintiéndolo.
Ahí ya nos metemos en terrenos resbalosos. ¿Qué pinta la fundación Faes desmintiendo un asunto así? ¿Tiene pruebas detalladas de lo que hace Aznar las 24 horas del día? Sabemos de Aznar, por propia confesión, que habla catalán en la intimidad, pero los integrantes de Faes no pueden saber qué más cosas hace
en la intimidad.

Me consta que hay periodistas que tienen un criterio muy laxo al respecto, pero el mío es tan estricto como sistemático: defiendo que sólo es éticamente correcto hacer mención de historias que afectan a la vida sexual de los políticos cuando ellos mismos han sacado el asunto a relucir y lo han utilizado para fines públicos, poniéndose incluso como ejemplo. Lo que no es aceptable es que la aspirante a vicepresidenta de los EEUU se dedique a sermonear con lo que la ciudadanía tiene que hacer con su sexo y que se indigne luego cuando la prensa habla de lo que ella misma o sus allegados hacen con el suyo. O que Aznar se escude detrás de una fundación política para defender su intimidad: si de su intimidad se habla, que asuma él mismo, en persona, su propia causa.

Son cuestiones de moralidad pública, cívica. Si una señora decide abortar, es cosa suya. Pero, si esa señora se dedica a echarse mítines electoralistas contra el aborto, su actitud se convierte en política.

Y no sólo es lícito, sino necesario, denunciar su hipocresía.

En todo caso, urge que la fundación Faes aclare a la opinión pública cómo controla la entrepierna
de Aznar.