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La generosidad: Arturo, Gades y Dufour

Fuentes: El Salto (El Jornal Andaluz) [Imagen: Cartel del documental dramatizado sobre los asesinatos de la Semana Negra madrileña de 1977 titulado Las armas no borrarán tu sonrisa. Créditos: Atrapasueños Cinema]

En este artículo el autor analizando las actitudes vitales de tres personas que vivieron en momentos diferentes y se enfrentaron a contextos históricos distintos para resaltar la generosidad como un motor de la historia.


El otro día revisando ediciones antiguas de Mundo Obrero (MO), el periódico del PCE para los muy despistados, me detuve en los números de enero de 1977. Ya había ido a esta época en otra ocasión, pero me entraron ganas de renovar en mi cabeza cómo se encajó aquella sangrienta semana negra, aquella semana en que se asesinaron durante los días 23 y 24 de enero al estudiante  Arturo Ruiz en la manifestación pro amnistía, a Mari Luz Nájera en la manifestación en repulsa por el asesinato de Arturo, y ese mismo día por la noche a los abogados laboralistas Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo, también mataron al estudiante de Derecho Serafín Holgado y al administrativo Ángel Rodríguez Leal. Además, en el atentado fueron gravemente heridos Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz. La semana negra de 1977.

 Me llamó la atención en el MO del 27 de enero, número 4, la publicación de un manifiesto firmado por una gran cantidad de artistas, intelectuales y personalidades. El manifiesto decía: “Pedimos una inmediata acción gubernamental que ponga fin a estos desmanes, de acuerdo con sus públicas declaraciones democratizadoras. Y consideramos que sólo el establecimiento de un auténtico Estado democrático, con la promulgación de una amnistía total, la legalización de todos los partidos políticos y la instauración de las libertades políticas y cívicas puede garantizar la paz, el orden y la convivencia nacional que el país necesita”. Seiscientos veinte intelectuales y profesionales del arte, la cultura y la información, firmaban en unas horas, el día 25, un escrito al presidente Suárez. La nómina recogía nombres como Antonio Saura, María Casares, Caballero Bonald, Moreno Galván, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Juan Genovés, Carlos Álvarez, Cristóbal Halfter, J. Guinovart, López Salinas, Marisol, Ana Belén, Antonio Gades…

Me surgió una reflexión al ver esa lista de personas comprometidas y me conmovió ver la firma de Antonio Gades entre ellas. Me di cuenta, que seguramente al igual que Gades, aquellos que firmaban serían personas generosas, como forma de ejercer la solidaridad directa con el prójimo y con todo un país.

Cuando una persona se deja la vida en una lucha, como ocurrió con el asesinato de Arturo Ruiz, que se convirtió en una víctima más de la ultraderecha en la transición española, pero que a partir de su muerte formaría parte del proceso de conquista de la libertad; estamos ante un acto de generosidad total. A él no le preguntaron nunca si merecía la pena morir por las ideas, pero seguramente estaría de acuerdo en que no se debería matar por ellas. El compromiso de aquel joven estudiante como el de tantos y tantos, consiguió que las ideas de un país democrático en libertad se pudieran materializar.

Generosidad que también rezuma la gente que firmó aquel manifiesto. Recientemente el periodista argentino Julio Ferrer en su estupendo libro Antonio Gades: arte y revolución (Sinequanon, 2024) textualmente dice lo siguiente: 

“En 1975 Antonio regresó a Milán para bailar en La Scala. Durante esa gira italiana, y mientras se encontraba trabajando en Bolonia, le llegó la noticia de que el dictador Francisco Franco había ordenado fusilar a cinco militantes políticos. La amenaza se concretó el 27 de septiembre de ese año, y José Luis Sánchez-Bravo, José Humberto Baena, Ramón García, Ángel Otaegui y Juan Paredes Manot cayeron bajo las balas del régimen”. Y este capítulo resaltamos las propias palabras de Gades citadas por el periodista: “Yo estaba en Bolonia, iba a participar en la fiesta de L´Unitá, y de pronto, mientras me maquillaba, un compañero del PCI viene y me dice “Antonio, las sentencias son firmes”. Sentí un golpe terrible. ¡Coño, y yo maquillándome para salir a escena!… Me sentía como si yo mismo también hubiera firmado aquella sentencia de muerte… Inmediatamente me lavé la cara, dije que no podía bailar, y no lo hice. ¡No bailé durante cuatro años!”

Antonio Gades fue tan comprometido por las libertades en este país que fue capaz de colgar los zapatos para no bailar en protesta por las últimas sentencias a muerte del franquismo. Ahora que el Gobierno de España quiere recordar el horror del genocida Franco no se debería despistar mucho y no perder la oportunidad de ensalzar la figura de personas algunas muy conocidas y muchas de manera anónima que entregaron su vida y su juventud generosamente por las libertades. ¿Dónde está en el callejero de la capital de España y de otras capitales las víctimas de la transición? ¿Qué monumento se ha realizado por parte del Estado a la memoria de todas las víctimas de la lucha antifranquista? ¿Dónde están artistas comprometidos, por ejemplo, como Gades o Caballero Bonald, por poner dos ejemplos muy claros,  en los callejeros de nuestros pueblos? Fueron gente tan generosa que lo hicieron sin pensar por supuesto en alguna recompensa personal, seguramente. Indudablemente los que sobrevivieron a aquellos días del final del franquismo están más o menos felices de vivir en libertad, para eso lucharon, pero quizás también son conscientes que un país sin memoria lo único que atravesará es un desierto sin valores, ni humanos ni democráticos.

La generosidad como acto revolucionario ha tenido lugar en muchos momentos de la  historia, tal como lo puede ser también ahora, porque es un aliciente para que personas hoy en día sigan luchando para arrojar luz sobre tanta oscuridad. Cuando leí el citado listado del manifiesto pensé: “qué curioso, Gades firmando un manifiesto sobre el asesinato de Arturo… Y el compañero Adolfo Dufour ha dirigido varios documentales de memoria, y uno de ellos sobre Arturo (Las armas no borrarán tu sonrisa, 2024) y además ha publicado una obra excepcional sobre Gades (Antonio Gades y el cine, 2024)”. Lo que parece a simple vista una casualidad no lo es tanto ¿verdad?

Conocí a Adolfo Dufour al calor del centenario de Marcelino Camacho. En 2017 comenzamos una producción en cooperativa (Lo posible y lo necesario, tenía el mismo nombre que la película) formada por Marcel Camacho, Aurora Maza y yo. La propuesta de Marcel era que el director de la cinta fuera Adolfo Dufour. En aquella producción, como en las siguientes, pudimos comprobar la solvencia de su trabajo, la rigurosidad de su forma de guionizar, la capacidad de trabajo y la mirada tan cinematográfica y bella sobre realidades que a veces son difíciles de contar. No venía solo, siempre se ha debido al ‘equipo’, que más o menos en todas las producciones que hemos realizado se ha mantenido: Mariano Izquierdo, Pablo Mínguez, Enrique Saavedra, Amparo Martínez Dorado, Miguel Ángel López… y artistas como Pablo Miyar para la música. La generosidad ha sido una parte fundamental del alma de estas producciones.

Sin el empeño y la pasión de Dufour y su equipo difícilmente hubiéramos tenido la película de Marcelino Camacho para su centenario. Como tampoco hubiéramos tenido una joya como Luis Cernuda, el habitante del olvido (2023), película que allá donde se lleva despierta admiración y curiosidad por la poesía en general y por la poesía de Luis Cernuda en particular.

Así que no es extraño que Dufour en el 2023 con Manuel Ruiz ya enfermo, hermano de Arturo y junto a Miguel, los dos hermanos luchadores de su memoria; se entregara en cuerpo y alma en sacar adelante un documental sobre Arturo Ruiz y las víctimas que con el título de Las armas no borrarán tu sonrisa se alumbró a principios del 2024 y aún continuará en 2025 en salas y centros culturales para que siga cosechando público. Olga Gutiérrez, viuda de Manuel y activista del Colectivo por los Olvidados de la Transición, junto con Javier Almazán y Pablo Mayoral, también del COT, están apostando por seguir difundiendo aquella historia olvidada de tanta gente que murió violentamente por culpa de un régimen que no terminaba de morir. A todos ellos le debemos gratitud y sobre todo nuestra solidaridad y apoyo en sus iniciativas.

Por último, comparto lo que he escuchado a muchos espectadores después del pase de alguna de las pelis, cuando dicen que no hay palabras suficientes para agradecer el compromiso, la generosidad, de lo que lo han hecho posible. La gente necesaria, la gente generosa, como Dufour, como Gades, como Arturo, deben seguir en nuestro ánimo, nos ayuda a seguir luchando contra las injusticias. A cada uno les tocó vivir momentos distintos, muy diferentes, con principios y finales que no tienen nada que ver… pero a todos lo ha unido la argamasa que he querido aquí reseñar con este artículo: esa generosidad que también puede ser motor de la historia.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/el-jornal-andaluz/generosidad-arturo-gades-dufour

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.