Debido a los intereses geoestratégicos que tiene el Imperialismo global en Venezuela y, para convertir definitivamente al Estado colombiano en el Israel de Nuestramérica asegurando las próximas elecciones presidenciales que lo hagan posible; todo parece indicar que la Contrainsurgencia en Colombia ha cancelado el ciclo de la zanahoria de Santos y su fracción oligárquica (mermelada […]
Debido a los intereses geoestratégicos que tiene el Imperialismo global en Venezuela y, para convertir definitivamente al Estado colombiano en el Israel de Nuestramérica asegurando las próximas elecciones presidenciales que lo hagan posible; todo parece indicar que la Contrainsurgencia en Colombia ha cancelado el ciclo de la zanahoria de Santos y su fracción oligárquica (mermelada y sopor clientelista provinciano, más los pactos de paz con las insurgencias) para dar inicio a un nuevo ciclo de garrote, típico de AUV/ Duke, que implica:
Una represión brutal y despiadada a la movilización social indígena, campesina y en general cualquier movimiento cívico popular. Un genocidio gota a gota de líderes sociales con su correspondiente terror de Estado y destrucción del tejido social. La anulación y desprecio de pactos sociales y cívicos anteriores. El desconocimiento del conflicto interno colombiano. La reactivación de la guerra contra las drogas y, la persistencia de un nuevo ciclo conflictivo social y armado difuso, múltiple y proteiforme. El rompimiento de negociaciones con el ELN con la clausura de cualquier Solución Política con esta insurgencia. Hacer trizas de las trizas que puedan quedar del pacto Santos-Londoño, enredando y enmarañando lo último que queda de la Justicia Especial para la Paz (pleito que no gano lo enredo por mucho tiempo como diría cualquier leguleyo Santanderista) separando a la base guerrillera de sus jefes y comandantes previamente desprestigiados aún más de lo que han sido por los medios de comunicación, dando así un paso más en la ilegalidad de la PERFIDIA Santista y hacia la incertidumbre, por años, de quienes están haciendo turno en el «pabellón de los condenados a muerte».
Porque sencillamente, mientras el gobierno de Maduro supere uno a uno los ataques de la guerra de «todas las opciones sobre la mesa» enarbolada por el gobierno de EEUU, con una correcta y masiva e impresionante lucha de masas cívico-militar, el apoyo de las potencias anti hegemónicas emergentes como Rusia, China, Irán, o la India, y el resurgimiento desde lo profundo del pueblo del pensamiento y la acción de Simón Bolivar, permaneciendo en el Poder como parece ser, la contrainsurgencia imperial y su subordinada, la colombiana, no podrán permanecer tranquilos e impasibles, por lo menos después de las serias declaraciones del prestigioso diplomático venezolano Roy Chaderton, quien anunció que en caso de guerra, Venezuela llegará hasta el océano pacifico colombiano y buscará a la oligarquía colombiana en sus madrigueras ( http://vtv.gob.ve/chaderton-
Una vez más, la tozuda realidad internacional depredadora-violenta de la globalización neoliberal se ha impuesto sobre las visiones provincianas de la izquierda liberal colombiana, que renegando de Marx y Bolivar ilusoriamente consideraron que «el» pacto de paz con el gobierno Santos (quien fungía como representante de TODO el Estado Colombiano cuando solo lo era la fracción de clase oligárquica que tenía la presidencia) iría a generar un espacio, digamos, más democrático, menos corrupto y depredador, más verídico, ético y más serio en la diplomacia internacional; que permitiera decir que la lucha de clases en Colombia se había acabado o por lo menos atenuado como una excepción en Nuestramérica, en el preciso momento que ella era el objetivo central de la contraofensiva geoestratégica imperialista global del «USA First» por controlar su patio trasero. Cuando era todo lo contrario:
Sin el afianzamiento de la base imperialista y contrainsurgente en la Colombia actual, no hubiera sido posible el escupitajo a su propio nombre por Lenin Moreno en el Ecuador, ni la creación del Cartel de Lima, ni mucho menos los múltiples ataques (de todo tipo) que se han hecho contra el gobierno bolivariano de Venezuela. Así mismo, y por aquellas cosas de la dialéctica material, sin la eclosión y el afianzamiento de las masas Bolivarianas en Venezuela, no hubiera habido el reforzamiento contrainsurgente que estamos viendo en Colombia. Una vez más la Historia se encargaba de demostrar la unidad de destinos y hermandad de nuestros pueblos. Esto, por ejemplo, bien podrá ser el viejo topo de la Historia descrito por Marx, que súbitamente y para sorpresa de muchos vuelve a sacar su pequeño hocico donde nadie lo esperaba; mucho menos los opinólogos de la revista Semana quienes no han visto en su vida un topo y por lo tanto no logran entender la metáfora de Marx.
Así mismo, la realidad que estamos observando, CONFIRMA una vez más que el Imperialismo ya NO es un «factor externo» que opera con independencia de los Estados nacionales de los países subalternos y dependientes de la periferia imperialista, sino que la oligarquía imperial controla a las oligarquías nacionales y locales periféricas y les ordena lo que tiene que hacer para cumplir sus órdenes acorde con sus intereses depredadores, y, como lo demostró abundantemente para Colombia hace 10 años la profesora Vilma Liliana Franco en su magnífico libro «Orden Contrainsurgente y Dominación 2009», el aparataje imperialista está integrado y forma parte esencial del Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi) que domina al Estado colombiano, poniendo una vez más al orden del día el concepto de Imperialismo y la lucha de clases, que habían sido sepultado en el olvido los marxistas posmodernos y cooptados
Días intensos de lucha de clases, de movilizaciones sociales de todo tipo se visualizan en el horizonte inmediato de nuestra región continental, dejando claro que solo las múltiples formas de la lucha de masas, la movilización social y la unidad, harán posible la victoria y el regreso del Libertador Simón Bolivar.
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